Proyecto para la ampliación de un complejo escolar. D. B. Keré, 2010
Burkina Fasso -antes conocido como Alto Volta- es un país de la semidesértica región africana del Sahel. Empezó a sonar en el mundillo de la arquitectura internacional a raíz de que Diébedo Francis Keré ganará el premio de Arquitectura Aga Khan en 2004 con su Escuela en Gando.
Escuela rural en Gando, Burkina Faso. D.B. Keré, 2004
Burkina es uno de los lugares más pobres del mundo, debido a la extrema aridez de sus suelos. La esperanza de vida sus catorce millones y medio de habitantes no llega a los cincuenta años y la actividad de esa población, acostumbrada a la escasez extrema, se fundamenta casi totalmente en la agricultura. La Unión Europea contribuye con su ayuda al mantenimiento de esa economía subvencionada internacionalmente en una proporción elevada.
Allí, a comienzos de este siglo, en el pequeño pueblo de Gando de la provincia de Tenkodogo, Diébedo Francis Keré haría su aportación de un equipamiento esencial para sus tres mil habitantes: una escuela donde aprender a estudiar y a tener mejores conocimientos sobre el mundo en que les ha tocado vivir.
Allí, a comienzos de este siglo, en el pequeño pueblo de Gando de la provincia de Tenkodogo, Diébedo Francis Keré haría su aportación de un equipamiento esencial para sus tres mil habitantes: una escuela donde aprender a estudiar y a tener mejores conocimientos sobre el mundo en que les ha tocado vivir.
Escuela rural en Gando, Sección constructiva con expresión del sistema de acondicionamiento ambiental
La Escuela de Keré nos vino a revelar a un arquitecto muy dotado para actuar en unas condiciones ambientales, sociales y financieras extremas. Construida en su localidad natal, aquél edificio representó una forma muy austera de construir, casi un ejemplo precursor de las estrategias que deberá afrontar la arquitectura en un entorno futuro de recursos limitados.
El reconocimiento a Francis Keré no ha hecho sino crecer a lo largo de los años, desde que fuera premiado por primera vez. Desde entonces, ha sido invitado a diversos foros y ha recibido numerosos galardones de instituciones tan prestigiosas como el Royal Institute of British Architects del que fue nombrado Fellow en 2010. Su trabajo ha sido también incluido en la exposición permanente del Musée International de la Croix et Croissant Rouge de Ginebra y, así mismo, en la muestra Small Scale, Big Change: New Architectures of Social Engagement, celebrada el año pasado en el Modern Art Museum de Nueva York.
Escuela rural en Gando, interior de las aulas en las que se observa la austeridad y racionalidad en el uso de los materiales
La historia de aquella pequeña escuela es reveladora de la trayectoria de este inmenso personaje que es el arquitecto de Burkina Faso. En sus años de niñez Francis Keré se prepararía como carpintero y, posteriormente, iría a la capital Ouagadougou para enseñar esa artesanía profesional en los cursos patrocinados por Alemania como ayuda al desarrollo. Una beca posterior, otorgada en 1990 también por el gobierno alemán, le permitiría salir del entorno familiar de su país para ir a estudiar en Berlín, donde se licenciaría años después como arquitecto. Como él mismo cuenta, cuando llegó allí su impresión de las maravillas existentes en una sociedad avanzada no dejaron de asombrarle durante mucho tiempo.
Durante sus años de aprendizaje se propondría reunir el dinero suficiente para lograr que sus conciudanos pudieran dejar atrás la miseria mediante el estímulo de la educación. De múltiples maneras, entre las que incluiría el acoso y persecución a sus compañeros de escuela para que donaran pequeñas aportaciones, obtendría los recursos suficientes para construir esa primera escuela allí donde nació.
Aquella construcción, hoy tan conocida, se haría por los propios vecinos del pueblo, de acuerdo a la manera tradicional en que se deciden esas cosas en esa zona de África: mediante la explicación y discusión colectiva entre todos los futuros beneficiarios. Keré tendría que exponer el proyecto a sus vecinos durante largas jornadas antes de obtener el consentimiento común de aquellos que le ayudarían a construir el edificio. La arquitectura allí se haría solo una vez que todos estuvieran convencidos de la bondad de la propuesta arquitectónica del joven arquitecto.
Finalmente se construiría de una forma simple, rápida y utilizando esencialmente los materiales existentes en el lugar. Keré tendría muy en cuenta las condiciones climáticas del lugar para establecer la forma de su edificio. Un prisma rectangular con una cubierta parasol generosa que diera sombra y permitiera la creación de un entorno con una condiciones de luz y temperatura adecuadas para un lugar tan caluroso y seco. Junto a aquella obra continuaría posteriormente una serie de otros edificios, como la residencia para los profesores terminada en 2007 y la ampliación de la escuela y una pequeña biblioteca, actualmente en construcción.
Complejo dotacional en Burkina. D.B. Keré, 2010
Con los años, ha ido añadiendo nuevas propuestas a su trayectoria profesional, siempre con contenido social. Muchas de ellas también en su propio país donde es considerado una especie de héroe nacional. Actualmente, es llamado desde numerosos lugares del Tercer Mundo para asesorar en la provisión de servicios y equipamientos de todo tipo; y siempre de bajo coste. Lo mejor es que invariablemente sus proyectos tienen un hálito estético peculiar que los hace especiales y que no son producto de dispendios excesivos. Es una arquitectura ética, cuya expresividad nace de la extrema austeridad.
Recientemente, ha obtenido la Medalla de Oro de la Fundación Holcim a la Construcción Sostenible por su propuesta para la ampliación del ya extenso complejo escolar realizado en Gando. Con él continuará en su propósito de dotar de mejores y más amplios servicios a diversas zonas de su región. Keré se plantea la generación de todo tipo de equipamientos sociales y culturales, como complemento a los educativos ya realizados.
Ideas para el uso de bancales agrícolas para refrigerar el aire incidente. Complejo dotacional en Burkina
Según sus intenciones, el importante capital que le va a aportar este premio de 100.000 $ se destinará a experimentar con los propios recursos del lugar. Entre otros, se va a trabajar para la mejora en el uso de la arcilla y el perfeccionamiento de las diferentes técnicas de construcción local. El empleo de granito local existente para las cimentaciones y la madera de eucalipto, cultivado localmente y de crecimiento rápido permitirá también demostrar un posible uso sostenible de esos materiales.
Otro foco de apoyo al trabajo para residentes es el estímulo de la participación de la población en las tareas, con el objetivo de trasferir conocimiento mediante el adiestramiento de nuevos artesanos. Como señala el arquitecto, la gente se motiva ella misma a través de su propia iniciativa, sin intervención externa, para crear estructuras sostenibles para su propio futuro – sin la intervención de métodos y materiales modernos. Lo que se debe estimular es el empleo y recuperación de las técnicas tradicionales de construcción.
Su programa incluye ideas para la reforestación de zonas áridas con árboles frutales y el almacenamiento y distribución de las escasas lluvias como táctica para la mejora de las condiciones ambientales en los lugares desérticos. Finalmente, pretende innovar con las técnicas de cultivo para atemperar el calor extremo existente en el lugar.
En suma, toda una estrategia para mejorar las desfavorables circunstancias vitales de los habitantes de una región pobre. Y ello, con la participación y decisión directa de las personas a las que va dirigida, evitando la hegemonía habitual impuesta por tantas organizaciones no gubernamentales que se dedican a una filantropía mal entendida.
El arquitecto Diébedo Francis Keré
Buena arquitectura con mínimo presupuesto, frente a los arquitectos estrella y sus obras de importes innombrables Da mucho que pensar…..
Que buena obra en todos los sentidos no sólo en arquitectura. Gracias Federico.Da gusto enterarse de estas cosas.