Recinto de la iglesia de Beit Giyorgys de Lalibela
La excavación de las montañas para albergar construcciones es una práctica milenaria de la que existen numerosos ejemplos en diversas partes del mundo. El caso de los templos horadados en toba volcánica de Lalibela (Etiopía), es un ejemplo muy curioso que llama la atención por su singularidad.
Apariencia exterior de la construcción. Foto: Jialiang Gao, Wikipedia
EL trogloditismo, es decir la utilización humana de cavernas y espacios excavados bajo tierra es una práctica ancestral. Las cuevas fueron siempre uno de los primeros refugios utilizados por el hombre, en aquél deambular nómada que practicaban nuestros antepasados primigenios. La escultura y arquitectura sobre bases rocosas ha sido practicada por numerosas y diferentes civilizaciones, como lo demuestran los templos horadados de Abu Simbel en el alto Egipto, la enigmática ciudad de Petra en Jordania, redescubierta a comienzos del siglo XIX o las cabezas de los presidentes estadounidenses más significados, esculpidas sobre el monte Rushmore de South Dakota hacia 1930.
Las regiones al sur de Egipto en la cuenca superior del río Nilo fueron siempre territorios ideales para el suministro de buenos materiales de construcción. La calidad de sus granitos era muy apreciada por los constructores de la civilización egipcia y, por ello, gran parte de sus monumentos fueron ejecutados con piedras transportadas fluvialmente desde las canteras etíopes. Auguste Choisy, en su celebre Histoire de l’Architecture, publicado por primera vez en 1899, explicaba la forma en que aquellos antiguos constructores producían masivos bloques de granito, tallando la roca directamente y realizando su transporte mediante su arrastre a mano con cuerdas.
Un ejemplo formidable de la sofisticación que los egipcios alcanzaron con este tipo de técnicas lo constituyó la elaboración y colocación de los obeliscos. Su extracción se realizaba esculpiendo la roca directamente y realizando ranuras en la masa granítica para desencajar piezas enteras de gran longitud con cuñas de bronce. Su desplazamiento se producía generalmente mediante el empleo de rodillos y la tracción a mano de esos inmensos monolitos. El transporte en barcos adaptados, que surcaban el río Nilo hasta los emplazamientos elegidos, era el complemento que facilitaría su empleo en los distintos monumentos construidos para los faraones por sus súbditos.
Planta de la iglesia dedicada a San Jorge en Lalibela
Una técnica similar a la de los egipcios, heredera de esas tradiciones ancestrales, es la que se emplearía a lo largo del siglo XII para excavar los lugares de peregrinación de Lalibela, la nueva Jerusalem, en una región montañosa del noreste de Etiopía. Allí se concentran numerosos ejemplos de arquitectura excavada en la roca que fueron fruto de un esfuerzo concreto, auspiciado por un monarca llamado Gebre Mesqel Lalibela.
Etiopía debe ser un país fascinante. Es un territorio semidesértico depositario de una cultura milenaria que ha llegado hasta nuestros días, teniendo ramificaciones en otros lugares alejados del mundo. Un ejemplo de ello es el movimiento rastafari, arraigado en Jamaica, que rememora esas culturas e idolatra al desaparecido último emperador de Abisinia. Aquel imperio etíope, heredero del reino de Axum, llegó a ocupar en su máximo esplendor una extensión inmensa, integrando a las actuales Somalía, Djibouti, el este de Sudan y el Sur de Egipto. Tuvo varias dinastías que terminarían con el derrocamiento del negus (emperador) Haile Selasie en 1974. Una rama del cristianismo ortodoxo se desarrollaría en esa zona del mundo a lo largo de centenares de años, como una escisión de la iglesia de Oriente. Los coptos etíopes –como así son conocidos- han mantenido en Lalibela esa cultura singular hasta nuestros días, atravesando numerosos avatares y defendiéndose de la potente influencia del Islam.
Durante el proceso de invasión árabe de Abisinia, los axumitas se trasladarían a las planicies escarpadas del norte y allí se mantendrían los restos de una forma de entender la religión en un aislamiento fortificado y secreto durante siglos. En esta parte del norte de África, después de la implantación hegemónica del islamismo, se seguiría practicando el culto ortodoxo en sus variantes nestorianas o monofisitas. Una tradición religiosa que se prolonga hasta nuestros días.
Decoración esculpida en la fachada de piedra con el motivo de la cruz griega entrelazado con la esvástica. Foto: A.Davey, Flickr
A mediados del siglo XII, el rey Lalibela de la dinastía Zagwe se propondría rememorar algunos pasajes de la Biblia construyendo una serie de escenarios que se excavarían a lo largo de décadas en la roca roja de toba volcánica existente en la región. El conjunto se compone de numerosos edificios y recintos excavados formando un complejo extenso de criptas, pasajes subterráneos, grutas y galerías abiertas que conforman un fantasmagórico mundo húmedo y silencioso bajo tierra. Cuatro iglesias sobresalen en este esquema teatral, las llamadas casas del Salvador, de María, de Enmanuel y de San Jorge.
Una de estas piezas, quizás la más conocida, es la iglesia en cruz griega, dedicada a San Jorge o Beit Giyorgis. Es una autentica escultura monumental excavada verticalmente en la roca granítica con una altura libre de más de doce metros. Se accede a ella por un pasadizo horadado horizontalmente en la ladera de la colina, que comunica con una especie de patio abierto alrededor de la iglesia. Desde este recinto al aire libre se accede a una estructura única organizada en cruz con cuatro espacios laterales de igual tamaño o capillas de acceso que son antesala a un gran volumen central rematado por una cúpula. El conjunto esta suntuosamente decorado interiormente con pinturas al fresco que evidencian su relación cultural con Constantinopla.
Bovedas interiores policromadas de la iglesia de San Jorge de Lalibela. Foto: A.Davey, Flickr
Beit Giyorgis es una curiosidad como estructura arquitectónica cuya potencia estética se debe a la forma en que fue ejecutada y también a las insinuaciones que produce desconocer profundamente la historia de ese hecho arquitectónico. Una condición que la transforma en pasto de especulaciones de todo tipo.
En nuestros días, los arquitectos podemos quedar fascinados por ese esfuerzo humano y tomarlo como motivo de inspiración. Es el caso, como ejemplo de ese influjo, del equipo holandés Search, formado por Dick van Gameren y Bjarne Mastenbroek, que han realizarían una brillante obra de arquitectura, la embajada de Holanda en Addis Abeba de 2005, tomando como referencia estos precedentes.
Embajada de Holanda en Addis Abeba. Dick van Gameren y Bjarne Mastenbroek, Search Architects. 2005. Foto: Afritecture
A lo largo de la historia, el valle de La Orotava ha ejercido una fascinación importante sobre los viajeros y visitantes que recalaban en la isla de Tenerife. Este interés ha estado fundamentado principalmente en las espectaculares condiciones paisajísticas y naturales de este ámbito territorial.
En sus peregrinaciones y viajes de descubrimiento, multitud de figuras relevantes para la historia y cultura europea han transitado por el norte de Tenerife con motivo de su estancia en la isla. Desde Humboldt, von Buch y Darwin, desde la esfera científica, a Richard Burton, entre los exploradores y aventureros, han contado en sus textos la experiencia canaria a su paso por este paisaje, magnificando las peculiaridades del lugar.
La generalización de la costumbre de los viajes que se desarrolla a partir del siglo XVIII entre capas más amplías de la población europea, primero entre los grupos más cultos de la aristocracia para luego democratizarse y alcanzar a segmentos extensos de la burguesía, convierte a Canarias en un objetivo para los desplazamientos, aunque en un principio presentando un atractivo secundario frente a otros destinos con perfiles culturales de mayor relevancia y encanto. La costumbre del Grand Tour, el viaje de iniciación y conocimiento de los lugares donde se sitúan los fundamentos culturales y se desarrollan los conocimientos científicos de la Ilustración es el antecedente del turismo de masas tal como se conoce posteriormente en la segunda mitad del siglo XX.
En este contexto, el valle de La Orotava y en particular el Puerto de la Cruz han tenido un papel destacado como experiencia viajera de tantos personajes centroeuropeos y anglosajones.
Con la destrucción del puerto de Garachico en el siglo XVIII, a consecuencia de una erupción volcánica, el Puerto de la Cruz se convirtió en el principal puerto de la isla sirviendo de base para un floreciente comercio frutícola y vinícola. Según varios autores los primeros excursionistas llegaron a la isla a bordo de los barcos de vapor de las compañías fruteras. Fue el antecedente de la importante actividad turística que se desarrollaría en siglos posteriores.
Pescante en la zona de El Penitente
Excursionistas alemanes junto a niños del lugar (1906)
Pareja de alemanes en la playa de Martianez (1906)
A partir de la identificación de este atractivo genérico, el Puerto de la Cruz experimentó un desarrollo muy importante en las primeras décadas del siglo pasado que motivó la aparición de algunas instalaciones hoteleras, como los hoteles Marquesa y Taoro, que sirvieron de albergue a las primeras oleadas de viajeros que acudían para conocer las maravillas naturales y aprovechar las excelentes condiciones de la zona para el baño terapéutico en el mar. Estas bondades curativas se propagaron por toda Europa lo que hizo proliferar la frecuente visita de gentes venidas del extranjero. De esta manera el Puerto de la Cruz dejó atrás su actividad comercial, motivada por la crisis de la exportación del vino y la cochinilla así como por el desarrollo del puerto de Santa Cruz, para acogerse definitivamente al fenómeno turístico. Se convertiría, según muchos autores, en la primera ciudad turística española.
Hotel Taoro
Vista de la playa de Martianez junto a la plantación de platanos
La aparición en los años 60 del transporte aéreo intensivo y las vacaciones anuales entre amplias capas de la población trabajadora europea consolidó unas expectativas significativas respecto a la posibilidad de atraer a Canarias un turismo de masas proveniente del norte del continente. En el Puerto de la Cruz, este hecho se tradujo en la construcción acelerada de piezas de ciudad y nuevas infraestructuras destinadas a hospedar a crecientes grupos de visitantes que buscaban un descanso basado en el baño y el soleamiento.
Los Beatles durante su estancia en el Valle de La Orotava (1963)
Camellos como atracción turística en la Plaza del Charco
Bañistas en la playa de Martianez
Zonas enteras del Puerto de la Cruz fueron construidas con una gran rapidez siguiendo un modelo excesivamente desarrollista, propio del turismo de masas. Es el caso de la península de Martíanez y las sucesivas urbanizaciones de La Paz en la parte alta del núcleo urbano. No obstante, lo característico del Puerto de la Cruz y del conjunto del valle de la Orotava a lo largo de su desarrollo como destino turístico ha sido la mezcla de las infraestructuras alojativas con las edificaciones residenciales, formando unos ámbitos urbanos en los que predomina una alta tasa de población local, siendo, por otra parte, esta característica uno de sus principales atractivos para los usuarios habituales y ocasionales.
Postal promocional de los años 70 con los hoteles en la Ladera de Martíanez
Actualmente es un destino turístico en un preocupante declive debido principalmente a la amenaza que suponen algunas ofertas territoriales alternativas posicionadas en mejores condiciones que han venido apareciendo en los últimos años. El valle de la Orotava es, hoy en día, un destino maduro que apenas crece y que, además, sufre la competencia dentro del archipiélago de otras áreas que cuentan con infraestructuras más modernas así como de otras regiones turísticas también relacionadas con el continente europeo que ofrecen los mismos recursos destinados hacia el turismo de sol y playa a unos precios más económicos y más agresivas en su promoción y calidad de servicios.
Actual estado de las infraestructuras hoteleras en la península de Martianez
Por todo lo anterior entendemos que el Puerto de la Cruz dentro el marco del Valle de La Orotava necesita de una redefinición de los recursos a ofertar al visitante, debiendo de acometerse una reorientación estratégica hacia un turismo específico que incentive la renovación general de este destino turístico. Esta renovación debe acometerse por un lado mediante la recualificación del espacio público y de los recursos turísticos de soporte a la actividad, y por otro lado con la rehabilitación de las infraestructuras hoteleras y alojativas privadas existentes.
Lógicamente, la base de lo anterior debe centrarse en una investigación exhaustiva y la catalogación de los valores naturales, históricos, etnográficos y culturales que permita documentar de una manera atractiva la tematización que se pueda ofrecer en este caso.
Lago de Martianez diseñado por Cesar Manrique junto a la Avenida de Colón reformada por GBGV arquitectos
(Texto a partir del prólogo del trabajo realizado por CPPA para la Viceconsejería de Turismo con título: Establecimientos Turísticos. Propuesta de Actuaciones para la Rehabilitación Edificatoria. Área del Puerto de la Cruz)
La torre Ibredrola de Cesar Pelli, un nuevo símbolo para Bilbao.
Esta semana he pasado por Bilbao rumbo a su aeropuerto. Movido por la curiosidad me he acercado al área de Abandoibarra para ver los cambios que se han producido recientemente en esta zona central de la ciudad. Allí me he encontrado con la presencia imponente en el centro del valle de la nueva Torre Iberdrola, que se yergue solitaria sobre un mar de edificaciones contemporáneas.
En los últimos años hemos visto como ha proliferado el vínculo entre el sector vinícola y la arquitectura contemporánea. Un “maridaje” que más tiene que ver con cuestiones de marketing que con aspectos funcionales o prácticos. Las bodegas más prestigiosas han usado la arquitectura como marca o imagen de diferenciación en un sector donde la competencia es feroz. Este proceso de modernización se ha visto de manera evidente en el sector vitivinícola español, que ha tratado de dar un salto de calidad para impulsar su imagen y producto al exterior, mediante la contratación de las más prestigiosas firmas de arquitectura como Norman Foster, Santiago Calatrava, Zaha Hadid, etc.
Desde hace más de 50 años llama la atención de los curiosos y el interés de los fitógrafos, la palmera canaria albina enclavada en La Palma “la isla bonita”. Sorprende por su llamativa amalgama de colores verde y amarillo que es debido a la ausencia de clorofila en sus hojas, lo que la convierte en una variedad extremadamente sensible, un fenómeno botánico poco común que ha sido objeto de estudio por profesores universitarios y botánicos y cuyos intentos por reproducir no han dado resultado.
Dieciocho años atrás dirigiría como profesional de la arquitectura mi último conjunto de viviendas colectivas. Se trataba de un proyecto de bajo presupuesto para reponer unos edificios anteriores muy deteriorados, existentes en la primera periferia de mi ciudad. Recientemente, he vuelto a visitar el lugar y, la mayor satisfacción para mí fue constatar que aparentemente, los dos edificios realizados se conservan en muy buen estado, después de esas casi dos décadas transcurridas.
Recientemente CPPA (Consultores de Planeamiento, Paisajismo y Arquitectura) ha sido designado como equipo redactor del Plan General de Ordenación de Antigua en la isla de Fuerteventura, tras el concurso público para su adjudicación en el que partían como aspirantes otros 13 equipos más. Consiste en la redacción de los documentos desde su fase de Aprobación Inicial hasta su Aprobación Definitiva.
Antigua es un municipio situado al este de la isla de Fuerteventura en el que conviven núcleos poblacionales históricos (Antigua y Valles de Ortega) y asentamientos de carácter rural en sus zonas interiores, con núcleos turísticos (Caleta Blanca, Caleta Fustes, El Castillo, Llanos del Dinero, Miraflor, Montaña del Dinero y Stella Maris) creados a partir de planes parciales independientes que conforman uno de los enclaves turísticos más importantes de la isla.
Postal promocional de Caleta de Fuste
Núcleos turísticos en la costa de Antigua
El conjunto de trabajos a realizar consistirá fundamentalmente en la revisión y adaptación del planeamiento vigente a la Ley de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales de Canarias (Decreto Legislativo 1/2000 de 8 de mayo) así como a la Ley de Directrices de Ordenación General y de Directrices de Ordenación del Turismo de Canarias (Ley 19/2003 de 14 de abril) y al vigente Plan Insular de Ordenación de Fuerteventura (aprobado definitivamente según Decreto 100/2001 de 2 de Abril,(PIO de Fuerteventura). No obstante supone una oportunidad para revisar la reordenación del suelo destinado a uso turístico, concentrada en el entorno del Castillo de Caleta de Fustes y la playa del mismo nombre, así como para mejorar de las condiciones urbanas y edificatorias de los distintos núcleos y asentamientos existentes.
Vista de la costa de Los Cristianos. Isla de Tenerife, 1920
Aquí presentamos una selección de imágenes del momento en que se inició el desarrollo turístico en el sur de Tenerife, alrededor del pequeño poblado de pescadores de Los Cristianos.
Para terminar la semana me gustaría recomendar una película de los 80 que suele estar vinculada a ciclos de Cine y Arquitectura. “El Cielo sobre Berlín” de Wim Wenders es un interesante largometraje que muestra fantásticas escenas de la ciudad de Berlín a través de la visión de dos ángeles (Bruno Ganz y Otto Sander) que observan el mundo. Pero sin duda es un película mítica para la arquitectura gracias a la magnífica escena desarrollada en la Biblioteca Nacional de Berlín diseñada por el arquitecto alemán Hans Scharoun.
Posteriormente la industria cinematográfica americana realizo, de manera desafortunada, el remake de esta película de culto con el título “City of Angels”.
Los pescantes sirvieron de principal vía de comunicación de la zona norte de la Gomera con el exterior, protagonizaron el desarrollo de la zona norte de la isla, posibilitando que los productos agrícolas fueran conocidos y comercializados en el exterior.
A comienzos de siglo XX en Canarias se produjo un cambio muy importante, se sustituyo la Cochinilla como monocultivo por tomates y plátanos, hecho que transformo las estructuras económicas de las islas. Este hecho trajo consigo un problema importante que hasta el momento no había tenido lugar: que estos productos había que consumirlos frescos, cosa que con la cochinilla no era necesario. Tanto los tomates como plátanos no permitían el almacenamiento prolongado por lo que había que trasladarlo rápidamente a los lugares de consumo. Seguir leyendo Los Pescantes de la Gomera