LOS MÁGICOS ÁRBOLES DE SOCOTORA

Dragos de Socotora. Imagen: Soqotra, Flickr

Hay sitios de los que uno ha oído hablar que tienen un halo mágico y que representan algo así como el último reducto encantado. Uno de estos lugares es el archipiélago de Socotora, compuesto por cuatro islas, situado en el océano Índico a 300 kilómetros de la costa africana de Somalia y junto al indómito país de Yemen.

Socotora me ha llamado la atención en alguna ocasión porque es una isla del tamaño de Mallorca que padece uno de los climas más extremos del planeta y, sin embargo, contiene riquezas naturales indescriptibles. Un espacio azotado por calurosos vientos y limitado por extensas playas de dunas altísimas. En esa tierra florecen los dragos, esos árboles ancestrales, que crecen en mi archipiélago canario y que también tienen su cuna allí.
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Localización del archipiélago de Socotora en relación a África y Oriente Medio. Fuente: EduTexas maps
La isla mayor del archipiélago tiene un tamaño similar al de Mallorca o a la de la Long Island neoyorkina (3.800 km2 apróx.). Es la única realmente habitada en aquel archipiélago, contando con algunos pequeños enclaves poblados como Hadibo y Qalansiyya. Un lugar alejado y tranquilo, que alberga una escasísima población de 50.000 personas aproximadamente, que hablan 4 dialectos distintos de una lengua sibilante, incomprensible para el resto del mundo árabe. El clima, extremadamente caluroso, hace de Socotora un lugar intenso donde se concentran curiosidades extremas relacionadas con la biología y el paisaje. Algunos consideran a este archipiélago algo así como las Galápagos del océano Índico.
Playa cercana al enclave de Qalansiyya en la isla mayor del archipiélago

En su interior existen también otros microclimas relativamente húmedos por los que corren arroyos permanentes de cierta intensidad. Es un lugar en el que se han detectado más de 800 especies de plantas, de las que más de un tercio son únicas de allí. La fauna también es muy peculiar caracterizada por una gran variedad de pájaros e insectos. Según dicen los científicos que han visitado este archipiélago yemení señalan que ha sufrido un aislamiento radical desde tiempos muy antiguos, incluso anteriores al comienzo de la evolución de los mamíferos. El mar siempre presente es abundante en todo tipo de especies marinas como delfines, tortugas, langostas y peces.
Bosque de la especie de Dragos de Socotora, Dracaena cinnabari

Según el informe sobre el archipiélago de Socotora, realizado por el Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial de las Naciones Unidas, este lugar cuenta con el mayor número de especies biológicas endémicas, después de Madeira y el archipiélago de las Canarias.
Lo más sorprendente son los bosques de dragos que al cortarse ofrecen su abundante savia rojiza, la sangre del dragón. Es una especie única, la Dracaena cinnabari que es un pariente lejana de nuestro drago canario. En Canarias hay pocos lugares en los que convivan naturalmente varios especímenes juntos mientras que allí las agrupaciones alcanzan los centenares de individuos y, en muchos casos, su forma es la de un perfecto casquete esférico sobre un intrincado laberinto de gruesas ramas apoyado en su característico tronco. El Drago de Socotora tiene un porte menor que el canario, alcanzando en el mejor de los casos, los quince metros de altura y como el de aquí vive varias centenas de años.

Árbol florido de Socotora o Rosa del desierto

Entre las maravillosas especies existentes en la isla destaca también el llamado Árbol de las Botellas o de los Pepinos, Dendrosicyos socotranum. Con un tronco suave y obeso se abre en una explosión de ramas como manos que contienen ramilletes de flores rosadas es increíble el Adenium obesum, junto a otras múltiples maravillas botánicas.
Según la Wikipedia, el griego Dioscórides hizo la primera referencia histórica a este lugar remoto, reconvirtiendo al griego el nombre sánscrito de Sukhadara que la definió como la Isla de la Felicidad. Otra curiosidad que se señala en ese artículo es que en el siglo X el geógrafo árabe Abu Zaid Hassan comentaría que la mayoría de sus habitantes eran de religión cristiana de la facción nestoriana. Marco Polo la cita como la mítica Skara en el relato de sus viajes a China. En 1507, una flota portuguesa capitaneada por Tristao da Cunha desembarcó allí con una fuerza ocupante que tenía el objetivo de liberar a los cristianos del yugo islámico, empezando a construir un pequeño fortín. Sin embargo, se encontraron con una oposición hostil que les obligó a abandonar posteriormente el archipiélago.
Tradicionalmente, sus habitantes se han dedicado a la cría de ganado caprino y a la pesca tradicional en su riquísimo entorno costero. Otra curiosidad cultural del lugar es la utilización de un calendario peculiar definido por meses de trece días con el cual los socotris han contabilizado tradicionalmente el paso del tiempo. El consumo masivo de esa yerba estimulante llamada Qat es otra de las costumbres locales, al igual que hacen sus vecinos cercanos.
Actualmente Socotora, que ha sido declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2008, debido a sus peculiaridades naturales, comienza a desarrollar una incipiente economía turística. Para ello, aprovecha desde el año 2000 la pista de una antigua base británica para atraer pequeños grupos de turistas. En 2007 los visitantes alcanzarían la extraordinaria cifra de 2.500 personas. Hoy en día existe ya una carretera pavimentada que une los dos núcleos habitados e, incluso, las viviendas troglodíticas que existen en el interior de la isla disponen de antenas de televisión por satélite.

Plano de la localización de los asentamientos existentes en la isla de Socotora. Fuente: Master Plan de HCL

Sin embargo, el riesgo de una sobre explotación de ese territorio maravilloso es algo ya evidente y han empezado a aparecer basura y vandalismo. La consultora de planificación HCL, radicada en Chipre, ha realizado un Master Plan que pretende encauzar estos flujos de visitantes hacia el ecoturismo y estimular la preservación de las riquezas naturales mediante su inventario y puesta en valor. Ya existe una empresa dedicada a ello, la Socotra Ecotourism Society que ofrece la organización de estancias y visitas guiadas a este lugar en el que se han organizado dos campamentos y centros de información.
Las disponibilidades actuales de información a través de Internet me han permitido realizar este artículo sobre un lugar del que tenía noticia a través de referencias de especialistas en biología y botánicos locales. Es increíble lo que significa para el acceso al conocimiento esa ventana de la que ya muchos disponemos y que ha cambiado radicalmente nuestra manera de relacionarnos con la ciencia y la erudición. La cultura de las muchedumbres, como ciertos comentaristas califican a este fenómeno, ha venido para erradicar el monopolio de los expertos muy a su pesar.
Algunos se podrán preguntar porque hablo de estas cosas en un espacio dedicado normalmente a reflexionar sobre los problemas de la arquitectura y de la planificación del territorio. Y es que algunas veces también a mi me gustaría recluirme en un paraíso soñado como el que imaginamos que existe en un archipiélago tan desconocido como Socotora. —>

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