UN NUEVO ACADÉMICO

Basa perteneciente a la columnata del pórtico del Panteón de Adriano, Roma.

El 12 de Noviembre se celebra el acto de mi recepción como académico numerario de la Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel. Es un motivo de gran satisfacción para mí y quisiera compartirlo con ustedes que me acompañan visitando esta plataforma de ideas personales.

Creo que fue Paul Valery el que dijo al ingresar en la Academia Francesa que desde ese momento iba a verse más como un buey que como un toro. Una buena metáfora para aquellos que, como yo, pasamos por ese trance. Después de los ímpetus juveniles y de los esfuerzos de la madurez, al cabo de los años uno acaba amansándose y aceptando con resignación las contingencias de este mundo sin llegar a caer en la impotencia.
En mi caso, unos queridos compañeros arquitectos canarios han tenido la deferencia de elegirme para formar parte de la sección de Arquitectura de esta Academia. Se los agradezco enormemente y espero cumplir satisfactoriamente con el papel que me asignan.

El acto de mi ingreso tendrá lugar a las 7,30 de la tarde en la sede de esta institución, situada en la Plaza de Irineo González de Santa Cruz de Tenerife.

Mi discurso se titula Confesiones de un arquitecto y va a consistir en el relato de algunos episodios personales que me han sucedido a lo largo de estos treinta años que han transcurrido desde que me titulé como arquitecto, así como alguno anterior.

Algunos ya los he contado y publicado aquí como son los titulados

Mis primeras lecturas artísticas 18 de abril de 2009

Un periplo por el centro de Europa 24 de mayo de 2009

Retaguardia crítica 21 de septiembre de 2009

Casas canarias 7 de septiembre de 2009

Arquitecturas personales y lugar 29 de septiembre de 2009

Un realismo austero en la arquitectura de Canarias 9 de octubre de 2009

Una expresión arquitectónica propia 26 de octubre de 2009

Todos ustedes, que tienen la deferencia de leerme, están invitados. Me gustaría mucho que aquellos que estén aquí en la isla de Tenerife me acompañaran en este acto tan significativo para mí.
Posteriormente, habrá un pequeño refrigerio y me hará mucha ilusión intercambiar impresiones sobre esta página con aquellos a los que les apetezca.

Muchas gracias a todos

UNA EXPRESIÓN ARQUITECTÓNICA PERSONAL

Nave industrial en Arico. Tenerife, 1988. Foto: Alejandro Delgado
La arquitectura es quizás la expresión artística más dependiente de las condiciones de contorno en la que se produce. En el otro extremo, el desarrollo de la literatura como obra de arte, y mucho más claramente la poesía, necesita solamente de las capacidades del autor, de su pensamiento y sus recursos.

<---Hay arquitecturas –como algunas en las que uno ha participado- en las que el azar ha producido una conjunción favorable de los factores necesarios para lograr una buena obra. Y sorprendentemente, aquellos proyectos en los que se pone una mayor voluntad y esfuerzo proyectual luego no se han llevado a efecto adecuadamente y resultan finalmente un fracaso. Uno de los elementos que condiciona la evolución disciplinar de un arquitecto consistiría en la referencia a los maestros que le precedieron, aquel espacio sobre el que basar el propio despliegue de recursos proyectuales. En una fase joven de la arquitectura de autor, la obra se fundamenta casi exclusivamente en el reconocimiento de aquellos edificios que tuvieron un cometido similar y constituyen un referente inevitable. En un proceso de maduración profesional se trataría de superar aquellas tácticas y los recursos estilísticos aprendidos permitirían llevar la propia experiencia a un ámbito más complejo, el de la expresividad auténtica. En mi caso personal, los esfuerzos iniciales por comprender el paisaje y el folklore local del archipiélago han ido dando paso con los años al empleo de un lenguaje más ligado a la arquitectura heredera del Movimiento Moderno. Así, mi propio tránsito disciplinar ha circulado desde una gran introspección local a una aspiración hacia un lenguaje contemporáneo más ligado a ideas universales. Decía el profesor Garí Hayek, en su estudio sobre los nacionalistas canarios, que el internacionalismo ha sido siempre uno de los factores de signo positivo que determinarían la especificidad de esta región. Es decir, el carácter de Canarias como tierra de paso en la que se hibridan distintas sensibilidades y que ha contribuido a configurar a esta sociedad como un espacio tremendamente cosmopolita. De cierta manera y en base a la argumentación anterior, entendería el internacionalismo como la voluntad crítica para reconocer receptivamente las aportaciones culturales venidas del exterior y como un impulso a favorecer el intercambio de aquellas ideas positivas que contribuyen a un desarrollo autocentrado de cada sociedad específica.—> <---

El espacios entre el cielo y la tierra. El celebre dibujo que acompañaba al texto Platforms and Plateaus, publicado por Jorn Utzon en la revista italiana Zodiac en 1962

Volviendo al mundo de la arquitectura, podríamos también rastrear esta estela del internacionalismo en muchas obras construidas en este archipiélago. En el caso de la isla de Tenerife, el hálito internacionalista se concretó en el último tercio del siglo XX con la incorporación de las ideas del brutalismo anglosajón, difundidas por Reiner Banham y a las que he hecho referencia en una ocasión anterior. En esta isla, el magisterio de personas como Saavedra y Díaz Llanos, Rubens Henríquez, Francisco Artengo o José Ángel Domínguez ha significado para los arquitectos de mi generación un referente esencial sobre como realizar una arquitectura apropiada a este contexto geográfico y social.
El recurso a la austeridad de los materiales entre los que adquiere un papel esencial el hormigón bruto, la comprensión de la fuerza paisajística de los lugares, la racionalidad, el orden y el método lógico son actitudes recurrentes de la arquitectura de nuestros mayores que habría asumido también mi generación.

Nave industrial en Arico. Tenerife, 1988. Foto: Jorge Nerea

Una primera obra en la que ya pude aplicar estas ideas simplificadamente fue la que se refiere a un pequeña nave para una industria láctea, realizada en el Poris de Abona y construida a finales de los años 80. Allí desarrollé un trabajo de experimentación con la luz y las estructuras murarias, que acabarían definiendo un edificio humilde en su intento de dialogo con el paisaje desolado del sur de la isla. Un trabajo que sería celebrado hasta extremos inconcebibles y asombrosos para mí. Obtuvo una Mención Oraá de Arquitectura Canaria en 1991, siendo publicado en las revistas ON Diseño, Basa y también en Arquitectos, revista del Consejo Superior de la Arquitectura Española, de la cual fue portada.
El edificio estaba localizada en una zona bastante desértica de Tenerife, próxima a la autovía que conduce al sur de la isla. El paisaje se caracterizaba por una vegetación muy escasa y en el que la presencia del mar y la línea del horizonte son las referencias inmediatas y casi exclusivas del lugar. La ausencia de elementos construidos en el entorno en los que apoyar la ordenación de la pieza motivó que la composición propuesta intentara por ello un mínimo diálogo con el paisaje. En consecuencia, se subrayó la horizontalidad del edificio que queda delineada por la sombra del alero.
Fueron as especiales condiciones higiénicas, esenciales para la preparación de la leche, las que motivaron un tratamiento particular del cerramiento que impidiera el soleamiento directo y la elevación de temperatura que ello implica. La solución empleada para resolver esa cuestión, una simple fábrica de bloque de hormigón con el intercalamiento de piezas de pavés de cristal, permitió garantizar una iluminación de los interiores tenue pero suficiente. La ventilación cruzada en la parte inferior de la cubierta contribuye también a garantizar, el confort térmico interior. Con estos dos elementos constructivos se ha atendido a la especificidad del edificio, combatiendo los inconvenientes ambientales que tiene un territorio como éste: alto soleamiento y viento con fuerte arrastre de arena y sal.
En una ampliación que proyectamos de esa nave se extendió aquella voluntad de expresión tectónica que caracterizaba al proyecto original. El serialismo de las estructuras y su simplicidad en la ejecución, la articulación con los cerramientos perforados, zócalos y cubiertas, serían elementos que se estudiaron entonces con mayor cuidado y detenimiento. A lo largo de toda la concepción de este trabajo me perseguía aquella idea de la arquitectura como un territorio entre el cielo y la tierra, expresada magistralmente por Jorn Utzon en su célebre texto de
Plataformas y Mesetas. Todo ello en un generoso esfuerzo que nunca llegaría a construirse.

Grupo de 40 viviendas de promoción pública en Santa Clara. Santa Cruz de Tenerife, 1993. Foto: Jorge Nerea

Una obra más reciente dentro de esta línea expresiva es la que se refiere a un conjunto de 40 viviendas sociales que mi equipo diseñó en 1993, en Santa Cruz de Tenerife. Este grupo residencial se planteó dentro del proceso de rehabilitación urbana del barrio capitalino de Santa Clara; allí se tenía un objetivo claro, mejorar las condiciones de vida de un grupo de familias que disponían de viviendas públicas muy deterioradas. Por ello, el interior de cada vivienda respondía a una distribución convencional y la austeridad de costes se logró aplicando materiales que garantizasen la mejor relación entre calidad y precio.

Todo ello, sin grandes concesiones a formalismos ni frivolidades. La única concesión de estilo es la que significó dotar al conjunto de una cierta voluntad escultórica, una presencia casi contundente. Allí podría rastrearse quizás, mi admiración por la obra de Richard Serra y su recurso a la gravedad como instrumento poético en la configuración de una espacialidad casi barroca.
En respuesta al nulo mantenimiento constructivo previsible, la expresividad formal del edificio se confió a la definición de sus fachadas como grandes láminas protectoras que utilizan materiales muy duraderos, hormigón visto y enfoscado a la tirolesa,. El edificio podría encuadrarse dentro de una especial visión de la vivienda pública. Una posición de un realismo exacerbado, que casi podría calificarse como sucio. El resultado es que 15 años después de su construcción conserva un alto grado de dignidad con un mantenimiento inexistente.
En 1997, realizaríamos otro ejemplo de este lenguaje descarnado en la cercana isla de Gran Canaria, una pequeña vivienda para una pareja de amigos. Allí, en las proximidades de la caldera de Bandama, el uso de materiales ásperos y volúmenes cúbicos simples permitieron concluir un edificio de austero exterior pero de una gran riqueza espacial. Una escueta combinación de cajas que conformarían un mullido estuche, casi un joyero para sus propietarios.

Propuesta ganadora del concurso para la sede del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Gran Canaria, 1998
GBGV Arquitectos. Foto: Jorge Nerea

Un lustro después, en 1998, mi oficina ganó el concurso nacional convocado para la construcción de la nueva sede del ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, en la isla de Gran Canaria. Sobre la llanura de Maspalomas y con el fondo de la ladera colindante, se planteó situar un nuevo elemento edificado que tenía la voluntad de implantarse allí como un hito urbano significativo.
El volumen del edificio propuesto sobrepasaría la vegetación y la masa urbana definida, colocándose sobre un podio o plataforma elevada una planta sobre el terreno bajo la que se proponía albergar a los aparcamientos necesarios para el uso administrativo y de servicios. Las conexiones con los equipamientos y oficinas circundantes y futuros se previeron mediante un conjunto de sendas peatonales y rampas que atravesarían el atrio semiexterior del edificio y conectarían la superficie horizontal de la plaza bajo la sombra de un palmeral.
La forma del edificio se componía mediante dos sistemas volumétricos diferentes: uno, interior compuesto por prismas de vidrio y piedra, engarzados alrededor de un gran espacio central y otro, exterior, conformado por un entramado de lamas metálicas que proporcionaría el control sobre el fuerte soleamiento existente en el lugar. Con este recurso último se definiría finalmente una escala monumental para el edificio. Desgraciadamente, problemas presupuestarios y el cambio continuo de responsables políticos en ese municipio han descartado reiteradamente su construcción a lo largo de los años transcurridos desde entonces.

Centro socio sanitario del Hospital de Dolores. La Laguna, 2005. GBGV Arquitectos

Cuando nos eligieron en 2001 para la responsabilidad de construir un centro para la atención de personas mayores con problemas sanitarios serios se presentó una nueva oportunidad para hacer una arquitectura realmente adaptada a las necesidades sociales y culturales de nuestro entorno. Un camino de enlace con la modernidad internacional que desembocaría en el esfuerzo proyectual del Hospital de Dolores. Un edificio desgajado ya de lastres románticos y que apuesta por un lenguaje plenamente contemporáneo. Aquí la expresividad se confió a una dinámica espacial adaptada al lugar que daría lugar a unos espacios orgánicos muy preocupados por sus usuarios.
Vista aérea del Polideportivo de la Higuerita. La Laguna, 2007. GBGV Arquitectos
Finalmente, una última obra que he realizado entre innumerables avatares y enormes dificultades es la que se refiere al nuevo centro deportivo del barrio de la Higuerita, en la periferia del área metropolitana principal de Tenerife. El programa requerido era bastante complejo ya que se trataba de organizar servicios destinados a la práctica de numerosos deportes. Principalmente, los usuales en canchas cubiertas, junto a un ámbito destinado a varias piscinas y un gimnasio de mantenimiento.
Se pretendió introducir un edificio muy compacto, tanto para abaratar costes como para garantizar una alta eficiencia energética; ello sin menoscabo de una buena ventilación e iluminación. Especialmente se cuidó el encaje de la nueva infraestructura deportiva en su entorno, mediante un preciso estudio de ajuste a las rasantes viarias exteriores, de tal manera que se pudiera siempre acceder a nivel de acera a los distintos espacios.
Y hasta aquí, les he presentado a lo largo de los últimos meses un resumen de mi propia práctica arquitectónica a lo largo de más de tres décadas ya. Quizás me haya excedido en presentar aquello que he considerado más exitoso y he dejado para otros la interpretación de muchísimos trabajos que presentan un carácter más profesional o, incluso aquellos que considero un rotundo fracaso.—>

La alimentación y las ciudades


Una interesante presentación de la arquitecta británica Carolyn Steel, sobre como los alimentos han influido, influyen e influirán en la forma de las ciudades que habitamos.

Lástima que solo se pueda escuchar en inglés

TEXTOS SOBRE ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA

Esta es una selección de textos sobre teoría y crítica de arquitectura contemporánea que he ido aportando a esta página a lo largo de los años.

RETAGUARDIA CRÍTICA
El debate arquitectónico experimentado en el último medio siglo ha sufrido vaivenes notables. En las postrimerías de aquellos divulgados Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna -los celebrados en Oterloo (1959) y en Urbino (1966)- las preocupaciones intelectuales de sus protagonistas se centraban en el rechazo al llamado internacionalismo y con ello, la denuncia de los errores a los que habían conducido las propuestas abstractas de la Carta de Atenas.
Resto del texto aquí: Retaguardia crítica 21/09/2009

ESCULTURAS HABITABLES

En una entrevista aparecida hace unos meses en un periódico nacional, el conocido escultor estadounidense Richard Serra rechazaba una posible conexión entre arquitectura y escultura. Es más, la entrevistadora extendía el alcance de sus palabras al interpretar que por ello la arquitectura no sería de una expresión artística en cualquier caso.

Resto del texto aquí: Esculturas habitables 14/08/2009
ALTERNATIVAS IDEOLÓGICAS

Hay que renunciar y denunciar el desarrollo. Es el recurso dialéctico que acalla cualquier discusión, el gran argumento que avala cualquier posición porque parece irrefutable que nos conduce a un futuro mejor. Esa es la prueba a la que acude la demagogia política ligada al poder para imponer lo inaceptable.
Resto del texto aquí: Alternativas ideológicas 14/07/2009
EL TALENTO EN ARQUITECTURA

Algunas cuestiones nos intrigan a los arquitectos ¿Cuándo estamos ante el talento en arquitectura? ¿Como es posible discernir los valores de un buen edificio?
En nuestros días esos juicios -esenciales para entender la contribución cultural de la arquitectura a la sociedad a la que sirve- están claramente distorsionados por el espectáculo, la manipulación de la crítica profesional y artística asociada, así como por la directa corrupción del conocimiento específico.
Resto del texto aquí:

El talento en arquitectura 28/03/2009

LOS FALLIDOS CONCURSOS DE ARQUITECTURA

El florido panorama experimental existente en la arquitectura española; aquel que habría alcanzado en años anteriores un nivel de variedad y espectacularidad realmente sorprendente, es el resultado de iniciativas interesantes, públicas y privadas, propiciadas por los numerosos concursos de arquitectura que se celebran en España con asiduidad.
Resto del texto aquí: Los fallidos concursos de arquitectura 22/03/2009
LOS ARQUITECTOS COMO MARCAS DE CONSUMO

La marca personal es la última frontera del posicionamiento de los individuos como productos de consumo en esta era de la cultura digital. En un mundo crecientemente competitivo está siendo cada vez más importante establecer quienes te conocen y como te conocen. Por ello, muchos arquitectos buscadores de prestigio mediático construyen aplicadamente su marca personal. Analizan concienzudamente cuales son sus valores irreproductibles para exponerlos con eficacia y, también, como pueden ser percibidos por sus posibles clientes a lo largo y a lo ancho del planeta.
Resto del texto aquí:

Los arquitectos como marcas de consumo 12/12/2008

LA ARQUITECTURA, UNA ESPECIALIDAD DEL MARKETING

Decía Philip Kotler, uno de los teóricos más prestigiosos del marketing o mercadotecnia, que esa disciplina para la gestión empresarial es una herramienta esencial en un mundo caracterizado por un exceso de oferta de productos y servicios. La arquitectura se ha revelado un instrumento de marketing muy poderoso para establecer la imagen diferencial necesaria, ante la necesidad de generar ventajas reconocibles para poder competir eficazmente en mercados crecientemente escasos.
Resto del texto aquí: La arquitectura, una especialidad del marketing 30/11/2008

TENERIFE ESPACIO DE LAS ARTES

A comienzos del mes de Noviembre de 2008 se inauguraba un edificio extraordinario que se convertirá con el tiempo en un referente monumental a visitar en la ciudad de Santa Cruz en la isla canaria de Tenerife. Tenerife Espacio de las Artes es el segundo proyecto en esta isla concluido por los arquitectos suizos Herzog y de Meuron (con la colaboración de Virgilio Gutiérrez), tras la reforma de la Plaza de la Plaza de España en su centro urbano más significado.

Resto del texto aquí:

Tenerife Espacio de las Artes 07/11/2008

LA ARQUITECTURA Y LA EXPO DE ZARAGOZA

Con motivo de la Expo del Agua celebrada en el verano de 2008, un conjunto de piezas de arquitectura e ingeniería se han añadido a la ciudad de Zaragoza. Un balance somero señalaría el predominio de la mediocridad junto a algunas intervenciones brillantes que aportan nuevos hitos al paisaje de la capital de Aragón.
Resto del texto aquí: La arquitectura y la Expo de Zaragoza 11/10/2008

HACER ARQUITECTURA PARA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Proyectar y construir arquitectura que exprese anhelos comunitarios se ha vuelto una tarea de titanes en nuestros días. Si además la ambición del arquitecto es conseguir espacios innovadores y memorables el esfuerzo se vuelve en casi imposible. Toda una coalición de agentes, obstáculos e incomprensiones se confabulan contra la arquitectura concebida como una manera de expresión poética del espíritu colectivo.
Resto del texto aquí:
Hacer arquitectura para la administración pública 14/09/2008

EL IMPERATIVO MORAL DE LA ARQUITECTURA

En 2005, otorgaban a nuestro equipo de arquitectos el premio anual al edificio más accesible de la Comunidad Autónoma Canaria. Con ese motivo preparé un texto de agradecimiento en el que quería poner el énfasis en la recuperación de la dimensión ética de la arquitectura y que creo que mantiene su interés en un momento cultural en el que los arquitectos vivimos obnubilados por la imagen de nuestras obras.
Resto del texto aquí: El imperativo moral de la arquitectura 07/03/2008

UNA OBRA DE ARQUITECTURA PERSONAL

En 2001 realizamos un edificio para la atención de personas mayores con problemas sanitarios serios, el Centro Socio Sanitario del Hospital de Dolores, donde se presentó una oportunidad para hacer una arquitectura realmente adaptada a las necesidades sociales y culturales de nuestro entorno. Esta es una reflexión sobre las circunstancias de aquel trabajo.

Resto del texto aquí: Una obra de arquitectura personal 29/02/2008

LA INVASIÓN DE LA ARQUITECTURA SINIESTRA

En los últimos 15 años, la ciudad de Santa Cruz, en la isla de Tenerife ha ido adquiriendo una nueva fisonomía, un paisaje renovado. El perfil urbano actual está presidido por nuevas construcciones monumentales que pueden percibirse desde la lejanía, entre los que destacan los rascacielos de Cabo Llanos y la silueta del nuevo Auditorio. En un recorrido más próximo al visitante se le aparecen los edificios que forman parte de una nueva hornada de instituciones culturales y actuaciones sobre el espacio público que sobrecogen por su aspecto amenazador.
Resto del texto aquí: La invasión de la arquitectura siniestra 21/12/2007

LA TAREA DEL ARQUITECTO

Una persona joven me preguntaba un día sobre la razón de ser de la arquitectura.
¿Cuál es su motivo? Esta podría ser una posible respuesta.

Resto del texto aquí: La tarea del arquitecto 09/12/2007

EL RASCACIELOS COMO EXPRESIÓN FALLIDA DEL PODER
Las ruinas del Hotel Ryugyong tienen una altura cercana a los 300 metros y en su origen está un proyecto de edificio para albergar 3.000 habitaciones junto con siete restaurantes en su cúspide. De haberse culminado, hubiera tenido casi 4 millones de metros cuadrados y la intención de sus promotores y creadores era que se convirtiera en el hotel más alto del mundo. Una expresión de la magnificencia y modernidad de la dictadura comunista en Corea del Norte que fue pensado para conmemorar un evento del régimen previsto para 1989 y que nunca llegó a celebrarse.

Resto del texto aquí: El rascacielos como expresión fallida del poder 17/11/2007

UN REALISMO AUSTERO EN LA ARQUITECTURA DE CANARIAS

4 Viviendas Unifamiliares en la Laguna. Tenerife, 1963. Rubens Henríquez, arquitecto

En la década de los 50 del siglo XX empezó a utilizarse en Inglaterra el apelativo brutalista para referirse a un tipo específico de arquitectura caracterizada por el uso de los materiales en su estado más primario, la exhibición descarnada de los elementos estructurales y la conformación de espacios ordenados y simples.

Según Reiner Banham, un movimiento con ese adjetivo -que institucionalizó en su libro El brutalismo en arquitectura, etica o estética-, se relacionaría con Le Corbusier cuando se refería al tratamiento ejecutado del hormigón en la Unité d’Habitation de Marseille como beton brut. Otro precedente que acabaría por precisar el concepto es el que ejemplifica la obra realizada en América por Mies van der Rohe, en la que el uso directo del acero y el vidrio tendrían un papel preponderante; materiales con los que realizaría en Chicago sus conocidos edificios de apartamentos en Lake Shore Drive y la sede del Instituto Tecnológico de Illinois.

Pasillo interior de la Unité d’Habitation. Marsella, 1946. Le Corbusier. Foto: Sulellis, Flickr

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La primera obra que Banham presenta bajo el apelativo de brutalista surgiría ligada directamente a la estela americana de Mies van der Rohe. Sería la Escuela Secundaria construida en Hunstanton, Gran Bretaña, en 1954, por el matrimonio de arquitectos, Allison y Peter Smithson. Una obra con la que se presentarían a sí mismos como los adalides del New Brutalism. Se trata de un edificio muy austero en el que se establecerían claramente los recursos característicos de aquel estilo. Entre ellos, destacaría la ausencia de recubrimientos y acabados, el uso racionalizado de los materiales básicos para la estructura y el cerramiento, las grandes superficies acristaladas, la exhibición casi dramática de las instalaciones, etc. Se podría desprender de ello, también, un cierto tratamiento clasicizante, heredero de Schinkel y Palladio y tamizado por la experiencia previa de Mies. Todo lo cual marcaría ejemplarmente el carácter estilístico de ese edificio concreto.

Escuela Secundaria de Hunstanton. Allison y Peter Smithson, 1954. Foto: XavierJ, Flickr

Durante muchos años, los Smithson constituirían el referente de una determinada manera de enfocar la arquitectura en los países anglosajones y también un ejemplo para muchos arquitectos europeos. Su constante publicación de textos y manifiestos contribuyeron a difundir notablemente sus ideas en el entorno occidental. Sus obras más afines con el movimiento brutalista adquirieron notable difusión a través de revistas como Architectural Design y de gente como Theo Crosby o el escultor Edouardo Paolozzi que pertenecían a su redacción.
Aquellas ideas tendrían también un eco próximo en la experiencia artística de gente como Jean Dubuffet o el propio Paolozzi que aspiraron a la instauración de un movimiento también denominado art autre o brut.
Una extensión de esas referencias se puede detectar en la obra primeriza de otros arquitectos británicos de la época. Es el caso de James Stirling y James Gowan, cuyas viviendas de Langham House en Ham Common, en el este de Londres de 1958, que traducían a Inglaterra, las propuestas radicales de Le Corbusier ejemplificadas por las llamadas Maisons Jaoul de 1956 y que los Smithson habían canonizado previamente como el edificio más representativo del brutalismo.
Eran los años en los que la reconstrucción posterior a la guerra y la eclosión del crecimiento poblacional de Londres otorgaron un papel preponderante a los desarrollos residenciales y los mecanismos para su ejecución. El London County Council surgió para convertirse en uno de los principales promotores de vivienda pública mundiales como parte del intenso programa socialdemócrata instigado por el Partido Laborista. Un esfuerzo social ampliamente reverenciado y admirado en gran parte del entorno europeo de la época. Los modelos de barrios en bloque abierto, desarrollados antes de la guerra en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, adquirieron en ese momento carta de naturaleza. La rica experiencia desarrollada con una multiplicidad de ejemplos de conjuntos residenciales y ordenaciones diversas constituyó un referente innovador muy importante. El barrio de Roehamptom, realizado por el LCC en la periferia de Londres, podría servir de ejemplo claro de este tipo de crecimientos urbanos.
El brutalismo considerado como una experiencia estética se planteó así también como una apuesta ética que representaría el esfuerzo para la mejora de las condiciones de vida de las grandes masas que constituían la clase trabajadora europea. Una arquitectura sencilla basada en la austeridad y la ausencia de compromisos decorativos que permitiera dotar con vivienda asequible y equipamientos dignos a los millones de obreros cuyos antepasados habían sufrido unas deplorables condiciones de vida durante las primeras etapas de expansión de la era industrial.
En Canarias, el movimiento brutalista tuvo seguidores muy concretos, sobre todo en la isla de Tenerife. Un monográfico de la revista madrileña Arquitectura levantaba acta de este hecho en 1974. Acababa de terminarse la sede del Colegio de Arquitectos, una obra coral en la que participaron con mayor o menor intensidad diversos arquitectos locales y que allí se presentó. También, otras obras de Rubens Henríquez, Saavedra y Díaz Llanos, Luís Cabrera y Juan Julio Fernández aparecieron recogidas en ese número de arquitectura.

Edificio Wildpret. Santa Cruz de Tenerife, 1970. Vicente Savedra y Javier Díaz Lanos

Años más tarde, en 1987 tendría ocasión de indagar con más profundidad en el trabajo de estos arquitectos, especialmente en la obra de Saavedra y Díaz Llanos. Ello fue motivado por un encargo de la demarcación del Colegio de Arquitectos en Santa Cruz de Tenerife para escribir el texto de presentación de sus trabajos al Premio Antonio Camuñas de Arquitectura Española.
En esa presentación, que titulé La poética artesanal del hormigón, reflexionaba sobre el papel del brutalismo en la consecución de una expresión arquitectónica plenamente adaptada a las capacidades de Canarias durante la segunda mitad del siglo XX. Y es que el hormigón, especialmente aquel trabajado de una manera poco elaborada, era un material que se podía emplear con unas mínimas condiciones de calidad técnica y expresiva. Una condición muy adecuada al desarrollo tecnológico de este archipiélago entonces. Decía allí:

El recurso al hormigón armado como material sobre el que fundamentar la obra arquitectónica refleja la voluntad de estos profesionales para realizar una arquitectura que se identifique como plenamente moderna, aprovechando los escasos recursos tecnológicos del lugar en que se desarrolla. El hormigón armado, por su propio proceso constructivo, permite la utilización de mano de obra que no necesita de una especialización muy acentuada y conlleva un aprendizaje relativamente fácil de las técnicas a emplear en su ejecución, carpintería de encofrados, preparación de armaduras, etc.

La década de los 60 eran años en los que se producía en España un despegue económico singular después de una durísima posguerra. Como consecuencia, se discutía y valoraba en los círculos más influyentes de la cultura española la necesidad de adoptar una postura prudente. Al respecto comentaba Oriol Bohigas en Cap una arquitectura realista que se entiende el realismo como la sinceridad absoluta en el aspecto constructivo, el respeto a aquellas formas tradicionales que no es aconsejable cambiar y que pueden entrar validamente dentro de nuestro ámbito cultural y el respeto por las preexistencias ambientales, temas que coinciden notablemente con los presupuestos de adaptación de los prototipos de la arquitectura moderna a las variables de cada lugar que proponían los heterodoxos de los últimos Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, agrupados alrededor del Team X y los Smithson, y que aun están también en la base de cierta arquitectura última en nuestro entorno.
Con la llegada a Canarias de aquel grupo de arquitectos reseñados en la revista madrileña, formados en las dos escuelas de arquitectura nacionales, Madrid y Barcelona, se plasmaría un rechazo frontal a la actitud estilística considerada como oficial. Aquella que recuperaría superficialmente los valores de una supuesta arquitectura colonial y folklórica y que Sebastián Matías Delgado ha bautizado posteriormente como barroco colonial en un artículo esclarecedor.
La arquitectura de los brutalistas canarios ha ido adquiriendo progresivamente con los años un valor cada vez más acentuado. Determinadas obras se han convertido casi en canónicas, en referencia a una época que se alarga casi dos décadas y que concluiría a principios de los años 80. La sede del Colegio de Arquitectos, las agrupaciones turísticas de Ten Bel, la Universidad Laboral en el caso de Saavedra y Díaz Llanos, las 4 casas en el Camino Largo, el grupo de viviendas de Ifara y la hoy casi desaparecida, Piscina Municipal de Santa Cruz, en el caso de Rubens Henríquez constituyen obras fundamentales para entender el devenir de la arquitectura desarrollada en Canarias en la segunda mitad del siglo XX.

Sede del Colegio de Arquitectos de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 1972. Saavedra y Díaz Llanos

Años más tarde se incorparían a esta idea austera del realismo en arquitectura, arquitectos más jóvenes como es el caso de los agrupados como Equipo La Solana, es decir José Ángel y José Domínguez, Francisco Artengo y Carlos Schwartz. Algunas obras suyas se pueden encuadrar como claramente inspiradas en los conceptos espaciales y de estilo de sus predecesores: Es el caso del edificio El Faro en Santa Cruz de Tenerife y la casa González en La Laguna. Con el tiempo evolucionaron hacia una versión más clasicizante de aquellos conceptos formales del brutalismo en obras posteriores como el gran mercado mayorista de abastos Mercatenerife o la propia sede de la Caja de Ahorros de Canarias.

Edificio administratrivo del mercado central de abastos, Mercatenerife. 1976. Equipo La Solana

Todo este planteamiento acabaría desapareciendo con la eclosión de otras ideas y modas arquitectónicas abrazadas por las generaciones más jóvenes. La aparición a mitad de los años 70 de las ideas transgresoras y renovadoras de gentes como Robert Venturi y Aldo Rossi acabaría transformando radicalmente el panorama de la arquitectura hecha aquí en Canarias.
No obstante, al cabo de los años algunos terminaríamos recuperando aquel hilo conductor tan valioso para la arquitectura del realismo y la austeridad que se iniciaría con las propuestas críticas al Movimiento Moderno de Mies van der Rohe y el matrimonio Smithson y su expresión local ejemplificada por los arquitectos citados.—>

MIS RESEÑAS DE LIBROS

A lo largo de los últimos 30 meses he leído unas cuantas cosas que he ido reseñando aquí. Quizás sea interesante ofrecer ese conjunto de comentarios de una manera agrupada para que sea más fácil su posible consulta.
Son las ventajas que tiene el hipertexto y este espacio de los blogs e Internet.


AFTER THE CRASH
Thomas Daniell. Princeton Architectural Press. New York, 2008

La arquitectura posterior a la burbuja 04/07/2009

Japón es un territorio mítico para la cultura occidental. Para algunos, entre los que me cuento, representa quizás un nivel de sofisticación extremo y también ese lugar donde hoy se anticipan y experimentan algunos posibles escenarios de ciencia ficción; aquellos en los que probablemente vamos a estar inmersos en el futuro.



EL CRACK DE 2010
Santiago Niño Becerra. Libros del Lince, Barcelona. 2009

El crack de 2010 02/05/2009

Los economistas suelen ser una casta extraña de historiadores frustrados, especializados en explicar las cosas que ocurrieron en el pasado y pudieron hacerse de otra manera. Muy pocos entre ellos, son capaces de hacer prospectiva e intentar anticipar una explicación sobre cuales serán los fenómenos que nos depara el futuro. Algo que en las actuales circunstancias necesitamos con urgencia.

EL DESGOBIERNO DE LO PÚBLICO
Alejandro Nieto. Ed. Ariel, Barcelona. 2008

El desgobierno de lo público 22/02/2009

Vivimos una época en la que los poderosos para lograr sus objetivos pretenden que aceptemos todo tipo de patrañas. Algunos lo consideran el resultado de la ideología como recurso político, pero el alcance de la manipulación y tergiversación de la realidad ha llegado a tales extremos que los menos cándidos se han acostumbrado a desconfiar sistemáticamente de las palabras intocables que trufan el relato de los sucesos cotidianos. Cuando alguien inicia hoy en día un discurso salpicado con conceptos como la democracia, la libertad, el bien común, etc., muchas personas suelen elevar los parapetos de la incredulidad de una manera sistemática.

PAISAJE Y ESFERA PÚBLICA
Orlando Franco y Mariano de Santa Ana. Las Palmas. 2009

Paisaje y esfera pública 22/01/2009

Patrocinado por el Centro Atlántico de Arte Moderno y la demarcación de Gran Canaria del Colegio de Arquitectos de Canarias ha aparecido esta semana el libro titulado Paisaje y esfera pública que recopila los textos aportados por una centena de profesionales de la cultura de este archipiélago, a través de la edición realizada por Orlando Franco y Mariano de Santa Ana.

VINEX ATLAS
Jelte Boeijenga y Jeroen Mensik. 010, Rotterdam. 2008

Vinex, una planificación exitosa de la residencia 10/01/2009
Grandes empresas de productos informáticos, como Microsoft o Intel, planifican con varios años de antelación la puesta en mercado de sus productos. Es algo que también hacen algunos países con las necesidades de sus ciudadanos. Como en el caso de Holanda y su apuesta por una planificación espacial de la urbanización; aquella que albergue nueva oferta residencial para satisfacer la demanda estimada de su crecimiento poblacional.

UNE ECOLOGIE HUMANISTE
Gilles Clément y Louisa Jones. Aubanel, Geneve. 2006

Une ecologie humaniste 25/10/2008
El paisajista francés Gilles Clement es un personaje curioso que lleva décadas aportando e innovando un pensamiento heterodoxo sobre la relación del hombre con el medio. Desde su posición pedagógica en la Ecole Nationale Supérieure de Paysage de Versailles dirige anualmente cursos magistrales orientados a una deliberación dedicada al entendimiento de las grandes cuestiones territoriales que afectan a nuestro mundo. Su concepción de la jardinería va más allá del reducido recinto de los espacios verdes urbanos y sugiere una relación más armónica, anárquica y sosegada, con las otras formas vivas que nos acompañan en nuestro universo cotidiano frente a la voluntad de control exhaustivo del espacio, surgida del racionalismo.

WHO’S YOUR CITY
Richard Florida. Basic Books, New York. 2008

Who’s your city 02/09/2008
En 2007, la proporción de población planetaria situada en las ciudades superó el 50% del total mundial, de acuerdo a cálculos efectuados por Naciones Unidas. En 30 años más, la cadencia de concentración de la humanidad en una pequeña parte de la superficie del planeta hará que un posible Homo urbanus supere en más de dos tercios al anterior Homo sapiens. Pero ¿Cuáles son los catalizadores de esta larga marcha de la urbanización y su aceleración contemporánea?
El economista e investigador social Richard Florida ha dedicado los últimos veinte años de su trabajo a responder esta cuestión.

LA ARQUITECTURA DEL PODER
Deyan Sudjic. Ed. Ariel, Barcelona. 2007

La arquitectura del poder 06/06/2008
La arquitectura ha estado, de una manera u otra, casi siempre ligada al poder. Eso sí, con un carácter subalterno, como instrumento para reforzar el alcance ideológico de la dominación. Este curioso libro incide en esta cuestión, hace un repaso a la experiencia de la arquitectura contemporánea para desenmascarar la retórica y los mecanismos con los cuales algunos arquitectos venden su trabajo como algo esencial en la conformación del espacio de nuestras ciudades.



LA GLOBALIZACIÓN DE LA POBREZA
Eric S. Reinert. Ed. Crítica, Barcelona. 2007

A partir de los años 70 del siglo XX los adalides de la economía ortodoxa, algunos la adjetivan como neoclásica, han extendido el dogma del libre comercio como el bálsamo que solucionaría los problemas y desigualdades de este mundo globalizado. Por el contrario, el librecambismo es otro mito que ha contribuido a exacerbar las injusticias y la pobreza de este mundo bajo el manto ideológico de unas tesis equivocadas.
PLANET OF SLUMS
Mike Davis. Verso, New York. 2006
Planet of slums 01/02/2008
Este libro presenta un recorrido apabullante por el creciente deterioro que están experimentando las aglomeraciones urbanas de las regiones pobres del planeta. La paulatina colonización de las ciudades por barrios masivos de chabolas carentes de cualquier infraestructura o servicio colectivo es un hecho característico de gran parte de las principales urbes del Tercer Mundo.

MODERNIDAD LÍQUIDA
Zygmunt Bauman. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. 2006

En la sociedad contemporánea, los individuos han cambiado radicalmente sus objetivos vitales, concentrándose paulatinamente en una creciente introspección que salvaguarde la libertad personal y, en contrapartida, rehuyendo progresivamente de las responsabilidades colectivas. Este libro hace una certera disección de los ámbitos hacia los que han derivado las relaciones humanas en los países desarrollados, exponiendo de una manera amena ejemplos y metáforas sobre las cuestiones centrales que conforman actualmente la trayectoria en común de nuestros vecinos.


IL PROGETTO LOCALE
Alberto Magnaghi. Bollati Boringhieri Editore, Torino 2000

Il progetto locale 27/10/2007

Es este un libro de una densidad extraordinaria donde se proyecta la unificación de un extenso conjunto de ideas y reflexiones sobre la actualidad del territorio como alternativa a los procesos de globalización en curso. Una consecuencia plausible de su lectura es la necesidad de revisar ampliamente los planteamientos políticos dominantes y su sustitución por un nuevo paradigma basado en la preservación de los lugares como única alternativa para la supervivencia de la especie humana en un mundo de recursos decrecientes.

LA GRAN EMERGENCIA
James Howard Kunstler. Barrabés Editorial, Huesca 2007

La gran emergencia 22/09/2007

El autor, antiguo periodista de la revista americana Rolling Stone al que ya he citado en otra ocasión, ha escrito un libro curioso en el que hace una crítica muy dura al modo en que habitualmente se ha producido el crecimiento de la ciudad americana, el suburbio extensivo o sprawl en la terminología anglosajona.


LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE CEMENTO
Ramón Martín Mateo. Ed. Aranzadi, Navarra. 2007

La gallina de los huevos de cemento 17/08/2007

Es esta una obra que pretende participar en el debate sobre las causas y razones que han posibilitado la avalancha de desmanes urbanísticos sucedidos a lo largo y a lo ancho del estado español en los últimos tiempos. Con un lenguaje jocoso y de una manera deslavazada, el autor ofrece pinceladas interesantes para comprender el desbarajuste que existe en el urbanismo de nuestro país y al mismo tiempo ofrecer algunas alternativas para su corrección.

EL COLAPSO DE LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS
Jared Diamond. Ed. Debate. 2006

El colapso de las sociedades contemporáneas 15/07/2007
La desaparición de sociedades organizadas y con un fuerte respaldo en su proceso de expansión por el mundo es un hecho constatado que no constituye una excepción sino que se ha repetido históricamente en muchas ocasiones al igual que la viabilidad a largo plazo de otros grupos humanos ¿Porqué dos países como Haití y Santo Domingo que comparten un espacio único, la antigua isla de la Española, son tan diferentes en su relación con los elementos naturales y su capacidad de sobrevivir? ¿Porque los antiguos habitantes de la isla de Pascua acabaron por desaparecer? ¿Porque una colonia de raíz europea como la que los vikingos noruegos establecieron en Groenlandia no pudo resistir al lugar y los esquimales siguen allí todavía?

ARQUITECTURAS PERSONALES Y LUGAR

Sala del Consejo de la empresa municipal de Aguas de La Laguna. Federico García Barba y María Nieves Febles arquitectos. 1997
Los planteamientos del movimiento bautizado como regionalismo crítico, y voceado por Kenneth Framptom a finales de los años 70 del pasado siglo, tuvieron un gran impacto en mi manera de concebir una arquitectura posible en un ambiente determinado como el que existía en el archipiélago canario por esos años. Una sociedad embarcada en la construcción de una identidad específica en la que, por fin parecía florecer el esfuerzo y el pensamiento de tantos y tantos intelectuales que nos habían precedido en estas islas en que vivo.

Como ya he intentado explicar en un texto anterior, es muy difícil realizar un trabajo artístico e intelectual realmente novedoso sin entender el contexto cultural y sin analizar las raíces que han originado una forma peculiar de entender el lugar específico y el concreto espíritu del tiempo, acudir a los recurrentes genius loci.

<---De todas estas reflexiones surgiría una ambición imperiosa para hacer un prototipo de arquitectura que integrase aquel conjunto de pensamientos. Recuerdo que en aquellos tiempos de 1980, quería a toda costa construir una obra de arquitectura para mí. Sin dinero, ni apoyo, ni siquiera solar concreto, me embarqué a preparar el proyecto de mi casa familiar, aquella en la que he vivido más de treinta años ya.

Casa en Los Laureles. Tacoronte, 1986.

Esa casa se basaría en la interpretación del sitio, un enclave rural conocido como Tacoronte. Un topónimo aborigen que hace referencia a un lugar entre montañas. Esa interpretación incluyó el análisis de los precedentes construidos y el empleo de los materiales tradicionales junto a referencias a la cultura arquitectónica contemporánea. Una estrategia proyectual a la que he recurrido reiteradamente a lo largo de los años, como veremos a continuación.
En confrontación a una visión reductiva de la arquitectura popular impuesta en el imaginario canario, al afrontar ese proyecto de vivienda me planteé iniciar una pequeña reflexión sobre determinados prototipos tipológicos que son muy característicos en las casas campesinas del Norte de Tenerife. La idea era evaluar las posibilidades de hacer un proyecto contemporáneo recuperando determinadas concepciones espaciales destiladas por la cultura tradicional inherente al sitio.
Uno de los sistemas tradicionales más característicos de organización espacial de las viviendas que observé allí, consistía repetidamente en la construcción de un pequeño prisma rectangular, bajo cubierta de tejas a cuatro aguas. En edificios más complejos, se repetía esa pauta volumétrica inicial, añadiendo nuevos módulos similares en paralelo. Una práctica ventajosa que atendía a la aparición creciente de nuevas necesidades de la unidad familiar rural.
Con esa idea organizativa en mente, la propuesta realizada consistió en la definición del edificio como dos cajones rectangulares casi independientes, apoyados en una plataforma horizontal construida sobre muros de mampostería basáltica. Con ello pude conseguir adaptar la futura vivienda a la capacidad económica de sus propietarios; es decir, mi propia familia. Esa simplicidad volumétrica proyectada permitió su construcción en dos fases separadas temporalmente, que abarcaron un período de casi cinco años.

Espacio interior principal de la casa. Tacoronte, 1986.

Unas preexistencias observadas sirvieron de base, en aquel caso, para la determinación de un proyecto que buscaba no abstraerse completamente de su entorno. Esta pequeña reflexión sobre las características espaciales y constructivas de la arquitectura popular canaria y el empleo de patrones y recursos necesariamente modernos me permitió realizar una obra que presentaría matices diferenciales solo asimilables a aquel lugar.
Años más tarde, a comienzos de la década de los noventa, tuve la oportunidad de ampliar esta estrategia de confrontación con las ideas de organización popular del espacio. Fue con motivo del encargo de dos pequeños centros culturales en diferentes caseríos tradicionales lo que me obligó a volver a considerar la inserción de nueva arquitectura en el espacio rural. Uno de ellos se situó en el húmedo y escarpado valle de Taganana, en el que la acumulación paulatina de edificaciones, el abancalamiento agrícola y los sistemas de accesibilidad y riego han dado origen a un lugar de una indudable belleza, conformado por una estructura paisajística muy peculiar. La aportación de muchas generaciones de colonizadores agrícolas a la forma de aquel territorio ha supuesto un aprovechamiento humano que posiblemente interacciona muy adecuadamente con las difíciles condiciones geográficas.

El nuevo centro cultural en el entorno paisajístico del valle de Taganana. 1992.

La formalización del nuevo edificio se basó en la reutilización heterodoxa de las técnicas constructivas empleadas en los aterrazamientos agrícolas tradicionales. Después de una meticulosa valoración de la topografía del terreno, la traza de la planta se fue adaptando a las complicadas condiciones geométricas del solar. El abancalamiento mediante muros de mampostería de piedra basáltica evitaba tanto fuertes desmontes, como la aparición de los acentuados volúmenes que el programa demandado exigía.
El planteamiento del proyecto es deudor de la forma en que se dispone su sección, un condicionante que así deviene en el criterio básico del diseño. El control del ajuste vertical del edificio a la forma de la parcela supuso probablemente una garantía para la correcta inserción de la obra en un sitio tan abrupto como éste.
Una alternativa formal diferente es la que se orquestó para el pequeño centro cultural de Teguedite, un pequeño conjunto de viviendas situado en un entorno muy diferente. El emplazamiento se identificaba básicamente por un entorno de huertas destinadas a la agricultura de temporada. El sistema de cultivo empleado en la zona se caracteriza por la técnica del enarenado que consiste en la cubrición del terreno con jable o árido triturado de puzolana. Las pequeñas viviendas rurales, situadas en el entorno próximo, se caracterizan por unas formas de gran sencillez, pequeños cubos y prismas revestidos a la cal que brillan sobre la geografía bajo la potente luz del sol.
El elemento esencial con el que se ha construido tradicionalmente este territorio ha consisitido en una piedra puzolánica amarilla que dota a todo el paisaje de su característica unidad cromática. Color que tiñe tanto a los bancales de cultivo como a las pequeñas casas se han construido en cantería de este material hasta fechas muy recientes.
Todos estos elementos de carácter heterogéneo que señalo, funcionales, climáticos, constructivos, etc. intervinieron en la definición de cada uno de estos proyectos, siempre con el objetivo de lograr una inserción específica de los edificios en el paisaje de sus lugares. Con esa reelaboración de componentes locales hacia una versión un poco más culta de la arquitectura popular, intentaría una diferenciación y el refuerzo, por tanto, el carácter didáctico de la arquitectura pública. Se apostaba con ello por la conservación de la diversidad cultural frente a ciertos extrañamientos y uniformismos irreflexivos.

Fachada de la nueva sede de la empresa municipal de Aguas de La Laguna. 1997. Federico García Barba y María Nieves Febles, arquitectos.

Un caso diferente de inserción de nueva arquitectura en entornos tradicionales se produjo cuando afrontamos la ampliación de un edificio antiguo localizado en el casco histórico de La Laguna. Se trataba de la reutilización de una antigua casona señorial como sede de la empresa municipal de aguas de la ciudad. La naturaleza del encargo quedó condicionada, además, por la necesidad de conjugar la reestructuración de un edificio residencial para usos administrativos, con las estrictas condiciones de protección establecidas por el planeamiento vigente.
Antes de iniciar el proyecto se hizo un análisis tipológico de los edificios tradicionales presentes en ese ámbito urbano, declarado posteriormente Patrimonio de la Humanidad. Se llegaron a identificar unas pautas características en la forma de producción de la edificación, aquellas que definían una manera original de hacer la residencia, relacionadas específicamente con el carácter vernáculo de ese casco histórico. En paralelo, se realizó un estudio exhaustivo de la historia constructiva específica del edificio en el que intervendríamos. A raíz de ello se detectó, el fuerte efecto negativo que supuso una ampliación efectuada a finales del siglo XIX en clave historicista que cambió la disposición de la primitiva escalera e introdujo una crujía interior muy estrecha paralela a los muros estructurales de piedra del edificio previo.

Sede de la empresa Teidagua. La Laguna, 1997.Axonometría explicativa de la intervención.

En consecuencia, el proyecto de intervención se planteó desde el respeto a aquellas pautas tipológicas tradicionales, características de La Laguna y de raíz netamente mudéjares. La reforma del edificio que se propuso trataba de rematar el crecimiento hasta entonces realizado en la edificación, siguiendo los procesos formales y volumétricos tradicionales detectados allí. Era fundamental, en este sentido, el mantenimiento de un patio trasero y la conservación de los árboles de porte presentes.
La parcela contaba con dos fachadas paralelas entre sí y la intervención se planteó rehabilitando los volúmenes existentes, la conservación de un vació interior y el añadido de un nuevo volumen que definiera una nueva fachada posterior y permitiera un acceso más desahogado para los usuarios de las oficinas. El nuevo edificio se caracterizaría por una geometría irregular en respuesta a la forma de la parcela y que, en planta baja, se abriría espacialmente al patio interior, en el que se procedió a mejorar su ajardinamiento irregular. Ello garantizaba a los futuros usuarios el disfrute del espectáculo cambiante de las estaciones y la incidencia directa de la luz.
La rehabilitación de la parte más antigua se planteó a partir de la idea de corregir los desafueros realizados en la ampliación del XIX, restaurando a la manera tradicional la nave más próxima a la fachada, introduciendo una tercera planta en su parte trasera y devolviendo la escalera a su posición primitiva. En este caso, se trabajaron las nuevas cubiertas para dotar a la estrecha crujía central de una luminosidad y una singularidad espacial de la que carecía.

Interior de la sala de atención a clientes de la empresa Teidagua. La Laguna, 1997. Federico García Barba y María Nieves Febles, arquitectos.

En el año 2000, ganamos el concurso para la realización de un pequeño museo en otro de los pueblos que puntúan el norte de Tenerife, conocido como el Sauzal. Aquí volvería a usar por última vez y hasta la fecha esa forma de proyectar en el respeto a lo local que me ha acompañado a lo largo de los años.
En este caso, se trataba de acondicionar la casa natal de Sor María de Jesús, conocida como la Sierva de Dios, personaje del siglo XVII en proceso de beatificación, profundamente venerada por los tinerfeños y cuyo cuerpo incorrupto se encuentra depositado en el Convento de Santa Catalina de Siena de la ciudad de La Laguna.

Acceso a la primitiva casa de Sor María de Jésus. El Sauzal, 2003. Restauración de GBGV Arquitectos.

El encargo presuponía la habilitación de espacios expositivos que permitieran la presentación a los visitantes de los rasgos más sobresalientes de la vida y obra de la llamada Sierva de Dios. Al mismo tiempo, se tenía que organizar la visita a la casa natal lo que suponía la restauración del edificio original para albergar mobiliario y enseres que reflejaran también el característico modo en que se desenvolvería la vida rural de Tenerife en los siglos pasados.
El proyecto respondió a estos dos requerimientos básicos dividiendo la intervención en dos actuaciones diferenciadas. La primera parte trataba de resolver las necesidades informativas mediante la construcción de un nuevo pabellón que contendría toda la documentación sobre la vida y obra de Sor María de Jesús. La segunda se plantearía como una restauración a partir de la reconstrucción estricta de los espacios que originalmente constituirían aquel pequeño entorno doméstico.

Interior del pabellón expositivo de la Casa Museo de la Sierva de Dios. El Sauzal. GBGV Arquitectos, 2003.

Reflexionado sobre mi posible evolución como arquitecto, destacaría algunos tics ya consolidados en la rehabilitación de la arquitectura vernácula. Es el caso del respeto radical a unas formas y maneras populares que podrían considerarse muy humildes, un trato escrupuloso al intentar la recuperación de la esencia de aquellos simples espacios y siempre la utilización de los pobres y austeros elementos constructivos tradicionales. Como materiales estilísticos con los que escribir los diálogos de la nueva arquitectura, añadiría el análisis de las condiciones del sitio para extraer sus mejores posibilidades, la investigación sobre nuevas combinaciones espaciales y el recurso a los materiales del lugar, las piedras locales, la madera, las técnicas tradicionales usadas de una manera heterodoxa, etc. —>

RETAGUARDIA CRÍTICA

Acceso a la Fundación Serralves. Museo de Arte Contemporáneo, Oporto. Alvaro Siza Vieira

El debate arquitectónico experimentado en el último medio siglo ha sufrido vaivenes notables. En las postrimerías de aquellos divulgados Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna -los celebrados en Oterloo (1959) y en Urbino (1966)- las preocupaciones intelectuales de sus protagonistas se centraban en el rechazo al llamado internacionalismo y con ello, la denuncia de los errores a los que habían conducido las propuestas abstractas de la Carta de Atenas.

En aquellos años, la búsqueda constante de nuevos paradigmas hizo surgir planteamientos interesantes en el campo de la teoría y la práctica de la arquitectura. Gentes como el matrimonio Smithson, Louis Kahn, Ernesto N. Rogers y tantos otros hicieron concebir nuevas esperanzas para una renovación más ajustada a los sitios y lugares. La apertura de nuevos caminos de experimentación y sustento teórico sobre bases concretas condujo finalmente a la aparición de algunos escenarios alternativos al Movimiento Moderno, tales como el llamado Brutalismo en arquitectura, la experiencia Neorealista Italiana o la recuperación de un clasicismo actualizado. Así se iniciaría la sucesión de modas que ha pautado el desarrollo de la arquitectura en la segunda parte del siglo XX.

Erdman Hall, Bryn Mawr, Philadelphia. Louis I. Kahn. Foto: stosh1978, Flickr

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Más tarde, tendría un papel protagónico la etiqueta del Postmodernismo que acababa de irrumpir en el campo de la arquitectura con un auge propagandístico inusitado. Un nuevo istmo surgido sobre la base de la publicación del libro homónimo –Post Modern Architecture- del exitoso divulgador británico, Charles Jenks. Una formula cultural que luego se extendería con gran profusión a otros ámbitos de la cultura. El autor, junto a innumerables voceros a uno y otro lado del Atlántico, propugnaba como seña de identidad de esa posición formalista una recuperación acrítica del lenguaje clásico, su aplicación a la arquitectura contemporánea de una manera que podríamos considerar decorativa y que, devendría finalmente en un breve lapso de tiempo, en otro recurso propagandístico para avalar todo tipo de desaguisados inmobiliarios.
En esa época, frente al encandilamiento generalizado que significó el movimiento postmoderno, la propuesta de un regionalismo racionalizado de Framptom, una posible estrategia de integración entre el lugar concreto y el conocimiento global parecía un camino más apropiado para el desarrollo de la arquitectura en un ámbito periférico como el que puede representar el archipiélago canario en el contexto internacional de la cultura.
La primera referencia a estas nuevas ideas la encontré en un pequeño texto titulado El regionalismo crítico: arquitectura moderna e identidad cultural, de Kenneth Framptom y publicado en 1985 por la revista madrileña A&V Monografías de Arquitectura y Vivienda. En esa reflexión se exponía el carácter renovador que podría suponer la confrontación dialéctica entre tradiciones locales y modernidad universal. A través del recurso a determinados grupos regionales y personalidades cualificadas de la arquitectura más reciente, aquel texto exponía lo que podrían parecer los elementos constitutivos de un posible movimiento realmente innovador en la arquitectura.

Can Liz, Mallorca. Jorn Utzon. Foto: drz image, Flickr

En él aparecían citadas las obras de personajes clave de la arquitectura contemporánea, como Jorn Utzon o Louis Kahn, precursoras de una posible actitud que quedaría emparentada con aquel llamado regionalismo crítico. El caso peculiar de Alvar Aalto representaba también un claro precedente de esa posición de una arquitectura que, sin renunciar a su voluntad internacionalista, aparecía ligada a un territorio concreto. En el caso de Aalto, ese lugar específico era lógicamente Finlandia.

Casa de veraneo en Muuratsalo, Jyväskilä. Alvar Aalto. Foto: Paula Moya, Flickr

Tras aquellos precursores se ordenaban otros trabajos de algunos arquitectos más recientes como Mario Bota y Alvaro Siza. Obras significativas y brillantes explicadas sutilmente en su relación con una cultura local específica, el de la Suiza italiana en el caso del primero y la zona alrededor de Oporto en el segundo.
Decía Framptom, si hay un principio que resuma fácilmente al regionalismo crítico es el del compromiso con el lugar antes que con el espacio. Apoyándose a su vez en Hannah Arendt, el autor valoraba aquí lugar como una forma de resistencia frente a una unificación universal indiscriminada; como la encarnación de una cultura en un espacio geografíco determinado; ello, frente al universalismo del espacio impuesto por la globalización cultural imperante. Por otra parte, esa forma de abordar la arquitectura podría ser el resultado de la expresión del talento de individuos concretos enraizados en un territorio muy delimitado.
En el pensamiento de Kenneth Framptom el regionalismo crítico no pretendería recuperar las tradiciones locales como una evocación simplista, irónica o sentimental, tal como pudo ser propuesta por los neohistoricismos y regionalismos de carácter romántico que surgieron a finales del XIX y tampoco por la panoplia formal desplegada por el estilo postmodernista de finales del años 70. Por el contrario, tomaría como eje de sus propuestas una reinterpretación de lo vernáculo, analizando sus fundamentos espontáneos aquellos relacionados con la etnografía y la sabiduría ancestral: la coherencia de las construcciones populares con la topografía, su adecuación al clima, el aprovechamiento visual del paisaje, etc. En definitiva, la recuperación de los fundamentos culturales y los mitos locales que condujeron a una acumulación de pautas adecuadas para el encaje de la arquitectura en unos territorios determinados.
Aquellos planteamientos tuvieron un gran impacto en mi manera de concebir una arquitectura posible en un ambiente como el que existía en el archipiélago canario por esos años. Una sociedad embarcada en la construcción de una identidad específica en la que, por fin parecía florecer el esfuerzo y el pensamiento de tantos y tantos intelectuales que nos habían precedido en estas islas.
Como ya he explicado en un texto anterior, es muy difícil realizar un trabajo artístico e intelectual realmente novedoso sin entender el contexto cultural y sin analizar las raíces que han originado una forma peculiar de entender el lugar específico y el concreto espíritu del tiempo, acudir a los recurrentes genius loci.

Capilla del Instituto Tecnológico de Illinois, Chicago. Mies vander Rohe. Foto: planckstudios, Flickr

Un caso que, en mi opinión, podría equiparase desde la lejanía del tiempo y su universalidad, pero dentro de este contexto relacionado con el anclaje de la obra en los lugares, es el que representa Mies van der Rohe y su camino peculiar para el desarrollo de un discurso arquitectónico contemporáneo. Según Felix Duque, Mies siempre persiguió la superación de la técnica mediante la extracción de su artisticidad. Algo que, paradójicamente, existiría en sí misma. Según sus palabras cuando la tecnología alcanza su plenitud, trasciende hasta hacerse arquitectura. Y retornando al origen también señala Nuestra tarea, en esencia, es liberar a la práctica constructiva del control de los especuladores estéticos y restituirle aquello que debiera ser exclusivamente: construcción.
En la lectura y aplicación correcta de las especialidades constructivas relacionadas con cada lugar, en la extracción austera de su esencia volumétrica y tectónica, en la persecución de la fiabilidad de los materiales, su brillo, su fiabilidad peculiar, etc. se encontraría, según Mies, la verdadera trascendencia en arquitectura.
Siguiendo tanto el discreto planteamiento del regionalismo de Kenneth Framptom y la ambiciosa persecución de la verdad de Mies van der Rohe, creo que una perspectiva adecuada para estos momentos de incertidumbre podría situarse en una retaguardia crítica. Una posición alejada del fragor de la batalla de las arquitecturas rutilantes, casi un espacio de sosiego para la meditación sobre el trabajo personal, el encuentro entre las realidades próximas y la avalancha de imágenes procedente del exterior.

Casa del té. Matosihnos. Alvaro Siza Vieira

Después de una centena de años en que se ha perseguido sin cesar el vanguardismo en todos los estamentos de la arquitectura, considero esa retaguardia crítica como una reacción adecuada frente a la falsa escena de las estrellas impuesta desde el consumo mediático internacional. —>

CASAS CANARIAS

La arquitectura tradicional de Canarias inserta en un entorno urbano. Calle de San Juan del Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife. Acuarela de Francisco Bonnín. 1928

¿En que consiste el arte adaptado a un sitio concreto? ¿Que factores estilísticos llegan a ajustar adecuadamente una obra a la idiosincrasia de una cultura determinada? ¿Como hacer propuestas que respondan adecuadamente al espíritu del lugar y también al carácter de tu época? Son preguntas que muchos se hacen y en mi caso, específicamente en relación a la arquitectura, me obsesionaron durante bastantes años.

Porque la arquitectura entendida como actividad cultural tiene una responsabilidad que va más allá de la mera construcción de edificios y, en algunos casos, se transforma en la representación física de una específica manera de comprender el mundo, de la forma en que tus contemporáneos habitan un lugar concreto del planeta.

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Tipo arquitectónico básico y su crecimiento hasta formar una casa con patio central. Análisis tipológico de la arquitectura tradicional de la ciudad de Garachico en la isla de Tenerife. Grafíco del autor. 1996

Cuando empecé a trabajar como arquitecto, aquí donde vivo hace ya unos cuantos años, había una cosa que me intrigaba y casi me acosaba en mi entorno próximo. Consistía en una constante demanda relativa a una supuesta arquitectura canaria. Así, con denominación de origen. Eran años, allá a comienzos de la década de los 80, en los que se dedicaban importantes esfuerzos intelectuales orientados a la reivindicación de identidades locales. Un reflujo romántico tardío con resabios políticos excluyentes muy útil para la construcción de nuevos espacios de poder. En este archipiélago atlántico, y también en el entorno del estado español, en un tiempo y un lugar en que se estaba definiendo el sistema cuasi federal de las autonomías que ha caracterizado a este pais durante las últimas décadas.
Pero la cuestión principal para nosotros, aquellos que comenzábamos una carrera profesional en Canarias a comienzos de los años 80, era determinar en que consistía aquello de la arquitectura archipiélagica de la casa canaria. ¿Cuales eran los elementos con los que se componía ese concepto de lo canario en arquitectura que se nos presentaba como una abstracción formal y constructiva indeterminada pero irrefutable en la mente de nuestros interlocutores?

La influencia mudejar en la arquitectura tradicional de Canarias. Despiece del artesonado de madera de la ermita de San Sebastián en Santa Cruz de Tenerife. Dibujo cortesía de Cristo Caballero.

Para esta representación demandada, algunos recurrían al ejemplo de la arquitectura popular de raíces campesinas, a la que se asociaban por doquier las referencias etnográficas a los modos de vida tradicionales ligados a una agricultura de subsistencia. Otros señalaban algunos elementos explícitos, morfológicos y constructivos, como fundamentos espaciales de una supuesta expresión canaria, galerías y balcones abiertos al paisaje. Casi siempre se señalaban las carpinterías de madera, las tejas y los muros de piedra enfoscados a la cal como los modos constructivos característicos de esta condición. Algo que los historiadores canarios definían como una herencia derivada inicialmente de lo mudéjar y transmutada en algo peculiar durante generaciones a lo largo de sucesivos baños estilísticos y formales venidos de la Europa continental. Una expresión cultural que estaría ligada a un pasado andalusí más remoto y su posterior filtrado desde el suroeste de la península ibérica y Portugal.

Una calle de la ciudad de Trinidad en la isla de Cuba

Valorada con objetividad, la arquitectura popular y culta desarrollada en Canarias forma parte de un longevo proceso colectivo, integrado en la expansión de la civilización europea hacia el Atlántico, con su posterior ramificación por el Caribe y América del Sur. Ejemplos construidos similares a la arquitectura popular canaria los podemos detectar, con pequeñas y casi imperceptibles diferencias, tanto en la arquitectura del sur de Andalucía, el Alentejo, y Madeira, como en Cuba, Santo Domingo, Colombia e, incluso, Perú. Una base endeble para el afianzamiento de una cultura nacional cuando el elemento más característico es precisamente su fuerte internacionalismo. Quizás este carácter de crisol de experiencias relacionadas con una zona del mundo sea efectivamente, su valor. Algo que no debería servir de soporte a un planteamiento identitario caduco, cuya única razón es una política maniquea, aquella de ellos y nosotros.
Sin embargo el resultado de esa etiqueta, la arquitectura canaria a la que se referían mis contemporáneos, en las últimas décadas del siglo XX, se caracterizaba por una baja calidad estilística, una mezcla de pastiche formal y sistemas constructivos modernos basados en el cemento. Un inventado escenario de lo cotidiano que reflejaba una nostalgia por un pasado idealizado. Por todos lados, se presentaban como ejemplos de correcta “arquitectura canaria” edificios contemporáneos, de volúmenes prismáticos sencillos de una blancura inmaculada, con tejados a cuatro aguas y carpinterías de madera que remedaban los diseños característicos de un neoclasicismo local de cortas miras. En el imaginario popular, el balcón canario era el elemento arquitectónico que mejor expresaba este anhelo por una arquitectura enraizada con la tierra. Su traslación constante a la arquitectura turística fue la culminación de un pensamiento artístico muy mal entendido, reflejo de un déficit cultural muy importante. En los espacios turísticos de las islas se aprovecho esta pulsión formal para consolidar una especie de disneylandia del folklore local.

Casa cuartel de Colmenar, isla de Gran Canaria. Foto: Marianne Perdomo, Flickr

Andando el tiempo pude acceder a las fuentes ideológicas en las que se había basado todo aquello, que se remontaban al peculiar esfuerzo de investigación sobre nuestro pasado como colectivo social, realizado esencialmente por personajes amateurs hacía ya casi un siglo. Esforzados etnógrafos que, probablemente, tomarían esa tarea como un hobby, todo lo serio que se quiera pero muy débil en argumentos sólidos, con el que contribuir a dignificar culturalmente a una región insular como la nuestra. En su base estaban aquellas aproximaciones etnográficas de raíz romántica que se habían extendido por Europa a finales del siglo XIX.
Lo curioso es que toda esta parafernalia de elementos formales ignoraba verdaderamente las raíces sociales y económicas de aquella cultura campesina ennoblecida, perteneciente a un remoto pasado arcádico. Una vida insular idealizada como reflejo de una supuesta buena relación con el medio y una alta autenticidad personal. Sin embargo, se ocultaba una realidad de centurias pasadas en las que existió el hambre, fuertes penurias y una incultura popular muy alta. Suponía también una insconciencia notable y deliberada sobre la increíble transformación económica experimentada por estas islas en la segunda mitad del siglo XX, el paso de una estructura agraria de subsistencia a una economía de servicios basada principalmente en un pujante sector turístico y comercial.
Lo que se imponía como el canon de lo canario, era en realidad una tergiversación inconsecuente de algunos elementos estilísticos extraídos de aquella arquitectura popular y que se emplearían masivamente en la decoración exterior de las edificaciones e instalaciones turísticas. La recreación de un escenario idílico que enmascaraba unas apetencias especulativas desaforadas y una arquitectura de bajísima calidad formal y constructiva.
En contraposición a ello pensé que un camino alternativo para una integración entre esta demanda expresiva, potentemente asumida por las elites locales en sus aspiraciones representativas, y la realización de una arquitectura residencial renovada debía de volver a analizar realmente los orígenes de aquella arquitectura popular.
Con los años, tuve ocasión de visitar en profundidad las islas Canarias orientales y ver in situ los restos de la arquitectura popular existentes en Lanzarote y, sobre todo, en Fuerteventura. Recorrer los núcleos urbanos fundacionales en los que se asentaron aquellos normandos que llegaron a estas islas a comienzos del siglo XV, desde la Rochelle en la costa atlántica de Francia. Y más tarde, todo el aluvión de castellanos, portugueses, genoveses, etc. que, con sus bagajes culturales respectivos, han tenido una influencia decisiva en la formalización de la historia de la arquitectura realizada en Canarias.
En Fuerteventura, en los años 80, aun permanecían los restos de aquellas arquitecturas campesinas de una altísima austeridad constructiva. Por no tener, no tenían ni madera para las cubiertas y carpinterías. Un material que tenía que importarse desde otras islas. Las escuetas casas de Betancuria, Antigua y el valle de Santa Inés, con sus muros de argamasa, piedra del sitio y techumbres de paja soportadas con troncos de palmera, ejemplificarían para mí una primera manera de hacer arquitectura aquí en Canarias. Unos recursos escasísimos que dictaminarían una arquitectura altamente pobre y austera. La simplicidad era un corolario necesario que se reflejaba en unos arquetipos de volumetría prismática de pequeño tamaño bajo cubiertas a dos aguas.

Pequeña vivienda tradicional en Valle de Santa Inés, isla de Fuerteventura

En la isla occidental de La Gomera, siguiendo los caminos de la colonización del archipiélago, se podía rastrear la evolución posterior de esa arquitectura popular que tanto caracteriza al paisaje canario, ya con una disponibilidad de una mayor variedad material; algo que se debe a la presencia de importantes masas boscosas, piedras basálticas más duras y arcillas ricas en hierro. Los tipos edificatorios siguieron conservando aquel carácter primigenio y arquetípico, pequeños paralelepípedos rectangulares que se distinguen de los de Fuerteventura porque empiezan a combinarse y agregarse formando ya elementos ligeramente más complejos. La influencia cultural del estilo mudéjar árabe del sur peninsular establece una impronta formal que se refleja en el mimo con que se ejecutan las tracerías de algunas cubiertas de madera y sobre todo en la carpintería de puertas y ventanas. En estas épocas remotas de los siglos XVI y XVII empiezan a realizarse ya esos balcones canarios tan ensalzados que tienen parientes en lugares tan remotos como el Cairo y Bagdad.

Paisaje urbano en Agulo, Isla de La Gomera. Finales del siglo XIX

La aparición en las islas de los núcleos poblacionales más densamente organizados, algunos puertos de mar, como Las Palmas, Santa Cruz de la Palma, San Sebastián y Garachico y otros interiores, como Betancuria y La Laguna, define una nueva forma de hacer la ciudad y las arquitecturas asociadas. Se produce una arquitectura más urbana, rica y compleja en sus formas y tipologías de ordenación espacial. Toda esa manera de hacer la arquitectura tradicional fue exportándose paulatinamente hacia América Latina con las sucesivas oleadas de emigración obligatoria, que tantos y tantos canarios tuvieron que asumir partiendo hacia el nuevo mundo y formando parte de tripulaciones y contingentes de colonización.
Lo más interesante de todo ello, era la forma en que las arquitecturas populares y cultas habían ido construyendo un cuerpo de modelos organizativos y espaciales urbanos de crecimiento en base al incremento de las necesidades familiares. Los espacios de la arquitectura tradicional desarrollada en Canarias presentan una riquísima casuística de ejemplos de adaptación al medio, tanto al paisaje rústico como a las ordenaciones urbanas. Esto tuve ocasión de comprobarlo cuando hicimos a mediados de los años 90, los trabajos de ordenación y protección del casco histórico de la pequeña ciudad de Garachico en la isla de Tenerife. Allí pude establecer sobre la base de ejemplos existentes un árbol de tipologías urbanas, constituido por las innumerables variantes organizativas de las plantas de las casas tradicionales. Algo que se repite en otras ciudades del archipiélago y, curiosamente, en las soluciones adoptadas en algunas fundaciones del Caribe.

Colección de tipos tradicionales existentes en la ciudad de Garachico. Gráfico del autor. 1996

Toda una vasta experiencia de organización del espacio que constituye un precedente muy interesante de adaptación al medio geográfico local. Un conjunto de ejemplos y formalizaciones espaciales que constituyen un repertorio espacial, fruto de una experiencia de siglos, caracterizado por un enraizamiento al lugar y una buena respuesta al clima, al paisaje y a la disponibilidad local de materiales. En suma, ideas y bases para una arquitectura realmente sostenible y poco consumidora de recursos externos que poco tiene que ver con formalismos y remedos de estilo.—>

BORROMINI Y LA GEOMETRÍA

La cupula de la iglesia de San Carlino alle Quatro Fontane. Francesco Borromini, 1641
Borromini es considerado uno de los principales innovadores de la historia de la arquitectura e iniciador de la revolucionaria arquitectura barroca. Frente a los trucos y escenografías de sus contemporáneos siempre tuvo una confianza absoluta en la geometría como principal herramienta para la construcción arquitectónica. Aquella que logra la más correcta interrelación entre espacialidad y estructura de soporte.

Su obra se basó siempre en simples elementos geométricos, triángulos y círculos y cuya traslación y manipulación espacial, mediante prismas, cilindros y casquetes esféricos, se tradujo en una arquitectura admirada desde siempre y, sin embargo, difícilmente reproductible. Innumerables colegas de su época, y con posterioridad, quisieron copiar sus iglesias e imitar su estilo inigualable, siempre con escaso éxito.
Borromini usaría el triángulo y el círculo en su arquitectura en su papel de metáforas recurrentes e imágenes que se relacionan con el cristianismo. El triángulo equilátero como simbolismo de la Santísima Trinidad, aquella compuesta por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El círculo como representación del infinito, la eternidad de Dios en un mundo sin final.
Iglesia de Sant’Ivo alla Sapienza. Francesco Borromini. Interpretación geométrica de los elementos espaciales que originan la planta.
En 1599 nacía Francesco Borromini en la ciudad de Lugano, en el borde italiano de los Alpes. Relacionado desde su niñez con las familias de conocidos arquitectos renacentistas como Domenico Fontana y Carlo Maderno, el joven Borromini estaba ya trabajando en las grandes obras de Roma en la segunda década del siglo XVII. Unas magnas construcciones que abarcaban tanto la arquitectura, la ingeniería como el urbanismo para dotar a la sede de la Cristiandad con un empaque y boato en correspondencia al creciente flujo de peregrinos que cada año visitaba la ciudad.
Obras urbanas que se remontaban a un siglo atrás, cuando el papa guerrero Julio II dio comienzo a la reconstrucción de la basílica vaticana bajo la dirección de Bramante. A lo largo de ciento cincuenta años, la ciudad del Tiber estuvo sujeta una profunda transformación, debido al impulso de más de una veintena de sus sucesores en la cátedra de Pedro. Todo ello hasta llegar al pontificado de Paulo V, miembro de la familia Borghese, durante el cual Maderno, en su condición de arquitecto principal de la Congregazzione della Reverenda Fabbrica, estaba finalizando la ingente tarea de San Pedro, desarrollada por Miguel Ángel con el remate de la cúpula central y la construcción del cuerpo de fachada principal de la iglesia.
Una época intensa en obras, necesitada de toda una multitud de operarios, artistas y técnicos relacionados con el manejo de la piedra como Miguel Ángel, Maderno, Bernini o el propio Borromini, entre muchísimos otros. Éste último había iniciado su carrera como pedrero especializado hasta alcanzar los conocimientos propios de la arquitectura, después de una amplia formación como escultor decorativo. Finalmente, había llegado a ser el ayudante más apreciado de Maderno. Sin embargo, una vez desaparecido éste último, la carrera de Borromini sufriría un revés decisivo con su apartamiento de la responsabilidad de guiar el acabado de los trabajos de la basílica y la encomienda de esa responsabilidad a Gian Lorenzo Bernini, por razones que nada tuvieron que ver con su capacidad técnica y sí, con sus escasas habilidades sociales.

El curioso remate en espiral de la linterna de la iglesia de Sant’Ivo. Borromini, 1845
Quedaría Francesco Borromini condenado a la realización de obras menores dentro del movido panorama romano de la primera mitad del siglo XVII. Trabajos en los que podría demostrar sobradamente un conocimiento así como una inventiva que lo llevó a traspasar los límites de las convenciones al uso. También superar la crítica más despiadada de sus coetáneos e imponer con ello una nueva manera de hacer arquitectura. El problema principal para él sería su irreductible carácter y su incapacidad social lo que hizo finalmente que su obra quedara limitada a una muy escasa serie de edificios y construcciones de menor entidad. Entre ellas, las iglesias de San Carlino alle Quatro Fontane y San Ivo alla Sapienza destacarían como sus trabajos principales. Tal como reconoce en su tratado inacabado Opus architectonicum, Borromini basaba sus creaciones solo en la autoridad de algunos de sus predecesores, principalmente en los arquitectos y constructores de la antigüedad clásica, y también en los ejemplos de Miguel Ángel, cuyos originales diseños tuvo que ayudar a rematar en los años finales de la construcción de la basílica de San Pedro.

Iglesia de San Carlino. Francesco Borromini, 1641. Esquema geométrico del diseño de la planta
Pero Borromini creía además fervientemente en el ejemplo infalible de la naturaleza, como la fuente de inspiración principal para la obra de arte. La naturaleza como representación del concepto de la divinidad, a la manera en que era entendida en los siglos XVI y XVII y la arquitectura como imitación de lo natural, de acuerdo también a lo expresado por Alberti en sus tratados. Para los arquitectos de esa época y contexto cultural, el trabajo del arquitecto consistía fundamentalmente en la representación de la perfección y la armonía natural, a partir de la referencia a los restos y modelos heredados de la antigüedad griega y romana. Las ideas platónicas sobre lo natural, reflejadas en los escritos de Galileo, por ejemplo, se expresarían principalmente a través de las matemáticas, las relaciones numéricas y la combinatoria de los cinco sólidos pitagóricos, componentes que explicarían las formas visibles en el mundo.
Afirmaba Galileo que el gran libro de la Naturaleza está escrito en el lenguaje de la matemática y son sus caracteres triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es imposible comprender una sola palabra de él.
Yendo más allá, Alberti consideraba que las iglesias debían responder necesariamente en su trazado al círculo y a la esfera como formas que reflejan la máxima aproximación a una perfecta simetría y con ello, constituirían el emblema más representativo de la belleza implícita en la idea de Dios. Los grandes tratados de Serlio y Alberti, interpretes del único texto conocido sobre arquitectura clásica, los vitrubianos Diez Libros de Arquitectura, constituirían la fuente de inspiración para una arquitectura cuyo fundamento trata de recuperar la noción de belleza relacionada también con la proporción de la figura humana.
Los elementos geométricos más sencillos constituirían así la base para el desarrollo de edificios religiosos cuya simbología quiere expresar esa idea de perfección y de interpretación de lo natural como imagen representativa de la divinidad. El abandono de la planta en cruz latina a favor de la griega, más simétrica y ordenada, tendría que ver con este esfuerzo de simplificación y de construcción de relaciones claras y netas, asociado a esa buscada adherencia trascendente.
En 1634, Borromini recibió el primer encargo independiente de su carrera, la construcción del monasterio e iglesia de San Carlino alle Quatro Fontane, destinado a albergar la sede de la orden española de los Trinitarios Descalzos. Un trabajo por el que no quiso cobrar y que le catapultaría a un reconocimiento inmediato entre sus contemporáneos. En un emplazamiento sumamente difícil, en la intersección de las Stradas Pia y Felice, realizaría una de las obras maestras de la arquitectura de todos los tiempos. Ese lugar había surgido como parte del esquema urbano establecido por Sixto V cuarenta años atrás y allí se habían construido las cuatro fuentes que son elementos esenciales para entender el peculiar tridente viario que define la Roma barroca.
Tres años más tarde, el arquitecto iniciaría el trazado de la cimentación de la curiosa iglesia de planta inclasificable que forma parte del complejo. Es fácil imaginarse sus largas noches en vela frente a unas resmas de papel, intentando hallar las reglas geométricas con las que poder llevar a la realidad la arquitectura imaginada, o más bien presentida. Emborronando con carboncillo y unos precarios instrumentos de dibujo, reglas y compases de madera, intentando extraer el orden de una masa informe de rayas y garabatos. Unos documentos que han llegado hasta nuestros días y que se conservan en la colección gráfica del Museo Albertina de Viena.

Diseño original para el convento e iglesia de los Trinitarios Descalzos. Grafische Sammlung Albertina, Viena
Concentrado en su saber y dominando la rabia de observar a sus adversarios lograr mayores favores en la corte de los papas, Borromini probablemente se dejó guiar por el entusiasmo para demostrar inapelablemente sus capacidades en una obra inigualable. Un edificio, cuya disposición y claridad espacial viene produciendo una admiración sin límites desde entonces, como contraposición a su escueta sencillez y austeridad material.
Una idea había desde el inicio y era que el diseño de la iglesia de San Carlino alle Quatro Fontane partiría de la figura del óvalo, trazada de acuerdo al sistema de triangulaciones inventado años atrás por Serlio. Una articulación geométrica de dos pares de triángulos equiláteros de distinta dimensión, conjuntados formando un rombo y una estrella de David entrelazados y que permiten dibujar fácilmente apoyados en sus vértices una forma ovalada simple. Esta sería sin duda la base para la novedosa cúpula elipsoidal y el fluido tambor de soporte.
Durante varios años, mientras la estructura del sótano crecía, el arquitecto hizo sucesivas aproximaciones para generar la disposición definitiva de la planta, conformando dos capillas laterales de escasa profundidad y dos espacios semicilíndricos en los dos extremos del eje mayor del óvalo, uno para el altar mayor y otro simétrico enfrente desde donde se produce el acceso en unas condiciones urbanas sumamente difíciles. La geometría del edificio quedaría establecida definitivamente por un octágono irregular alargado donde encajaría el conjunto de curvas de la planta, permitiendo la transición hacia la cúpula mediante semicasquetes esféricos que rematan los elementos cilíndricos verticales y soportan el grueso entablamento de enlace entre ambos volúmenes espaciales.
Este esquema sencillo de organización espacial es muy difícil de apreciar en una primera lectura de los documentos interpretativos convencionales -plantas y secciones- pero que, sin embargo, se presenta con toda su belleza y serenidad en una visita al lugar. La simpleza conceptual y la totalidad espacial se perciben entonces con un solo recorrido visual, una vez se atraviesa la puerta principal, pudiendo así comprenderse admirativamente todo el alcance de la genialidad del arquitecto.
En 1643, casi diez años después del encargo de San Carlino, curiosamente por intercesión de Bernini, su principal rival en la corte de los papas, Borromini es nombrado arquitecto de la Universidad de la Sapienza. Este cargo le permitiría realizar una segunda iglesia cuya construcción supondría también un campo experimental para la consagración de la espacialidad barroca. Muchos autores han considerado desde entonces el brillante volumen creado en Sant Ivo alla Sapienza, como su mejor obra.
Aquí el arquitecto vuelve a recurrir a sus apreciados círculos y triángulos equiláteros, organizados sobre una única estrella de David. En este caso, para conformar una iglesia de planta central y capillas laterales integradas. El trazado se organiza sobre puntas alternas y para ello se disponen tres círculos en los vértices exteriores y otros tres en el centro de los lados de los triangulos, formándose así interiormente, la característica forma de la planta de la iglesia. Afuera, el arquitecto dispone seis círculos iguales concéntricos que definen la característica volumetría exterior del edificio. Entre ambas caras se construye el soporte que permite encajar los esfuerzos provenientes de la estructura de la cúpula superior, los empujes laterales y la transmisión del peso total del conjunto.

Esquema axonométrico representativo del espacio interior de Sant’Ivo alla Sapienza. Dibujado por Christian Norberg Schulz para su libro, Arquitectura Barroca. 1980.
El espacio interior se remata con una cúpula formada por gajos esféricos que, como señalaría Anthony Blunt, efectúan una reducción paulatina hacia el centro de los elementos de la planta hexagonal y con ello, de la totalidad del espacio inferior. Sutilmente se dispone un entablamento y unas ventanas superiores que ignoran la forma cóncava de los arcos de circunferencia volcados hacia el interior de la planta. El efecto expansivo conjunto genera un efecto dinámico altamente expresivo.
Con ello, Borromini logra su ideal de espacio unitario estableciendo una continuidad total desde el suelo hasta la linterna que remata la cúpula. Efecto que se construye sobre la base de elementos geométricos totalmente simples, planos verticales sectores cilíndricos y gajos esféricos que, junto a la luz establecen un recinto interior de una grandeza luminosa sin par.
Vista interior de la cúpula de la iglesia de Sant’Ivo. Foto: Deivand, Flickr
Estas dos obras junto con alguna otra construcción menor como el Oratorio de San Felipe Neri, ejemplifican la importancia del carácter del artista en su voluntad de llevar a cabo sus ideas por encima de cualquier otra consideración. A pesar de la escasez numérica de sus obras y frente a su incapacidad para interactuar positivamente con la sociedad de su tiempo e, incluso el desprecio de muchos de sus contemporáneos, Borromini ha pasado a la historia como uno de los más brillantes artistas que nos ha legado el barroco italiano.