Obras de Le Corbusier en Francia y Suiza


Ver Le Corbusier. 15 obras en Francia y Suiza en un mapa más grande

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Esta maravilla de Google permite ver en detalle los emplazamientos de las obras mediante la imagen de satélite, marcando en Sat. arriba a la derecha y haciendo zoom progresivo aplicando el + a la izquierda
Para obtener una información más detallada acceder aquí.
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LE CORBUSIER EN FRANCIA Y SUIZA

Perspectiva de la Chapelle de Ronchamp frente al paisaje. Dibujo preparatorio del arquitecto. Nº de catálogo 7111, Fondation Le Corbusier

Algunos arquitectos contemporáneos constituyen ya una referencia ineludible en la historia de la arquitectura. Uno de ellos es Le Corbusier, un personaje que construyó laboriosamente no solo su obra, sino también su propia imagen personal, estructurando una narración constante de sus intereses y realizaciones a lo largo de los años.

Las obras de este artista referencial, establecidas ya claramente como una parte sustancial del canon de la arquitectura contemporánea, constituyen un riquísimo legado al cual se acercan infinidad de arquitectos y estudiantes para aprender cuales son las aportaciones que desde la disciplina se pueden hacer a la sociedad. La conocida Ouvre complète, la constante catalogación de sus trabajos, junto con la infinidad de textos que a lo largo de su vida redactó Le Corbusier, constituyen una inmensa tarea, realizada con sistemática disciplina, que asombra por su profundidad y extensión.
La cripta del monasterio de La Tourette, en Eveux sur l’Arbresle

 

Visitar la obra de Le Corbusier se ha convertido con el paso de los años en una práctica realizada por muchísimas personas, una peregrinación que engloba ya a multitudes reducidas. Es un esfuerzo que requiere saber en que ciudades se localizan los edificios, buscar las direcciones y los modos para llegar. He querido facilitarles ese esfuerzo que he hecho ya en mi caso para la mayoría de estos edificios; que he escogido intencionalmente y que he disfrutado con su visita a lo largo de mi vida. Constituyen una muestra de lo que más me ha interesado de la obra del arquitecto en relación a los distintos y diferentes períodos en que se puede segmentar su trabajo.
Esta guía se completa con un pequeño plano de localización, que se basa en GoogleMaps, y que contiene referencias específicas relativas a la dirección postal concreta y una posible forma de acceder al edificio. Las obras que he seleccionado son las siguientes:

1.- La Petite maison. Vevey, Suiza. 1924
Route de Lavaux. Cerca de Montreux a orillas del lago Leman
2.- Ville La Roche. Auteuil, Paris. 1925
8-10, place du Dr. Blanche. Metro Jazmín
3.- Villa Stein. Garches, Paris. 1927
17, rue du Professeur Victor Pauchet. Cerca de Saint Cloud
4.- Ville Savoie. Poissy, Paris. 1929
82, rue de Villiers. Noroeste de la ciudad.
5.- Cité de Refuge. Ivry, Paris. 1932
12, rue Cantagruel. Frente a Bercy. Metro Biblioteque François Miterrand
6.- Maison Clarte. Ginebra, Suiza. 1932
Rue Adrien Lachanel. Al Este del centro histórico
7.- Pavillon Suisse. Cité Internationalle Universitaire, París. 1932
7, boulevard Jordan. Metro Cité Universitaire. Al Sur de la ciudad
8.- Inmeuble Molitor. Boulogne Billancourt, Paris.1934
24, rue Nungesser et Colli. Metro: Jean Jaurés
9.- Unité d’Habitation. Marsella. 1952
2800, boulevard Michelet
10.- Le petite cabanon y tombe. Roquebrune-CapMartin. Menton. 1952
Camino paralelo al Sentier du Borde de Mer. Plage du Buse, cerca de Niza
11.- Maisons Jaoul. Neully sur Seine, Paris. 1956
81 bis, rue de Longchamps. Junto al Bois de Boulogne. Metro: Pont de Neully
12.- Chapelle de Notre Dame du Haut. Ronchamp, Belfort. 1955
Rue Le Corbusier. Situada al Este de Francia
13.- Couvent de la Tourette.Eveux sur l’Arbresle, Lyon. 1958
Chemin de la Tourette. Al sur del pueblo
14.- Heidi Weber Haus. Zurich, Suiza. 1967
Zurichhorn Park. Höschgasse, 8. Se puede llegar en tranvía desde la Hauptbanhof
15.- Eglise de Saint Pierre. Firminy. 1970
Rue des Noyers

La tumba de Le Corbusier y su esposa Yvonne en el cementerio de Roquebrunne. Foto: lejolicoeur, Flickr

 

Espero que, a alguno de ustedes que me leen a través de Internet, este esfuerzo le pueda servir de utilidad en sus viajes al centro de Europa para disfrutar de la obra de este artista universal que forma ya parte indeleble de la cultura contemporánea.

La primavera ya está aquí y el verano a punto de llegar. Una época para la caza y el viaje de exploración personal. Les animo a visitar la obra de Le Corbusier. Siempre es altamente gratificante y enriquecedora. —>

 

EL CRACK DE 2010

Toda la verdad sobre la crisis
Por Santiago Niño Becerra
Los libros del lince. Barcelona 2009

Los economistas suelen ser una casta extraña de historiadores frustrados, especializados en explicar las cosas que ocurrieron en el pasado y pudieron hacerse de otra manera. Muy pocos entre ellos, son capaces de hacer prospectiva e intentar anticipar una explicación sobre cuales serán los fenómenos que nos depara el futuro. Algo que en las actuales circunstancias necesitamos con urgencia.

<--- Uno de esos raros especimenes es Santiago Niño Becerra, un economista heterodoxo que acaba de publicar un libro tremebundo. En él expone una argumentación sobre porqué podríamos estar a las puertas de una transformación radical del sistema productivo con el que hemos convivido más de 200 años, el capitalismo. El profesor Niño, catedrático de Estructura Económica de la Facultad de Economía de la universidad Ramón Llull, era prácticamente un desconocido más allá de los ambientes académicos hasta que el mes pasado ha publicado este libro que comento; El crack de 2010 es un texto que se ha convertido casi instantáneamente en un best seller y que va ya por su quinta edición en los escasos dos meses desde su primera publicación.

En El crack de 2010 se hace un somero repaso sobre las condiciones históricas y las posibles causas que nos han llevado al desastre financiero actual. Pero lo realmente novedoso de su exposición, es la anticipación de cual puede ser un posible escenario hacia el que nos dirigiéramos inexorablemente.
Para el profano, una gran parte de la tesis que presenta Santiago Niño parece bien cimentada sobre una descripción lógica y temporalizada de los acontecimientos. Resulta sobrecogedor constatar que, probablemente en este momento, no nos encontramos ante una de las habituales crisis recurrentes a las que el sistema capitalista nos ha tenido acostumbrado en los últimos años. Lo que ya está claro es que la situación es netamente asimilable al proceso ocurrido en la década de los 30 del siglo XX, en el que el Producto Interior Bruto Mundial se redujo a un 60% del que existía con anterioridad; en el que también la situación de desempleo de la población activa superó el terrible guarismo del 30% y la recuperación de la actividad empezó a producirse una vez transcurridos más de una quincena de años y una guerra mundial de por medio.
Según Niño, a partir de los años 30 del siglo pasado y como consecuencia de la imposición de nuevos procesos productivos tras la 2ª Guerra Mundial, el sistema económico ha crecido exponencialmente, a costa de la utilización de todo tipo de recursos y siempre con la consideración de una posible expansión infinita. Y ello de una forma desmedida e incontrolada que ha desembocado en una mayor acentuación de las tendencias al despilfarro y finalmente, al simple y puro desperdicio.
Este proceso habría llegado al punto de inflexión con la constatación de sus límites y la crisis de ahora sería la primera señal de un cambio inexorable de paradigma. Lo cierto es que la economía mundial llevaba años funcionando por inercia, sin control real de nadie, y sobre la base de una especie de piloto automático, sustentado por una filosofía suicida de que el mundo habitualmente iba bien. La secuencia del cambio se habría iniciado en 2007, hace ya dos años, con la manifestación primera del problema en el sector financiero (aquél originado por las llamadas hipotecas basura otorgadas por los bancos estadounidenses de las que tanto se ha hablado en estos últimos tiempos).
Los ciudadanos de a pie estamos asistiendo perplejos a una situación sobre la que la mayoría no comprendemos todavía cabalmente su alcance y consecuencias. Una contracción radical del sistema económico que se va engendrando a cámara lenta y en la que los lideres políticos y empresariales están actuando primordialmente a base de recetas cimentadas en mecanismos obsoletos y que se muestran claramente ineficientes ante unas situaciones absolutamente diferentes.

La protesta colectiva frente a los bancos como consecuencia del corralito argentino de 2001. Fuente: BAP Photographer

Los amortiguadores sociales construidos a lo largo de las décadas pasadas están impidiendo la instauración con una mayor virulencia de la crisis en los países más avanzados. Sin embargo, los efectos compensadores de herramientas como la protección social, el seguro de paro, etc. no son infinitos. La espiral descendente que experimentamos hace que su efecto colectivo tienda a ser decreciente y limitado en la medida en que la evolución del sistema lleve a recortes que paulatinamente se acrecientan y que los ingresos públicos vayan mermando como consecuencia de una menguante recaudación fiscal.
Son las secuelas de un intenso proceso deflacionario en ciernes sobre el que los responsables políticos están actuando mayoritariamente con estrategias declarativas y con ineficientes acciones organizativas. El principal objetivo consiste en prolongar la situación en que se ha vivido, alargar los recursos con el fin de no perderlos totalmente. Un planteamiento que está provocando recortes generalizados en todos los ámbitos del sistema económico. En el caso español, tanto en el ámbito central del estado como en el espacio de las autonomías y regiones, esta incapacidad de los líderes para afrontar convenientemente la situación se está tornando en una inercia suicida que va a incidir muy negativamente en una necesaria reorganización social.
Mientras tras el
crack de 1929 la tendencia fue en ir a más, ahora hemos alcanzado un máximo de bienestar, una situación probablemente insuperable que nos coloca ante un panorama de ir a menos. En esta perspectiva de disminución creciente del acceso a todo tipo de bienes y también a los recursos del estado, lo que nos aboca probablemente a asumir una filosofía basada en la responsabilidad personal y en la que los apoyos exteriores a las personas así como los procedentes de las instituciones serán probablemente cada vez más escasos.

Depression soup, 1930. Fuente: The patriotic gentleman

Según el profesor Niño, una vez que la verdadera crisis estalle, se impondrá por la fuerza de los hechos, una paulatina imposición de limitaciones al uso y consumo de los recursos esenciales, bien a través del aumento de su precio, bien a través de la restricción o denegación de su consumo, lo que acarreará la muerte de algunas actividades, que se revelaran ineficientes cuando se les impida el desperdicio.
En el futuro, las tendencias hacia una mayor austeridad y un aumento en la eficiencia relacionada con la administración de los recursos se impondrán inexorablemente. Tampoco habrá trabajo para todos a la manera en que se ha entendido hasta ahora. Una minoría, cuyo tamaño estará en constante reducción, tendrá acceso a unos cometidos muy especializados mientras la mayor parte de la población solo se podrá dedicar a la mera subsistencia mediante la recuperación de las tareas más prosaicas y locales. Lo fundamental, de acuerdo a la argumentación de este autor, serán los conocimientos orientados hacia lo utilitario, es decir aquellos que sirvan en la práctica para diseñar y elaborar bienes y servicios que sean realmente necesarios e ineludibles socialmente.
Profesiones relacionadas con una mayor optimización y mejor aprovechamiento de recursos crecientemente escasos podrían a tener un papel fundamental. La rehabilitación y reciclaje de todo tipo de elementos desechados, o que actualmente forman parte de la basura, pasaran a adquirir una gran importancia colectiva. Los inmensos vertederos actuales pueden llegar a convertirse en las verdaderas minas del futuro, unos lugares de los que extraer laboriosamente los recursos necesarios para la subsistencia.
En este momento de profunda crisis, colectivamente estaríamos empezando a adquirir consciencia social sobre la necesidad de un cambio de filosofía, pasando de un pensamiento económico basado en el individualismo, aquél basado en que cada palo aguante su vela, a la imposición de un mayor protagonismo de conceptos como colaboración, coordinación y responsabilidad colectiva.

Mercado de trueque argentino. 2001. Fuente: orianomada

Un paso más allá -que vendría dado casi obligatoriamente por el agravamiento de las circunstancias- sería la implantación de una economía de subsistencia en la que los intercambios se reducirían a los niveles más primarios, orientando la recuperación de las producciones locales y recurriéndose a sistemas de funcionamiento superados como el trueque. Unas circunstancias que ya han ocurrido recientemente en algunos lugares sometidos a procesos asimilables, como en Argentina tras la etapa del llamado “corralito”. En ese hipotético caso, una consecuencia obligada sería la necesaria reorganización social con la transformación de las instituciones representativas y de la forma de estado que existe actualmente.
Uno de los mejores indicadores de que estaríamos a las puertas de una gran depresión, según Niño Becerra, es la combinación existente de los dos peores aspectos que pueden darse en una economía: la sobreproducción y el subconsumo. Mientras observamos en los medios de comunicación almacenes repletos de bienes dispuestos para su adquisición al mismo tiempo, todo el mundo ha restringido su consumo, bien para ahorrar ante un futuro incierto (aquellos que mantienen empleo) o bien para garantizar la mera subsistencia (aquellos otros que ya han perdido su modo de procurarse el sustento).
Otro exponente de la situación que produce escalofríos es el que muestra el conocido entre los economistas como
Baltic Dry Index (Índice Seco del Báltico, BDI), cuyo primer valor, 741 puntos, es de 1985. Un indicador que representa el estado del comercio mundial a partir de la evaluación global de la evolución del tráfico marítimo de mercancías. En estos momentos, el BDI refleja ya un abismo escalofriante. Mientras en los inicios de 2004, el índice marcaba los 5.276 puntos, en Mayo de 2008 alcanzaba un máximo de 11.800 y a partir de ahí, ha descendido hasta 774 a finales del año. Una paralización radical en el movimiento e intercambio mundial de mercancías del 95% en solo nueve meses.
Los últimos párrafos del libro son aun más aterradores, si cabe. Dice el autor:

En este momento tal vez piense que a su ciudad, a su país, o al planeta ya ha llegado la crisis; pero no, nada más lejos de la realidad: lo peor, verdaderamente, todavía está por llegar.
La crisis, la verdadera crisis, cuando estalle, a mediados de 2010, será tremenda, paralizante, una auténtica caída a plomo, será deflación, depresión, nada comparable a pasadas recesiones que usted haya vivido. Será algo semejante al sentimiento que se refleja en los rostros de las gentes que muestran las imágenes tomadas durante la Gran Depresión; unos rostros que, si nos hablasen, aunque lo hiciesen con las palabras de los años treinta, en realidad estarían hablándonos con las de mañana. Los de esas gentes son los rostros de una crisis profunda, sistémica, como la que en estos momentos ya está llamando a nuestras puertas.

American migrant family. Dorotea Lange. 1935

La creciente superposición de noticias negativas que aparecen en los medios de comunicación acentúa la sensación de debacle económica. Ello no debería hacer perder la perspectiva sobre cuales son las tareas a las que conviene atender y actuar en consecuencia. Parecería que una alternativa real a este escenario de catástrofe debería estar ligado a la reactivación colectiva de lo local, tal y como ha propuesto Alberto Magnaghi en su magnífico texto El proyecto local, del que he escrito en otra ocasión en el pasado.
Esperemos que la catastrófica visión anticipada por Santiago Niño, sobre un próximo futuro de pobreza para todos, esté errada en lo sustancial y podamos asistir a una nueva recuperación del sistema económico. No obstante, seguro que no comparten este deseo de una manera similar en muchas partes del mundo no desarrollado.—>

IMPRESIONES DE BARCELONA

La nueva prolongación de la avenida Diagonal de Barcelona hacia el Sureste. Más imágenes en Flickr

La semana pasada he estado en Barcelona con motivo de la feria Construmat, dedicada a la edificación. Ha sido una visita relámpago de dos días que me ha servido para tomarle el pulso a la ciudad.

Una impresión tan superficial de Barcelona no sirve para percibir realmente los efectos de la crisis recesiva en que estamos inmersos pero dan una idea de cómo se va desplegando un fenómeno que nos va a afectar indefectiblemente en los próximos años. Los lugares emblemáticos de la ciudad siguen manteniendo su alta concentración de visitantes y, al mismo tiempo, el consumo desenfrenado sigue su curso en los espacios comerciales más característicos. Creo que es un semblante superficial que solamente presenta el área central de la metrópoli catalana.

<---En lo profundo sin embargo, se palpa allí una sensación relacionada con el fin de una época de crecimiento económico excesivamente exuberante. Mucha gente está asustada ante la expectativa de un cambio de ciclo en el modelo de desarrollo en el que se ha basado la espectacular transformación urbana experimentada. Sondeando a los taxistas –unos magníficos termómetros del estado de las ciudades- se extrae una impresión de desconcierto ante un futuro diferente. Un ejemplo palpable de este estado de cosas puede ser la actual edición del evento que motivó mi visita, Construmat. La feria ha sufrido un descenso considerable en su tamaño junto con una notable merma en la calidad de las actividades y actos que se solían realizar en la ciudad coincidiendo con el certamen. En relación a la anterior edición de 2007, el recinto se ha concentrado en un solo punto y ha visto reducirse el número de expositores en más de un millar. Algo parecido ocurre con las numerosas conferencias y exposiciones paralelas que acompañan al evento, cuyo interés ha decrecido.

<--- El vestíbulo de acceso a los pabellones de Construmat. El nuevo recinto ferial de Barcelona, realizado a partir de una idea del arquitecto japonés Toyo Ito

La apuesta urbana de Barcelona ha estado orientada en los últimos años hacia su conversión en ciudad en competencia dentro del marco europeo para la atracción de una parte sustancial de los flujos globales de personas y mercancías. Como consecuencia se ha producido una radical polarización de la región catalán hacia su centro urbano principal. Ha sido una mutación espacial conscientemente asumida, que ha sido planificada exhaustivamente, tanto en sus aspectos territoriales como en los arquitectónicos y de diseño urbano; una estrategia de desarrollo que ha tomado estos mismos elementos como su enseña de marca.
De hecho, muchos consideran la urbe catalana como una especie de parque temático especializado en la actividad cultural y la sofisticación vanguardista en torno a la arquitectura, el arte, el diseño, etc. Es curioso a este respecto, el anclaje casi exclusivo a la figura de Gaudi en el urban branding diseñado, cuando la ciudad cuenta con muchísimas obras representativas, como es el caso de la magnífica casa de les Punxes de Puig y Cadafalch que, entre otros arquitectos, también participó de aquella fructuosa experiencia cultural conocida como Noucentisme.

Casa de les Punxes. Avinguda Diagonal. Puig i Cadafalch, arquitecte

El resultado de esa apuesta política y económica ha sido su conversión en el espacio turístico de mayor éxito dentro de España y, seguramente también, uno de los lugares más visitados de Europa. Como contrapartida al potente atractivo generado, se ha producido una inmigración masiva que ha transformado a Cataluña en un territorio muy cosmopolita habitado hoy por gentes llegadas de todas las partes del mundo.
Ambas cuestiones, el posicionamiento urbano internacional y la inmigración acelerada, son la cara y la cruz de los espacios metropolitanos que han apostado fuertemente por su implantación en el espacio mediático de las marcas urbanas globales. Por un lado, un crecimiento económico potente, inducido a partir de una imagen concreta y por otro, la intensificación de unos problemas sociales derivados de la dificultad para integrar un flujo muy acelerado de nuevos residentes.
El modelo de desarrollo territorial de Cataluña debe estar resintiéndose a raíz de los graves problemas financieros que se sufren en estos momentos. El proceso de acumulación de capital simbólico se ha visto frenado ante la incapacidad para obtener más recursos con los que desarrollar nuevas infraestructuras culturales y territorios productivos más allá de la primera corona metropolitana. Una estrategia dedicada a optimizar el uso del suelo a partir de la descentralización para contrarrestar la fuerte presión poblacional, junto al despliegue de actividad económica más allá de la planicie que se extiende desde la sierra de Collserola hasta el mar.
Visto desde la perspectiva del visitante, el éxito relativo del modelo Barcelona ha estado en una buena armazón territorial representada por el Plan General Metropolitano, aprobado en 1976, junto con una continua apuesta por una inteligente planificación de piezas de ciudad, que han ido incorporándose y remozándose sucesivamente. Primero, la reparación y cosido de la ciudad con las superficies vacantes y espacios de oportunidad interiores, luego los ámbitos olímpicos de 1992, las áreas de centralidad de Sants, Glorias y Sagrera. Finalmente, el esfuerzo colectivo orientado al cuadrante este del municipio, alrededor de la avenida Diagonal y la franja costera en el que se ha desarrollado el llamado Forum de las Culturas de 2004 y la operación de Barcelona 22@, etc.

El más reciente debate en curso es el que está suponiendo la planificación y ejecución de algunas relevantes infraestructuras de transporte, como son el despliegue del tren de alta velocidad a su paso por la zona central de la ciudad y la ampliación del aeropuerto asociado a la necesidad de disponer de líneas aéreas gestionadas desde y para Cataluña como herramienta económica. Un pulso entre las instituciones catalanas, el gobierno central y las estrategias empresariales locales, lastrado por un victimismo nacionalista que renuncia a la mayoría de edad económica que debería haber asumido ya una pujante región como ésta.
En todo este cambio experimentado ha tenido una responsabilidad notable el magisterio y la capacidad intelectual de toda una serie de personajes ligados a la arquitectura y la docencia universitaria que representan lo mejor de la cultura catalana de la segunda mitad del siglo XX. La nómina de los que han contribuido a este desarrollo urbano espectacular es innumerable. Gente más célebre como Manuel de Solá Morales, Oriol Bohigas, Joan Busquets o Enric Miralles por ejemplo. Arquitectos a los que se ha seguido desde muchos puntos de Europa y América como un patrón de referencia para lograr la transformación de las ciudades desde el urbanismo y la arquitectura. Junto a ellos, en la salas de maquinas, toda una innumerable pléyade de técnicos y gestores altamente competentes y menos reconocidos. El sustrato necesario que hace posible todos estos procesos y que casi nunca se hace visible. Vaya desde aquí mi reconocimiento a tantos y tantos amigos que, probablemente, leerán estos comentarios.
El inteligente pragmatismo de los barceloneses se refleja en su significativa renuncia a un continuo reajuste de aquella planificación de las bases territoriales, vigente desde 1976. Con ello, han esquivado en gran medida el patético carnaval de despropósitos que ha significado el tejer y destejer experimentado por la legislación urbanística nacional desde finales de los años 80. Al contrario, en Cataluña se ha actuado en base a una estrategia sectorial definida a muy diversos niveles y con aproximaciones conceptuales en la que los instrumentos más usados han sido planes maestros orientados a espacios concretos con el complemento de una arquitectura con una alta calidad técnica y un competente diseño paisajístico del espacio urbano colectivo.

Proyecto de Ensanche para la ciudad de Barcelona. Ildefons Cerdá, 1859

En los últimos años, la transformación de Barcelona se ha centrado en la prolongación de la avenida Diagonal hacia el mar. Una operación de gran calado que ha necesitado de la preparación de instrumentos urbanísticos de gestión y ejecución bastante complejos e innovadores. La impresionante transformación de esta importante superficie de la ciudad remata una de las directrices viarias que ya Ildefons Cerdá había proyectado en 1859 en su conocido proyecto de ensanche de la ciudad.
La prolongación del eje principal de Barcelona se ha diseñado con una sección que recoge un esquema viario muy en boga actualmente, el bulevar mixto que acoge en una misma sección tráficos peatonales, ciclistas, tranviarios y de vehículos individuales. Es un esquema ya planteado por Arturo Soria en su proyecto de 1890 para la Ciudad Lineal de Madrid y que recientemente ha sido vuelto a poner en circulación en los ámbitos profesionales por el californiano Peter Calthorpe, en sus propuestas para los Transit Oriented Developments (Desarrollos orientados al transporte público). No obstante, no cabe duda que el resultado urbano es muy interesante, en el que el esfuerzo por lograr un espacio altamente amable y pensado para el peatón está muy logrado. Ello a partir del empleo de unos pocos criterios y materiales muy seleccionados.
Este elemento estructurante ha servido como eficiente soporte a una serie de transformaciones urbanas de gran calado que han cambiado radicalmente la faz de la ciudad en este cuadrante inconcluso hasta ahora del Plan de Cerdá. En los últimos años se han desplegado aquí numerosas aportaciones arquitectónicas adjetivadas casi siempre, para bien o para mal, por el esfuerzo en obtener una espectacularidad y repercusión mediática potente. El encargo masivo de obra a arquitectos con marca internacional se ha saldado con algunos aciertos y también con graves fallos que lastraran al devenir de esta parte de la ciudad. El caso del recinto del Forum 2004 es ejemplar, una colección de edificios monumentales dispersos que no logran consolidar una centralidad que se deteriora por momentos. El recurso a los arquitectos estrella no siempre es atinado en sí mismo como demuestra el propio edificio central del Forum, de los reconocidos arquitectos Herzog y deMeuron o el más reciente parque proyectado por Jean Nouvel en Pere IV, un autentico despropósito de una oficina que no tiene conocimientos sobre diseño urbano y paisajístico. Sorprende que a todos ellos les hayan concedido recientemente el premio Pritzker y sean capaces al mismo tiempo de producir altibajos tan sonados.

La nueva biblioteca de Lesseps. Pep Llinás y Joan Vera, 2005

Una estrategia más interesante es la que se ha desarrollado para dotar a algunos barrios con infraestructuras culturales adecuadas a las necesidades de sus vecinos. Las nuevas bibliotecas de barrio que se están desplegando en la ciudad se basan en una inteligente comprensión de las necesidades actuales de los vecindarios implicados. Unos recintos que, aparte de libros, disponen de surtidas hemerotecas de diarios y revistas, junto con una oferta aceptable de música y video. Además, la disposición de espacios para el trabajo y acceso gratuito a la información telemática convierten a estos nuevos equipamientos en una suerte de oficinas alternativas en las que los que no poseen recursos ni espacio en sus casas, pueden acceder a la vasta información que otorga la red de Internet.
Un ejemplo señero de este esfuerzo es la biblioteca Jaume Fuster, situada en la plaza de Lesseps. Una obra magníficamente construida en 2005 bajo la dirección de Pep Llinás y Joan Vera en la estela de lo realizado por Hans Scharoum en Berlín. Con sus volúmenes intersectados, el edificio se implanta muy bien en un espacio urbano altamente desestructurado. Al mismo tiempo, la proyectación del espacio interior ha explotado la gran variedad resultante de enfiladas, vistas y extracciones que permitía esta estrategia compositiva del espacio. En sus interiores, se ha contemplado además del habitual almacenaje de libros, espacio para albergar archivos, una biblioteca infantil, sala de lectura de periódicos, espacio para visualización de videos y audición de grabaciones, auditorio y, finalmente, un pequeño espacio expositivo.
El resultado es una dotación de barrio altamente eficiente y ampliamente utilizada por los vecinos, que constituye además un elemento de desarrollo extraordinario en esta época en la que el acceso a la información es una ventaja competitiva de primer orden.
Visitar Barcelona para aquellos que hemos tenido en el pasado algún tipo de relación con la ciudad, constituye siempre un acontecimiento a partir del cual aprender, reflexionar y tomar nuevas referencias de un territorio altamente innovador y en renovación constante.—>

MIS PRIMERAS LECTURAS ARTÍSTICAS

Playa de las Canteras en la ciudad de las Palmas de Gran Canaria. Circa de 1970. Fondo fotográfico de FEDAC
En 1970 empecé a estudiar la carrera de arquitectura en la ciudad de Las Palmas en la isla de Gran Canaria. Cuando se es adolescente, se toman inconscientemente algunas decisiones que van a definir tu trayectoria para el resto de tu existencia. Visto desde mi perspectiva actual, creo que algunas anécdotas triviales relacionadas con los libros -que relato a continuación- han tenido una cierta influencia en el resto de mi vida.

El azar es siempre una componente esencial de los acontecimientos que influyen en las contingencias personales. La elección de los estudios de arquitectura no tuvo para mí un soporte racional, como supongo que les ha ocurrido, ocurre y ocurrirá a muchos jóvenes en ese momento trascendental en que se abandona por primera vez el hogar familiar. Rememorado ahora ese episodio, a través de las brumas del tiempo y cuando han transcurrido varias decenas de años, está claro que ya es algo confuso en mi memoria y que lógicamente idealizo.

<---En mi caso, algunas experiencias infantiles en el juego junto con una visión romántica sobre el papel social que representaban los arquitectos fueron probablemente, los argumentos que me indujeron a intentar ejercer esta actividad. Una razón de mayor peso fue también un factor colateral: que fuera inevitable desplazarse a otros lugares para estudiar esta disciplina saliendo necesariamente con ello del entorno más próximo. Un contexto que puede resultar opresivo cuando se tienen diecisiete años.

En el último curso del bachillerato, se hizo en mi colegio de Santa Cruz de Tenerife, un análisis psicológico para determinar las mejores aptitudes de los alumnos para afrontar una carrera profesional. Curiosamente, mis capacidades se orientaban por igual hacia la expresión verbal y la concepción del espacio y, en consecuencia, algún profesor aconsejó que optara a estudios de letras, historia, literatura, etc. Cosa que no hice. Al contrario, decidí estudiar arquitectura en la vecina isla de Gran Canaria.
A comienzos de la década de los 70 del siglo XX, la ciudad de Las Palmas era una urbe vibrante y cosmopolita que experimentaba un fuerte desarrollo ligado a la llegada de numerosos visitantes europeos a la búsqueda del sol. Las Palmas contaba con magníficas playas de arena rubia -las Alcaravaneras y las Canteras- permanentemente repletas de bañistas, junto con un espacio costero desértico al sur de la isla en el que en ese momento, estaba ocurriendo la aparición casi instantánea de un destino turístico de nueva creación, en lugares conocidos como San Agustín, Playa del Inglés y Maspalomas.
La ciudad, capital de la provincia de las islas Canarias orientales, no contaba entonces con una tradición cultural y universitaria asentada y la cotidianeidad transcurría influenciada por la presencia de un musculoso puerto, así como por el comercio asociado y el nacimiento de una incipiente actividad turística de masas. Se acostumbraba a ir a la playa a pasear, bañarse y pasar el tiempo admirando a aquellas míticas suecas que venían de un frío norte aderezado por una mitología de mayor desarrollo y libertad. Recuerdo en plena zona turística el nombre de algunas discotecas que forman parte indeleble de nuestro imaginario formativo de aquellos años, el Saxo, el Tamtam, la Cacatúa… También existían edificios de una gran factura constructiva y formal como el Hotel Concorde o la torre de Los Bardinos, junto al puerto de la ciudad y que, curiosamente, habían sido realizados por arquitectos que no eran nuestros profesores, nombres que nos empezaron a sonar entonces como Salvador Fabregas o Pedro Massieu.

Hotel Concorde. Salvador Fábregas. 1968

En esos años, se impartían por primera vez las enseñanzas universitarias de arquitectura en la ciudad. Era en un centro que funcionaba como filial de la Escuela de Arquitectura de Madrid con un director, el señor López Durán, catedrático de dibujo, al que prácticamente no conocíamos pues se decía que vivía en Marruecos dedicado a satisfacer sus placeres y necesidades artísticas. Alguna vez aparecía y se corría el rumor de que el director iba a pasar por las aulas para corregir. Lo que no solía suceder.
Las materias del primer año de carrera se dividían entre asignaturas dedicadas al aprendizaje del dibujo y otras orientadas a un conocimiento más científico. Recuerdo la enseñanza del Álgebra como una disciplina abstrusa, explicada por un voluntarioso ingeniero que pretendía orientarnos en un universo incomprensible de vectores, anillos y homotecias. Algo similar nos ocurría con la práctica del dibujo, dedicada principalmente a la copia al carboncillo de estatuas clásicas. Unas tareas sobre la que los alumnos no llegábamos a entender el propósito ni cuales eran las claves para su mejor ejecución; algo que los profesores nos explicaban vagamente. Se comentaba que, al final del curso escolar, vendrían unos profesores titulares de Madrid a examinarnos y así ratificar lo aprendido. Un suceso azaroso aquél, casi una lotería, que ocurrió reiteradamente durante mis primeros años de carrera que realicé allí.
Nuestras actividades habituales consistían en asistir a las clases que se impartían en la prestada sede universitaria de la calle de Tomás Morales, que compartíamos con los ingenieros industriales, e intentar asimilar unas enseñanzas sobre las cuales todavía no comprendíamos cabalmente cual era su relación con la arquitectura ni cual sería el método para aprender las técnicas necesarias que nos permitieran hacer edificios. Algo que se suponía se impartiría en cursos más avanzados. Inexplicablemente, no existía tampoco biblioteca ni nada parecido para poder informarse.
En ese contexto de compañeros bañistas y juerguistas, casi todas las semanas dábamos un paseo por el espacio turístico de la ciudad, localizado alrededor de la maravillosa playa de las Canteras, en aquella época en plena efervescencia constructiva. Fue así como un día en un kiosco de prensa del próximo parque de Santa Catalina, repleto de periódicos y revistas alemanes, ingleses y españoles, descubrí una enigmática revista en la que se presentaba la foto solarizada de una cara sobre un fondo verde.

Revista Nueva Forma, nº 56 dedicado a Antonio Fernández Alba. Septiembre de 1970

Hojeando el interior de ese ejemplar comprendí que debía contener información relevante sobre el objetivo de nuestros afanes. Se denominaba Nueva Forma y estaba dedicada a un señor de Madrid llamado Antonio Fernández Alba. En ella se presentaban una serie de brillantes dibujos de edificios, con plantas, alzados y perspectivas de sus proyectos, junto a comentarios explicativos. Este fue mi primer contacto con la arquitectura como expresión artística, una publicación que analicé con detenimiento intentando comprender lo que se allí masivamente se recogía, consistente en unos dibujos y fotografías de una alta abstracción
Recuerdo la lectura de un texto de Santiago Amón incluido en ese número y titulado La arquitectura de Fernandez Alba y el estructuralismo. Un denso artículo repleto de términos difíciles, como las referencias al empirismo nórdico que se suponía caracterizaban a la arquitectura madrileña de aquellos años. Allí se soltaban frases misteriosas como aquellas preguntas retóricas que enunciaba Amón ¿Es, quizá, paradójica la renuncia al formalismo en pro de la sustantividad formal? ¿Parecerá, acaso, redundante hablar de una arquitectura de edificios?

Propuesta de edificio administrativo en el paseo de la Castellana. Madrid, 1970. Antonio Fernández Alba, arquitecto

Lo cierto es que a partir de entonces acudía con asiduidad a aquel kiosco del parque, ansiando la llegada de algún nuevo número de aquella revista que escrutaba voluntariosamente y que, con el tiempo, se fue haciendo más y más familiar. Allí, vi por primera vez reproducciones de la obra de Mondriaan, leí textos de Joyce, y referencias a tantos y tantos artistas y arquitectos españoles y europeos. También presencié la puesta de nuevo en valor de la arquitectura europea de la primera mitad del siglo XX, junto con innumerables referencias literarias, musicales y de otras artes.
Había en Nueva Forma un poso de conocimiento esotérico, un camino que había que recorrer necesariamente guiados por chamanes como el propio Amón o el inefable Juan Daniel Fullaondo y que me sirvió como primera vía para comprender de qué iba aquello de la arquitectura.
En Las Palmas existían unas pocas bibliotecas públicas que apenas contaban con libros de arquitectura, algo que era habitual en una ciudad de provincias que estaba saliendo de los años de la posguerra española. Las librerías eran muy escasas y las artes no eran una de las especialidades de referencia para nada. Sobre ellas, sobresalían Larra y Quesada, en el casco antiguo de Triana, pequeños espacios comerciales que tenían una escogida y primorosa selección de ediciones de arquitectura. Allí adquirí algunos libros que me abrieron la mente a la comprensión de las razones tras el arte contemporáneo y al entendimiento de los objetivos de la arquitectura del momento.
Señalaría expresamente tres: Últimas tendencias del arte de hoy y Arquitectura moderna, ambos de Gillo Dorfles, escritor y crítico y Saber ver la arquitectura del también italiano, arquitecto e historiador, Bruno Zevi.

Los libros de Dorfles fueron una primera guía para mí, por su impulso didáctico y su claridad expositiva. En el primero, se explicaban las varias estrategias estéticas de tantos y tantos artistas europeos y americanos. La gestualidad impulsiva de los expresionistas abstractos y la materialidad implícita en la obra de Burri, Tapies y el canario Millares. También el espacialismo zen de Lucio Fontana y el esencialismo trascendente de mi admirado Mark Rothko. El énfasis estaba puesto en los autores italianos, como es lógico dada la nacionalidad del autor.
En su Arquitectura moderna, Gillo Dorfles hacia un somero repaso preliminar por los orígenes del Movimiento Moderno en arquitectura para luego introducir a los grandes maestros de la primera mitad del siglo XX. Muchos hoy terriblemente olvidados como los alemanes Erich Mendelsohn y Walter Gropius. Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe y Alvar Aalto ocupaban por supuesto, capítulos preeminentes, en los que se explicaba el carácter distintivo de sus propuestas, ilustradas con algunas de las fotografías que luego se han convertido en canónicas de la obra de estos arquitectos. Finalmente, Dorfles aludía a los nuevos regionalismos y, especialmente, a la experiencia italiana de los neorrealistas y la arquitectura española de aquellos años.

El otro libro relevante para mí fue Saber ver la arquitectura, donde Bruno Zevi explicaba también con pasión y claridad, los fundamentos y relaciones entre los edificios canónicos de la historia y la arquitectura del siglo XX. En ese texto seminal se relacionaba la arquitectura con su entorno social, económico, cultural y político. Se señalaban las dos corrientes principales de la arquitectura del siglo XX, el racionalismo y el organicismo, proponiendo diferencias y motivaciones. Decía el autor, la arquitectura racionalista se dirigió principalmente hacia los valores volumétricos mientras que el movimiento orgánico apuntó a los espaciales.
De acuerdo a Zevi comprendí que realmente no se puede opinar verdaderamente de un edificio sin haberlo visitado. Que las imágenes son un sucedáneo que no nos permiten percibir las profundas cualidades de la arquitectura y llevan siempre implícito un falseamiento de la realidad, un enmascaramiento estético que dificulta su aprehensión real.
La percepción del espacio es algo fundamental para la comprensión de la arquitectura de acuerdo a las formulaciones valorativas de Zevi. Un edificio no puede percibirse en su integridad sin comprender la cultura que lo acompaña, el territorio que lo rodea, sus olores, el movimiento personal en relación al espacio, la relación entre el interior y el exterior, etc.
Transcurridos tantos años, es difícil entender los azarosos sucesos e intrincados caminos que llevan a la formación intelectual de las personas. Probablemente, en mi caso ha sido una cuestión de contexto, voluntad y suerte. Como le puede ocurrir a cualquiera.—>

Casa de las Artes. Bregenz 1997

El silencio de la verdad
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Una obra de Peter Zumthor. Premio Pritzker de Arquitectura 2009

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INTERVENCIONES EN LA COSTA

Charco volcánico en la costa norte de Tenerife. Mas imágenes en Flickr

A veces nos encontramos pequeños paraísos anónimos que nos muestran una nueva forma de comprender el mundo que habitamos. En algunos casos, son el resultado del esfuerzo colectivo y, en otros, casualidades que no dejan de sorprendernos.

Algo de esto me ha ocurrido esta semana durante una pequeña excursión que he realizado por la costa de mi isla. He descubierto un espacio costero con un tratamiento paisajístico exquisito que se ha producido como resultado de la acumulación de varias intervenciones afortunadas por su extrema humildad.

<---El municipio de Buenavista es un territorio alejado que se localiza al noroeste de la isla y en él sitúa uno de los espacios naturales mejor conservados del archipiélago, el macizo de Teno. Algunos lo consideran el secreto mejor guardado de Tenerife, un lugar al que llegan algunos escasos visitantes que han hecho el esfuerzo de desplazarse por largas y antiguas carreteras. Allí, en ese espacio agreste, paisajistas relativamente desconocidos han hecho un esfuerzo extraordinario para poner en valor su fantástica costa. Probablemente, no sean conscientes de la naturaleza de su trabajo ni cuenten siquiera con un título profesional habilitante para el desempeño de esa especialidad técnica, pero su amor hacia el lugar y los discretos elementos que lo componen han constituido una guía inmejorable para extraer un resultado magnífico. Dos objetivos fundamentales se pueden reconocer en lo allí realizado, el respeto hacia lo preexistente y la humildad expresiva. Unos valores de los que estamos tan ayunos hoy en día en todo aquello que se refiere a la arquitectura y el tratamiento paisajístico del territorio. La costa de Buenavista se caracteriza por las extensiones de la piedra volcánica que se despliegan desde lo alto hasta introducirse en el mar. Un soporte poco apropiado para el desarrollo de actividades recreativas pero que constituye un recurso extremadamente pintoresco para disfrutar del paisaje marino. En Canarias, el panorama costero del norte de las islas suele presentar esta imagen de dureza pétrea, azotada por los vientos alisios y punteada por una vegetación fuerte y austera.

Inserción del paseo marítimo en la playa de Buenavista. Rufino García, ingeniero de caminos. Mas imágenes en Flickr

<---En este espacio, se ha realizado un pequeño acceso al mar constituido por una avenida muy integrada en el lugar y que se escamotea paisajísticamente mediante el uso masivo de vegetación adaptada al ambiente cargado de sal. A partir de ese punto del litoral, el equipo del ingeniero de caminos, Rufino García Fernández ha implantado un paseo peatonal que serpentea por la topografía haciendo accesibles los distintos episodios que marcan la costa, la pequeña playa pedregosa, calas y rompientes batidos por las olas, charcos y piscinas naturales. El uso de un único material constructivo, la piedra basáltica junto con la diseminación de una vegetación exógena que interactúa adecuadamente con la preexistente logra una correcta integración de la nueva obra de urbanización en el paisaje. La presencia de innumerables ejemplares de vegetación crasa, como las típicas tabaibas de las costas canarias (euphorbia canariensis), junto a cardones y tapizantes de increíbles colores, otorgan un gran encanto a esta agreste costa El tratamiento de la ribera se complementa con otras intervenciones puntuales de arquitectura y adecuación paisajística. Destacan un acceso al mar con mini bar, un pequeño restaurante y una piscina deportiva colindante con un pequeño campo de golf junto al oceáno. En el ámbito del acceso al mar se ha diseñado una pequeña plataforma de madera que enmarca una piscina natural encajada en los bajíos volcánicos, permitiendo su disfrute con el complemento de una pequeña cantina. Una intervención mínima proyectada con extremo cariño por los arquitectos Maribel Correa y Diego Estévez y cuya obra fue dirigida por Ruben Henríquez. El restaurante, una obra del arquitecto Abel Herrera, se ha situado en uno de los extremos del paseo de la playa aprovechando con ello las magníficas vistas hacia el oeste del macizo de Teno y los atardeceres en el horizonte sobre el mar. Se ha configurado como una concha que se agarra a las rocas como los pequeños moluscos que conviven con los mares azotados. Su espacio interior se prolonga con una terraza cubierta con redes extendidas sobre soportes de madera que establecen una sombra protectora frente al inclemente sol.

Vista de la cubierta del restaurante playero. Abel Herrera, arquitecto. Mas imágenes en Flickr

Este edificio ofrece un interesante contrapunto con el desolado paisaje de esta costa necesitada de un punto que focalizara los recorridos.
El tercer elemento destacable lo forma el espacio de una piscina deportiva semidescubierta que se inserta con modestia en el perfil de la plataforma costera. Es el resultado del delicado trabajo del arquitecto Fernando Bercedo y resulta sorprendente que un edificio tan bien diseñado y tan respetuoso con el entorno paisajístico no figure en la guía oficial de la arquitectura contemporánea de Tenerife.
La obra se plantea desde la transparencia de unos espacios interiores que rodean y protegen una piscina abierta al cielo. Este planteamiento viene motivado por los molestos vientos que existen en el lugar y que obligan a la arquitectura a plantearse desde una estrategia defensiva. Dentro del complejo y en su fachada hacia el mar se sitúa un gimnasio acristalado que permite el entrenamiento mientras se contempla la omnipresente línea del horizonte.

Piscina costera de Buenavista. Fernando Bercedo, arquitecto. Mas imágenes en Flickr

El edificio se construye con planos de piedra basáltica que se alternan con cubiertas inclinadas de cerámica y terraplenes rematados con tapizantes vegetales. La sabia disposición de los espacios auxiliares requeridos por el programa dotacional permite enmarcar la piscina para la práctica deportiva y terapéutica. Esta instalación se sitúa en el centro del edificio, abierta al exterior y al cielo, con lo cual se puede disfrutar también de un buen soleamiento sin el inconveniente de la acción del viento.
Este equipamiento deportivo público constituye todo un lujo arquitectónico al alcance de los habitantes de ese pequeño pueblo costero.
El campo de golf colindante, recuerda por su posición a otras instalaciones similares situadas junto a la costa, como por ejemplo el seminal de Saint Andrews en Escocia. En este caso, complementado visualmente con el paisaje montañoso de las estribaciones de Teno. Un diseño topográfico bastante respetuoso con las preexistencias ambientales ha permitido ir configurando un equipamiento deportivo de mucha calidad paisajística.
Es interesante reflexionar sobre este espacio de esparcimiento que se ha ido definiendo en la costa de este pequeño municipio de Buenavista porque se ha logrado un entorno de alta calidad, conocido por unos pocos en una isla devastada paisajísticamente por el turismo de masas.
Este paraíso desconocido es obra de técnicos y artistas voluntariamente anónimos que no se preocupan por la difusión espectacular de su trabajo y que presenta en su conjunto unas cualidades que merecerían una valoración social mayor. En un tiempo profesional caracterizado por la espectacularización es reconfortante el descubrimiento en tu propio entorno de otras actitudes que nada tienen que ver con la creciente manipulación de la arquitectura.

Vegetación natural de la costa de Buenavista en el norte de la isla de Tenerife. Mas imágenes en Flickr

Actualmente y en contraste, se están llevando a cabo las actividades propagandísticas de la II Bienal de Arquitectura Arte y Paisaje de Canarias, un evento que ignora radicalmente ejemplos como éste. Mientras se presentan trabajos de arquitectura y paisajismo de distintos lugares del mundo, no se hace una reflexión seria sobre lo que realmente ocurre en el propio lugar.
Esta segunda edición, de un acontecimiento supuestamente cultural como éste, se ha planteado bajo el lema del Silencio y, sin embargo, esta presidida por un parloteo infinito que esconde en su logorrea una ausencia de contenidos que vayan más allá de la mera publicidad institucional. Es sintomático que, en un espacio archipiélagico que se ha transformado traumáticamente en las últimas décadas, se dediquen presupuestos públicos multimillonarios a una burda manipulación de la opinión colectiva para ocultar la inexistencia de una correcta política territorial, aquella que promueva verdaderas acciones para la restauración de un territorio golpeado y destruido innecesariamente.
En sí misma, la reiteración publicitaria no conduce a la solución de los problemas reales. Solo produce el adormecimiento social y la tergiversación de la realidad. Un despilfarro colectivo al que desgraciadamente nos hemos acostumbrado. —>

Suiza. Un destino turístico de excelencia

Esta semana que comienza, mucha gente piensa en tomarse un respiro y hacer turismo. Esto sobre los suizos y sus visitantes es extraordinario por lo sutil.
Para que aprendamos en otros sitios a hacer publicidad. He aquí una de las razones porque Suiza es uno de los primeros destinos turísticos de Europa. ¡Un magnífico spot!

MURALLAS CONTEMPORÁNEAS

Un condomínio fechado junto a la favela de Paraisopolis en la ciudad de SaoPaulo, Brasil
A medida que transcurre este joven siglo XXI que nos ha tocado vivir, asistimos al levantamiento paulatino de más y mayores murallas. Murallas que nos separan, murallas dentro de nuestras ciudades, murallas que dividen países, murallas que pretenden dejar fuera a los bárbaros…

Abrimos el periódico cotidiano y leemos una noticia sobre la construcción de una nueva barrera para enclaustrar una favela en Río de Janeiro, en lugares como
Rocinha o el Morro de Dona Marta. Ha dejado de asombrarnos algo que en épocas remotas era habitual pero que a partir de la Revolución Francesa, se convirtió en un hecho extraordinario: el esfuerzo por enclaustrar, separar, a unos seres humanos de otros. Hoy algunos batallan denodadamente por recuperar unas prácticas egoístas que considerabamos superadas; tratan de enterrar aquellos conceptos tan citados por los revolucionarios, la igualdad, la fraternidad y la libertad.

<---La propia Muralla China, una de las asombrosas construcciones del mundo en la antigüedad, es una minucia comparada con la que se construye en este momento en la frontera de Israel para dejar fuera a un supuesto enemigo peligroso, el pueblo palestino. La construcción de cercas, tapias y otros artilugios excluyentes es una estrategia irracional que no ha podido contener nunca el avance de aquellos que necesitan acceder a un futuro mejor. Esa estratagema territorial no retuvo a <---los pictos en Escocia a pesar de la ingente obra del emperador Adriano realizada en el norte de Britania. El limes fue siempre una frágil frontera mantenida con dificultad gracias al ingente esfuerzo de los mejores hombres del pueblo romano.

La Muralla China, una de las maravillas constructivas de la humanidad

En Canarias, el mar es también esa muralla infranqueable para nuestros vecinos africanos que mueren a cientos en el mar. En este caso, la miseria inherente a interminables guerras injustas y la necesidad de procurar sustento a los queremos y lo necesitan puede más que el mantenimiento de la propia vida.
En nuestros días crece un sentimiento contra la concordia entre las personas, el individualismo por encima de todo; un ideario irracional de segregación insensata que establece -por ejemplo- reales campos de concentración por doquier en la periferia de las ciudades europeas. Es una realidad que se expande y a la que no quieren atender los que viven en esos lugares. Aquí en mi isla se ha construido con una celeridad pasmosa, un eufemísticamente llamado

Centro de Internamiento de Hoya Fría, atestado de lo que algunos medios catalogan como delincuentes peligrosos. Frente a esta realidad que se esconde bajo las alfombras, Guantánamo es una débil excusa que pretende distraernos de lo que está ocurriendo masivamente a nuestro alrededor.
Centro de Internamiento Especial de Hoya Fría en Santa Cruz de Tenerife. Islas Canarias. Foto: Quilombo Samuel, Flickr

El problema es que para los elegidos en la abundancia, ciudadanos del mundo injustamente desarrollado, nos es más fácil cerrar los ojos e ignorar esta situación indigna que nos ha tocado vivir. La adormidera está servida por todos los canales que nos tientan a nuestro alrededor con su ración diaria de unos escenarios falseados y convenientemente filtrados.
El mecanismo básico para esta polarización que experimenta la población de forma acelerada es el intercambio desigual, un sistema por el cual el valor del trabajo en los países desarrollados tiende a aumentar a costa de disminuir el precio del esfuerzo de lo que realizan aquellos que viven en la periferia del mundo, un espacio de exclusión que va integrando a una parte cada vez mayor de la humanidad. Este mismo proceso se experimenta con matices diferenciados también en el corazón del sistema económico, en las ciudades supuestamente más favorecidas; allí la segregación se produce entre unas elites que reducen constantemente su número de componentes y una creciente masa de personas desfavorecidas que se ven abocadas a una precarización de la vida en situaciones de subsistencia.
Este sistema de polarización económica y social, inherente al capitalismo, ha sido estudiado y diseccionado desde hace ya más de 30 años, una época en la que algunos teóricos vaticinaron la gradual dualización de la humanidad entre unos ricos cada vez más acaudalados y escasos y una masa de pobreza que aumenta paulatinamente. Es el caso del ignorado economista neomarxista egipcio Samir Amin que explicó ya entonces la inevitable deriva mundial del sistema capitalista en libros como La acumulación a escala mundial de 1970 y El desarrollo desigual, ensayos sobre las formaciones sociales del capitalismo periférico de 1973. Recientemente, se ha publicado su autobiografía, en la que recoge su trayectoria como consejero de distintos gobiernos del África Occidental como Malí, Ghana o Senegal.

Plano de la ciudad de Río de Janeiro. Situación de las decenas de favelas en las que viven un millón y medio de personas en la pobreza extrema. El punto rojo señala la favela de Dona Marta. Ilustración del artículo Dirty work de J. Beardsley y Christian Werthmann aparecido en la revista TOPOS 64

Una de las expresiones más execrables de este paulatino proceso de dualización que está experimentando la humanidad es la proliferación de lo que en Estados Unidos se conocen como gated comunities y en Brasil como condomínio fechado, unas agrupaciones de viviendas autoorganizadas para restringir el acceso solo a los residentes y a aquellos que se relacionan con ellos y que proliferan en las ciudades del mundo.
Este tipo de urbanización, en la que se ha privatizado con radicalidad el espacio, se caracteriza por estar rodeada por vallas que impiden la libre circulación de las personas, video vigilancia exhaustiva y el control del acceso y seguridad mediante el empleo de personal propio. Una suerte de utopía regresiva en la que deciden encerrarse un tipo de personas con una concepción insolidaria de la existencia. Es el extremismo final al que se ha orientado la desigualdad ocurrida en el último siglo. Las clases más beneficiadas de la distribución injusta de la riqueza han considerado así lograr una vía a sus aspiraciones, en la pretensión de lograr excluirse de los problemas cotidianos existentes en lo que consideran las ciudades más inseguras del planeta.
Una visión que ignora las raíces primarias de la violencia, un efecto implícito en el empobrecimiento de grandes masas de la población urbana que se han visto abocadas a unos niveles de subsistencia y precariedad inconcebibles en el pasado. En Estado Unidos, han llegado a la conclusión, después de una experiencia que se extiende ya a más de dos décadas, que este tipo de soluciones conduce también a un empobrecimiento social y cultural de los que se separan. Entre las razones que se esgrimen se encuentran la ausencia de actividades comunes o el déficit de lugares para el esparcimiento y encuentro colectivo. La interacción social siempre ha constituido un factor esencial para el crecimiento de la riqueza.

Vía de acceso a la tumba de Raquel. Una tramo del muro de la vergüenza israelí en las cercanías de la ciudad cisjordana de Belén. Foto: Randy, Picasa

En un artículo del periódico británico The Guardian sobre estas cuestiones, se señalaba que en 2004 un 15% de la población de los Estados Unidos vivía en enclaves protegidos mientras que una proporción similar vivía en lugares arrasados por la pobreza como las zonas centrales y los característicos ghettos. Otro problema menor asociado a la seguridad de estos enclaves ultraprotegidos es el que supone señalar claramente donde se concentra la riqueza y su corolario de atracción para aquellos que la ambicionan de una manera delictiva.
Así mismo, este tipo de utopías negativas plantean el problema del control colectivo de aspectos íntimos que acaban convirtiendo la convivencia en una especie de represión interiorizada que impide en última instancia la libertad de las personas que aceptaron este modo de convivencia fallida. Todo ello en aras de disponer de algunas ventajas irrisorias como algún campo de golf, centro comunitario o marina privilegiada.
La cuestión que plantean estas tendencias autoexcluyentes de los más adinerados se relaciona con una clara amenaza a la democracia representativa, tal como es practicada en los países occidentales. La permisibilidad de servicios privados de seguridad así como reglas diferenciadas para aquellos que residen tras las rejas, reflejan una cultura del miedo que genera fortificaciones innecesarias y el nacimiento de poderes incontrolados. En los Estados Unidos existen ya varias de estas comunidades amuralladas que son completamente independientes del control público del estado. Una anomalía que de extenderse, nos podría llevar a una nueva Edad Media de señores y vasallos encerrados en sus castillos y torres de marfil.

Del blog Transfronterizo

Los problemas sociales y económicos del mundo contemporáneo se solucionan en falso con el levantamiento de nuevas murallas irracionales. La desigualdad entre las personas y países es un factor que atenta contra dos principios esenciales de la convivencia, la igualdad y la fraternidad en aras de una libertad mal entendida.
La libertad por sí misma, no ayuda al desarrollo común, solo produce la entronización de un individualismo insolidario, como aquel que hemos podido observar en las últimas décadas, lo que finalmente nos ha llevado a una crisis de proporciones planetarias.—>

EL TALENTO EN ARQUITECTURA

Sala de sesiones del Ayuntamiento de Hilversum. Arquitecto: Willem Marinus Dudok, 1930
Algunas cuestiones nos intrigan a los arquitectos
¿Cuándo estamos ante el talento en arquitectura? ¿Como es posible discernir los valores de un buen edificio?
En nuestros días esos juicios -esenciales para entender la contribución cultural de la arquitectura a la sociedad a la que sirve- están claramente distorsionados por el espectáculo, la manipulación de la crítica profesional y artística asociada, así como por la directa corrupción del conocimiento específico.

<---Este proceso de distorsión de los juicios sobre la arquitectura ha sufrido una aceleración importante en las últimas décadas como consecuencia de la aparición de la espectacularización de las artes en general. En el espacio económico de las sociedades opulentas, las estrategias de mercadotecnia ligadas a los medios de comunicación y el espectáculo social se han convertido en la herramienta fundamental para imponer unos productos sobre otros. En los últimos tiempos, en ello está también la arquitectura y los arquitectos, convertidos algunos en estrellas mediáticas y otros aspirando a serlo. En el escenario de los países más avanzados, un mundo hipercompetitivo en el que sobra casi de todo, los artistas y profesionales se someten a ritos despiadados por la supervivencia en los que lo que se dirime es imponer la propia visibilidad. Ser visible es un atributo esencial como consecuencia de la altísima densidad de titulados universitarios y tener un título de arquitectura ya no es una garantía de alcanzar un trabajo remunerado. Es necesario además, tener imagen y ser conocido por ello en el mercado de clientes profesionales.

<--- Proporción de arquitectos por 1000 habitantes en los distintos paises europeos, segun Asem Abderaziq. Fuente: Blog anArchitecture

El talento propio, en sí mismo, ya no es suficiente para obtener un reconocimiento como arquitecto y, en consecuencia, la presencia en los medios que certifican la capacidad y la calidad de las trayectorias arquitectónicas se ha convertido en un objetivo altamente perseguido por los aspirantes a obtener los mejores encargos. En Europa, al igual que en otros muchos lugares y países, se ha alcanzado una saturación extrema de profesionales encuadrados en el sector de la construcción. Países como España o Italia presentan una alta tasa de titulados, lo cual espolea una competencia exacerbada.
Para profundizar en el conocimiento de estos procesos habría que entender cuales son los elementos básicos del talento en arquitectura. Hay que volver a los orígenes vitrubianos, a aquellas referencias que aportan los criterios esenciales para valorar los edificios: la funcionalidad de los espacios para responder a las necesidades demandadas; su eficacia constructiva y estructural que garanticen una durabilidad a largo plazo; y finalmente, su capacidad para la generación de emoción estética.
En los escenarios cotidianos en los que se desenvuelve el colectivo mayoritario de los arquitectos -su ciudad, su región- el umbral mínimo del talento es el que se relaciona con las dos primeras cuestiones señaladas por Vitrubio, la utilitas y la firmitas. Mas allá, aquellos aspirantes que buscan monopolizar el trabajo relevante o incluso participar en el juego de la
starchitecture (como han bautizado los anglosajones a la arquitectura con vocación espectacular), se necesitan unos recursos más poderosos ligados, no tanto a la poesía o la pulsión estética como a la generación de una imagen diferencial. La interacción a todos los niveles con los medios de comunicación para obtener presencia requiere mecanismos diferentes, inusuales que amplifiquen y atraigan una audiencia profesional.
La idea es seleccionar o inventar una combinación particular de elementos que distinga al aspirante de la competencia; sea ello una particular forma de aproximación a la arquitectura, la constante narración de aspectos que definan una historia personal, el establecimiento de un carisma basado en la competencia, la habilidad profesional, inteligencia, empatía, etc. Crear estrategias que atraigan la atención es la base y generar audiencia es fundamental para el crecimiento del arquitecto como estrella profesional. Como se puede observar, todo lo anterior tiene poco que ver con la competencia profesional que es considerada como un estándar mínimo para participar en este juego espurio del reconocimiento masivo.
La persecución de la fama se ha convertido en un objetivo preciado que aparta a las artes de su cometido esencial, el progreso intelectual de la humanidad. Lo cierto es que hoy en día, plataformas como los medios de comunicación de masas, acompañados por la crítica especializada, las revistas profesionales, los premios de arquitectura, la presencia física de los autores en conferencias, debates y encuentros, etc., se han constituido en los notarios que amplifican una arquitectura de autenticidad agonizante. Y es que la determinación del talento es una cuestión subjetiva, resultado del consenso manipulado entre los miembros de un determinado grupo profesional. Críticos, profesores, periodistas, incluso los propios profesionales, fans y admiradores contribuyen a establecer los criterios de juicio por los que se define el talento en arquitectura. Incluso ello es así cuando no hay un acuerdo claramente generalizado. Lo importante es que se comente, y cuanto más mejor, sobre determinadas personalidades autoimpuestas
El posicionamiento en arquitectura, el estar ahí en la mente de los que deciden, en el momento en que surge la idea de realizar un edificio, es algo primario y para lo que es esencial la visibilidad. Como figurar en la lista de preselección de candidatos para acceder a un proyecto concreto es el truco al que se dedican con ahínco los arquitectos. En el universo del espectáculo arquitectónico, los concursos de arquitectura por invitación a las estrellas es un resultado de la alta visibilidad alcanzada en los medios profesionales y de masas. Algo que genera disfunciones insatisfactorias, tal y como he señalado en un
artículo anterior.

Escuela en Rudrapur, Bangladesh. Arquitecto Heiringer Roswag. Premio Aga Khan de Arquitectura. 2007

En estos momentos, las revistas profesionales son el factor cardinal para alcanzar una presencia estratégica que conduzca de una manera sutil e indirecta al acceso al prestigio profesional y con ello la consecución de los encargos más suculentos. Lamentablemente, su creciente proliferación ha llevado a que, en muchos casos, exista una clara colonización por la imagen, la crítica superficial y el establecimiento de argumentos estentóreos como criterios para evaluar una supuesta calidad. La adulación a los porteros que establecen el franqueo hacia el reconocimiento mediático se ha convertido en una actividad en sí misma, algo que requiere una habilidad que nada tiene que ver con la autenticidad de la arquitectura. Observando a España solamente, se comprueba que existen más de 50 medios de comunicación relacionados específicamente con la arquitectura y de los que la revista El Croquis es el buque insignia que establece el canon de la arquitectura de este país con más de 35.000 ejemplares publicados y difusión internacional masiva.
Actualmente por ello, la máxima ambición de muchos arquitectos es que su obra sea publicada de alguna manera. Si ello ocurre en las revistas profesionales tanto mejor, estableciendo una relación extraña puesto que este medio se consume casi exclusivamente entre los propios arquitectos o los estudiantes de arquitectura. Aquellos que curiosamente son o serán sus mas directos competidores y que no constituyen el mercado objetivo de la acción publicitaria, es decir los que realizan realmente los encargos de proyectos y estableciendo una relación promocional indirecta. Que un edificio aparezca publicado en una revista de arquitectura no se debe solamente a que el edificio esté bien construido o funcione adecuadamente, es algo que tiene que ver en gran medida, con el prestigio acumulado por el arquitecto que es su autor. Ello, al margen de la concreta calidad real de los edificios o de su acierto formal. Las publicaciones especializadas se caracterizan por una repetición cansina de unas pocas obras de un reducido grupo de arquitectos. Lo cierto es que las revistas son unas formidables herramientas para publicitar y promocionar el trabajo de marcas regionales como ocurre en el caso de países como Holanda, Gran Bretaña o Japón que exportan claramente a sus arquitectos.
A estos efectos, la creciente necesidad para los arquitectos de contar con recursos de relaciones públicas, mercadotecnia y publicidad ha generado ya la aparición de secciones especializadas entre las grandes firmas de la arquitectura internacional, unas armas que suponen ya una parte sustancial de su poder de atracción. Potentes departamentos de relaciones publicas, como el de
Foster and Partners dirigido desde hace más de 20 años por alguien poco conocido como Katy Harris, expertos como Peter Carzasty o agencias especializadas como Cohn Davis Bigar Comunications de Nueva York, consultora de marcas profesionales contratados habitualmente por gente como Santiago Calatrava o la Aga Khan Foundation, se dedican a asesorar y a fortalecer a determinados personajes, empresas y entes relacionados con el campo de la arquitectura entendida como actividad económica relacionada con la cultura.
Lo cierto es que existe un público devoto que contribuye a la formación de marcas y la creación de estrellas mediáticas en el campo de la arquitectura. Este público es poco consciente de la creciente manipulación que ejercen los medios de comunicación profesional. Ello es consecuencia de que muchos arquitectos y, sobre todo, los estudiantes de arquitectura estén constantemente a la búsqueda de experiencias que les puedan proporcionar conocimiento. La constante consulta de revistas de arquitectura y la lectura de algunos textos que enseñan las claves del trabajo disciplinar están a la orden del día para muchos artistas, profesionales y aspirantes a serlo. El problema es que este tipo de cuestiones ha sido colonizado masivamente por una práctica caracterizada por la publicidad, la manipulación y la propaganda. Muchas revistas de arquitectura se dedican a promocionar supuestos talentos arquitectónicos y obras caracterizadas por una creciente incongruencia entre las necesidades sociales y la verdadera aportación disciplinar que se pretende positiva y renovadora.
La acción de las modas moviliza hacia el turismo cultural a masas relacionadas con la arquitectura en una proporción que se incrementa con los años. En muchos casos, la decepción es el resultado de estos esfuerzos de intensivo desplazamiento a la búsqueda de unas experiencias elusivas y manipuladas. Como consecuencia de todo lo anterior, la adquisición y percepción directa de lo publicitado es una actividad que, crecientemente se practica por arquitectos y estudiantes. Este fenómeno es algo que ha estado siempre en la base del turismo cultural, la penetración en la experiencia concreta mediante su percepción en el lugar.
Recientemente, me comentaban la desilusión que supone la realidad del llamado Ecobulevar de Vallecas en la ciudad de Madrid, obra del equipo
Ecosistema Urbano. Una obra publicitada y premiada hasta la nausea por sus supuestos valores relacionados con la sostenibilidad, un supuesto reciclaje, el empleo de energías renovables y la estimulación de las relaciones comunitarias. El Ecobulevar de Vallecas, al igual que otros espacios públicos de muchos barrios residenciales recientes de la periferia de Madrid, se ha convertido en lugar de peregrinación habitual para muchos enseñantes y alumnos españoles con el objetivo de presenciar en directo las maravillas de la última arquitectura. La realidad del entorno es que consiste en un lugar inhóspito en el que el encuentro de sus habitantes brilla por su ausencia; no existen lugares donde se pueda producir la sociabilidad y el carácter del paisaje urbano es realmente desolador como consecuencia de una mala práctica urbanística de base.
Por poner un ejemplo de contraste citaría el caso del relativamente desconocido ahora
Ayuntamiento de Hilversum, una obra del maestro holandés Willem M. Dudok de 1930. La sofisticación de la arquitectura realizada se percibe en cada rincón y cualquier detalle evidencia la presencia constante de su autor en unos espacios en los que la luz y la calidad constructiva del edificio confirman una obra ejemplar que abrió realmente nuevos caminos y que ha influenciado directamente a la obra de tantísima gente posterior. Es el caso, por ejemplo, de Rafael Moneo y algunos edificios suyos como el Ayuntamiento de Logroño y la sede de Bankinter en Madrid.

El tamizado de la luz interior de la casa Aki Sami. UNa obra del arquitecto egipcio Hassan Fathi

El caso es que el talento es la base para alcanzar la fama y este estado es perseguido con ahínco por multitud de aspirantes. Porque a la fama le acompañan otros atributos suculentos codiciados ansiadamente por el común de los mortales. Ya lo señaló León Batista Alberti en Fama (una condición presentada para él en la forma de diosa monstruosa y que, por otra parte, consideraba despreciable), uno de sus textos menos conocidos perteneciente a las fabulas satíricas recolectadas en las Piezas para la Comida de 1430. Ahí lo explica sutilmente:

Te contaré la historia tan brevemente como pueda. En la plaza, no demasiado lejos del templo de la fortuna, se levanta una antigua y sagrada capilla, solo conocida por unos pocos y dedicada a la diosa Fama. Dado que quienquiera que entra vivirá eternamente, sus sacerdotes mantienen una estrecha vigilancia para que el que acceda no lo haga por casualidad. Hay cuatro sacerdotes allí que continuamente hacen guardia, examinando la vida y carácter de cualquiera que se aproxime. Ello son la Riqueza, el Poder, la Acción y la Oportunidad. —>