Steve Jobs 2º Parte Discurso con Subtítulos en Español

Siguiendo el consejo de mi amigo Fernando Sáenz, he seguido este video que resulta tan inspirador. Espero que les resulte tan interesante como me ha parecido a mí.

ALTERNATIVAS ENERGÉTICAS PARA LAS ISLAS

En 2007, los medios de comunicación europeos pusieron el problema de la inmigración en el primer plano de la atención pública. La atracción de las personas de los países desfavorecidos hacia las regiones desarrolladas se llegó a interpretar como el principal desafío al que debía atender las sociedades avanzadas como las nuestras. Un año después, la cuestión sobre cual es la alternativa futura más viable a los combustibles fósiles ha pasado a ser el centro del debate en periódicos y televisiones.

Granjeros del futuro

En esta línea de pensamiento, la revista Economist ha dedicado el pasado 21 de junio un monográfico especial dedicado a esta cuestión. En el que se reconoce la inviabilidad a largo plazo de los derivados del petróleo ante una demanda desbocada, espoleada desde los países en desarrollo y su consecuencia más inmediata, una fuerte escalada de los precios en los mercados mundiales de materias primas.
Los redactores de esta revista, oráculo oficial del liberalismo económico, reconocen por primera vez las enormes dificultades que representa hacia el futuro el actual modelo energético fundamentado en el petróleo y el carbón. De una manera sorprendente se inclinan por primera vez hacia un apoyo sin fisuras de las renovables como una alternativa creíble ante la actual crisis energética mundial. Reconociendo que los ejercicios de prospectiva suelen fracasar en sus predicciones la mayor parte de las veces, el monográfico de la revista hace una evaluación detallada sobre las posibilidades de las distintas alternativas energéticas renovables, biocombustibles, eólica, solar, hidrológica, geotermal y también sobre lo que algunos denominan “negavatios” o el incentivo hacia una mejor eficiencia energética a partir de las disponibilidades actuales.
La cosecha de plantas con destino a la producción de agrocombustibles, al igual que la energía nuclear, es una opción con una imagen altamente desfavorable. La competencia directa a la alimentación que supone el desvío de inmensas superficies agrícolas hacia el cultivo de especialidades rentables para su transformación en combustible es algo éticamente reprobable cuando existen poblaciones con hambre. Además, según se ha demostrado científicamente la eficiencia energética es muy baja, excepto en el caso de la transformación de la caña de azúcar en alcoholes de alta graduación, que es algo que en Brasil se ha perfeccionado notablemente.

Parque eolíco en el mar. Midelgrunden, Dinamarca. Foto: Archidose

La potencia de los vientos para producir electricidad es otra posibilidad que actualmente cuenta con un gran predicamento al haberse consolidado claramente su rentabilidad a largo plazo con el abaratamiento tecnológico producido en las últimas décadas. En los años 80 del siglo XX todavía se consideraba de una manera generalizada como una idea propiciada por iluminados ecosofistas irredentos. La apuesta por la tecnología eólica realizada por determinados países europeos, como Dinamarca, Alemania y más tardíamente España, con un fuerte apoyo de financiación pública, ha llevado a que el paisaje agrícola de estos países europeos se haya cubierto de innumerables molinos que harían las delicias de Don Quijote. En este momento, la capacidad eólica mundial está creciendo a una tasa del 30% anual, superando ya los 100 Gigavatios, lo que evidencia el éxito de este tipo de iniciativas.
El problema del viento es su inestabilidad y en consecuencia, la incapacidad para mantener una constancia productiva durante largos períodos temporales. Y aquí surge el dilema del eventual almacenaje del exceso de capacidad para una utilización en épocas de escasez de vientos. El recurso al movimiento y trasvase del agua a cotas superiores junto a su almacenaje en presas situadas a lo largo de la cuenca de un gran río u otro tipo de depósitos elevados se ha convertido en la gran apuesta para transformar la inconstante energía de origen eólico en una solución a largo plazo que se está explorando denodadamente a gran escala.

Campo de prototipos de turbinas heliodinámicas. Stirling Energy Systems

Otro campo de experimentación energética es el que se refiere a la transformación directa de la radiación solar. El dispositivo de referencia en el aprovechamiento del sol es la célula fotovoltaica basada en obleas de silicio. Desde el descubrimiento de las condiciones eléctricas de este mineral y su posterior empleo en el programa espacial americano ha experimentado un escaso desarrollo. Sin embargo, la mejora de la eficiencia de estos aparatos que transforman directamente la energía del sol en electricidad ha sido fulgurante en los últimos tiempos a partir del uso de otros materiales más sofisticados como el Telurido de Cadmio.
La producción fotovoltáica de energía eléctrica todavía no es asumible debido al altísimo coste de producción de las células solares. Otro de los problemas que se plantea para rentabilizar la transformación de la radiación solar en energía aprovechable es el del transporte y por ello, probablemente, será interesante en aquellos casos en los que conviene que su producción y consumo sea eminentemente local. El dilema en este caso estaría en reconocer que conviene si apoyar la producción energética en cada lugar y casi en cada casa o mantener el sistema imperante de transporte y distribución basado en líneas de alta tensión que comunican los lugares de producción con los alejados puntos en que se produce el consumo.
La energía geotermal es otra alternativa basada en un hecho evidente, las altas temperaturas existentes en capas profundas de la tierra y, en zonas volcánicas, casi a ras de suelo. En Islandia, el 100% de la producción eléctrica se basa en el aprovechamiento de este tipo de reservas de calor del subsuelo. El principio para la extracción de estas reservas consiste en la creación de una especie de volcanismo controlado, perforando la roca hasta llegar a puntos con temperatura superior a 200º e inyectar agua para extraer a continuación el vapor de agua a través de conducciones paralelas apropiadas. A partir del vapor se mueven turbinas convencionales para la producción eléctrica con costes muy bajos al no necesitarse combustible de apoyo.
La cuestión es que todavía la producción eléctrica derivada del uso del carbón sigue siendo rentable y la más competitiva en términos de coste. The Economist se pronuncia al respecto, indicando la necesidad de gravar el uso de este combustible fósil para apoyar el desarrollo de las alternativas renovables sobre la base de su altísima contribución a la producción de gases de efecto invernadero. Según las cifras aportadas el costo del KwH de carbón es, a día de hoy, de 0,05 $ mientras que las turbinas eólicas más avanzadas solo alcanzan un coste de 0,08 $/kwH, siendo menos competitivas por tanto. La producción de vapor de agua a partir de sistemas heliostáticos sofisticados puede tener un coste similar al eólico mientras que la electricidad de origen fotovoltáico ha bajado hasta los 0,2 $/KwH, manteniendo todavía un diferencial importante de rentabilidad.

Fachada recubierta con módulos fotovoltáicos convencionales de silicio. Museo de la Tecnología de Terrasa, Barcelona. Foto: Solar24horas, Flickr

En cuanto a la cuestión del esfuerzo para lograr una mayor eficiencia energética es una posibilidad que ataca directamente a las formas impuestas de relación social y productiva. Afectaría al insostenible sistema económico tal como se concibe actualmente. Habría que aumentar la consciencia social sobre lo que está suponiendo el transporte de todo tipo de mercancías y productos a muy larga distancia sobre la base de mecanismos logísticos sofisticados y que se fundamenta en el consumo de recursos energéticos no renovables y artificialmente baratos.

Planta solar en el desierto de Mojave, Estados Unidos. Foto: Inhabitat

El modelo de transporte personal en vehículo privado que permite el trabajo alejado de la residencia, las relaciones sociales en lugares distantes o el ocio turístico incluso en otros continentes mediante el desplazamiento aéreo, es un desatino para la humanidad si se consideran sus efectos a largo plazo. Los movimientos ecologistas propugnan actitudes radicalmente diferentes como el principio de desplazarse a pié siempre que ello sea posible para atenuar la altísima dependencia en los países industrializados del vehículo a motor. Según este principio sería deseable tener el trabajo lo más próximo al lugar de residencia; al igual que los colegios, el comercio y el acceso a los servicios básicos. Algunas alternativas intermedias consistirían por ejemplo, disponer de vehículos más pequeños, de eficiencia máxima y bajo consumo o realizar el desplazamiento en bicicletas, lo que en áreas urbanas permite una velocidad de movimiento totalmente similar a la que ofrecen los coches.
De todas maneras lo preocupante es la lentitud con la que se produce la transformación de las actitudes colectivas, lastradas en muchos casos por intereses económicos contrarios a la evolución positiva de la situación energética, así como por los excesos del burocratismo imperante que frenan los cambios necesarios para una supervivencia colectiva cada vez más amenazada.
Un ejemplo en este sentido es el que representa el proyecto para la construcción de una central hidroeólica en la isla canaria del Hierro, que ya he comentado en este Blog, y que fue anunciado por primera vez a bombo y platillo por las autoridades insulares hace ya más de un año. Iniciativa que se encuentra empantanado todavía en los procedimientos previos de evaluación ambiental y en la estimación de su viabilidad técnica a pesar de contar con todos los pronunciamientos favorables.

Plano de proyecto de la central hidroéolica de la isla del Hierro, con sus dos depósitos de agua a distinto nivel comunicados por un doble conducto y su parque de molinos superior. Fuente: Gorona del Viento S.A.

Ha sido presentado como un modelo energético ejemplar, 100% autosostenible para esa isla, cuenta con total apoyo institucional, tanto de los políticos de todo el arco político del archipiélago canario, español y europeo, y que, sin embargo, todavía tiene un largo trecho temporal hasta que pueda convertirse en esa realidad ilusionante e imaginada que se espera en estas islas.
Otras partes del archipiélago, como La Gomera y la Palma, trabajan también en la planificación energética desde perspectivas renovables similares, con el objetivo de lograr una transformación de la actual situación de dependencia total del suministro exterior hacia otra de completa autosuficiencia. Los modelos energéticos insulares deberían evolucionar desde la eliminación paulatina del consumo de petróleo y gas hacia la implantación de las energías eólica, solar y geotermal que son altamente viables en unos espacios insulares caracterizados por vientos constantes, altísimo soleamiento anual y un volcanismo latente; ello, en el menor tiempo posible dadas las difíciles condiciones que al respecto se avecinan en los escenarios energéticos que se plantean para el mundo futuro.
Es de esperar que los pronunciamientos y las proclamas políticas en pro de la independencia energética de las islas Canarias, puedan llevarse a cabo en un período no excesivamente largo. Mejor en años que en décadas, para no sufrir las consecuencias de la imparable escalada del precio del petróleo a la que asistimos actualmente.

LA PLAZA DE TOROS DE SANTA CRUZ

Recientemente se ha presentado en mi ciudad, Santa Cruz de Tenerife, una iniciativa tendente a la modificación de un edificio significativo, la antigua plaza de toros. Aunque el caso pueda parecer anecdótico y muy local, el ejemplo es interesante para entender como afrontan algunas instituciones públicas determinadas actuaciones que afectan al espacio público.

Esta plaza de toros es una construcción que forma parte indisoluble de la imagen de la ciudad. Ya aparece en algunas panorámicas antiguas de la ciudad de comienzos del siglo XX cuando la arteria urbana central no estaba ni siquiera replanteada, el conocido anteriormente como paseo de los coches y hoy en día, por un anacronismo que no voy a calificar, como rambla del General Franco.

Aspecto del entorno de la plaza de toros a principios del siglo XX. Foto: ]v[orlock, Flickr

Es un edificio de una calidad muy discutible, destinado originalmente a una actividad, la tauromaquia, que no ha tenido un arraigo real en el archipiélago de Canarias. Está abandonado desde hace bastantes años y presenta un estado deplorable motivado por la desidia de sus propietarios. Su autor fue el arquitecto municipal, Antonio Pintor, ejecutándose en 1893 sobre la base de un proyecto del año anterior. No es una construcción reseñable por su arquitectura, representando un historicismo trasnochado y de mala calidad constructiva con sus fachadas de arcos apuntados terminados con revoco de cemento que remedan un supuesto estilo neomudéjar o andaluz. En ella se han celebrado variadas actividades, entre las cuales destacan hasta mediados de los años 70, las corridas de toros que nunca tuvieron mucha repercusión en esta isla. También funcionó como cine al aire libre, recinto para conciertos y combates de boxeo. La última actividad reseñable es la que supuso la celebración de los actos centrales del Carnaval de la ciudad hace más de 20 años.

La ciudad creciendo alrededor del edificio. Foto de 1940

Sin embargo, para los habitantes de mi ciudad representa un hito simbólico que constituye una referencia urbana fundamental. Cualifica mentalmente un parte sensible del centro urbano. La plaza de toros de Santa Cruz forma parte indeleble de la memoria urbana de esta pequeña isla que ahora quieren transformar, y lo más probable eliminar, para solamente satisfacer las ambiciones de enriquecimiento inmobiliario de algunos.
Lo curioso es que su situación urbanística es la que le otorga el vigente plan de ordenación urbana de la ciudad de 1992. En ese documento de planeamiento se define este espacio como equipamiento privado de una manera coherente con la realidad de su uso tradicional anterior. De acuerdo a su propuesta de ordenación, se condiciona el posible desarrollo de los aprovechamientos de la parcela al mantenimiento futuro de los usos recreativos preexistentes, permitiéndose el remate de los espacios no ocupados del resto de la manzana con edificación para destino residencial sin sobrepasar unas condiciones de altura máxima y aprovechamiento determinadas. Al mismo tiempo, dentro del mismo recinto se reserva un gran espacio libre donde actualmente existe un depósito público de suministro de agua potable que también se protege.
A partir de la interpretación sobre lo establecido por el plan de ordenación vigente y según medición realizada por algunos técnicos que merecen credibilidad, la edificabilidad que todavía es posible incorporar al conjunto es de 6.500 m2 con destino a un uso residencial privado en esa manzana y en espacios vacantes externos a la plaza.
Como se puede observar las condiciones para el desarrollo de una promoción inmobiliaria no son las más adecuadas para lograr una extraordinaria plusvalía económica. Y es aquí donde entran los intereses privados a trabajar en el cambio de las condiciones de aprovechamiento existentes. Para ello, se busca aumentar la baja edificabilidad asignada y a ser posible, introducir usos más rentables que los de equipamiento, más orientados a la satisfacción de necesidades públicas.

Una tranfsormación claramente especulativa de un edificio histórico cpn el apoyo mediático de arquitectos de prestigio.Reconversión de un depósito de gas en Viena. Jean Nouvel y Coop Himmelblau, arquitectos. Foto: frengo, flickr

En este proceso resulta cautivadora la connivencia de los dirigentes municipales, democráticamente elegidos, apoyando y encauzando la transformación legal pretendida para que pueda ser digerible por los habitantes de esta pequeña ciudad en aras de un supuesto beneficio colectivo.
Aprovechando el proceso de revisión del documento urbanístico vigente se incrementa sensiblemente la edificabilidad que pasa en una primera instancia a 9.700 m2 construibles, abriendo la posibilidad de derribar parcial o totalmente el volumen existente de la plaza de toros original. Además, la documentación del futuro plan que está en trance de aprobación final establece en sus últimas versiones algunas condiciones particulares muy significativas que mejoran las posibilidades inmobiliarias. Entre ellas, la introducción de nuevos usos no previstos en el plan vigente. Se dice textualmente:

El espacio ocupado por la Plaza de Toros se determina como una Actuación de Renovación Urbana para viabilizar el uso de equipamiento recreativo y cultural que históricamente ha tenido, admitiendo también como usos compatibles los culturales, socioasistenciales, docentes y deportivos, además de permitir los de pequeño y mediano comercio y de restauración y hostelería.

Y además,

La actuación incorporará un aparcamiento rotatorio y para residentes pudiendo para ello ocupar la superficie que fuera necesaria de los espacios libres adyacentes.

Ante la insatisfacción colectiva de la población, manifestada ante la posible desaparición del edificio en la prensa local y por variados colectivos ciudadanos, el Ayuntamiento ha decidido la convocatoria de un concurso de ideas con el propósito no claramente expresado de aumentar aun más el aprovechamiento otorgado hasta alcanzar casi los 14.000 m2 de construcción, tal y como se desprende de la lectura de las bases publicadas.

Fichas correspondientes a la ordenación vigente de 1992 y la propuesta por la revisión en curso de aprobación, donde se define el área sujeta a concurso

Con ello se empeoraría la congestión urbana existente en una zona altamente densificada de la ciudad, su centro más antiguo. Se va a incrementar probablemente el tráfico de vehículos derivado de la aparición de un nuevo aparcamiento central y unas actividades comerciales y lúdicas en una zona ya altamente equipada. Todo ello sin apenas contrapartida para una mejora urbana real. Una alternativa en este sentido podría ser simplemente la compra de este espacio, hoy todavía privado, para su destino como pequeña plaza o parque público arbolado y abierto a la ciudad que estuviera acondicionado para que se pudieran celebrar representaciones públicas al aire libre.
Este concurso se ha convocado en la 2ª semana de junio para fallarse a principios de julio y de lo expuesto hasta ahora parecería un aval para la tergiversación del interés público de una manera supuestamente abierta. Para ello se han buscado complicidades que prestigien la iniciativa como la que supondría la participación en el jurado de la demarcación local del Colegio de Arquitectos.
Este asunto que probablemente tendrá resultados visuales espectaculares con la colaboración de muchos arquitectos locales merece algunas reflexiones complementarias. En primer lugar, es destacable el dominio de los promotores y los propietarios del suelo en una transformación negativa de las ciudades. La búsqueda de la más alta rentabilidad de las operaciones especulativas sobre el suelo no siempre es compatible con el bien común y conduce por lo general a una tergiversación del interés público.

Estado reciente de las obras de transformación de la plaza de toros de las Arenas en Barcelona para su conversión en centro comercial. Foto: ainvar12, Flickr

Últimamente, se asiste a un recurso constante a la presentación de este tipo de operaciones a través de una especie de aura cultural con la participación de arquitectos de fama supuestamente reconocida. La presencia de la arquitectura se ha transformado en una especie de herramienta de marketing para la venta de propuestas dudosas en las que la producción de imágenes estéticamente atractivas contribuya a la venta de actuaciones difícilmente digeribles por la colectividad.
Finalmente, en las democracias representativas, como la que existe en este país, hay una ausencia de participación ciudadana real en los procesos de toma de decisiones sobre cuestiones que afectan a la calidad de vida de los propios residentes. Ello apoyado por los medios convencionales de comunicación local que, en algunos casos, actúan acríticamente como auténticas correas de transmisión de las decisiones políticas tomadas por las elites de los partidos y, en definitiva, de la voluntad de los poderes económicos dominantes en cada lugar.

Proyecto de Palacio de Congresos en Badajoz de los arquitectos Selgas y Cano, inspirado en restos de plazas de toros preexistentes

Desearía equivocarme y espero que de este proceso puedan salir finalmente algunas cosas buenas para el conjunto de esta ciudad.

LA CRECIENTE IMPOSIBILIDAD DEL PLANEAMIENTO

La planificación urbanística contiene en su fundamento un germen letal que puede transformar la tarea de la ordenación del crecimiento de las ciudades en pasto de especuladores y corruptelas múltiples. La asignación de aprovechamiento a terrenos que previamente no tienen valor edificatorio, ha ido derivando paulatinamente en un espacio para la expansión de la picaresca.

Por supuesto, el planeamiento tuvo en sus orígenes una justificación más o menos lógica en la previsión del crecimiento urbano y que surge como un instrumento con un aura racionalizadora. Formalizar la ciudad futura ha sido una tarea que ha ocupado durante la última centena de años a innumerables disciplinas y profesionales: desde la arquitectura y la ingeniería a la geografía, la abogacía, etc. Para la urbanística española y por extensión mundial, el precedente de los proyectos de ensanche de las ciudades de Madrid y Barcelona es un hito histórico de referencia al respecto.

Plan Castro para el ensanche de Madrid. 1857

La planificación del nacimiento y desarrollo de las ciudades ha sido una herramienta más dentro de la panoplia instrumental surgida del ideario racionalista que se ha basado en una confianza en la fuerza de la colectividad para ordenar el espacio habitado en beneficio colectivo. Sin embargo, la creciente apetencia de los operadores inmobiliarios por obtener el máximo beneficio en la explotación de un bien monopolístico, el suelo, ha llevado siempre a la continua tergiversación y retorcimiento de los elementos proyectados. En los últimos tiempos en España, las continúas triquiñuelas y trampas multimillonarias que están detrás del manejo del suelo han aflorado abruptamente a la luz de los medios de comunicación. Ello espoleado por promotores y propietarios de variado pelaje con la connivencia entusiasta de muchos políticos municipales elegidos supuestamente para manejar el interés común de los ciudadanos.
Por otra parte, el control de estas cuestiones se ha confiado a una burocracia especializada cuyo supuesto cometido fundamental es la tutela del interés general y la búsqueda del beneficio colectivo. Desgraciadamente en algunos casos, la corrupción alcanza también a funcionarios dispuestos a hacer las interpretaciones convenientes a cambio de las correspondientes dádivas con lo que la bienintencionada instrumentación urbanística queda deslegitimado.
En el último medio siglo, la vertiginosa evolución de las ciudades españolas ha estado ligada, en primer lugar, a un desarrollo económico fulgurante que ha necesitado crecientemente suelo para la implantación de todo tipo de actividades. El sector turístico ha tenido un papel relevante en la extensión urbanizadora de las islas y la franja litoral de este país, originando posteriormente una creciente apetencia de los ciudadanos del norte de Europa por establecer su residencia vacacional o de retiro en este extenso espacio de borde.
El proceso urbanístico consiguiente se ha intentado encauzar mediante la implantación paulatina de una legislación cada vez más rigurosa y compleja que ha establecido una densa armazón jurídica que también intenta atajar ansías y ambiciones de enriquecimiento fácil. En Canarias, están vigentes una docena de preceptos legislativos sobre la ordenación del territorio que no han logrado extirpar un mal manejo del suelo. Sin embargo, las leyes territoriales y los reglamentos que se han ido creando, definen una maraña irrespirable. Lo que algunos adjetivan como diarrea legislativa impide en la práctica llevar a cabo las tareas básicas de la ordenación urbanística, la consecución de un espacio urbano armonioso y equilibrado que funcione eficientemente.
Por el contrario, la planificación urbanística y la ordenación del territorio se han convertido en campos abonados para transacciones oscuras entre políticos y promotores que han ido despojando de capacidad de decisión a los verdaderos usufructuarios del espacio urbano, los ciudadanos de a pie. La especialidad de la urbanística en España se ha convertido en un espacio viciado en el que es muy difícil lograr mejoras reales en el uso y disfrute del territorio y donde la participación pública en los procesos de decisión está francamente coartada.
Hoy en día algunos abogan por abandonar definitivamente la realización de planes generales de ordenación urbana por considerarlos una tarea de casi imposible cumplimiento. Es algo a lo que hacía referencia recientemente el profesor José Fariña en una reflexión esclarecedora sobre la cuestión.

Seed bombing para el cultivo de trigo en terrenos no ajardinados. Periferia de una ciudad indeterminada. Foto: Torrion28, Flickr


Ante esta situación de deslegitimación de la ordenación territorial como actividad burocratizada algunos han optado por respuestas cínicas, y hasta simpáticas, en la denuncia de las prácticas irracionales y corruptas que se presentan en el manejo de nuestros terrritorios. Es el caso de las propuestas del arquitecto sevillano Santiago Cirugeda que desarrolla sus actividades en España y, también de las acciones del grupo londinense Guerrilla Gardening.
Meses atrás he entablado contacto con Santiago Cirugeda en el IV Foro de Urbanismo que se celebró en Murcia. Un encuentro extraordinario en el que se vio reflejado el fuerte proceso de mutación que está sufriendo especialmente la actividad de arquitectos y urbanistas. En su intervención en el Foro explicó algunas peculiares acciones orientadas a exacerbar las contradicciones del sistema legal urbanístico.
Cirugeda es una auténtica estrella que convierte sus trabajos en una especie de recurrente actuación teatral o circense y que va recopilando en su página de Internet
Recetas Urbanas que recomendaría visitar. Cuenta ya con muchos ejemplos de acciones interesantes que evidencian lagunas de la actual legislación urbanística así como los absurdos de algunas normativas aplicadas en los municipios españoles. La búsqueda de resquicios legales permite a este arquitecto apropiarse de espacios públicos mal utilizados o simplemente abandonados.
Una acción singular es la que desarrolló el año pasado en la isla canaria de Fuerteventura dentro del marco de una Bienal de Arquitectura y Paisaje. En el paradisíaco paraje de Cotillo al norte de la isla y sobre una urbanización turística clandestina que se apoyaba en un plan urbanístico ilegal, llevó acabo el desmontaje de una de las calles ejecutadas con el objetivo de hacer aflorar las contradicciones implícitas a un sistema legal disparatado. El trabajo lo tituló Plan de Recuperación del Territorio Majorero y Protección Especial de la Población Autóctona y se presentaba como un instrumento de ordenación supuestamente aprobado por el organismo que controla estas cuestiones en el archipiélago, la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio de Canarias.

El arquitecto Santiago Cirugeda ante su “obra”

La instalación en el lugar de grandes carteles en tres idiomas con sus correspondientes anagramas falsos de instituciones locales, indicando la posible implantación de una limitación a la población europea no autóctona de la isla desató protestas de posibles compradores ante las respectivas embajadas a pesar de que la urbanización era claramente clandestina. El texto central de la pancarta decía textualmente:

El uso extensivo del territorio por parte de una oferta turística desarrollada para la masiva inmigración europea (alemana principalmente), que ha llevado a la aparición y aumento del parque inmobiliario en la Isla, y la disolución y desfigure de la cultura majorera, evidencia la necesaria y urgente implantación del Plan Especial de Protección de la Identidad Majorera (PPIM), aprobado el 3 de Marzo del 2007, y que tiene como base fundamental para su desarrollo la siguiente normativa y en especial, la aplicación urgente de su artículo 7 (PPIM)

Y haciendo referencia a esa norma supuesta señalaba lo siguiente:

Art.7 PPIM Limitación de la población europea, no autóctona, en territorio majorero, según baremos marcados por directrices y acuerdos europeos vigentes. En ningún caso una comunidad de cualquier nacionalidad europea superará el 30% de la población residente en Fuerteventura. Comienzo Fecha de aplicación. Julio 2007.

Los atónitos visitantes locales ante la instalación artística

Pero lo más anecdótico ocurrió cuando destruyó parcialmente una de las calles de la urbanización clandestina con la connivencia de un operador local de movimiento de tierras al que ofreció una posible participación económica en las tareas de desmonte de las calles realizadas. En visita posterior de las autoridades locales y ante su asombro frente a lo ejecutado, la instalación artística desarrollada por el arquitecto, amenazaron con acciones judiciales por destruir una ilegalidad manifiesta.
Otro caso de acciones de hartazgo frente al secuestro de la participación ciudadana y en esta línea de clandestinidad es el que se refiere a la llamada Guerrilla Gardening. Me he encontrado con esta iniciativa de la Jardinería de Guerrilla hojeando el reciente suplemento del New York Times, titulado The Next City, dedicado a las arquitecturas emergentes. En principio, tal como tratan a este movimiento en ese periódico, parecería una de esas ideas bienintencionadas que se les ha ocurrido a unos ingleses disparatados. Sin embargo, en cuanto se profundiza un poco se observa que tiene muchísimos adeptos en distintas partes del mundo: Calgary, Turín o Los Ángeles, por ejemplo. Existen numerosísimas referencias sobre este tipo de acciones en la página de imágenes Flickr.
Según
Wikipedia, Guerrilla Gardening es jardinería política, una acción directa no violenta que se ha venido practicando inicialmente por personas relacionadas con el movimiento ambientalista. Se relaciona con la forma de tenencia del suelo, la necesidad de su reforma y la permacultura.

Ajardinamiento de parterres abandonados en Westminster Bridge. Londres, 2008

Incluso se han escrito varios libros sobre el tema. Richard Reynolds, un activista británico ha escrito On Guerrilla Gardening y define el heterogéneo movimiento como una práctica de la jardinería y el cultivo de plantas en terrenos ajenos sin permiso de sus responsables o dueños. Dice Reynolds en la entrevista del New York Times que esto es una historia política de gente que cultiva cosas donde no debe, desde los invasores hondureños hasta los artistas y estudiantes que bautizaron el término en Nueva York a comienzos de los años 70. Durante la crisis financiera, las autodenominadas Green Guerrillas empezaron a plantar en las parcelas abandonadas del Lower East Side, o recortaban setos con formas extrañas. Después de algunos enfrentamientos, la ciudad dio carta de naturaleza a muchas de estas plantaciones, creando el primer programa de jardinería comunitaria, reservando una parte de los terrenos abandonados como espacio libre antes de que se produjeran los clásicos procesos de gentrificación.

Chris Carlsson en su blog Nowtopia desde San Francisco habla también de estas cuestiones con un cierto optimismo muy americano:

Muchos jardineros consideran su trabajo como un hobby, pero las transformaciones urbanas desarrolladas por la generación previa de jardineros comunitarios no se pueden explicar como una tarea de simples aficionados. Al contrario estos jardineros están trabajando en la reforma de su entorno y sus propias vidas en sintonía con su visión del mundo, sus habilidades y una multidimensionalidad de acciones. Sus motivaciones son variadas pero una remuneración no está entre las prioritarias. Construir comunidad es un gran objetivo, que implica un variado rango de cuestiones, la necesidad de amistad, camaradería, ayuda mutua e intervención ecológica sobre el entorno próximo.

Un grupo de Jardineros Guerrilleros en Calgary, Canadá en plena acción. Foto: Grant Neufeld, Flickr

Pero lo importante de este asunto es que, en variados lugares del mundo desarrollado y con la participación de muchas personas, las propias comunidades se autorganizan frente a imposiciones cada vez más autoritarias al servicio de intereses que no tienen en cuenta las necesidades reales de la población.
No habría que desdeñar estas manifestaciones románticas. Expandamos acciones de bombardeo de semillas como las que realizan los guerrilleros jardineros a ver si algunos se dan cuenta que la democracia debe ampliarse a una mayor participación de todos los ciudadanos y que no es el secuestro de los bienes públicos para el beneficio de unos pocos.

OTRA ALIMENTACIÓN POSIBLE

Según señalaba en un artículo reciente la economista italiana Loretta Napoleoni, en el mundo hay comida para todos. En algunos lugares tenemos una dieta sensiblemente mejor que en el pasado y los precios de los alimentos son los más bajos de los últimos cuarenta años. Pero sin embargo, 1.000 millones de personas padecen hambre.

Lo relevante es entender cuales son las causas de semejante contradicción. Una primera aproximación al entendimiento de esta cuestión la ofrece el propio título del artículo de Napoleoni,
Comida hay, pero a precio de petróleo. Sacando conclusiones de otro informe auspiciado por el Banco Mundial y Naciones Unidas titulado Evaluación internacional de la ciencia y tecnología agraria para el desarrollo, el problema del hambre relacionado con el acceso a productos agroalimentarios no se debe tanto a una posible escasez de producción, que no existe, como al coste final que implica su desplazamiento planetario. El precio de la energía necesaria para el traslado de bienes comestibles hace inaccesible económicamente algunas producciones básicas para la alimentación de la población en los países más pobres.
En el mundo desarrollado se ha impuesto un modelo de alimentación altamente homogeneizado, que se basa en el transporte masivo de productos cultivados en sitios muy lejanos. El sistema se apoya en una alta eficiencia funcional a partir de cadenas logísticas muy sofisticadas que al menor fallo generan pánico masivo como el ocurrido estas semanas atrás en España, a raíz de una huelga salvaje del sector del transporte.

The greenhouse project. Una apuesta por la agricultura local en Johanesburg. Inhabitat

El aumento acelerado del precio del petróleo y la transformación de la agricultura tradicional hacia una producción altamente tecnificada, totalmente orientada a la exportación a los mercados mundiales, ha originado en el último siglo la desaparición de las prácticas agrarias destinadas a los mercados locales. Las pequeñas plantaciones y granjas han ido siendo sustituidas paulatinamente por explotaciones cada vez más centralizadas en las que la participación de la mano de obra también ha ido disminuyendo inexorablemente hasta convertir al sector agrícola en un epígrafe casi marginal de la economía de muchas regiones y lugares.
El cambio de tendencia en el último lustro que ha supuesto el desmesurado incremento del coste de los combustibles fósiles, algo que va a ir a más según señalan los expertos, está dando al traste con un sistema de distribución basado en la disponibilidad de una energía muy barata. El constante aumento de los combustibles y de la electricidad está dificultando progresivamente la eficacia de los mecanismos existentes para el control, acumulación y distribución de los productos alimentarios a escala mundial.
En estos momentos de crisis, las alarmas están sonando en muchos y distantes lugares en los que la población está intentando entender en un primer momento lo que está pasando. Sin embargo, la paralización de los estamentos políticos y la ineficacia de muchas administraciones públicas para valorar efectivamente la magnitud del problema requerirían que se produjera rápidamente una toma de conciencia global que catalice los cambios que será necesario realizar a nivel de cada localidad o región para contrarrestar la inviabilidad del sistema alimentario.
Sin embargo, las inercias sociales son tan fuertes que en este intervalo de parálisis es fundamental recopilar y difundir iniciativas que pueden ayudar a un cambio de mentalidad respecto a la producción y distribución de los alimentos para orientar su adquisición colectiva de una manera más sostenible.
Según un trabajo reciente titulado Hacia un cambio radical del modelo alimentario y publicado en
Le Monde Diplomatique, tres criterios deberían ser los que deberían tenerse en cuenta para apoyar otro tipo de producción agrícola y ganadera.
En primer lugar, el ecológico para que se evite la gran contaminación que producen los abonos y pesticidas que caracterizan las producciones industriales actuales. También es necesario considerar la perspectiva sanitaria, tratando de generar el modo de alimentación más adecuado al mantenimiento de una buena salud general de la población. Y en último término, considerando la atenuación del impacto que sobre el territorio, la cultura y la idiosincrasia de los lugares, ha ejercido una forma de distribución de los bienes de consumo altamente depredadora.
Lo anterior no puede significar la recuperación romántica de formas de producción del pasado. La agricultura futura debería ser más próxima y estar influida por la aplicación de los últimos conocimientos científicos que señalan la insostenibilidad de los modelos productivos masivos, ligados a una gran contaminación de suelos y acuíferos así como altamente insaludables debido al añadido de todo tipo de aceleradores químicos. Comer menos carne, reducir la importación de productos no estacionales y relocalizar con criterios de proximidad en todo lo posible la producción agrícola y ganadera deberían ser objetivos a asumir cultural y colectivamente.
En algunos lugares se están experimentando ya alternativas que resultan altamente innovadoras y estimulantes sobre otras formas de producción alimentaria. Un ejemplo es la propuesta denominada
Comunity Supported Agriculture (Agricultura Soportada Comunalmente), aparecida en el portal profesional americano Planetizen.
Granjeros locales de la East Lake Comunity Development. Decatur, Georgia. Planetizen
Greg Ramsey es un arquitecto de Atlanta que está trabajando con notables resultados en este campo. Propone un nuevo tipo de comunidad urbana que integra la actividad agrícola como parte fundamental del diseño urbanizador. Presenta un ejemplo denominado Gaia Gardens, situado en una parcela de 8 hectáreas que preserva el 60% de la superficie disponible para jardines y cultivos al servicio de la comunidad. Lo más interesante es el sistema organizativo por el cual los residentes han contratado a un equipo formado por agricultor y granjero a tiempo completo para el mantenimiento de la producción y el suministro de productos frescos a los residentes. El sistema permite la venta al mercado local del excedente de legumbres, fruta, leche, etc. de una manera que es posible su mantenimiento económico sin un excesivo coste.

Ordenación del East Lake Commons Development, Village Habitat Design

En Europa, existe también una larga tradición de huertos comunitarios localizados en las ciudades en los que se llevan a cabo tareas agrícolas como hobby de residentes en barrios densamente poblados. En Barcelona, el Departament de Parcs i Jardins se han puesto en marcha desde 1997 varias iniciativas de este tipo, tendentes a proporcionar pequeños terrenos para el cultivo en régimen de alquiler y destinados a diversos colectivos de vecinos. El cultivo de vegetales y flores es protagonista de estos pequeños parques utilitarios que actualmente utilizan jubilados para entretener su tiempo libre. En un futuro podrían servir también como recurso básico para la obtención de alimentos más baratos que los importados a través de los sistemas convencionales de distribución.
Entre otros huertos de carácter comunitario, en el distrito de Gracia de la ciudad de Barcelona, se ha generado
L’Hort de l’avi (el Huerto del abuelo), próximo al mundialmente famosos Parque Güell del arquitecto Gaudi, que se compone de parcelas entre 25 y 50 m2. Cuentan con los apoyos necesarios para facilitar las prácticas agrícolas a los usuarios, tales como armarios individuales para aperos, vestidores y área de descanso con servicios de apoyo, etc.
Entre los requisitos para participar en esta iniciativa catalana, la administración de parques exige pasar un período de prueba de 6 meses así como realizar una producción biológica sin fertilizantes, abonos ni plaguicidas. El arriendo de las parcelas es por un período máximo de 5 años y entre otros requisitos tienen preferencia los habitantes de los barrios más próximos.

Huerto en el barrio de Ofra. Del portal de noticias: Lo que pasa en Tenerife

En mi ciudad también se ha producido algún tímido intento liderado por los propios vecinos para hacer este tipo de actividades como el que se ha presentado recientemente en el barrio de Ofra. Varios jóvenes de una manera voluntariosa y anecdótica han puesto en cultivo algún jardín abandonado de su entorno.
Aunque la implantación de huertos urbanos pudiera realizarse de una manera masiva, probablemente no sería un sustituto adecuado a las formas industrializadas de producción de comestibles. No obstante, en una situación de cambio como la actual no debería desdeñarse cualquier alternativa que suponga un paliativo al incremento acelerado de los costes del acceso a los alimentos.
Es necesario tomarse más seriamente esta posibilidad si se considera que los costes de transporte de todo tipo de mercancías, se han incrementado desaforadamente en los últimos tiempos. En un lapso de 5 años el precio de referencia del barril de petróleo Brent ha pasado de 20$ a 140 Dólares y algunos expertos estiman que a lo largo de este año su precio puede fácilmente doblarse.
En una situación de altísimo coste de los combustibles habituales como la que existe, el transporte masivo de mercancías se está viendo seriamente afectado. En consecuencia, el desplazamiento global de alimentos es uno de los ámbitos más afectados por la necesidad de grandes cantidades de energía para transportar importantes volúmenes con un alto peso de productos agrícolas y ganaderos, haciendo cada vez más insostenible el modelo de producción y distribución que se ha desarrollado en el último siglo.

LA ARQUITECTURA DEL PODER

Cómo los ricos y poderosos dan forma a nuestro mundo
Deyan Sudjic
Ariel. Barcelona 2007

La arquitectura ha estado, de una manera u otra, casi siempre ligada al poder. Eso sí, con un carácter subalterno, como instrumento para reforzar el alcance ideológico de la dominación. Este curioso libro incide en esta cuestión, hace un repaso a la experiencia de la arquitectura contemporánea para desenmascarar la retórica y los mecanismos con los cuales algunos arquitectos venden su trabajo como algo esencial en la conformación del espacio de nuestras ciudades.

El autor, Deyan Sudjic, tiene a sus espaldas una trayectoria notable como crítico de arquitectura. Ha dirigido la revista italiana Domus y en 2002 dirigió la famosa Bienal de Arquitectura de Veneciay es actualmente director del Design Museum de Londres. Sudjic, en otro libro esencial de 1992, The 100 Mile City, diseccionó el devenir de algunas ciudades que han mutado de una manera extraordinaria a partir de los años 80 del siglo XX. En ese trabajo describía el papel que han pasado a desempeñar metrópolis como Londres, Tokio, Nueva York o Los Ángeles, cuyas características económicas y su creciente especialización productiva en la cúspide del sistema global son fundamentales para entender el devenir de la evolución de determinados artefactos arquitectónicos que pueblan nuestra contemporaneidad, tales como museos, centros comerciales, aeropuertos, etc.
En La arquitectura del poder, realiza un recorrido por los paisajes habituales de la política y la riqueza en los que se define el espacio contemporáneo y como los arquitectos tienen que lidiar con múltiples obstáculos para llegar al contacto directo y la seducción de los que dirigen realmente este universo. caracterizado por la ambición y la egolatría más execrable. Presenta al arquitecto como un personaje que ha mutado desde su misión primitiva como máximo experto en el mundo de la construcción hacia un papel cada más sutil de consejero estético y encauzador de las megalomanías de los poderosos.
La actividad de la arquitectura considerada como experiencia artística tiene que ver con la necesidad ineludible de contar con un patrocinador antes de empezar la propia obra. El arquitecto es un artista a la búsqueda de una clientela capaz de financiar sus conceptos sobre el espacio. Aquellos situados en lo más alto de la experiencia arquitectónica de nuestros días venderán su alma con tal de poder construir su proyecto estético y con ello realizar sus ambiciones personales.
En el pasado, y también en el presente, la clientela fundamental estaba constituida por los que manejan recursos suficientes para hacer del cobijo esencial algo más que mera construcción. Reyes y notables de la corte, sacerdotes, nobles, generales, etc. en un pasado histórico dieron trabajo al archi tekton, el primer obrero. Como se desprende de la etimología de la designación profesional: aquel que tenía el conocimiento más profundo y extenso del proceso para construir los palacios, los templos y las tumbas.
Por el camino de la historia, el arquitecto ha ido perdiendo gran parte de sus atributos y conocimientos para ir centrándose en una supuesta esencia de la arquitectura y dejar a otros, responsabilidades fundamentales. Por ejemplo, la ingeniería ha ido asumiendo paulatinamente cuestiones relevantes que condicionan completamente la arquitectura sin que haya habido una conciencia clara del proceso. Actualmente, todo ello ha conducido a que los arquitectos sean unos meros productores de símbolos, imágenes y decorados con una ignorancia extrema sobre la forma en que esos posibles edificios se sostienen y se construyen. Por no hablar de cómo se manejan los presupuestos y la financiación de las obras.
En la arquitectura del poder, Sudjic elige a personajes destacados para explicar la impresionante mutación que se ha producido en esta disciplina a lo largo del siglo XX. Un primer ejemplo relevante es el que proporciona Albert Speer y su relación con Adolf Hitler en la construcción de sus delirios arquitectónicos.

Patio de la nueva Cancillería. Albert Speer, Berlin 1938

Speer, tal y como se desprende de este libro y de la lectura de su propia autobiografía quizás más aun, fue siempre un extraordinario manipulador de la egolatría de los poderosos, con un conocimiento extremo de la psicología de sus clientes. Contaba con una gran capacidad para la organización que le llevó finalmente a dirigir la producción del armamento en la fase final del III Reich. Pero lo más relevante era su gran capacidad de seducción y disimulo que transformó en un arma imbatible para lograr construir tanto su arquitectura como presentar siempre una imagen personal favorable. Una serie de episodios que se relatan van definiendo el carácter y las estrategias del arquitecto hasta llegar a su culminación, cuando tras salir de la prisión de Spandau, intentó corregir los datos existentes sobre él mismo en los Bundesarchiv para presentarse ante la historia de la manera más favorable. Para ello, y según se relata, intenta sobornar a un funcionario para lograr la sustitución de su diario personal como inspector general de edificios del Reich por una versión más edulcorada.
Hay que recordar que, tras la II Guerra Mundial, Speer fue el único acusado del famoso proceso de Nuremberg que no fue condenado a muerte o cadena perpetua. Ello refleja la gran capacidad de auto representarse de la manera más conveniente y de lo cual su autobiografía es un esfuerzo insuperable.

EUR 42. Obra magna de Mussolini

Muchos otros ejemplos del seguidismo de la arquitectura hacia el poder autocrático se reseñan a lo largo del libro. Estrategias de la arquitectura que contribuyen al refuerzo ideológico de las más execrables dictaduras como las que han representado Stalin en la Unión Soviética, Mussolini en Italia o el general Franco en España. Con ellas, se ilustra el importante papel que la arquitectura tiene en la formalización física de la propaganda contemporánea. Como dice Sudjic:

La construcción no solo tiene la finalidad práctica de dar cobijo, ni la de crear las infraestructuras modernas de un estado. Aunque pueda parecer anclada en el pragmatismo, es una expresión poderosa y extraordinariamente reveladora de la psicología humana. Es un medio de hinchar el ego humano a la escala de un paisaje, una ciudad o, incluso una nación.
Refleja las ambiciones, las inseguridades y las motivaciones de los que construyen y, por eso, ofrece un fiel reflejo de la naturaleza del poder, sus estrategias, sus consuelos y su impacto en los que lo ostentan

Como se puede leer, para Sudjic la arquitectura tiene un papel fundamental en la formalización de la nacionalidad como concepto político formulado como mecanismo para la conquista del poder. Según el autor, la creación de la imaginería de un Estado y su aplicación con éxito en el territorio más extenso posible puede considerarse como una táctica de guerra librada por otros medios. Si un país no cuenta con sus propios símbolos nacionales puede conseguir una suerte de gloria reflejada adoptando el estilo de una potencia declaradamente victoriosa, que sea sinónimo de eficacia, valor y éxito.
Por ello en algunos países, los arquitectos son una especie de héroes nacionales que han contribuido a la forja de la identidad nacional. Es el caso de Le Corbusier para los suizos, que lo homenajean en sus billetes. O el de Alvar Aalto para los finlandeses, Gaudí en Cataluña o Mackintosh en Escocia que, finalmente, han devenido en iconos de la imaginería popular representando rasgos sobresalientes de las naciones respectivas.
El problema central del momento actual se plantea en como construir una identidad local o empresarial en una era de incertidumbres. Y ahí volvemos a tener en el centro de la escena a los arquitectos como constructores de imágenes y simbologías que la población experimenta y percibe en el mundo de lo físico.
Pero es que la arquitectura también se ha convertido en una herramienta poderosísima para el marketing de las ciudades y la expresión de la riqueza, el poder asociado a políticos de todo pelaje, así como el buscado por los magnates de los negocios y las finanzas. Y es que la arquitectura tiene un valor simbólico fundamental, desencadena reacciones emocionales en el plano social y, por ello, debe considerarse una de las formas más poderosas en la comunicación de masas.
En los últimos cincuenta años, un espacio específico de esta construcción de las identidades contemporáneas lo representan y han representado las sedes políticas representativas de las instituciones democráticas. El autor se fija en el fracaso que supuso para Nelson Rockefeller, gobernador de Nueva York en los años 60, la construcción en Albany de la nueva sede del estado a imitación de la Brasilia de Lucio Costa y Oscar Niemeyer. Allí, el esfuerzo de Wallace K. Harrison no estuvo a la altura de la grandilocuente preocupación de su cliente en su intento de proyectarse como una figura política de alcance nacional.
Las tipologías arquitectónicas que aplican políticos y dirigentes empresariales para la implantación de esta nueva idea del poder asociada a las ciudades y a los conglomerados económicos son muy diversas. Sudjic se centra en una serie de ejemplos representativos. Como por ejemplo, el aeropuerto, la estación para el tren de alta velocidad, el rascacielos, el museo o el centro cultural con auditorio.
Sobre los museos y centros culturales, hace una reflexión muy esclarecedora de las motivaciones de la clientela que los encarga. En el libro se presenta a uno de los arquitectos que más han contribuido a la construcción de este tipo de edificios: Renzo Piano se ha convertido en el arquitecto favorito de los ricos que buscan la inmortalidad. Las raíces del museo moderno, por mucho que se relacione con valores progresistas, están en dos de los impulsos humanos más fundamentales, desafiar a la muerte y glorificar el poder. El museo es la síntesis del santuario y el monumento.
A Santiago Calatrava, un arquitecto que trabaja masivamente en este campo, lo presenta como la versión oscura y kitsch de la inventiva juguetona de Frank Gehry y que, en realidad, ha renunciado a diseñar edificios para concentrarse en la producción de iconos. En relación al auditorio que Calatrava ha proyectado para mi ciudad, Santa Cruz de Tenerife, se señala con un desprecio excesivo que es el clásico proyecto icónico, un edificio cultural, diseñado con una importante subvención de fondos públicos, con la clara intención de conseguir que una ciudad desconocida salga en las páginas de las revistas de las compañías aéreas.

Auditorio de Tenerife. Santiago Calatrava, 2002

Los rascacielos representan otra aproximación a la construcción de la identidad de los lugares con el apoyo de los empresarios locales. Son iconos que fomentan la sensación de identidad de regiones amplías necesitadas de promoción económica y de obtener con ello, una presencia destacada en los medios y ante el resto del planeta. La frase que presenta a una ciudad como sed del edificio más alto del mundo ha ejercido en los dos últimos siglos una atracción popular muy potente.
Finalmente, Sudjic señala uno de las incognitas que más acongojan a las elites dirigentes del dinero y la política: El problema es que dado lo extraña que es buena parte de la arquitectura contemporánea, ¿cómo pueden los clientes saber que su accidente de trenes, su meteorito o su platillo volador en concreto va a ser el hito que buscaban y no la pila de basura que en el fondo sospechan que es?

Museo Guggenheim de Bilbao, Frank Gehry. Foto: José Luis RDS, Flickr

UN AÑO EN EL CIBERESPACIO

El 3 de junio de 2007 coloqué mi primer texto en este Blog, Islas y Territorio. Se titulaba Los perjuicios del coche y en él enumeraba las razones por las que creo que deberíamos empezar a renunciar a este medio de desplazamiento y utilizar más el transporte colectivo. De repente ha transcurrido un año y apenas he sido consciente del tiempo pasado. Tempus fugit.

Dos cuestiones que me interesan forman parte del título de cabecera, las islas y el territorio. Son temas que me preocupan, las islas como lugares de una fragilidad y límites evidentes que constituyen un campo de pruebas que anticipa lo que puede ocurrir en espacios más extensos; el territorio como concepto de lugar transformado por la cultura y del que la humanidad se ha apropiado hasta convertir el planeta en un soporte dedicado exclusivamente a nuestra actividad.
Me ha parecido fundamental mantener una regularidad y constancia en mi participación en este universo asombroso que llaman el ciberespacio. He insertado videos desde ese medio extraordinario, YouTube, que se va a comer la televisión convencional. También viñetas y caricaturas, entrevistas periodísticas, recuerdos a compañeros desaparecidos, y, sobre todo, textos en más de 60 ocasiones. Es como si uno dispusiera de un pequeña revista personal especializada en mis obsesiones.
He pretendido ofrecer algunas veces reflexiones personales y en otras ocasiones divulgar ideas sobre aquellas cuestiones que me preocupan. En su mayoría están inspiradas (por no decir, copiadas) en textos de muchísima gente que he leído durante bastantes años. Mi motivación ha sido casi la de un desahogo frente al amordazamiento al que nos someten los poderes dominantes. El llamado universo real se ha convertido un lugar en el que las únicas ideas que difunden los medios de comunicación convencionales son aquellas que permite un tamizado sutil de lo conveniente al servicio de los intereses dominantes, tanto políticos como empresariales, locales y globales.
Me preocupan los problemas territoriales que afectan a los espacios geográficos, principalmente a las islas. El urbanismo y la arquitectura han sido mi ocupación durante casi treinta años y he escrito profusamente sobre ello. Quizás se deba a que he sido responsable de una revista de arquitectura hace muchos años, Basa, el órgano de expresión de los arquitectos canarios. También es posible que exista una voluntad didáctica que me viene de mi fugaz paso por la Escuela de Arquitectura de las Palmas de Gran Canaria. Cosas de la edad: la querencia de enseñar a los más jóvenes.
Pero sobre todo, este esfuerzo me produce una satisfacción extraordinaria porque me ha permitido ir desgranando ordenadamente aquello que pienso o he pensado a lo largo de los años sobre muchos temas relacionados: la arquitectura, el arte, el diseño de parques y el paisaje, el urbanismo, la ordenación territorial de las islas, la energía, la geografía y la omnipresente economía. En un reflejo condicionado por el pasado, me gustaría también trasladar estos textos a libros impresos, de esos que se compran en las librerías y de los que todavía no cuento con ninguno en mi haber. Como muchos, la vanidad hace que pretendas llegar a cuantos más, mejor.
Alguien me ha dicho que realmente lo que me inspira es el protagonismo. Nada más lejos de mis intenciones básicas. Me mueve un deseo de expresar ideas y participar en la discusión sobre los temas que nos afectan a todos para superar con racionalidad las tremendas manipulaciones que contribuyen a sujetarnos en beneficio de unos pocos. Lo cierto es que mis palabras han ido teniendo repercusiones insospechadas. Últimamente, han sido utilizadas como argumento para un programa político electoral en mis islas. Gracias, Virgilio por tu confianza y buena suerte en tu difícil andadura como nuestro principal representante gremial.
Empecé con la intención de dirigir lo que escribía a mis colegas de la isla de Tenerife pero con el transcurso del tiempo he observado que han ido quedando reducidos a una pequeña fracción de mis anónimos lectores. Poco a poco han sido rebasados por colectivos de Madrid y Barcelona y, más recientemente, por grupos de Buenos Aires, Ciudad de México y, en fin, de muchos lugares de ese vasto continente que es Sudamérica. Siempre recordaré la vez que hice una crítica a la arquitectura de los arquitectos famosos que invaden mi isla con sus supuestas maravillas arquitectónicas. La respuesta desde Italia, a lo que llamé La invasión de la arquitectura siniestra, fue masiva, animándome a desenmascarar más rotundamente la supuesta arquitectura apoyada por los medios de comunicación profesionales y la colaboración timorata de la gran mayoría de nuestros colegas.
Pero lo que más me asombra cada día que pasa es el interés que pueden despertar mis columnas semanales en gentes dispersas que no conozco y me brindan su atención. Me resulta extremadamente sorprendente lo que le pueda interesar a alguien que accede a esta página, por ejemplo, desde Angola o Nueva Zelanda. ¿Qué cosas son las que pueden resultarle de interés? Internet es una herramienta maravillosa que te atrapa y te permite acceder a un conocimiento extraordinario.
De acuerdo a las estadísticas del último mes, se abren una media de 120 páginas diarias. Lógicamente, no todas se leen. Muchos me critican la longitud de mis entradas pero creo que es fundamental una mínima extensión para poder explicar con coherencia un pensamiento. Las imágenes son también fundamentales en esta explicación que pretendo de las cosas, puesto que son metáforas poderosísimas, aparte de que me gusta mucho la fotografía. Siempre que viajo me acompaña mi máquina digital con la que fotografío los lugares que visito; desde hace algún tiempo vierto una selección de lo visto en otro lugar que me ha resultado esencial, Flickr.com y que suelo enlazar a través de ese widget lateral que incluye esta página.
Una cosa que si echo en falta es un mayor nivel de participación y la aportación de debate. Reconozco que es engorroso ponerse a escribir y a mi también me cuesta enormemente, aunque no lo parezca. Creo que es fundamental el intercambio de pareceres aunque sea para negar las posiciones del otro, porque en cualquier caso el diálogo respetuoso siempre es enriquecedor para todos y de la síntesis nacen propuestas valiosísimas.
Gracias por leerme y hacerme comentarios durante este año tan corto. Espero seguir ahí una temporada más colocando regularmente mis pensamientos.

En el fondo, una reproducción de un cuadro del artista italiano Vito Campanelli y un múltiple-casita de Juan Gopar

ESTRATEGIAS INMOBILIARIAS LIGADAS AL TURISMO

Marina de Cope en Aguilas, Murcia. Master Plan indicativo de la propuesta ganadora del concurso internacional. Landmarks y EDSA, 2007

A lo largo del siglo XX ha tenido lugar un desarrollo extraordinario en uno de los sectores económicos que actualmente presentan más dificultades, el inmobiliario. Uno de sus objetivos más lucrativos siempre ha sido la creación de nuevo espacio urbano y su materia prima es el territorio con valores paisajísticos potenciales.

Vista aérea de una de las islas de Port Grimaud

En España las salvajes recalificaciones de suelo han estado ligadas en muchos casos a uno de los productos inmobiliarios de mayor éxito, lo que algunos denominan eufemísticamente como turismo residencial. Este segmento del mercado turístico es el que se relaciona con el deseo de cambiar la residencia habitual, el traslado a lugares atractivos en los que se produzca un encuentro con la costa, el clima amable y una forma de vida idealizada. El poderoso desarrollo del turismo en la segunda mitad del siglo XX también ha catalizado la creación de una potente industria ligada a la construcción de estos paraísos soñados para el descanso y el contacto con el sol, el mar y el paisaje natural.
Sin embargo, el creciente deterioro de muchos espacios costeros ha obligado en una etapa madura del sector inmobiliario turístico a la búsqueda de argumentos que facilitaran la continuidad y viabilidad de los procesos urbanísticos y constructivos a largo plazo. La experiencia vivida en los últimos cuarenta años en el arco mediterráneo, desde la llamada Costa Esmeralda en Italia hasta el sur de España, ha significado la creación de un vasto espacio urbanizado continental organizado a lo largo de potentes ejes viarios y de transporte que cada vez encuentra más dificultades para continuar su expansión.
Algunas formas de colonización de la costa han tenido especial fortuna entre las empresas inmobiliarias y se recurre a ellas constantemente como estrategia para allanar las reticencias que se están planteando con fuerza creciente frente a los procesos de transformación masiva de los espacios costeros. Dos ejemplos claros de esta estrategia de aumento del valor añadido de la promoción son las marinas y campos de golf asociados a urbanizaciones residenciales gigantescas.
El modelo urbano de la marina parte de la visión que tuvo un arquitecto francés de los años 60, Francois Spoerry. Gran aficionado al deporte de la vela se planteó el objetivo de poder atracar su pequeño yate en la puerta trasera de su casa como una visión ligada a un pequeño poblado marinero tradicional y pintoresco.
En 1966 comenzaba las obras del que sería en años posteriores uno de los lugares de mayor éxito de la Costa Azul francesa, Port Grimaud, situado en la gran bahía de Saint Tropez. Actuando a la vez como promotor, urbanista y arquitecto conformó una gran urbanización lacustre, organizada a lo largo de canales, que se convertiría en un modelo de referencia para otras propuestas posteriores del mismo autor como Port Liberté en Estados Unidos. Este poblado, a la manera de Venecia contemporánea, se situó sobre una zona pantanosa de escaso valor. Comprende más de 3.500 viviendas en 3 y 4 alturas, cuyo modelo básico tiene 60 m2 y tres dormitorios y se conoce como maison de pêcheur en referencia a un supuesto origen relacionado con la pesca.

El espacio urbano característico de Port Grimaud

Port Grimaud es el argumento publicitario contemporáneo de muchísimas apuestas inmobiliarias de gran calado, basadas en la interacción entre tradición, deportes náuticos, gran densidad urbana y architecture douce, como tituló Spoerry, el libro en el que explicaba su visión promocional del nuevo modelo de ciudad turística.
En Port Liberté, frente a Manhattan, se propuso en 1980, a partir del mismo planteamiento teórico, llevar a cabo un desarrollo inmobiliario más compacto basado en edificios más potentes. El proyecto original alcanzaba a 2.300 viviendas, canales y marina con cabida para 850 barcos, hotel de 350 habitaciones y el complemento de espacio para oficinas, comercio y hostelería. Los avatares financieros de la vecina Wall Street dieron al traste con esa promoción urbanizadora que ha quedado semiparalizada desde finales de esa década.
La concepción de la arquitectura y el urbanismo de Francois Spoerry estará siempre íntimamente ligada a un planteamiento del negocio inmobiliario que toma las formas tradicionales del pueblo mediterráneo, la casa popular y el paisaje costero como herramientas de marketing para la venta de unos productos turísticos de muy baja calidad y que, como formula de éxito, se ha reproducido mundialmente de una manera vertiginosa. Se trata de pensar formas orgánicas de composición, de integración y control del espacio público, que buscan mimetizar las nuevas construcciones en un territorio idealizado a la manera de arcadia rural o marinera.

La Ciuda Jardín de Mont Ferrer. Una ordenación urbana alrededor de un campo de golf y frente a la nueva costa artificial en la Marina de Calviá.Propuesta para la revisión del Plan General de Calviá. Ricard Pié y Rosa Barba, 1.988

Este modelo de reconfiguración de los territorios costeros se ha intentado plantear también como estrategia para una recualificación de algunas áreas turísticas obsoletas. Es el caso de las propuestas definidas para Calviá y Magaluf, en la isla de Mallorca, a comienzos de la década de los 90. La introducción de vastos espacios anegados se tomó como argumento para planificar la expansión del elemento fundamental de la ciudad turística mallorquina, la costa, en un intento de ampliar el territorio turísitico hacia espacios traseros a la primera línea de playa. El proyecto de la Marina de Calviá, formando parte de la propuesta para la revisión del Plan General del municipio avivó con escasa fortuna el debate sobre como afrontar la renovación de los espacios degradados en las islas más comprometidas con los desarrollos turísticos de masas.
A partir de la inundación de un espacio para una nueva bahía de más de 70 hectáreas, en Calviá se planteó un proyecto territorial a medio camino entre el concepto urbano de Spoerry para Port Grimaud y las formas urbanas derivadas de la experiencia americana de los clusters en fondo de saco. En este caso, aparece también la contribución de múltiples operaciones inmobiliarias apoyadas en grandes campos de golf, próximas a la costa recreada. La magnitud de los trabajos de ingeniería asociados y los costes financieros derivados hicieron que las revolucionarias ideas concebidas quedaran finalmente solo en el tablero de dibujo y en la imaginación de sus autores.
Actualmente, este tipo de conceptos ha sido fervientemente asumido por operadores inmobiliarios altamente especulativos que basan sus estrategias de colocación de producto en agresivas campañas de marketing directamente realizadas en los mercados objetivo. Es el caso de la empresa Polaris World que ha inundado la llanura entre Murcia y Cartagena de desarrollos inmobiliarios altamente degradados y en los que no existe una mínima estructura territorial que los sustente.

Imagen urbana actual de un resort de Polaris World con su supuesto campo de golf

Los llamados resorts de Polaris World cuentan con un campo de golf, eso sí, diseñado por el famoso golfista Jack Nicklaus y promociones de varios miles de viviendas con terraza hacia un paisaje maquillado que nada tiene que ver con la realidad del entorno. Sus rimbombantes nombres, Mediterranean Lands, Hacienda Riquelme, Condado de Alhama, sugieren un universo exótico latino rodeado de sol que no se corresponde con unos lugares desolados que no cuentan con los mínimos elementos de cohesión urbana, equipamientos, comercio, etc. que los hagan viables como pequeñas ciudades.
Las múltiples promociones de Polaris se localizan en municipios con muy escasa población, anteriormente dedicados a cultivos de secano, como Torrepacheco, han proliferado hasta conformar un territorio fantasmagórico que va a lastrar con una alta insostenibilidad al sureste del territorio español. La escasez de agua es un mal endémico de la zona y el continuo trasvase de recursos hídricos desde una agricultura enclenque hacia usos residenciales muy especulativos va a generar una gran hipoteca hacia el futuro.
Recientemente, el gobierno regional ha aprobado otro proyecto faraónico, la llamada Marina de Cope, situada entre Lorca y Aguilas, en una huida hacia adelante que solo cabe calificar como suicida. En una geografía anteriormente considerada como albergue de altos valores paisajísticos y naturales, en base a su desclasificación como espacio natural protegido y la aprobación de unas Directrices de Ordenación Territorial del Litoral de la región de Murcia, se ha dado carta de naturaleza a una operación de gran envergadura para transformar irreversiblemente uno de los escasos paisajes que todavía se conservan salvajes en la costa mediterránea española.
El modelo de implantación es una burda copia de las ideas avanzadas cuarenta años atrás por Francois Spoerry, avalado en este caso por un denominado Master Plan que ha sido elaborado por dos empresas americanas, Landmark y Edsa, y supondrá la remodelación de más de 1.000 hectáreas para albergar 9.000 viviendas y 20.000 plazas hoteleras que estarán acompañadas por 5 campos de golf, una marina para grandes yates y canales destinados al atraque de todo tipo de embarcaciones.
La desmesura alcanza en este caso cotas increíbles en un territorio que presenta signos de desertificación acelerada y cuyo mantenimiento se basará en una aportación energética altísima que facilite la desalación de inmensos volúmenes de agua de mar.
Pero si observamos más lejos, vemos que este es un ejemplo de una tendencia mundial expansiva del sector turístico que tiene hoy en día su punta de lanza en el fuerte desarrollo urbano de Dubai. Un país que, ante unos recursos petrolíferos en fase de extinción, ha apostado por una estrategia de posicionamiento global como lugar de moda y de superlativos.
Actualmente, el 30 % de su Producto Interior Bruto depende ya del turismo y su gobernante, el Jeque Mohamed bin Rashid al Maktoum apoya un crecimiento aun más potentes de la industria inmobiliaria. No hay idea faraónica, que por extravagante no sea aceptada inmediatamente para realizarse en plazos record. Así, el emirato de Dubai se ha lanzado a la ocupación de su plataforma costera con todo tipo de desarrollos residenciales como los complejos Palm Jumeirah, Palm Jebel Alí y Palm Deira, cuya ordenación se asemeja a palmeras que puedan ser apreciadas desde la estratosfera.
El impacto publicitario y el atractivo inversor es de tal calibre que la mayor parte de las promociones se encuentran ya colocadas y vendidas. Cuando se hace una aproximación a la forma urbana generada se observa un espacio muy orientado al control y la privacidad donde cada unidad cuenta con su piscina y trozo de playa privatizada y en el que la arquitectura y la calidad de la construcción son de muy bajo nivel.

Varias urbanizaciones del complejo Palm Jumeirah recién terminadas. Dubai, 2007

La publicidad no suele hacer referencia al calor asfixiante y a las difíciles condiciones de habitabilidad existentes en un territorio, el desierto, que carece de cualquier posibilidad de autosuficiencia. Todo se enmascara con un lenguaje que se asemeja a una supuesta arquitectura de raigambre local y el acceso a atracciones urbanas disparatadas.
En una situación de recursos energéticos claramente insuficientes, este tipo de proyectos inmobiliarios representan una vertiente más de las tendencias suicidas del capitalismo liberal hacia la construcción de un planeta cada vez más inhabitable.

REFLEXIONES SOBRE DOS PEQUEÑAS ISLAS

Vista aérea de Nauru donde se observa el sistema portuario insular, organizado para el embarque de mineral de fosfato. Foto: lotto 94024, Flickr

Dos islas de reducido tamaño en el Pacífico suroccidental, Nauru y Tikopia ofrecen visiones contrapuestas sobre como afrontar la sostenibilidad territorial a partir de organizaciones sociales y económicas diversas. Mientras Nauru es un lugar de habitabilidad altamente inviable a medio plazo, Tikopia ha funcionado como territorio autosuficiente durante más de tres mil años.

Ortofoto de las islas de Nauru y Tikopia en proporción aproximada a su tamaño. Imágenes extraidas Google Earth

Uno de los últimos países que se ha incorporado a la Organización de Naciones Unidas es la pequeña isla de Nauru en la región de la Micronesia al norte deAustralia. De acuerdo a los datos de Wikipedia, la República de Nauru es una nación insular sobre un atolón cuya superficie es de solo 21 km2, que contaba con 9.275 habitantes en 2007, que fue primero colonia alemana y luego dependió de Australia hasta que alcanzó la independencia en 1968.
Tikopia, que ya he comentado en otra ocasión, forma parte del archipiélago de las islas Salomón y cubre un área de 5 km2 alrededor de un pequeño lago interior, el Te Roto albergando a 1.200 habitantes de una manera constante a lo largo de la historia. Según el arqueólogo Patrick Kirch, su primer poblamiento se produjo a partir de las sucesivas oleadas de polinesios que se expandieron por el Pacífico desde China y Taiwán hace más de 5.000 años.
La economía de Nauru se ha basado históricamente en la exportación de un producto que es el resultado de la acumulación milenaria del detritus de las gaviotas, el fosfato que se usa como fertilizante agrícola. A esta producción de mineral se añadió en 2001 una segunda actividad productiva heterodoxa, el funcionamiento como centro subsidiario de detención de inmigrantes ilegales y de personas en busca de asilo con destino a Australia. Los habitantes de Nauru han vivido en consecuencia a lo largo de esta década, en una especie de paraíso subvencionado en la que los isleños permanecen desempleados esperando su cheque mensual mientras algunos trabajadores extranjeros extraen los depósitos de fosfatos.

Aeropuerto de la Republica de Nauru. Foto: Cedric, Flickr

Por el contrario, la economía de Tikopia se ha basado históricamente en una explotación agrícola intensiva y altamente racionalizada del escaso territorio disponible de tal manera que se garantizase una autosuficiencia completa. La producción se ha organizado según principios de cultivo muy adaptados territorialmente a las características del bosque tropical preexistente y con la consciencia de una capacidad de población muy determinada y limitada. La organización política de la isla muy enraizada en una cultura participativa ha tenido que adoptar en algunos momentos decisiones extremadamente difíciles para garantizar la supervivencia colectiva. Según datos históricos, en 1600 resolvieron colectivamente eliminar todos los cerdos de la isla y sustituirlos por la pesca de altura, ya que esa especie consumía demasiado vegetal que podía ser necesario para la alimentación de la población. También se ha señalado que en algunos momentos no ha estado mal visto socialmente el infanticidio con el objetivo de mantener una población estable y autosuficiente.
Nauru, por el contrario, es una isla absolutamente dependiente de las exportaciones y del intercambio internacional, que está sometida a crisis frecuentes originadas en el cambio de unas condiciones externas incontrolables por la población local. Su inmersión absoluta en la economía global hace que se tengan que producir procesos migratorios recurrentes. La última situación conflictiva se ha producido como consecuencia del cambio del gobierno conservador australiano y su sustitución por una coalición progresista encabezada por Kevin Rudd. Una decisión del nuevo gobierno del país vecino por la que ha decidido el mes pasado el cierre de los centros de detención en Nauru, va a generar una crisis sin precedentes en la pequeña republica, cuyos dirigentes ya están solicitando vivamente la protección caritativa de donantes internacionales para mantener su modo de vida. Es posible que la incapacidad para la autosuficiencia y la total insostenibilidad de Nauru lleve nuevamente a la emigración como consecuencia del aumento desorbitado del precio de la energía al que se asiste en la última década y que mueve el trasporte marítimo de mercancías.
Tikopia representa una situación radicalmente diferente y constituye un ejemplo muy interesante de sostenibilidad radical basada en una gestión política y medio ambiental de abajo a arriba. Su millar de habitantes conocen cada palmo de la isla y son conscientes de las acciones de cada cual, mantienen una gran sensibilidad sobre cuales son los intereses colectivos que conviene estimular y como controlar las acciones del vecino para que no perjudiquen al conjunto.
La muy eficaz gestión territorial en Tikopia floreció paulatinamente a consecuencia de la aplicación sucesiva de decisiones colectivas sobre el medio. Según excavaciones arqueológicas recientes, hace 3000 años ya los Tikopios se alimentaban de la caza en las colonias de pájaros marinos, el consumo de fruta salvaje, la pesca cercana y el marisqueo. Alrededor del año 100 de nuestra era esas fuentes se habían consumido o desaparecido casi en su totalidad. En los mil años siguientes, los habitantes de la isla fueron recurriendo a una recolección más controlada de las frutas tropicales y el cultivo progresivo de huertos bajo los árboles y palmeras. La posterior introducción de especies foráneas adaptadas como el cerdo y las gallinas, como sustitutivo proteico del pescado y los pájaros, facilitó la compensación de su perdida. La transformación final del lago central en una granja de pescado gestionada eficientemente permitió la eliminación de los cerdos cuya cría exigía 10 kilos de vegetales por cada kilo de carne, una producción nada eficiente en una situación insular de escasez extrema.

La laguna central de Tikopia. Foto: Archidose.org

Finalmente, la integración entre la sociedad y el territorio, que se encontraron los primeros europeos que visitaron la isla a principios del siglo XIX, se caracterizaba por un equilibrio inestable pero bien gestionado entre población y soporte físico y biológico. Lo que percibieron los primeros colonos occidentales fue un territorio tropical lujurioso en el que la primera impresión de sus bosques y frondas de palmeras como algo natural en realidad enmascaraba una especie de huertos masivos y absolutamente antropizados en beneficio de la población residente. Los Tikopios habían logrado crear una economía totalmente autosuficiente basada en una microgestión muy eficiente del territorio destinada a una población limitada.
Hasta fechas muy recientes y desde un punto de vista social y político, la solución de los problemas que se plantean en esta pequeña isla se ha decidido colectivamente, con la gente valorando y trabajando conjuntamente para su resolución. Un caso interesante es el que se refiere a los métodos tradicionales empleados en Tikopia para el control poblacional, se han manejado con naturalidad técnicas simples para la contracepción y el aborto con el objetivo de no superar la población máxima asumida por todos. En casos extremos, la exigencia social del celibato, la poligamia o incluso, el infanticidio han funcionado como solución a un crecimiento desmedido. El antropólogo
Jared Diamond en su libro Colapso, señalaba también otro método sorprendente de control poblacional, el suicidio colectivo practicado en Tikopia hasta fechas tan recientes como 1950.
Aunque pueda parecer desmesurado e irracional a ojos occidentales, el ejemplo de la isla de Tikopia en las Salomón, representa el otro extremo de una relación viable con el medio ambiente disponible. En situaciones de crisis, como las que vivimos actualmente en el conjunto del planeta, se deberían buscar alternativas y soluciones de gestión territorial menos dependientes del consumo energético y el transporte, como la que representa la Republica de Nauru y más orientadas al autoabastecimiento, como la llevada a cabo en Tikopia durante milenios.

LOS NUEVOS BEDUINOS TECNOLÓGICOS

Stata Center, MIT. Boston. Frank Gehry, arquitecto. Foto: Christopher Chan, Flickr

A partir de la universalización de las telecomunicaciones, primero en los países avanzados y más tarde en el resto del mundo, se ha ido produciendo una profunda mutación que tendrá unas repercusiones espaciales que todavía no somos capaces de percibir en su totalidad.

Una nueva generación está abrazando aceleradamente una forma de vida diferente, cuya metáfora más aproximada es la que se identifica con el modo de vida de las tribus nómadas que habitaban los desiertos en el pasado. El beduino tecnológico contemporáneo, como bautizaba el semanario
The Economist a esta nueva especie en un informe reciente (12/04/2008), aprovecha las tecnologías digitales y habita un inmenso espacio a la manera de desierto por el que se desplaza constantemente con un equipaje muy reducido. El nómada digital apenas necesita recursos físicos para su subsistencia económica e intelectual. Estos nuevos comportamientos inéditos de los individuos, que van a experimentar una aceleración sin precedentes en los próximos años, probablemente transformarán las relaciones habituales con el medio físico de una manera extraordinaria, cumpliendo así una de las profecías que ya avanzó Alvin Topfler en La tercera ola, la irrelevancia de un lugar concreto para trabajar o relacionarse socialmente, la superación de muchos desplazamientos obligatorios a los que estamos acostumbrados.
La extensión ubicua de la interconexión de los lugares y las personas a partir de las tecnologías de las telecomunicaciones móviles está originando una auténtica revolución en las áreas metropolitanas más desarrolladas del mundo. Los nómadas digitales se relacionan con el mundo provistos de herramientas cada vez más compactas, bautizadas con acrónimos renovados constantemente, un universo de palabras y definiciones en progresiva evolución: Ordenadores Portátiles, PDAs (Asistentes Digitales Personales), UMPC (Ordenadores Personales Ultra-Móviles), Blackberrys, IPhone, etc.
Estas nuevas tribus no necesitan un lugar concreto para acceder a la información y al trabajo, existen oasis que les ofrecen un enlace para su relación con la red de redes. Internet. Concurren protocolos y herramientas de acceso que se renuevan constantemente: las actuales opciones ADSL (conexiones fijas de alta capacidad de transmisión) WiFi (Telecomunicaciones abiertas y universalmente accesibles sin cables), HotSpots, etc. El nómada contemporáneo puede ser alguien cercano, no identificable fácilmente y que ni siquiera necesita ya trasladarse constantemente por razones de trabajo. Lo hace probablemente por motivos más afectivos, por conocer personalmente los atractivos de los lugares y las sociedades así como a determinados individuos con intereses similares. Se caracteriza no por lo que porta sino por lo que conoce y al igual que los habitantes del desierto, su equipaje es mínimo aunque sabe donde puede obtener los recursos que necesita.

Un espacio WiFi: Bryant Park, New York. Foto: wallyq, Flickr

Está transformación en curso hará posible que, dentro de muy poco, aquellos que trabajamos en la administración y los servicios no necesitemos acudir diariamente a un lugar concreto para realizar nuestras tareas. Un parque, un café, nuestras casas o nuevos lugares adaptados a las necesidades digitales, lo que alguien ha definido como Third Space (el Tercer Espacio), podrán ser ámbitos que sustituyan a oficinas y sedes empresariales tal y como las concebimos actualmente. La interacción cara a cara seguirá siendo una necesidad a largo plazo, pero la realización de aquellas tareas concretas que siempre se han ejecutado individualmente, podrán ocurrir en la mesa de al lado o al otro lado del océano. Según Manuel Castells, la característica básica y más importante de estas nuevas relaciones que se expanden es la permanente conectividad y la disponibilidad constante en red.
No obstante, las tecnologías asociadas a la telefonía móvil están todavía en un grado incipiente de desarrollo, incluso en aquellos lugares con mejor acceso a las conexiones inalámbricas. Todavía no se ha alcanzado el grado de sofisticación que anticipaba la película de Ridley Scott,
Blade Runner, que ya en 1982 mostraba la relación oral con las maquinas como el mecanismo más apropiado de acceso a las fuentes de información.
En este panorama, el énfasis decimonónico en la acumulación de capital fijo, el continuo añadido de construcciones e infraestructuras potentes, está perdiendo importancia frente a la relevancia creciente de los elementos que componen el capital intangible. Habría que entender este tipo de capital como algo que va más allá del acceso sencillo y barato a la información, sino también como una mejor calidad de las instituciones humanas que nos amparan colectivamente y una mayor complejidad e interrelación de las redes que canalizan el talento. Es decir, una superior eficacia de los lugares y las fuentes en las que bebe la clase creativa a la que suele referirse
Richard Florida.
Algunas instituciones académicas y empresas ya han comprendido inteligentemente la mutación en curso y se están aprovechando de ello para mejorar la productividad de sus trabajadores y usuarios. Es el caso del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y el buscador Google que han proyectado edificios y espacios mejor adaptados a las nuevas necesidades de sus frescos usuarios digitales.
En Boston, MIT ha diseñado un nuevo edificio dentro de su complejo educativo, el llamado Stata Center. Proyectado por el arquitecto californiano
Frank Gehry para albergar diversos departamentos de la institución, como el Laboratorio de Inteligencia Artificial y Ciencias de la Computación, el Stata Center se ha planteado como un lugar que contiene gran cantidad de espacios informales y la presencia ubicua de acceso digital y telecomunicaciones de alta capacidad.

Stata Center, MIT. Vista Aérea del nuevo edificio

La característica arquitectura de Gehry, con sus reminiscencias al Cubismo, se adapta maravillosamente a una demanda de lugares variados y sorprendentes que permitan el encuentro despreocupado de estudiantes y profesores, así como espacios para el retiro temporal de sus usuarios sin recurrir a las habituales aulas y despachos departamentales que tanto han caracterizado a los edificios universitarios en el pasado reciente.

Espacio interior del Stata Center con sus pintorescos usuarios

La palabra clave es informalidad, que se suele emplear como referencia para el fomento de la creatividad y la atracción del talento. Un discurso que tiene un fundamento equivalente entre muchas empresas tecnológicas y que encaja muy bien con el cambio sociológico que está teniendo lugar con el acceso universal a la información.
Una actitud similar es la que inspira a los que proyectan los espacios de trabajo para la empresa Google. La estrategia de organización espacial de la sede central en Mountain View, California, ha aprovechado unos edificios comprados a Silicon Graphics y ha encajado sus actividades a partir de su transformación radical. El llamado Googleplex incluye atracciones de todo tipo que buscan favorecer y facilitar la vida de sus usuarios-empleados y, aparte de una redecoración anárquica que presume de divertida, incluye espacios de guardería, gimnasios, salas de relajación, restaurantes, etc.

El CooglePlex de Mountain View a vista de pájaro

Nuevas sedes de Google se están realizando en otros países siempre con la idea de lograr espacios placenteros y altamente conectados a la red de telecomunicaciones. En estos casos, se utilizan también referencias a las costumbres y modos de vida local como atractivo para identificar a esa multinacional con la idiosincrasia de las distintas regiones a las que se dirige su expansión.

Un espacio de trabajo de la nueva sede de Google en Zurich

Muchas empresas están teniendo muy en cuenta estos procesos en su crecimiento. El ejemplo de los cafés Starbucks o las librerías Barnes&Noble en Estados Unidos señalan el camino. Sus puntos de venta se plantean buscando una identificación con sus clientes, su comodidad y, nuevamente, dotando de facilidades para la conexión inalámbrica.
En otro plano más amplío, el espacio para la socialización en las ciudades está sufriendo en consecuencia una mutación sutil que no acabamos de percibir todavía en su integridad. El despliegue urbano de redes de telecomunicaciones de alta capacidad para la transmisión de todo tipo de datos, texto, imágenes, video, etc. está ocurriendo con una rapidez extraordinaria y afecta tanto a los países avanzados como a muchos en desarrollo. Los oasis para los beduinos digitales que están apareciendo en aeropuertos, universidades, cafés e incluso parques y otros espacios públicos urbanos se fundamentan en la extensión de una multitud de antenas de alta capacidad de transmisión y conexión de aparatos digitales.
En las ciudades, un fenómeno social interesante, que se desarrolla en este momento, es el que se refiere a la construcción de mallas colaborativas de puntos de acceso gratuito a Internet. Con ello, el acceso a la información puede tener un coste muy bajo o gratuito y, como resultado, se está desarrollando una importante brecha entre los ilustrados que tienen capacidad para conocer las posibilidades que otorgará el creciente saber disponible y aquellos que habría que adjetivar como analfabetos tecnológicos que representaran un papel subalterno en la conformación de este nuevo mundo en formación.
Sin embargo está abundancia de nuevo conocimiento colectivo plantea otros problemas como el que se refiere al discernimiento y elección sobre lo que interesa a cada cual. El ruido informativo en red está requiriendo de profesiones y técnicas que guíen la navegación por este nuevo océano de posibilidades.
En estas circunstancias, el devenir futuro de las ciudades tendría menos que ver con la construcción de nuevos artefactos físicos y más con la disposición de espacios públicos apropiados para la interrelación telemática pero también social. Este proceso podrá permitir una mayor interacción colectiva de los individuos y sin embargo, el proceso de deterioro de lo físico pasará a un segundo plano de las agendas políticas. Es posible que nuestras ciudades y espacios metropolitanos se conviertan en lugares más inhabitables e inhóspitos, un espacio para transitar a gran velocidad sin apenas contacto con nuestros vecinos o en el que, incluso, interactuaremos físicamente menos con nuestras familias y amigos.
Estos días, he recogido una metáfora brillante para explicar estos procesos en curso. Me ha surgido al escuchar las reflexiones sobre la ciudad contemporánea del filósofo Francisco Jarauta. Según lo sugerido, estaríamos asistiendo a la revancha de Abel, el pastor, que una vez asesinado vilmente por su hermano Caín fue apartado de la imaginería del mundo occidental para que pudiera construirse una sociedad agraria sedentarizada durante milenios. La vuelta al nomadeo digital representaría el retornado triunfo de la libertad y pureza primigenia de una humanidad liberada de los lugares.