SYDNEY OPERA HOUSE

Visión de uno de los monumentos clásicos del siglo XX con algunas vistas de sus magníficos espacios interiores

EXACTITUD. IDEAS PARA ARTISTAS

Judith. David LaChapelle. Fotonoviembre 2007. Galería Leyendecker

En nuestros días ha pasado a ser irrelevante la noción del tiempo lento como un espacio para la meditación y la consecución de la precisión en nuestras actividades. El fundamento del arte como búsqueda de explicaciones trascendentes a nuestra vida ha sido engullido por la creación acelerada de imágenes para su uso inmediato y todo ha quedado supeditado a un consumismo que mueve una economía insostenible.

La vorágine en la que nos encontramos inmersos nos impide un mínimo sosiego para disfrutar de las cosas pequeñas que no tienen coste. Nos desvía del disfrute de las cosas bien hechas y de la comprensión de su significado profundo, aquél que requiere una aproximación relajada a una creación artística determinada.

Quizás sea la elaboración pausada y precisa del lenguaje, el antídoto a esta enfermedad.

Vienen a cuento estas palabras de una relectura del texto póstumo de Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio, que he encadenado a partir de un comentario que hacia referencia en el post anterior a las Ciudades Invisibles del mismo autor.
Escrito como un regalo a finales de 1985, todo el libro es una reflexión combativa sobre aquellas ideas y motivos que podrían contribuir a un nuevo florecimiento de la humanidad futura. Una visión humanista y una fe ciega en el valor de la literatura que recoge percepciones contrarias al consumismo que degrada la reflexión intelectual: Levedad, rapidez y exactitud junto con visibilidad y multiplicidad son las propuestas que en su enigmático planteamiento solo pueden ser comprendidos a partir de una lectura serena del texto original.
Uno de los capítulos centrales es el que se refiere a la exactitud. No me resisto a extraer algunos párrafos del mismo para ilustrar esta cavilación de finales de año, junto con una recolección de imágenes que representan lo contrario:

Para los antiguos egipcios el símbolo de la precisión era una pluma que servía de pesa en el platillo de la balanza donde se pesaban las almas. Aquella pluma ligera se llamaba Maat, diosa de la balanza. El jeroglífico de Maat indicaba también la unidad de longitud, los 33 centímetros del ladrillo unitario, y también el tono fundamental de la flauta.

Exactitud quiere decir tres cosas:
1. un diseño de la obra bien definido y bien calculado;
2. la evocación de imágenes nítidas, incisivas, memorables;
3. un lenguaje lo más preciso posible y como expresión de los matices del pensamiento y la imaginación.

Liu Wei y el realismo cínico. Falls into Venezia. 2006

Tengo una impresión de que el lenguaje se usa de una manera aproximativa, casual, negligente y eso me causa un disgusto intolerable… Lo que más me molesta es oírme hablar. Por eso trato de hablar lo menos posible, y si prefiero escribir es porque escribiendo puedo corregir cada frase tantas veces como sea necesario para llegar, no digo a estar satisfecho de mis palabras, pero por lo menos a eliminar las razones de insatisfacción que soy capaz de percibir.

Telón para la renovación de la sede del gupo inmobiliario Bleeken. 39, Av George V Paris. Patrick de la Vie, 2007.

A veces tengo el pensamiento de que una epidemia de pestilencia azota a la humanidad en la facultad que más la caracteriza, es decir, en el uso de la palabra: una peste del lenguaje que se manifiesta como pérdida de fuerza cognoscitiva y de inmediatez, como automatismo que tiende a nivelar la expresión en sus formas más genéricas, anónimas, abstractas, a diluir los significados, a limar las puntas expresivas, a apagar cualquier chispa que brote del encuentro de las palabras con nuevas circunstancias.

Quisiera añadir que no solo el lenguaje parece afectado por esta peste. También las imágenes, por ejemplo. Vivimos bajo una lluvia ininterrumpida de imágenes; los media más potentes no hacen sino transformar el mundo en imágenes y multiplicarlas a través de una fantasmagoría de juegos de espejos: Imágenes que en gran parte carecen de la necesidad interna que debería caracterizar a toda imagen, como forma y como significado, como capacidad de imponerse a la atención, como riqueza de significados posibles. Gran parte de esta nube de imágenes se disuelve inmediatamente, como los sueños que no dejan huella en la memoria; lo que no se disuelve es una sensación de extrañeza, de malestar.

Pero quizá la inconsistencia no está solamente en las imágenes o en el lenguaje: está en el mundo. La peste ataca también a la vida de las personas y la historia de las naciones vuelve informes, casuales, confusas, sin principio ni fin, todas las historias. Mi malestar se debe a la pérdida de forma que constato en la vida, a la cual trato de oponer la única defensa que consigo concebir: una idea de la literatura.


Atendiendo a las palabras de Calvino, parecería que el arte y la expresión artística han perdido su propósito de expresión de la trascendencia para sustituirse por uno de sus adjetivos la presentación de lo novedoso y, con ello, ha sido domesticado para conformarse con ser una herramienta económica para la extensión del consumo. La presentación de lo siempre diferente es un objetivo que facilita el marketing de los productos.

Recicladores de Dharavi, poblado chabolista a las afueras de Bombay. Marcus Fornell, Flickr

Pero esto solo se produce en las sociedades opulentas en las que nos hallamos inmersos. Sin embargo, sorprendentemente aquellos que no pueden acceder a los bienes más elementales mantienen viva la llama artística. Quizá ello tenga que ver con sus difíciles carencias, decía Pierre Bourdieu en sus Meditaciones pascalianas que:

Los más desposeídos, los más carenciados, son quizás quienes han perdido la lucha simbólica por ser reconocidos, por ser aceptados como parte de una entidad social reconocible, en una palabra, como parte de la humanidad.

A Federico, mi hijo que quiere ser artista

LA INVASIÓN DE LA ARQUITECTURA SINIESTRA

TEA, Tenerife Espacio de Arte. Instituto de Arte Comteporáneo Oscar Domínguez. Herzog&DeMeuron, 2007
En los últimos 15 años, la ciudad de Santa Cruz, en la isla de Tenerife ha ido adquiriendo una nueva fisonomía, un paisaje renovado en el que el perfil urbano actual está presidido por nuevas construcciones monumentales que pueden percibirse desde la lejanía. Entre las nuevas arquitecturas que destacan están las dos torres del barrio de Cabo Llanos y la silueta del nuevo Auditorio. En un recorrido más intenso, al visitante se le aparecerán sucesivamente los edificios que forman parte de una nueva hornada de instituciones culturales así como otras actuaciones sobre el espacio público que si por algo se distingue es por un aspecto amenazador que induce al sobrecogimiento.

La desolación de las calles y plazas del centro, derivada de la transformación urbana hacia un enclave de servicios sin apenas residentes, se ha ido imponiendo con la ayuda de un diseño aséptico que elimina radicalmente cualquier elemento acogedor. Paulatinamente, la ciudad bulliciosa de nuestra niñez con sus concurridas calles provincianas ha ido viéndose invadida por símbolos abstractos y piezas geométricas que, en el mejor de los casos, allanan y facilitan el proceso de colonización del espacio público por iniciativas privadas y elementos publicitarios destinados a la extensión del consumo de masas.
La recientemente terminada Plaza de Candelaria a la entrada de la ciudad refleja de una manera clara esta sensación de desamparo que nos invade al recorrer la ciudad en un día festivo. Su diseño ha pretendido arrasar con aquellos elementos caligráficos sutiles que se habían definido anteriormente, que la anclaban al pasado y a la historia para sustituirlos por la implantación de un plano escueto de repetidas piezas de adoquín de basalto. Esta superficie pura no reconoce o dialoga siquiera con los edificios colindantes en su encuentro. Las articulaciones son inexistentes, los hitos escultóricos que forman parte de la fisonomía histórica de la ciudad son un engorro que dificulta la implantación espacial isótropa que se ha pretendido. El clásico monumento a la Candelaria yace aislado e ignorado dentro de este mar de piedra como si quisiera demolerse para permitir la extensión de lo nuevo sin obstáculos. Algo parecido sufren los elementos vegetales, las palmeras preexistentes, que, mantenidas con dificultad, se rodean con unos asépticos aros metálicos rellenos de un árido blanco de mármol, ajenos completamente a la forma tradicional en que se trata aquí la jardinería.

Tratamiento realizado en la Plaza de la Candelaria de acuerdo a la propuesta de reforma de Herzog&Meuron

Estas nuevas arquitecturas son el último resultado de un potente esfuerzo inversor público para dotar a la cultura insular con espacios y contenedores homologables con las formas y diseños de la vanguardia contemporánea. Para ello se han contratado a figuras cada vez más renombradas del estrellato de la arquitectura internacional hasta alcanzar a la oficina suiza de Herzog & Meuron, con sede en Basilea, galardonada con el premio Pritzker de Arquitectura del año 2001.
Hoy en día, una arquitectura reconocida como vanguardista en la escena internacional de los medios de comunicación de masas ha ido introduciéndose puntualmente en el paisaje de muchas ciudades, imponiendo en algunos casos, una percepción de la realidad que se podría adjetivar como siniestra. Sería interesante intentar entender porque se produce este fenómeno de extrañamiento progresivo de la arquitectura respecto a la idiosincrasia de los lugares.
La ausencia de referencias al territorio circundante y a las peculiaridades de sus habitantes, más allá de manifestaciones retóricas, es generadora de una desvinculación creciente de los edificios impuestos e incita a sensaciones extrañas y angustiosas como si empezarán a invadir nuestro entorno singulares naves vanguardistas llegadas desde una galaxia lejana. Es significativa la propuesta de la artista italiana
Sarah Ciraci al respecto, Oh my god is full of Stars, que presenta a determinadas obras de arquitectos del star system como naves extraterrestres o posibles arcas de Noé de una lejana civilización al rescate de una humanidad al borde de la catástrofe.
Quizás este carácter infausto de la arquitectura apoyada por los medios sea consecuente con el sentimiento del momento, caracterizado por una retirada de lo público y su sustitución por una cultura urbana en la que se ha institucionalizado el miedo al otro. Como señala Zygmunt Baumann en
Modernidad Líquida y en relación a la deriva actual del espacio contemporáneo, poco a poco se va imponiendo un concepto de comunidad definida por límites estrechamente vigilados y no por sus contenidos; la defensa de la comunidad traducida a la contratación de guardianes armados para custodiar la entrada; los merodeadores y vagabundos promovidos al rango de enemigos públicos número uno; la retirada de las áreas públicas a los enclaves defendibles de acceso selectivo; la separación y la no negociación de las vidas en común y la criminalización de las diferencias residuales; estas son las principales dimensiones de la evolución actual de la vida urbana.
Lo que se podría calificar como síndrome del Museo Guggenheim es una actitud muy extendida entre los responsables de las ciudades a lo largo y a lo ancho del planeta en los últimos tiempos. Un ejemplo para políticos y mecenas de distinto pelaje que han observado el resultado positivo producido en la ciudad de Bilbao y que pretenden imitar a partir de una lectura simplista de la estrategia llevada a cabo en aquella ciudad.
En Bilbao se ha superado con un relativo éxito la transformación de una urbe industrial en decadencia mediante la implantación de un programa múltiple basado en la búsqueda de la excelencia, el marketing urbano y un partenariado del más alto nivel. Ello a partir de un análisis y planificación global así como de un importante esfuerzo inversor en el que las arquitecturas finales son el resultado de un proceso muy detallado y complejo liderado desde otras disciplinas menos artísticas.
Las simplificaciones derivadas de una percepción lejana de ese ejemplo han llevado a nuestros dirigentes a caer en lo que podría denominarse como el síndrome del traje del emperador. Influidos por una propaganda masiva, tanto los arquitectos de a pie como las personas no relacionadas con la arquitectura sucumben a un mundo de maquetas tridimensionales, fotografías glamorosas y los encendidos elogios de críticos especializados que contribuyen a la introducción de engrasadas maquinarias para la producción de imágenes incapaces de producir unos resultados edificados de una mínima calidad funcional y constructiva.
Muchos arquitectos contemporáneos reconocidos son unos grandes vendedores de humo con su aura de artistas valorados internacionalmente y que, como en Bilbao, requieren de fortísimos esfuerzos técnicos locales para poder llevar a cabo sus escenificaciones grandilocuentes. Habría que recordar que en el País Vasco la iniciativa del museo Gugenheim llevó a la ruina a varias empresas constructoras locales ante la dificultad técnica para la ejecución de unas carpinterías imposibles y alambicadas superficies de titanio y cartón yeso.
Pero es que el principal problema es la dificultades para sintonizar con las culturas y sentimientos locales de unas personas que se vanaglorian de su carácter nómada y de su falta de voluntad real para lograr una inmersión adecuada en los lugares por los que revolotean más allá de meras declaraciones para encandilar a los neófitos y a otros personajes pobres de espíritu.
El resultado, en nuestro caso, es una importante colección de edificios a los que les falta el alma. Son un reflejo del zeitgeist en el que brilla una estética de la indiferencia atroz y una ignorancia recíproca entre los artistas que aterrizan y los posibles usuarios que, una vez terminadas esas arquitecturas, se quejan amargamente por la colección de incongruencias, inconvenientes y despilfarros que albergan esas construcciones megalómanas.
Y este es otro problema que está empezando a tener un nivel preocupante: la vampirización de los escasos recursos locales. La concentración del esfuerzo inversor en unas pocas obras grandilocuentes impide (y es contradictorio con) la diseminación de actuaciones en otros lugares periféricos de la región deficientemente dotados de servicios colectivos. Las arcas públicas suelen quedar exhaustas e incapaces para atender la multitud de necesidades más ligadas a la vida cotidiana de los ciudadanos.
Haciendo un repaso sobre algunos ejemplos de intervenciones significativas de los últimos años podemos empezar por referirnos al
Museo de la Ciencia y del Cosmos de los arquitectos catalanes Jordi Garcés y Enric Soria, inaugurado en el año 1993.

Plaza de acceso alMuseo de la Ciencia y el Cosmos. Garcés y Soria, arquitectos

Este edificio constituye una referencia urbana significativa del extrarradio de La Laguna con su antena parabólica orientada a las estrellas y su vinculación directa a su vecino, el Instituto de Astrofísica de Canarias. No obstante, una infraestructura de gestión escasa ha impedido una renovación constante y progresiva de sus elementos expositivos así como una vinculación más vibrante con los inmediatos usuarios del área metropolitana de Tenerife. Por ello, este museo desempeña un papel algo mustio que languidece paulatinamente a pesar de los ímprobos bríos de sus esforzados responsables.
En este caso, el posible valor de su arquitectura queda ensombrecido con su carácter autista que se retrae frente a su entorno para definir unos lienzos exteriores ciegos que no dialogan para nada con su entorno.
El
auditorio de Tenerife es una pieza apoteósica en este despropósito siniestro en que se ha convertido la arquitectura de autores supuestamente consagrados. Sin límites económicos, con problemas de confort, funcionales y constructivos evidentes, un volumen lleno de gestos más propios de una falla que de un edificio, refleja una concepción de la arquitectura como alarde escenográfico y de monumentalidad mal entendida. En comparación, hace a la opera de Sydney de Jorn Utzon, a la que pretende imitar sin éxito, una maravilla de la arquitectura contemporánea. En mi opinión de arquitecto de provincias, es un fracaso sin paliativos teniendo en cuenta el mimo político en que se gestó, así como el importante esfuerzo inversor y técnico que tuvo lugar para que esta obra viera la luz. El edificio de Calatrava nos amenaza a comienzos del siglo XXI desde su posición litoral preeminente en el nuevo ensanche de la ciudad, con su desproporcionado pico y sus geometrías descompuestas.

La vela y el basamento del Auditorio de Tenerife. Santiago Calatrava, 2003

La nueva sede del instituto Oscar Domínguez de Arte Contemporáneo empieza a emerger también como un espacio significativo del centro de la ciudad de Santa Cruz. Sus tímidos volúmenes y sus inacabadas formas inspiradas en el paisaje local nos impiden tener todavía un criterio fundado sobre cual va a ser el resultado final de esta instalación. No obstante, la mudez de sus fachadas y el color oscuro que pretende dialogar con un supuesto entorno volcánico no dejan de contribuir ya a esa percepción siniestra a la que hago reiteradamente referencia. El gesto de atravesar diagonalmente los volúmenes, cuyo objetivo es peatonalmente la parte alta de la ciudad con el núcleo fundacional, es una incógnita; al igual que sus espacios interiores excesivamente monumentales con la futura biblioteca a modo de aplastante catedral de la cultura.
Recientemente, ha surgido una última obra del afamado arquitecto francés Dominique Perrault, autor de la Biblioteca Nacional de Francia a orillas del Sena en París, el llamado enfáticamente Infobox de Las Teresitas. Es este otro volumen autista que ha supuesto un costo desmedido para un espacio destinado a informar y albergar la maqueta de la futura remodelación de la playa de Las Teresitas, al norte de la ciudad y de la que es autor.

Infobox de Las Teresitas. 2006. Dominique Perrault, arquitecto

Una propuesta, la remodelación de Las Teresitas, teñida por una fuerte polémica ligada a corruptelas sin cuento y un saqueo descarado de los bienes públicos donde el grueso de la plusvalía generada por la ciudad se ha derivado directamente a particulares con una posible connivencia de los responsables administrativos y políticos. Alguien ha señalado que la estética sin ética es un mal negocio y este edificio ejemplifica claramente este pensamiento. Lo cierto es que esta pieza de arquitectura es una ruina ya desde el momento mismo de su inauguración; Su lenguaje absolutamente descontextualizado es inadvertido por los habitantes del vecino barrio de San Andrés. Otra payasada fantasmagórica, responsabilidad de los ediles municipales, que es ignorada por la población en un desprecio mutuo creciente.
Espero que mis reflexiones no se interpreten como una visión celosa del éxito de colegas reconocidos. La intención real es que constituyan un aviso hacia el futuro y una advertencia en relación al recurso a técnicos foráneos de prestigio que no son una garantía de éxito en si mismos. Quizás, desde una posición más humilde, los profesionales locales están llevando a cabo unas propuestas mejor insertadas en la realidad local, ampliamente aplaudidas y mejor valoradas por sus usuarios.

DENSIDADES URBANAS

Uno de los debates más jugosos que tienen lugar recurrentemente sobre la ciudad en las sociedades avanzadas es el que se refiere a la densidad urbana más adecuada para el futuro.

Este es uno de los complejos temas que requieren una consideración desapasionada. Es necesaria una argumentación rigurosa para superar esas visiones engañosas que tiñen todo lo que tiene que ver con la ciudad. Las diferentes perspectivas aportadas a la arena política que se han venido ofreciendo en los últimos tiempos, sobre todo a través de los medios de comunicación, se caracterizan por apriorismos y simplificaciones que fácilmente son pasto de la demagogia.
Por ejemplo, en mi entorno, el archipiélago canario, resulta curiosa la visión ecologista y de las organizaciones afines situadas fuera de las instituciones. A partir de una idealización de lo rural y de la vida pastoral, propugnan una vuelta a unos idealizados entornos agrarios, incontaminados por la civilización, para construir la residencia en el campo y denostar al mismo tiempo el crecimiento urbano.
Con ello se enarbola una bandera suicida que ignora una parte del problema. Aquel que se refiere a localizar en el territorio una población que crecerá tremendamente en los próximos veinte años. Sí no se diseñan las condiciones para un aumento de la densidad en los ámbitos ya urbanizados, este crecimiento se va a concretar, como así viene ocurriendo, en la ocupación indiscriminada del escaso suelo rústico que se conserva en un entorno muy limitado como es el insular. Un espacio que probablemente se va a necesitar para la alimentación de esa misma población y que no debería despilfarrarse con una ocupación residencial dispersa.
Actualmente en Tegueste, un pequeño municipio de la isla canaria de Tenerife, se mantiene un pulso tenso entre las instituciones y los grupos ambientalistas que argumentan que no debe de producirse un crecimiento de lo urbano, ni el desarrollo de su compactación, tal y como propugna el nuevo Plan de Ordenación Urbana que redactamos. Estos mismos ámbitos urbanos cuentan hoy con una densidad muy baja, inferior a 45 habitantes por hectárea. Suponen una oportunidad para acrecentar la concentración poblacional y, en contrapartida, la defensa real de los entornos agrícolas circundantes. Ello, sin merma de unas condiciones ambientales con alta presencia de espacios naturales y arbolados.

Municipio de Tegueste, Tenerife. Alternativas al modelo de crecimiento. Izquierda crecimiento disperso incontrolado. Derecha , compactación de los núcleos urbanos propuesta por el nuevo Plan General de Ordenación

Sin embargo, esas organizaciones políticas de izquierda presentes en este municipio, junto con asociaciones y grupos ecologistas, defienden el freno al crecimiento poblacional de esos entornos urbanos así como la restricción completa del incremento de los aprovechamientos, ofreciendo como alternativa la liberalización de la construcción de viviendas directamente en cada finca agrícola. Un planteamiento que entra en contradicción aparente con un planteamiento genérico de defensa del medio ambiente.
El problema de las posiciones basadas en creencias es que no suelen tener una base racional si no que parten de una apreciaciones previamente asumidas. Un biólogo amigo, Antonio Machado, suele distinguir entre ecólogos y ecologistas, identificando a los primeros con aquellos especialistas que basan sus opiniones sobre el medio en la racionalidad mientras que a los segundos los caracteriza como aficionados que enjuician las cuestiones territoriales a partir del seguimiento de consignas no fundamentadas y con fuerte repercusión en los medios de comunicación.
Otro enfoque radicalmente opuesto sobre la cuestión de la densidad es el que ofrecen determinados arquitectos obnubilados por las concentraciones urbanas extremas como Manhattan o Hong Kong. En unas recientes declaraciones, el arquitecto madrileño Luis Fernández Galiano decía Benidorm es genial. Es una ciudad densamente poblada pero construida en vertical lo que supone muchos menos problemas medioambientales que los que causan las urbanizaciones de la sierra de Madrid. Puede que sea un sueño vivir en una casa en lugar de un edificio, pero un sueño multiplicado por dos millones es una pesadilla.

El espacio urbano del centro de Hong.Kong. Foto: Daniel Herrera

Como planteamiento genérico la reflexión de Fernández Galiano pudiera parecer correcta en relación al gasto de energía ya que un entorno urbano denso, como el de Benidorm, supone una altísima concentración poblacional, que supera holgadamente los 500 habitantes por hectárea. En consecuencia, su consumo energético por persona es bastante bajo, al disminuirse drásticamente las necesidades de desplazamientos en vehículo privado. No obstante, la forma urbana resultante de esa ciudad mediterránea que se pone como ejemplo es bastante discutible. El agobio de sus espacios públicos, la escasez de zonas verdes y servicios y las dificultades de tráfico indicarían que algo falla en esos lugares de alta concentración de actividades y población. En una situación teórica de escasez de combustible, los rascacielos serían impracticables debido a la imposibilidad de garantizar la fuerza mecánica necesaria para su funcionamiento. La ciudad en altura es otra utopía que está perjudicando la calidad de las grandes urbes.
Un ámbito intermedio entre los dos ejemplos anteriores, en lo que se refiere a densidades urbanas, lo ofrecen algunos barrios emblemáticos de Londres. Kensigton, Chelsea o Notting Hill son espacios con una magnífica calidad urbana que se caracteriza por la presencia de innumerables parques y que, sin embargo, reunen una buena cantidad de población. Un estudio reciente titulado 20 propositions for a better London, publicado en la revista Architectural Review de Septiembre de 2007, ilustra al respecto. Este trabajo trata de recuperar la visión de la planificación urbanística y territorial como un instrumento necesario para organizar la convivencia colectiva en las ciudades después de años de descrédito en los países anglosajones.

Barrio de Notting Hill, Londres. Imagen extraída dede Google Earth

En él se señala que Kensington es uno de los distritos con mayor densidad de población nacional, si se toma como referencia al Reino Unido, superando los 130 habitantes por hectárea. Uno de los barrios más agradables, de mayor riqueza y mejor ambiente urbano de la capital británica que, sin embargo, presenta una concentración poblacional relativamente alta. Curiosamente, en la imaginería popular de ese país la alta densidad se identifica con edificios en altura, vivienda pública, pobreza, criminalidad y mala calidad de vida. Ladbroke Gardens, Notting Hill. Foto: Villamote, Flickr

En las últimas semanas, en relación a la cuestión de la densidad de la urbanización, también se ha difundido un estudio muy interesante de la Comisión Europea. Se titula La extensión urbana descontrolada en Europa, un reto ignorado (Urban Sprawl in Europe). En él se ofrece un análisis de las razones por las que es tan atractiva la urbanización extensiva y sin control. Fenómeno que se ha extendido como la pólvora en las regiones avanzadas del mundo desarrollado (el conocido sprawl de los países anglosajones). Este es un problema a resolver por los graves inconvenientes ambiéntales y de despilfarro territorial que aporta como alternativa para albergar el crecimiento poblacional futuro. Un caso extremo de estos procesos altamente insostenible es el que se señala que ha ocurrido en la costa mediterránea española.

Localización del desarrollo urbano descontrolado en la costa del Mediterráneo español. European Environment Agency

El estudio presenta la aceleración del sprawl como una realidad predominante de la urbanización en el conjunto de la Unión Europea y otros países de su entorno. Las claves de esta extensión indiscriminada de la urbanización, según el análisis llevado a cabo, tendría que ver con la expansión de nuevas actividades económicas y el continuo despliegue de nuevas redes de transporte masivo de pasajeros y mercancías así como un precio relativamente alto del suelo en los espacios centrales ya urbanizados de las ciudades. Debido a ello, la atracción para residir en los núcleos urbanos ha disminuido progresivamente mientras que la supuesta calidad de vida asociada a las áreas rurales, incluyendo los suburbios más próximos a lo natural habría producido un notable incremento de la apetencia colectiva para residir allí.
De acuerdo a las conclusiones del estudio, este atractivo hacia entornos menos urbanizados estaría motivado también por un patrón social en el que las familias con niños pequeños preferirían desplazarse hacia las áreas rurales suburbanas fuera de la ciudad mientras que la población mayor y los solteros elegirían la permanencia en las zonas centrales. El ideal rural suburbano tiene que ver con un patrón edificatorio caracterizado por los modelos de vida americanos, exportados a todo el mundo por toda una sutil parafernalia ideológica que ejemplifican películas como American Beauty. La casa aislada o adosada sería el paradigma al que deben aspirar las familias acomodadas.
Otro de los poderosos argumentos que apoyan esta emigración a la periferia consistiría también en la consideración de la vivienda aislada como uno de los mejores canales para invertir el ahorro familiar. Este bien de inversión garantizaría una alta tasa de retorno debido a la percepción del incremento acelerado de su valor en los últimos tiempos, frente a las revalorizaciones menores de las propiedades en las zonas más centrales.
Uno de los problemas más importantes que se derivan de la extensión de la urbanización de baja densidad es el que corresponde al alto consumo energético que se produce en la ciudad dispersa al igual que la desestructuración de las bases sociales y el fomento del individualismo. Ciudades americanas altamente dispersas en baja densidad como Houston o Phoenix son potentes consumidoras de energía mientras que los espacios densamente urbanizados como Hong Kong o Singapur se colocarían en el extremo opuesto.
Una tabla ofrecida por este trabajo señala que las bajas densidades conllevan unos importantísimos costes energéticos ligados al transporte. De acuerdo a ello, densidades bajas, inferiores a las 50 viviendas por hectárea, supondrían la inversión de más del 12% del Producto Interior Bruto de una región o ámbito territorial. Entre 50 y 100, este consumo se situaría alrededor del 8% y a partir de 100 viviendas por hectárea disminuiría por debajo del 6%. A mayor compacidad urbana, mayor eficiencia económica del sistema territorial.
Analizando los impactos y escenarios alternativos del sprawl suburbano en diferentes contextos metropolitanos europeos es interesante destacar las reflexiones ofrecidas sobre lugares tan distintos como Madrid y Munich.
En el primer caso, se presenta a la capital española como un enclave con una economía expansiva pujante junto con un soporte de planificación muy débil. Según los datos aportados, la región madrileña ha experimentado un crecimiento residencial considerable con más de medio millón de viviendas construidas en menos de 15 años a partir de 1990. Este crecimiento se ha producido de una manera extensiva y mediante la creación de enormes áreas residenciales de baja densidad, puntuadas por centros comerciales y parques empresariales, lo que ha acelerado el impacto en la congestión de unos desplazamientos en vehículo privado, de recorrido cada vez más lejano y tupido a pesar de las fortísimas inversiones en infraestructura viaria.
Todo ello, llevado a cabo sin el apoyo de una planificación que balanceara las fuertes tendencias a la dispersión en curso. El descrédito ideológico del planeamiento en las últimas décadas ha forzado un debilitamiento de los esfuerzos para contrarrestar racionalmente las tendencias sociales y económicas hacia la ineficiencia espacial, sobre todo en regiones como la madrileña en las que la gran diversidad y número de actores municipales no han facilitado la coordinación administrativa y normativa necesaria.
Un proceso diferente es el que ha tenido lugar en el mismo período en la región metropolitana de Munich. La tercera ciudad de Alemania ha mantenido un alto nivel de compacidad urbana mientras ha crecido un 50% en población desde 1950 hasta aproximarse a los 2 millones de habitantes. En este caso, el desarrollo que ha experimentado la superficie urbana no ha sido superior al de la tasa de crecimiento poblacional, constituyendo un ejemplo de buena práctica de planificación urbana.
En la capital bávara se ha visto a la cooperación regional como el único camino para salvaguardar un desarrollo equilibrado entre el municipio central y sus vecinos. La consolidación de un Asociación Regional para la Planificación Espacial ha llevado implícita la aplicación de normas regulatorias coherentes y fuertemente racionales en las que los objetivos se han centrado en las siguientes cuestiones:
Búsqueda del equilibrio entre los intereses económicos, sociales y ambientales para lograr un balance espacial apropiado.
Priorización del desarrollo de las áreas vacías (antiguos cuarteles, fábricas abandonadas, infraestructuras ferroviarias en desuso, etc.) dentro de la estructura urbana ya consolidada, en vez de facilitar la ocupación de nuevos espacios en la periferia.
Potente énfasis en el apoyo a la extensión de las redes de transporte público y, al mismo tiempo, limitar el desarrollo de nuevas carreteras a un mínimo imprescindible.
Preservación y mejora de importantes superficies para espacios libres y áreas recreativas, tanto dentro como alrededor de la ciudad central.
Finalmente, en Munich se ha garantizado una alta cooperación interadministrativa y una implementación adecuada de los recursos necesarios para llevar a cabo todas las políticas espaciales relevantes.

LA TAREA DEL ARQUITECTO

Panteón de Roma. Por Apolodoro, durante el reinado de Adriano

Una persona joven me pregunta sobre la razón de ser de la arquitectura. ¿Cuál es su motivo?

Una posible respuesta sería:

La tarea del arquitecto es la construcción de la morada del hombre. La forma es contingente, la idea es trascendente.

La arquitectura trata de la gravedad, lucha contra ella. Define los pequeños o grandes espacios donde se produce la vida íntima o colectiva. Busca evitar la amenaza de los elementos naturales para que se transformen en medios para el placer estético.

A veces no es así.

Adriano construyó el Panteón y quiso que el agua y el sol marcasen el interior, señalando el paso de los días y las estaciones. Pretendía con ello expresar el mundo en su unidad cambiante: orden y caos. El azar como medida de nuestra temporalidad

La luz adjetiva los espacios que la arquitectura define. Tenebrosos cuando se inhibe su presencia. Esplendentes cuando inunda y acentúa las formas.

Por eso, la luz es una herramienta fundamental.

Pero ¿como se hace la arquitectura? ¿Cuales son sus hechos?

La escritura de la arquitectura tiene sus palabras y sus reglas que definen, finalmente, unos textos concretos.

Esto tiene que ver con las cosas que se construyen y como. La manera como se articulan los materiales que se pueden emplear. Algo muy complejo que se concreta con dificultad, experiencia y, sobre todo, un gran conocimiento de las técnicas.

Lo sorprendente es cuando también surge la poesía. Cuando alguien siente ese cosquilleo, esa falta de aliento que se produce en determinados lugares o dentro de algunos edificios.

En ese momento, es cuando realmente se ha tenido un encuentro con la Arquitectura.

Decía Le Corbusier “las piedras yacen inertes en las canteras, el drama es fruto de la pasión”

La Arquitectura trata de presentar el escenario para el ser-ahí. Tarea sumamente difícil aquella de expresar espacialmente el espíritu de una época cuando tantos quieren creer que siempre saben hacerlo mejor que tú.

Planta y Sección del Panteón. Publicado por Alejandro Aravena en los Hechos de la Arquitectura, Edición de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica. Santiago de Chile, 1999

(A Catalina, mi hija)

MODERNIDAD LÍQUIDA

Zygmunt Bauman
Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2006.
Polity Press y Blackwell Publishers, 2000

En las sociedades contemporáneas, los individuos han cambiado radicalmente sus objetivos vitales, concentrándose paulatinamente en una creciente introspección que salvaguarde la libertad personal y, en contrapartida, rehuyendo progresivamente de las responsabilidades colectivas. Este libro hace una certera disección de los ámbitos hacia los que han derivado las relaciones humanas en los países desarrollados, exponiendo de una manera amena ejemplos y metáforas sobre las cuestiones centrales que conforman actualmente la trayectoria en común de nuestros vecinos.

Sociólogos como Ulrich Beck, Pierre Bourdieu, Richard Sennett o Zygmunt Bauman llevan varias décadas haciendo un trabajo impresionante para entender y desentrañar los sutiles cambios que ha ido experimentando la sociedad contemporánea. Sus ímprobos esfuerzos nos permiten orientarnos un poco mejor en un mundo envuelto en fuegos de artificio y variadas estrategias que tratan de impedirnos entender cuales son las claves que pautan nuestras vidas.
La triada de la Revolución Francesa que se ha citado hasta la saciedad, Libertad, Igualdad y Fraternidad ha ido siendo sustituida subrepticiamente por otra más acorde con los intereses colectivos de la época de la Modernidad Líquida a la que hace referencia el autor. Los lemas sustitutos que hoy importarían serían los de Libertad, Diversidad y Seguridad, habiendo quedado en olvido la igualdad y la fraternidad por incompatibles con los objetivos ocultos del capitalismo avanzado.
Mi colega bloguero y maestro de urbanistas, José Fariña, ha realizado también una incisiva reseña sobre este libro de Baumann, centrándose en los aspectos espaciales que contiene y que recomiendo. En ella se hacen referencias a los espacios émicos y fágicos, que se expanden cada vez más como los sitios característicos de nuestra época. El propio autor los disecciona desde una perspectiva fisiológica como aquellos lugares cuya estrategia de relación con sus usuarios consiste en el vómito o expulsión en un caso y la ingestión en el segundo caso.

Centro Comercial Aqua, Valencia. Nacho85, Flickr

Este tipo de lugares negocian de una manera nueva la posibilidad, considerada desagradable, de encontrarse con extraños en ámbitos públicos. Una característica de la vida en las ciudades que se busca rehuir cada vez más. La construcción de paisajes émicos es una tarea que encandila de una manera creciente a los arquitectos como recintos donde es posible llevar a cabo los ideales estéticos de la modernidad.
Un espacio émico sería aquel lugar urbano central que se atraviesa rápidamente y que no invitaría a la permanencia o a una relación civilizada con nuestros semejantes. El escritor austriaco Peter Handke, en su libro Cuando desear todavía era útil, hizo una descripción muy acertada de este tipo de territorios al narrar su visita en 1970 al centro de negocios parisino de la Defense y que no me resisto en recuperar. Dice Handke,

Hace unos meses estuve en La Defense, un barrio de bloques de viviendas y oficinas situado en la zona occidental de Paris. Sí, pensé, ¡eso es! Era como la Tierra Prometida, pero no en el sentido del paraíso, sino en que por fin se revelaba tal cual el estado del mundo, sin encubrimientos ni tergiversaciones. Desde una gigantesca estación de metro se accede mediante múltiples escaleras mecánicas, a una explanada de piedra alrededor de la cual se alzan desordenadamente enormes edificios, muchos de ellos todavía en construcción. Durante una hora permanecí allí, de pie, sin moverme apenas. En algún lugar de la explanada había un chiringuito encarnado de patatas fritas. Cada cuarto de hora terminaba la jornada laboral en uno u otro bloque de oficinas y la gente se dirigía desde cualquier lado hacia las escaleras mecánicas, caminando a paso acelerado por la superficie de piedra. Pero todos iban uno detrás de otro, siguiendo una línea imaginaria, en fila india. Parecían seguir un camino que yo no llegaba a distinguir. Continuamente iban acercándose esos trenes humanos provenientes de diversas direcciones y desaparecían por la escalera mecánica como en una película de dibujos animados. Al sentir frío, caminé por la explanada y llegue hasta una pequeña tapia: ¡detrás, crecía hierba! Miré con atención y me percaté que se trataba de pequeños parterres de plantas, todas ellas con un cartelito enganchado, en el que figuraba su nombre científico. En aquel lugar al borde del pavimento habían reunido todas las clases de plantas de Europa y de África expuestas de cara a los bloques para ser vistas…Me dirigí hacia los edificios. Desde los pasos elevados de peatones, donde me detuve miré hacia abajo; de vez en cuando, pasaba una madre empujando por el barro su cochecito de bebé junto a la acera. Una vivienda de muestra con el poético nombre de “Eva” se erguía entre las escorias para ser visitada; un metro cuadrado 2.800 francos. Algunas casas estaban habitadas, tenían grandes patios interiores. Por los pasadizos silbaba el viento. En un patio interior también vi una plazoleta para que jugaran los niños: no había más que un cajón de arena de veinte metros por veinte. Dos niños dormitaban dentro de él. Había un supermercado que se llamaba “Quick Food”. De un kiosco de bocadillos y similares colgaba triste, con letra francesa antigua, un letrero con la palabra “Brasserie”. En una oficina bancaria, en la que entré, el empleado tuvo que carraspear antes de atenderme, pues hacia mucho que no entraba un cliente. Durante largo rato estuve mirando hacia arriba examinando aquellos bloques. Casi en todos ellos estaban corridas las ventanas. La mayor parte de las ventanas de las cocinas estaban taponadas por las cajas de aire acondicionado colocadas encima de las neveras. A lo mejor, hoy es un día inapacible pensé, pero de momento no podía imaginarme uno apacible. Al cabo de un tiempo, me sorprendí pensando: a lo mejor no es tan malo, quizás uno se acostumbre a eso…
Este fue el pensamiento que más me asustó.
La Defense debería ser una zona prohibida, porque allí quedan al descubierto, de forma descarada, los secretos tecnocráticos. Le correspondería alambradas alrededor y carteles de “prohibido fotografiar”. Pero los inhumanos responsables ya se hallan excesivamente seguros en sus entornos humanamente dignos. Con cachondeo dejan que sus nombres brillen en plafones al abrigo de los bloques: Banco de Winterthur, Chase Maniatan Bank, Siemens, Esso…
Se dice que los arquitectos y los urbanistas deberían distanciarse de sus propios proyectos.
¿Pero que es eso, un arquitecto
?

La Defense by night. Dan Trotter net, Flickr

La desolada descripción de Handke de un espacio émico paradigmático llevaría a pensar en la desorientación social vigente en nuestros días que promociona lugares inhabitables en aras de un negocio inmobiliario descarnado con la complacencia de técnicos y políticos.
Un ejemplo de espacio fágico sería un centro comercial contemporáneo que ofrece según Baumann, una condición que ningún otro lugar convencional puede entregar, un equilibrio casi perfecto entre libertad y seguridad. En el centro comercial se daría una alternativa ficticia a la idea de comunidad sin renunciar al ideal de la libertad perfecta y sin que se requiera confrontación o debate con los otros. El espacio fágico no requeriría según él, negociación ni acuerdo en las relaciones con los demás.
Pero un aspecto significativo del texto es la reflexión sobre la transformación sufrida en los aspectos ideológicos y en la comprensión del mundo. Muy importante me parece la transición entre lo que denomina modernidades sólida y líquida. En la primera, el territorio tenía una importancia decisiva como lugar para la localización de las herramientas y actividades para ganar dinero mientras que en la modernidad líquida habría dejado de tener una importancia significativa. El capitalista líquido como su denominación indica no tendría raíces y su capital siempre está disponible instantáneamente para invertir allí donde se produzcan las oportunidades convenientes. En este sentido, el capital se habría vuelto totalmente líquido e inaprensible.
Por ello, la conquista del espacio, un hecho que ha pautado el desarrollo de las sociedades a lo largo de la historia, habría dejado de tener interés en la era de la modernidad líquida. Según Baumann, el territorio habría sido una de las mayores preocupaciones humanas hasta un pasado reciente y su control una potente obsesión del poder que hoy habría perdido sentido para los detentadores de la verdadera riqueza. A este respecto se señala que:

En su etapa pesada, el capital estaba tan fijado a un lugar como los trabajadores que contrataba. En la actualidad, el capital viaja liviano, con equipaje de mano, un simple portafolio, un teléfono móvil y un ordenador portátil con conexión a Internet. Puede hacer escala en cualquier parte, y en ninguna se demora más tiempo que el necesario. El trabajo, por otro lado, sigue inmovilizado como en el pasado…pero el lugar al que antes estaba fijado ha perdido solidez; buscando en vano un fondo firme, las anclas caen todo el tiempo sobre la arena que no las retiene. Algunos de los residentes del mundo no cesan de moverse; para el resto, es el mundo el que no se queda quieto.

En consecuencia, la capacidad económica y financiera que rige el mundo se ha convertido en nómada. El autentico poder que rige nuestros destinos circularía sin una atadura efectiva a un lugar concreto. El nómada es el ideal al que aspiran aquellos contemporáneos que quieren controlar el mundo en su propio beneficio. Por ello, el juego de la dominación ya no se disputa entre los más grandes y los más pequeños sino entre los más rápidos y los más lentos. A partir de ahí, el poder de las élites locales habría quedado reducido al rol de guardianes de la ley y el orden impuesto desde afuera.

Hoy en día, es muy difícil encontrar un responsable de los desaguisados que se sufren. Antes había una confianza en aquellos que se habían instituido como destinatarios para liderar el mundo y que hoy solo son máscaras de un poder que busca ocultarse conscientemente. Como dice Baumann, los pasajeros del avión del “capitalismo liviano” descubren con horror que la cabina del piloto está vacía y que no hay manera de extraer de la misteriosa caja negra rotulada “piloto automático” ninguna información acerca del destino del avión, del lugar donde aterrizará, de la persona que elegirá el aeropuerto y de si existen reglas que los pasajeros puedan cumplir para contribuir a la seguridad del aterrizaje.

De acuerdo a ello, y ante la invisibilidad del poder real la alternativa que se desarrolla en un universo de objetivos inciertos, es la que correspondería al fortalecimiento de la autoridad entendida como la transferencia del poder popular hacia aquellos que quedan definidos por su mayor número de seguidores. Terrible perspectiva en una situación plagada de vocacionales caudillos emergentes.

Nómada del capitalismo liviano

REGIONES URBANAS AVANZADAS

Localización de las 500 personas con un patrimonio superior a 1000 millones de Dolares.
Fuente: Forbes Magazine, 2005

Las regiones urbanas avanzadas del mundo, o megaregiones, constituyen la meta final de todos los emigrantes que desean una vida mejor. Y ello por una razón básica, es allí donde se concentran las condiciones para llevar adelante una trayectoria vital llena de facilidades y satisfacciones. Las megaregiones constituyen hoy en día, el imán que atrae recursos económicos, mercancías, personas y todo tipo de ventajas como consecuencia del intercambio desigual que preside las relaciones internacionales. Por ello, definen una de las caras de la moneda de los problemas globales que atenazan el futuro de la humanidad.

En 1961, el geógrafo francés Jean Gottman acuño el término Megalópolis para definir una nueva forma de colonización territorial. Para ello, Gottman se basó en el estudio que realizó sobre la costa Este de los Estados Unidos; un análisis que describía una vasta región compuesta de ciudades muy pobladas, ámbitos metropolitanos densos, suburbios y extensas zonas agrícolas que conforman un amplío territorio de 800 kilómetros de largo entre Boston y la capital federal de Washington, con una población entonces de más de 30 millones de personas. Este continuo de aglomeraciones urbanas de consistencia cambiante fue lo que le llevó a buscar un vocablo que pudiera definirlo y, en consecuencia, inventó un concepto que se ha convertido en primordial para entender el proceso de concentración mundial de la población en determinadas zonas de los países más desarrollados.
En las décadas siguientes otros investigadores han refinado la concepción de las grandes regiones urbanizadas dentro del proceso de evolución e impulso de la urbanización. Brian Berry, Joel Garreau, con sus
Edge Cities (Ciudades de Borde) y, más recientemente. Allen Scott han teorizado sobre este tipo de enclaves geográficos, caracterizándolos como una potente base para la prosperidad de sus residentes.
En un ensayo muy esclarecedor denominado Global City Regions, Scott junto con John Agnew, Edward Soja y Michael Storper, han precisado el alcance de estos continuos urbanizados que hoy son los espacios que lideran la economía internacional. Según ellos, las ciudades región funcionan como nodos espaciales esenciales de la economía global y actores políticos distintivos en el escenario mundial.
Desde un punto de vista geográfico, el sistema mundial estaría comandado por un archipiélago o mosaico disperso de regiones urbanizadas que centran y dan soporte a las principales redes que mueven la economía global. En estas regiones, además de una importante acumulación de capital fijo, se concentran las actividades de máximo valor añadido, tales como la industria de alta tecnología, los servicios avanzados, financieros, legales y culturales así como las actividades y productos culturales que pautan y condicionan la dirección hacia la que se encamina el planeta.
En estos momentos, podría haber en el mundo más de trescientas regiones urbanas con una población superior al millón de habitantes y, al menos, 25 aglomeraciones urbanas que superan la decena de millones, encabezadas por las ciudades de Tokio y Osaka en Japón con 35 y 11 millones de personas respectivamente y Chongking en China con 32.
Significativamente, si exceptuamos las metrópolis japonesas que puntúan una extensa región urbana junto con Los Angeles y Nueva York, los países desarrollados no cuentan con más representantes en este proceso concentracionario. Ello ejemplificaría que en las regiones del llamado Primer Mundo se ha optado por un sistema de aglomeración urbano más difuso que en los países anglosajones se ha adjetivado como
sprawl y en Alemania denominan Zwichenstadt tal y como lo ha bautizado Thomas Sieverts. Dice este último, de acuerdo a la edición inglesa de su libro, titulado Ciudades sin ciudad y respecto a los territorios donde se llevan a cabo las servicios y actividades que lideran la economía mundial, que el espacio vital más desarrollado es un conjunto de lugares anónimos sin cualidad visual cuya expansión dispersa y sin límites hacia la campiña sigue el relevante despliegue de las tecnologías de comunicaciones y del tráfico lo que ha hecho que la ciudad compacta, claramente delimitada, haya sido simplemente un interludio histórico en el despliegue universal de la civilización en el territorio disponible.
Las grandes regiones urbanizadas del mundo desarrollado han ido polarizándose progresivamente según vastas áreas continentales hasta conformar un sistema mundial donde las ciudades de Nueva York, Londres y Tokio lideran y comandan el sistema de producción mundial a partir de la potente concentración de los servicios más avanzados y poderosos, las actividades financieras, y sus tareas asociadas, seguros, consultoría legal y estratégica, publicidad, etc. Este es un fenómeno certeramente descrito ya en 1991 por
Saskia Sassen en su libro de Global City en el que se señala que frente a la dispersión la concentración del poder económico en unos pocos lugares es un elemento consustancial, cuanto más dispersas son las operaciones de una empresa a lo largo de diferentes países, más complejas y estratégicas se convierten sus funciones centrales, es decir, el trabajo de gestionar coordinar, servir y financiar la red de operaciones de la firma.

Inventario de ciudades globales situadas por continentes. Global and Wold Cities Group, 2003

Esta visión del mundo estructurado en tres ámbitos de desarrollo, organizados a partir de los continentes norteamericano, europeo y asiático y bajo el comando de Tokio, Londres y Nueva York, ha sido sintetizado brillantemente por Rem Koolhaas con su famoso acrónimo Y€$ que prefigura en una sola metáfora la organización actual del capital mundial presidido por el Euro en una posición cada vez más central.
Un reciente seminario organizado por la
Regional Plan Association y el Lincoln Institute of Land Policy, ofrece una visión sintética del escenario hacia el cual se encaminan los Estados Unidos, a partir de una perspectiva geográfica. Se identifican 10 regiones urbanas avanzadas o megaregiones, como las define el trabajo de síntesis de conclusiones presentado. Además del área que engloba a Boston, Nueva York, Filadelfia y Washington, la primera megaciudad identificada por Gottman, se incorporarían entre otras, la zona de Florida, los Grandes Lagos, el Triángulo de Texas, el Sur y Norte de California y la denominada Cascadia, en la frontera noroeste del país, incluyendo a la ciudad de Vancouver en Canadá.

Las diez Megaregiones emergentes de los Estados Unidos. Lincoln Institute of Land Policy, 2007

Es esta última, la llamada Cascadia, un espacio singular de un dinamismo extraordinario y que incluye a los centros urbanos de Seattle y Pórtland, además de Vancouver. En esta franja costera frente al Pacífico se han venido concentrando en las últimas décadas algunas de las empresas más pujantes en los sectores aeroespacial y de las nuevas tecnologías, como es el caso de Boeing, Oracle y Microsoft. Además, cuenta con uno de los entornos naturales mejor conservados del planeta y una altísima calidad de vida, con entornos urbanos atractivos y con importantes amenidades culturales y recreativas. Uno de los contextos favoritos de la clase creativa, sobre la que especula Richard Florida.
En Japón, como se señalaba anteriormente, se ha consolidado en el último medio siglo una amplía franja muy densamente urbanizada que parte de Tokio en el Norte hasta alcanzar Kobe en el Sur e incluye a Kyoto y Osaka así como otros pequeñas aglomeraciones urbanas intermedias hasta conformar una megaregión que se aproxima a los 50 millones de habitantes. La sofisticada cultura japonesa y su alto grado de organización ha posibilitado la formación de un espacio de una altísima complejidad y que constituiría la vanguardia de la civilización urbana del planeta. Lo curioso de la situación japonesa es la alta interrelación entre empresas privadas y administración que lidera el desarrollo del país. Esta megarregión oriental se articula a partir de los potentes servicios de transporte público existentes en los que son un exponente básico las líneas del
Shinkasen, el llamado tren bala japonés de alta velocidad, que unen los centros urbanos de Tokio y Osaka. Curiosamente, las compañías japonesas de tren no se financian a partir de aportaciones públicas sino apropiándose de las plusvalías generadas por el despliegue de las propias infraestructuras ferroviarias.

Las luces nocturnas de Japón. Defense Meteorological Satellite Program, 2007

En Europa, la situación es mucho más compleja como consecuencia de la más antigua historia urbana del continente. Los trabajos previos a la formulación de la Estrategia Territorial Europea durante los años 80 y 90 del pasado siglos sirvieron para identificar el corazón de Europa en lo que un ministro francés denomino como la Blue Banana a partir de un esquema dibujado en ese color que incluía a una amplía superficie continental, englobando múltiples ciudades europeas, empezando por Milán en su extremo Sur hasta alcanzar Londres, en un arco que incluye amplias zonas de Alemania, Suiza, Holanda y Francia.
La Red de Observatorios para la Planificación Espacial (
ESPON), organismo encargado de coordinar la investigación europea sobre temas geográficos ha llevado a cabo importantes trabajos para identificar las tendencias de desarrollo urbano espontáneas en curso en el continente europeo como órgano asesor de la Comisión Europea. Una tarea muy relevante para calibrar el impacto de las acciones de gobierno y sus consecuencias territoriales de largo alcance.
ESPON ha preferido posteriormente conceptualizar al ámbito central y con mayor desarrollo de Europa como el Pentágono, a partir de situar en sus vértices a las ciudades de Londres, Ámsterdam, Frankfurt, Milán y Paris. Es, en este corazón de Europa, donde se concentran las mayores capacidades y oportunidades de desarrollo económico a partir de la predilección de los grandes actores, multinacionales, gobiernos, organismos supranacionales, en relación al sistema productivo global.

El corazón de Europa según el Informe Escenario Espacial de Europa en 2030. Fuente: ESPON

No obstante, la Estrategia Territorial Europea, aprobada en 1999, ha venido a implementar toda una serie de mecanismos que pretenden equilibrar la excesiva concentración territorial en unos puntos concretos mediante la aplicación de políticas redistributivas basadas en el concepto de la cohesión territorial desarrollado a partir de ella. El Pentágono concentra una alta potencialidad de desarrollo pero ha llegado a unos niveles muy altos de saturación que quedan ejemplificados en la incapacidad práctica de crecimiento en su seno de los transportes, aéreos, de mercancías, etc.
Por ello, la apuesta europea se viene orientando hacia el apoyo de nuevos subcentros con importantes expectativas fuera del corazón continental saturado. Es el caso de las metrópolis ibéricas, lideradas por Madrid, Barcelona y Lisboa que se están haciendo un hueco muy importante en el sistema mundial y, en consecuencia, han experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años.
Como contrapartida al éxito económico se produce una fuerte atracción migratoria que hace crujir al entramado social construido laboriosamente a lo largo de todo el siglo XX a partir de una concepción redistributiva del desarrollo. Los servicios, sociales, sanitarios, educativos junto con la capacidad de las infraestructuras siempre están al límite y requieren de esfuerzos continuos de nueva inversión en capital fijo social. Ello aumenta y mejora las condiciones y oportunidades de habitabilidad de las regiones urbanas avanzadas cuyo crecimiento se retroalimenta en un círculo que no habría que considerar virtuoso porque ello se hace en detrimento de otras regiones más desfavorecidas del planeta.
Lo cierto es que el proceso de urbanización y concentración en ciudades cada vez más inhabitables se sigue produciendo en los países y regiones subdesarrolladas, agravando las condiciones de sus poblaciones por una mala gestión de sus capacidades y recursos. Con ello se acelerará el proceso de desplazamiento de grandes masas de población hacia las regiones urbanas avanzadas.

La clave del mundo. De bigness and velocity. Rem Koolhaas.

Kim Jong Il The Great Architect

Este es el tipo de cliente con el que sueñan los arquitectos. Alguién con una visión que le lleva a conocer todo el proceso hasta llegar a los más ínfimos detalles. El delirio del racionalismo que escuchan con delectación sus devotos arquitectos. Escuchen los comentarios sino.

EL RASCACIELOS COMO EXPRESIÓN FALLIDA DEL PODER

Turistas nativos esperando para visitar la casa natal del lider carismático King Jong Il.
Corea de l Norte. Briehn, Flickr

Las ruinas del Hotel Ryugyong tienen una altura cercana a los 300 metros y en su origen está un proyecto de edificio para albergar 3.000 habitaciones junto con siete restaurantes en su cúspide. De haberse culminado, hubiera tenido casi 4 millones de metros cuadrados y la intención de sus promotores y creadores era que se convirtiera en el hotel más alto del mundo. Una expresión de la magnificencia y modernidad de la dictadura comunista en Corea del Norte que fue pensado para conmemorar un evento del régimen previsto para 1989 y que nunca llegó a celebrarse.

Según informaciones no contrastadas, a partir de aquel año las obras fueron abandonadas y pasó a constituir un hito referencial y siniestro del paisaje urbano de
Pyongyang, la capital del país. Si se hubiera terminado, podría haber entrado en una de esas clasificaciones estúpidas que nos rodean. Hubiera sido, en su momento, el séptimo edificio más alto del mundo y el primero con más de 90 pisos fuera de los Estados Unidos.

Hotel Ryugyong, Pyongyang. Corea del Norte. Urbanity

Hoy, es un ejemplo patético de las miserias políticas de ese país asiático y un paradigma de la megalomanía que enmascaran ciertas arquitecturas cuya expresión se apoya en el gigantismo. El poder político, y en nuestros días más aun el económico, siempre ha acudido a la arquitectura para lograr una representación de su fuerza. El recurso a los maximalismos junto con el asombro son estrategias fáciles para cualificar la arquitectura o enmascarar los problemas reales de las ciudades. En el caso norcoreano se trataba de encubrir con ello los fantasmas de un racionalismo despótico como el que gobierna este país asiático desde hace muchos años, relicto de un pasado ideológico de desastres y excesos.
La ciudad de Pyongyang representa el paradigma de un entorno planificado hasta el extremo en que la vida ha sido sometida a un control y un ordenamiento carente de toda libertad. Debido a ello, esta capital es un espacio inhóspito en el que la urbanidad y las expresiones de vitalidad que normalmente acompañan a las urbes han sido abolidas por las imposiciones derivadas de la dictadura política.
En el otro extremo de la balanza, el de la libertad sin contrapeso que propugnan los regimenes ultraconservadores y de economía neoliberal, se plantean espacios insolidarios que están definiendo unos territorios urbanizados que se encaminan hacia un futuro caracterizado por conflictos entre los que tienen y los desposeídos, así como una anomia social creciente. La aparición en los últimos años de reductos acorazados en las metrópolis americanas y en los que el control y la seguridad son una garantía ficticia de protección ante los desmanes de la vida en común, pretenden ofrecer una alternativa defensiva organizada en beneficio de los poderosos y excluyente de los desfavorecidos .
La aparición de las llamadas Gated Comunities en Estados Unidos, urbanizaciones cerradas con alambradas, extremas medidas de seguridad y control de acceso junto con el establecimiento de estrictas reglas de comportamiento obligatorias para sus vecinos, se ha ido extendiendo a lo largo y a lo ancho del planeta en aquellos países y sociedades en las que no se confía en la capacidad colectiva para lograr entornos habitables adecuados para la vida en común. Son preludio del deterioro al que están abocadas las grandes concentraciones metropolitanas de varios millones de habitantes.
El rascacielos como tipo arquitectónico es una construcción que también se adapta magníficamente a esta forma de concepción de la ciudad basada en el control y el acceso restringido a unos privilegiados. Su uso para actividades terciarias y sus posibilidades como espacio hotelero y residencial es un recurso urbanístico muy reivindicado en los últimos años. En el caso de Londres, forma parte de la estrategia para la consolidación de esta ciudad como centro de negocios a la cabeza del sistema económico mundial. Ello a costa de la forma urbana y el paisaje tradicional de la ciudad.
En la capital inglesa se está produciendo un proceso de reconversión urbana que busca la aceptación de este tipo de enclaves a partir de su presentación como iconos de la modernidad. Algo que hubiera sido impensable hace 30 años (habría que recordar la polémica suscitada a comienzos de los años 60 con la pretensión de un promotor para construir una torre firmada por Mies van der Rohe en Trafalgar Square que fue abortada a raíz de una oposición ciudadana masiva), se está produciendo aceleradamente en nuestros días con la contribución de firmas famosas de la arquitectura, como ejemplifican edificios como la sede de
Swiss Re de Norman Foster o la propuesta londinense de Renzo Piano, en curso de ejecución.

Edificio Swiss Re, Foster and Partners. Londres, GoogleEarth

La fascinación de los arquitectos mediáticos por las arquitecturas superlativas y de gran tamaño es un reflejo del creciente sometimiento de la disciplina a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales y de los poderes económicos consolidados. El camino recorrido a partir de Rem Koolhaas y su apuesta por lo desmesurado, Bigness, como titulaba un ensayo muy citado años atrás, no oculta la potente voluntad de algunos arquitectos para llevar a cabo sus delirios artísticos y formales aunque sea desde posiciones extremadamente cínicas y conscientes de su carácter lacayo.

Los rascacielos adoran la obra incomparable del arquitecto estrella
Propuesta para Dubai Renaissance. Rem Koolhaas y OMA. Eikongraphia

Dentro de este contexto cultural e intelectual, es significativo que estos días se esté intentando recuperar las tipologías de los rascacielos para la recualificación de la ciudad europea. En un reciente libro del Departamento de Arquitectura del Instituto Federal de Tecnología de Zurich, titulado Bigscale, Grossform, (Gran escala, forma grande) Josep Lluis Mateo hace un panegírico del rascacielos para incentivar la reintroducción de este tipo edificatorio en la propia ciudad suiza, apoyándose en razones fútiles e inconsistentes que reflejan la enorme fascinación de los arquitectos ligados a la vanguardia estetizante así como de los responsables de la enseñanza en algunas Escuelas de Arquitectura por la forma como recurso exclusivo para llevar a cabo su visión del progreso ligado a la expresión artística.

Propuesta para la transformación del paisaje de Zurich mediante el añadido de rascacielos. Zurich’s vertigo, Josep Luis Mateo. Big scale-grossform, 2006.

La suerte futura de la arquitectura está ligada a su transformación en una herramienta para el marketing de las ciudades y la representación empresarial. La alianza entre las ciudades y las empresas basada en el objetivo de las primeras para atraer más y más visitantes y de las segundas para obtener un mejor posicionamiento y visibilidad en un entorno económico muy competitivo es el fundamento principal para el actual renacimiento de la arquitectura como herramienta al servicio del poder.
Con ello, la arquitectura que se defiende en los foros profesionales de mayor repercusión mediática se ha ido convirtiendo paulatinamente en las últimas décadas en una herramienta para el apoyo y extensión de las visiones neoliberales y depredadoras de lo colectivo.

Panoramica de Zurich desde la esplanada de la Universidad

EL CENTRO DE LONDRES

Interpretación del Londres central. Manifesto for London, Terry Farrell. Architectural Review 09/2007

Hay algunas ciudades que admiramos por su vibrante escena urbana. Se suelen rememorar las calles, algunas plazas, parques y otros hitos que esconden una rica cultura acumulada durante siglos.

Es el caso de Londres, una ciudad maravillosa que cuenta con un espacio central que es paradigmático en este sentido. Desde Picadilly Circus a Regents Park, barrios como Kensington o Chelsea cuentan con una alta calidad urbana y van conformando una serie de espacios que han sido el fruto de distintas intervenciones urbanísticas a lo largo de la historia.
El número de Septiembre de 2007 de la revista Architectural Review contiene una interesante reflexión colectiva liderada por Terry Farell, titulada Manifesto for London. Este importante trabajo ofrece datos y análisis tendentes a la mejora de la calidad de esa región urbana europea como una aportación desinteresada de un colectivo de ciudadanos.
Entre el conjunto de propuestas y documentos aportados para el manifiesto destacaría un pequeño gráfico sobre la zona más característica de la ciudad. Es curioso el collage realizado para describir el centro de Londres en el que se constata que la mayor parte de la superficie del corazón de Londres es de propiedad pública.
Al margen de los parques urbanos significativos como Hyde, o St. James, otras grandes manzanas y parcelas tienen, de una manera u otra, un carácter público: sedes ministeriales, universidades, museos, palacios, etc. han ido concentrándose en el lugar como parte de un ingente esfuerzo colectivo llevado a cabo durante muchas generaciones. El espacio privado, representado en negro junto con las calles, sujeto a las leyes del mercado representa un escaso 25 % del total.
Lástima que en la actualidad y, sobre todo a partir del gobierno conservador de Margaret Thatcher, la ciudad de Londres y Gran Bretaña en su conjunto haya declinado seguir con el esfuerzo público en la mejora de sus ciudades y cedido la iniciativa a los operadores inmobiliarios privados en aras de una supuesta eficacia económica.
Lo cierto es que los nuevos centros generados a partir del liderazgo de los promotores muestran síntomas de una anomia urbana y una baja calidad espacial contrastable como demuestra, el centro de Canary Wharf y el conjunto de remodelaciones llevadas a cabo en los antiguos muelles, una iniciativa para crear un nuevo distrito financiero que no acaba de generar una vida urbana vibrante en consonancia con su voluntad de centralidad.
El marketing urbano y la iniciativa privada no son mecanismos suficientes para aumentar el atractivo de las ciudades. La calidad en las ciudades se debe apoyar en hechos tangibles que se concretan alrededor de la aportación de nuevos espacios públicos. Su construcción es siempre resultado de un esfuerzo y de la generosidad de la visión colectiva.