La fachada de fibras ópticas del UK pavilion. Expo de Shanghai. Foto: Shutter-j, Flickr
Por el lecho marino del Atlántico pasan ya una multitud creciente cables de telecomunicaciones de alta capacidad. Conexiones que enlazan Europa con el norte y sur de América y la costa occidental africana, extendiéndose hasta la punta sur del continente. La expansión creciente de las redes de fibra óptica se está produciendo a una velocidad sorprendente con la incorporación de infraestructuras tecnológicamente muy avanzadas. Es esta una oportunidad que no debe desperdiciar el archipiélago canario.
<---El mundo, Europa y, especialmente, las islas se encuentran en un proceso de cambio radical de las perspectivas de funcionamiento económico. En Canarias debemos pasar de una economía eminentemente especulativa hacia otra de carácter más productivo.
El modelo económico insular que nos había procurado sustento y desarrollo durante las últimas décadas ha llegado al punto en que no puede seguir siendo viable hacia el futuro. El binomio desarrollo turístico y construcción residencial ha alcanzado su límite de saturación y debe evolucionar hacia una más alta cualificación de la oferta en el primer caso y a una reconversión radical en el segundo.
Red mundial de cables de telecomunicaciones. Fuente: Telegeogrphy
La continua ocupación del suelo y la generación de nuevas superficies para usos residenciales son la expresión de una forma de hacer totalmente superada y que nos lleva directamente a una insostenibilidad radical de la vida humana en el archipiélago. Esta es una situación sumamente difícil para todos. Especialmente, para los arquitectos que debemos cambiar nuestros objetivos, procurarnos nuevas herramientas y buscar alternativas de trabajo que deberán ser necesariamente diferentes a las que funcionaban en el pasado reciente.
Pero es que existen también algunos cuellos de botella que nos atenazan y dificultan nuestro progreso hacia el futuro. El más importante es el que se refiere a la dependencia energética y la debilidad de las redes de transporte eléctrico. Aquí experimentamos una situación de monopolio altamente perjudicial; que se fundamenta en la presencia de una única empresa y cuya actuación en las últimas décadas en el manejo de la producción y distribución eléctrica ha llevado a este archipiélago a una situación realmente calamitosa.
La ausencia de una apuesta inversora adecuada a las necesidades de una sociedad en creciente expansión y la desidia de las autoridades responsables para exigir un esfuerzo mayor a ese operador privado monopolista ha deteriorado hasta extremos inconcebibles el que se debería considerar como el sector estratégico más importante para el futuro de Canarias. Las redes existentes de transporte eléctrico son realmente insuficientes y constituyen el principal talón de Aquiles que tiene esta región en estos momentos. Líneas usadas superando ampliamente las condiciones de seguridad, continuadas caídas en el servicio eléctrico y varios ceros energéticos ocurridos durante 2010 en la isla de Tenerife permiten ejemplificar este grave problema.
Otras cuestiones que nos deberían hacer reflexionar profundamente sobre nuestro futuro serían la extremada dependencia alimentaria que tiene esta región del exterior, así como la creciente escasez de agua. Unas islas aisladas en el Atlántico que importan más del 90%% de lo que consumen ejemplifican una situación de fragilidad que en un caso de emergencia puede convertirse claramente en una tragedia colectiva. Sin embargo, se prefiere no corregir seriamente este tipo de inconvenientes y mantener una situación de apoyo inconsecuente a las inercias existentes.
Pero existen otros campos que ofrecen alternativas esperanzadoras y que algunos están explorando con inteligencia.
Conexión Canalink con la península ibérica y cable PENCAN8 (en amarillo y azul respectivamente)
Casi siempre, Canarias ha representado a lo largo de la historia un punto de confluencia y tránsito de mercancías y personas. En el siglo XVI, se experimentaría aquí un auge comercial inusitado como consecuencia de constituir la última estación europea en el camino hacia las nuevas tierras americanas. El continuo flujo de barcos de transporte hizo que estas islas fueran un espacio estratégico de primer orden.
A lo largo de los siglos esa posición ha sido siempre uno de nuestros principales y envidiados activos, una fuente de ventajas comparativas frente a otros territorios y lugares. Hoy por hoy, las islas cuentan con importantes infraestructuras orientadas a la asistencia a los transportes, como son ocho aeropuertos que canalizan un flujo superior a los 25 millones de pasajeros anualmente. Tenemos dos magníficos puertos altamente competitivos liderados por la plataforma grancanaria de la Luz y de Las Palmas que maneja varios millones de TEUS en mercancías, también cada año.
Sin embargo, estos sectores tienen una situación administrativa compleja, sujetos a entes y controles que no dependen totalmente de decisiones locales. En algunos casos se está impidiendo claramente una administración ágil y eficiente, adecuada a las necesidades e intereses de las propias islas.
Hay otro sector que presenta una situación monopolística que perjudica también al desarrollo del archipiélago. Es el que se relaciona con las infraestructuras de telecomunicaciones, hacia dentro y hacia fuera del archipiélago.
De acuerdo a nuestra posición geográfica y condiciones de desarrollo, muchos operadores han visto a estas islas como un lugar adecuado para el tránsito de las redes de telecomunicaciones. Por nuestras aguas, han pasado históricamente algunos cables de conexión telefónica y, en estos momentos se despliegan varias redes de fibra óptica de alta capacidad de transmisión de datos que se enmarcan en esa lucha despiadada por el control de los mercados de las telecomunicaciones entre empresas transnacionales.
Nuestro operador de referencia hasta estos momentos ha sido Telefónica de España o, en su nueva denominación, Movistar. Telefónica nos ha condenado en los últimos años ha una única conexión con la península a través de un solo cable, el Pencan 8.
Puesta de la primera piedra del NAPWACI en Granadilla. Febrero de 2010. Foto: Miguel Barreto
Ante esta situación el Cabildo de Tenerife ha iniciado una estrategia alternativa desde hace un lustro, al menos. Se han puesto en marcha varias apuestas orientadas a superar esta situación altamente perjudicial para la isla y, por extensión, para el conjunto del archipiélago. Son el conjunto de proyectos articulados alrededor de NAPWACI (Neutral Access Point of West Africa and The Canary Islands) y CANALINK. El primero, un proyecto orientado a facilitar la generación de un nodo eficiente de interconexión de líneas de telecomunicaciones en la isla de Tenerife y el segundo, un cable de enlace entre Tenerife y Lisboa en fibra óptica de alta capacidad superior a los 100 Megabits por segundo. Es la estrategia generada alrededor del llamado Proyecto ALiX que lidera el Cabildo de Tenerife en una posición similar a la de David contra los poderosos Goliats multinacionales.
Estas son envites que actualmente están completamente en marcha. En el caso del Canalink ya se cuenta con el tendido completamente realizado. El siguiente paso es lograr la participación y anclaje aquí de nuevas piezas y elementos de tecnológicos, para que puedan realizarse interconexiones telemáticas entre Europa, África y América. Con ello, realizaríamos y haríamos valer así renovadamente esa promesa de futuro que representa nuestra posición entre continentes.
El punto neutro de acceso NAPWACI consiste fundamentalmente en un espacio de almacenaje, escalable y en condiciones óptimas para albergar las herramientas y recursos necesarios que faciliten las conexiones en las proximidades del punto de conexión marítimo. El lugar elegido para esta concentración de infraestructuras es el sitio del Instituto Tecnológico de Energías Renovables en Granadilla al sur de la isla. Un ámbito que cuenta con una alta capacidad de enlace a la energía necesaria, tanto convencional como renovable, lo que permitirá el suministro necesario en las mejores condiciones de seguridad. En este momento, ya han comenzado las obras para la construcción de la primera fase, aquella que va a albergar los primeros servidores para la integración de la red.
El atractivo que esto va a suponer para las empresas antagonistas a Telefónica en las telecomunicaciones es muy importante y ya se está reflejando en el interés de operadores en competencia como British y France Telecom, Vodafone, Tata Comunications, Verizon, etc.
Red de cables de fibra óptica para la conexión del Oeste africano. Shuttleworth Foundation (Vers.08/2010)
La apuesta de Tenerife para lograr una red eficiente y de muy alta capacidad en las telecomunicaciones se complementa con el tendido de un doble anillo de fibra óptica que permita aprovechar internamente las nuevas accesibilidades con las que ya se va a contar en breve dentro de la propia isla. Probablemente a lo largo del próximo año 2011 existirán conexiones, tanto en la totalidad de la vertiente sur insular, como en el conjunto del área metropolitana.
El acceso de Canarias en situación privilegiada a redes de telecomunicaciones de muy potente capacidad dará la oportunidad de establecer aquí un ecosistema de servicios de alto valor añadido. La aparición de empresas especializadas y con posibilidades de acceso mundial permitirá generar un espacio económico renovado para la oferta de prestaciones de todo tipo. Sería necesario apostar por la generación de una formación altamente cualificada y la renovación de todo el tejido productivo obsoleto existente en el campo tecnológico y de servicios.
Este segmento de la actividad pública insular ha supuesto ya el compromiso de una inversión superior a los 110 millones de €uros, lo que con una buena gestión probablemente podrá redundar en el desarrollo de una multiplicada de formas nuevas de negocio. Dos condiciones harían que este esfuerzo ya en curso pudiera fructificar convenientemente de una manera que beneficie a la comunidad insular en su conjunto. Es necesario estimular la formación especializada de las personas y generar también la capacidad intelectual para aprovechar las oportunidades que ofrecerá un acceso a las telecomunicaciones.
En la coyuntura actual necesitamos nuevas promesas creíbles para orientar nuestros esfuerzos colectivos hacia un futuro mejor. Promesas que permitan superar restricciones puestas por aquellos que pretenden aprovechar las antiguas ventajas en beneficio propio y exclusivo, convirtiendo nuestro entorno en un espacio irrespirable y en el que la iniciativa individual y colectiva se haya fuertemente coartada.
Las empresas de telecomunicaciones al igual que la energía y la distribución del agua, las llamadas utilities por los anglosajones, constituyen un segmento estratégico de la economía. En lugares pequeños y aislados como las islas, al mismo tiempo que estos sectores están fuertemente intervenidos y restringidos a pocos operadores, es posible su transformación para lograr la participación colectiva en los beneficios que pueden surgir de su mejora.
Now I see. Una obra con la luz de Brigitte Kowanz. MUMOK, Viena. 2010—>
Representación de los usos futuros del suelo. SIG del Palm Beach County, Florida
En un futuro inmediato, uno de los instrumentos que debe incorporarse imperativamente a la tarea de la ordenación territorial y urbanística es el que traduzca las determinaciones previstas en la planificación territorial a una herramienta informática apropiada que pueda manejar bases de datos complejas. Ese papel lo representan ya los sistemas de información geográfica y, por ello, serán el camino para lograr una transformación radical de la administración pública del suelo mediante la implementación de departamentos de administración territorial plenamente informatizados.
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Los sistemas de información geográfica (SIGs) constituyen un mecanismo decisivo para el análisis de los territorios ya que permiten la asignación de infinitas familias de determinaciones, datos y características al suelo, lo que facilita una multiplicidad de aproximaciones a la comprensión del espacio que nos rodea. Esos mecanismos informáticos para el tratamiento de datos territoriales, basados en cartografías temáticas son el fundamento de la actual explosión de la información geográfica orientada a su utilización por redes telemáticas comunes como Internet.
Generalmente, no nos solemos fijar en esa multitud de instrumentos familiares que nos acompañan en nuestra vida diaria. A menudo, su existencia la damos por hecha, como algo habitual, sobrevenido y que forma parte de nuestro paisaje personal con inmensa naturalidad.
Una de esas herramientas conocidas es el lápiz, un utensilio que nos ayuda diariamente a expresarnos, tanto a través del dibujo como a partir de la escritura personal. ¿Cuantos billones de ideas habrán fluido por sus puntas de grafito como una extensión casi espontánea de nuestro pensamiento? ¿Cuantos millones de dibujos de cosas maravillosas habrán surgido mágicamente sobre el papel como consecuencia de su aplicación?
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A mediados del siglo XVII, Lothar von Faber iniciaría una dinastía de artesanos alemanes, fabricantes de lápices. Von Faber añadiría al lápiz otras innovaciones sencillas. Por ejemplo, la forma hexagonal de la pieza que facilitaría un mejor uso habitual. Al aplanar lateralmente la forma cilíndrica se lograba eliminar que los lápices rodasen por las mesas y acabasen perdiéndose con facilidad. Pero Faber, y luego la marca que lo seguiría, Faber-Castell, no solo aportó aquella mejora sino que estableció reglas para la normalización del tamaño, grosor y graduación a la que acostumbramos hoy en día.
Urbanización residencial en Bonita Springs, Florida. Imagen: Boston.com
La difusión reciente y generalizada de maquinas para el manejo de todo tipo de datos ha introducido la posibilidad de estructurar ordenadamente cualquier sistema que implique el uso masivo de información. Por ello, también el diseño de los mecanismos para la gestión y acceso automatizado a información espacial se ha convertido en el próximo desafío para el urbanismo y, en general, para la ordenación del suelo en la esfera de las administraciones públicas.
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Parcelario catastral del barrio del Ensanche en la ciudad de Barcelona. Fuente: BCN Pic En lo que se refiere a los instrumentos relacionados con la disciplina urbanística que se han incorporado a la ordenación del suelo desde mediados del siglo XIX, sus herramientas tampoco han evolucionado de acuerdo a las capacidades disponibles ya, de carácter informático y digital. Hoy en día, se sigue proyectando masivamente la ordenación del territorio y de la urbanización usando ideas, conceptos, e instrumentos provenientes de las maneras y metodologías heredadas del pasado.
Un instrumento técnico que colaboraría eficientemente en el objetivo social anterior es el que proporcionan las herramientas denominadas sistemas de información geográfica basadas en programas informáticos ya ampliamente disponibles. Un sistema de este tipo es un conjunto de recursos digitales que permiten una explotación adecuada de datos asignados espacialmente. Con ellos, se pueden hacer análisis complejos sobre las condiciones geográficas y la distribución espacial de distintas cuestiones asimilables territorialmente. Por ejemplo la distribución de la población, el carácter y riqueza ambiental de los suelos boscosos, etc. En los últimos años esta posibilidad sencilla de asignación espacial de datos concretos ha dado lugar a una explosión exponencial del uso y explotación de la información espacial disponible. Solo hay que recordar lo que suponen herramientas como Google Earth o Maps para entender el alcance del cambio producido. Cuando los padres han construido todo, a los hijos solo les queda derrumbarlo.
Karl Kraus en Die Fackel
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En 1959, la revista Casabella publicaba un número monográfico sobre el arquitecto austriaco Adolf Loos. En ese número se presentaba su obra de arquitectura a partir de un extenso artículo de investigación de Aldo Rossi, en aquella época redactor en aquella publicación italiana.
Decía Rossi allí que la arquitectura siempre ha sido expresión, incluso a través de sus contradicciones, de la clase dirigente de su tiempo, puesto que debido a sus determinantes económico políticos no es imaginable hacer arquitectura de oposición.”
Lo curioso del caso es que la actitud intelectual de Loos fue casi siempre de oposición arquitectónica-a través de sus continuos comentarios críticos- a las variadas escuelas y grupos predominantes establecidos en su entorno. Primero contra el conservadurismo estético de la Viena de finales del siglo XIX y su apoyo incondicional al historicismo que ha quedado ejemplificado en la numerosa colección de edificios del Ring y luego, contra la primera generación renovadora de la arquitectura austriaca, articulada alrededor del movimiento de la Wiener Secezion de Otto Wagner y sus acólitos.
La formalidad del edificio para la sede de la Secesión, de Joseph María Olbrich en la Karlplatz vienesa, condensaría la contradicción reflejada por Loos entre la búsqueda de una alternativa estética para la arquitectura neohistoricista en el énfasis decorativo y la necesidad de una nueva forma de expresión acorde con los tiempos que se avecinaban.
Según relata el escritor y crítico George Steiner en un extraordinario artículo de 1979 para la revista New Yorker, titulado Wien, Wien, nur du allein (Viena, Viena, solamente tú) debería haber un libro extraordinario que no se ha escrito todavía en el que se mostrara que la esencia de la cultura que se ha desarrollado contemporáneamente tuvo su origen en la pléyade de discrepantes que se acumuló en los círculos intelectuales de la ciudad de Viena a comienzos del siglo XX. Tanto la filosofía más reciente como la novelística, la música, la pintura, la sociología, la economía, etc., etc. serían deudoras del pensamiento de los numerosos personajes que se encontraron indefectiblemente en esa ciudad, esos años. Un trío de amigos -que anticiparía y catalizaría numerosas manifestaciones artísticas- destaca sobre esa hormada de pensadores: Karl Kraus, Arnold Schönberg y Adolf Loos.
La práctica satírica que Karl Kraus ejerció sobre sus coetáneos, sobre aquella sociedad próxima, ejemplificaría también el método de duda radical sobre todo lo que nos viene dado desde una fe ciega en la autoridad y la racionalidad establecida. Schönberg y sus discípulos, Alban Berg y Anton Webern explorarían en la parquedad de sus propuestas, los límites musicales de un tiempo que se acababa. Y, finalmente, Adolf Loos abriría la puerta a la concepción de una nueva arquitectura sin atributos, descarnada y liberada de aquella concepción vienesa de decorado que tanto odió.
Edificio para la sede de la Wiener Secezion. Joseph María Olbrich, arquitecto.
Loos, que nunca obtuvo titulación académica, siempre aspiró a un radicalismo superior que despojara al arte de aditamentos de carácter decorativo y pudiera así anticipar más serenamente la expresión adecuada para una época convulsa. Su lucha contra todo tipo de arquitectura enmascarada en el decorativismo fue un ejemplo del camino que debería luego transitar toda la vanguardia organizada alrededor del Movimiento Moderno. Le Corbusier, entre otros, lo consideraba un ejemplo inestimable y, de hecho, lo imitaría descaradamente en sus proyectos de villas en la primera época de su estancia parisina.Panelado interior de madera de caoba en la tienda de complementos para caballeros de Goldmann&Salatsch. Adolf Loos, interiorista, 1904.
En el pequeño excurso de 1898, Die kranken ohren Beethovens (Los oídos enfermos de Beethoven), Loos se quejaba de la extrema incomprensión de los contemporáneos hacia la obra innovadora del verdadero artista. Para él, lo nuevo necesita un tiempo para su asimilación, lo que generaría indefectiblemente el extrañamiento social del precursor de las formas nuevas, situado en un territorio desconocido más allá del gusto establecido. Un estigma que atenazará a aquellos que desde el mayor conocimiento y genio pretenden anticipar la expresión artística de vanguardia. Aunque escribió esas ideas en apoyo a la música atonal del joven Arnold Schönberg y contra el rechazo burgués de la Viena de su tiempo, probablemente lo haría también como un reflejo frente a la propia denegación social de su arquitectura.
En otro texto de 1898, Die potemkinsche stadt (La ciudad Potemkin), Loos manifestaba su total oposición, casi su desprecio, a la nueva arquitectura urbana de Viena. Los historicismos románticos, neogóticos, neoclásicos, etc. del Ring respondían a una demanda formal orientada a imitar unos estilos del pasado, envidiados por los recién llegados a la ostentación y el lujo que otorga la riqueza. Según su argumentación, esas nuevas construcciones evidenciarían la impostura de una clase advenediza que prefiere la falsedad y la mentira a la expresión auténtica de la técnica contemporánea. Para ello establecía un paralelismo con las construcciones ficticias que el Príncipe Grigori Potemkim preparó para Catalina la Grande en las planicies de Ucrania, unos inmensos decorados en los que presentar unos supuestos súbditos de unos pueblos y ciudades florecientes que eran simples tramoyas de cartón y telas. Consideraba que la falsificación escenográfica de aquella arquitectura vienesa que pretendía ser palaciega sería lo mismo que una estafa. Para Loos, frente al fetichismo del pasado, la obligación moral de la arquitectura estaría en la búsqueda incansable del estilo acorde a cada época, aquél, que en su inevitabilidad formal y tecnológica, pudiera transmitir la fuerza del espíritu social que corresponde a ese tiempo específico.
En su famoso texto Ornament und verbrechen (Ornamento y Delito), presentado a la reunión de la Werkbund de 1908, exponía entonces de una manera radical la necesidad de despojar al arte y a la arquitectura de las excrecencias decorativas y recuperar la esencia última de la construcción como fundamento para una estética honesta y realista. Hacía allí la comparación entre el aborigen tatuado y el dandi moderno como ejemplos de la relatividad ética y la necesidad de que el lenguaje y la expresión contemporánea se liberarán de aditamentos innecesarios. Para Loos, la evolución cultural equivaldría a la progresiva eliminación de la ornamentación de los objetos y espacios que nos rodean, tanto en el uso cotidiano como en la arquitectura.Un elemento de interés en la relación amistosa entre Kraus y Loos está en la contraposición de sus paralelos esfuerzos con el dominio de la palabra, el lenguaje como expresión de lo efímero imperfecto frente a la realidad del arte que se niega. Así mientras Karl Kraus construye pacientemente su crítica irónica de la sociedad vienesa en la revista Die Fackel (La Antorcha) a lo largo de 900 números y 37 años de esfuerzos continuados, la publicación de Loos, Das Andere (Lo Otro), solo tendrá dos ediciones en 1903 y se consumió en su intrascendencia como medio de comunicación de sus ideas.
El resultado de aquellas deliberaciones, concretadas en algunas de sus obras residenciales y comerciales, alcanzaría un alto grado de refinamiento anticipatorio que le supondría la incomprensión de la mayoría de sus paisanos. El hoy ya famoso y valorado edificio para la sastrería Goldman y Salatsch, en la Michaelerplatz vienesa, terminado en 1911, recibiría a lo largo de las primeras décadas del siglo XX el mote de la casa sin cejas por su ausencia de elementos decorativos en sus escuetas fachadas. Según la leyenda popular, el propio emperador Francisco José rechazaría esta obra y desde su finalización evitaría, para no verlo, salir a la ciudad por la puerta que da a esa plaza, desde su residencia habitual en el Hofburg.
Sin embargo, la actitud de Loos en la Michaelerhaus no era de rechazo visceral a la forma de construcción de la ciudad histórica. Simplemente, hacia una reflexión más profunda sobre las componentes relevantes de la arquitectura vienesa heredada para pasar a extraer sus elementos más esenciales. La forma de la composición vertical, la disposición de huecos y basamentos, el empleo de vitrinas y mostradores acristalados junto a las aceras no serían sino comentarios a la tradición. Por ello, sería una autoexplicación sobre como se podrían hacer las cosas renovadamente sin renunciar a lo allí depositado anteriormente. Es decir, el esfuerzo por establecer un diálogo enriquecedor que no supusiera la perpetuación de la imitación y la falsedad.
Según Loos, la arquitectura debe considerarse como una actividad lastrada por la contingencia. El edificio debe responder en una primera instancia a una utilidad básica y, por tanto, para el pensador vienés es, quizás, un hecho intelectual que está más ligado a la artesanía que al arte propiamente dicho. Para nuestro protagonista, la arquitectura está delimitada por las cadenas de lo práctico y por el sometimiento a un encargo específico. La diferencia entre arte y arquitectura radicaría en la posible libertad de sus actores; mientras el artista puede expresar sus obsesiones de una manera irrestricta, el arquitecto debe someterse a unas condiciones de contorno muy precisas que coartan su expresión. Condiciones que se refieren tanto a la geografía y a la funcionalidad como a la técnica y a la economía materiales. Unos acotados márgenes que conceden al arquitecto un papel más artesanal que artístico.
Según el filósofo Máximo Cacciari en su reflexión sobre Loos, la obra de arte comienza en el terreno de la libertad personal y del conocimiento exhaustivo del lenguaje heredado. Desde ahí debe responder al reto de explorar el más allá, poniendo en crisis el conocimiento acumulado y situarse por ello, en una posición extraterritorial, aquella que se refiere al espacio del descubrimiento que se apoya en la comprensión más profunda de las palabras y frases originarias de su especialidad. El momento del arte es un instante arriesgado, de máxima ruptura y que, por su excepcionalidad no es fácilmente reproductible.
Edificio para Goldman&Salatsch en la Michaelerplatz de Viena. Adolf Loos, 1904
Sin embargo y por ello para Loos, la arquitectura únicamente puede alcanzar el estadio artístico en solo dos situaciones, las que se refieren al monumento y al sepulcro.
Es por eso que, en su sepulcro, Loos renuncia a cualquier adorno, propugna el máximo despojamiento lingüístico como forma de apertura a un nuevo universo del espacio artístico, aquel posible porque es único. La excepcionalidad de este hecho espacial, que se expresa en su caso en un cubo de granito de un metro por un metro por un metro, es el lugar en el que espera en el límite alcanzar el futuro, con la renuncia total a la expresión y la escucha de aquello que está fuera de nuestro alcance.
Parecería por ello que la respuesta estética contemporánea a la imposibilidad artística de la arquitectura debería estar en la abdicación de todo deseo expresivo. Este podría ser el legado más destacado que este Antiwiener nos ha dejado apuntado desde hace ya más de un siglo.
La tumba de Adolf Loos en el cementerio central de Viena—>
Por Richard Sennet Hace varios años un amigo me recomendó leer un libro de Richard Sennet titulado La cultura del nuevo capitalismo y desde entonces me he convertido en un asiduo de este sociólogo británico. Una de las últimas ediciones de su vasta obra que ha aparecido en castellano es este El artesano (publicado por primera vez en 2008) y que trata sobre la general voluntad de las personas para hacer bien las cosas que se les encomiendan. Constituye el inicio de una trilogía que promete ser apasionante, que continuará con un segundo volumen que tratará de desvelar los rituales que pautan la agresión y terminará con un estudio sobre la forma de lograr y habitar entornos humanos más sostenibles.
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Si hay algo que caracteriza a Richard Sennet es que presenta las cuestiones más densas y complejas de una manera muy amena. Utiliza la narración de anécdotas y experiencias concretas para explicar los asuntos más abstrusos. Su último trabajo publicado se titula precisamente, How I write, Sociology as literature (Como escribo, sociología como literatura), lo que indicaría su segunda vocación, la de enseñar escribiendo bien. Esa habilidad especial del autor hace que El artesano sea un texto que se lea con sumo placer. Tiene que ver en ello su adscripción confesa a la corriente filosófica del pragmatismo que aspira a dar sentido amplío a las experiencias específicas de cada ser humano y que ha contado con precedentes tan cualificados como William James o Richard Rorty.
El sociólogo Sennet hace un extraordinario trabajo en El artesano, narrando y describiendo la gran perdida colectiva que ha supuesto el menosprecio de numerosas especialidades artesanas en las sociedades contemporáneas. El mito de la procedimentación del trabajo como forma de industrializar las tareas y el consecuente sometimiento del desarrollo paulatino de la experiencia personal concreta, llevan ya bastante tiempo produciendo unos estragos terribles. Algo que ya denunciaron hace más de un siglo, gentes como John Ruskin o Charles Rennie Mackintosh, impulsor de la recuperación artesana ligada al movimiento anglosajón del Arts and Crafts.
Taller de encuadernación. Grabado de la Enciclopedia de Diderot y D’Alambert
En el libro se señala una cifra recurrente derivada de numerosas investigaciones, que indica que el proceso de adquisición de las habilidades mínimas necesarias para llevar adelante una tarea artesanal de una manera eficiente, requiere aproximadamente unas 10.000 horas de entrenamiento de la persona. Ese tiempo común es esencial para lograr un conocimiento artesanal adecuado sobre cualquier materia. Sennet ejemplifica también al respecto la forma cómo se instituyó el manejo del escalpelo, un proceso de codificación de la experiencia que duró más de 100 años desde que en el siglo XV se pudo empezar a producir cuchillos de hierro con una mayor calidad de templado. En 1543, Andrés Vesalio publicó De humani corporis fabrica, un texto ilustrado esencial para el progreso de la actividad medica y que fue solo posible debido a las disecciones del cuerpo humano realizadas por su autor con escalpelos que permitían una precisión adecuada.
Vesalio produjo su descripción a partir del desarrollo de una práctica artesanal de calidad en el arte de la disección de cadáveres. Una habilidad que requiere de una gran precisión para no estropear las muestras y que permitió realizar esa maravilla descriptiva de la anatomía que todavía constituye una fuente de referencia básica en la disciplina anatómica.
El sistema sanguineo. De humanis corpore fabrica. Andrés Vesalio. 1543
El desarrollo del conocimiento artesanal es un proceso lento que en el medioevo requería de una organización gremial muy precisa y jerarquizada. Es debido a este proceso que los aprendices lograban adecuar su práctica a la realización correcta de las distintas tareas que eran necesarias en la práctica de una especialidad concreta. Sennet lo define como la transformación del conocimiento explicito en conocimiento tácito. Dice al respecto que la asimilación constituye un proceso esencial para todas las habilidades. Al aprender una habilidad, desarrollamos un complicado repertorio de procedimientos que acaban convertidos en unas rutinas sobre las que no pensamos directamente. En la fase superior de la habilidad, hay una constante interrelación entre ese conocimiento tácito y el reflexivo, el primero de los cuales sirve como ancla, mientras que el otro cumple una función critica y correctiva. La calidad artesanal es el resultado de esta fase superior.
El problema que suscita esta característica de la acumulación de la calidad es que es muy difícil de transmitir de forma explicita, escrita o de acuerdo al lenguaje. Algo que ya ocurría frecuentemente en los talleres artesanales del pasado. Pone como ejemplo la maestría como orfebre de Benvenuto Cellini, cuyo famoso salero de metales preciosos constituye una cumbre en el manejo de la forja y que ha sido imposible reproducir posteriormente. Como el mismo dijo, su arte moriría con él. Algo similar ha ocurrido con los violines fabricados por Guarnieri o Stradivarius: nadie ha sido capaz de realizar piezas de sonido tan perfecto y delicado después de la muerte de aquellos maestros artesanos de la región italiana de Cremona. Sus violines siguen siendo autenticas joyas irreproductibles que, debido a su especial timbre, son de un valor incalculable.
El problema de la calidad artesana se deriva de la dificultad para transmitir el conocimiento tácito mediante el lenguaje y, en consecuencia, las descripciones detalladas escritas son insuficientes. Sennet, para avalar esta tesis, recurre al contraste entre el médico experto y el novato y sus distintas formas de aplicación de las reglas conocidas. El experto, como es lógico, es más preciso en el diagnóstico al integrar una visión amplia del paciente y analizar el caso en relación a las perspectivas de evolución derivadas de experiencias anteriores; al mismo tiempo y ante el mismo caso, el estudiante tenderá a ser más formalista en el seguimiento de los manuales y procedimientos aplicables según criterios más rígidos.
La minusvaloración del conocimiento tácito adquirido en beneficio del establecimiento de procedimientos tasados descritos mediante la formulación de reglas escritas ha erosionado y empobrecido claramente la producción concreta de los bienes en aras de una supuesta mayor eficacia. Un inconveniente de este hecho es que no contempla el progreso personal a partir de la experiencia concreta y el adiestramiento dirigido. Es un problema clásico que afrontan desde hace muchos años las grandes empresas consultoras sin haber logrado una praxis adecuada todavía. De ello, se derivan las ventajas del grupo artesanal para lograr el grado de experto necesario. Es en el contacto cotidiano entre el maestro, los oficiales y aprendices como en el pasado se podía lograr una transmisión adecuada de ese tipo de conocimiento tácito.
Muchas tácticas laborales específicas se transmiten entre maestros y aprendices con el ejemplo en acción y su descripición es difícilmente reproductible mediante una habilidad complementaria como es el lenguaje escrito. La traslación de estos problemas a las comunidades profesionales y la deriva actual hacia una imposición burocratizada y reglada del trabajo lleva mucho tiempo ocasionado un empeoramiento de las condiciones en que las distintas profesiones realizan sus responsabilidades.
Escalpelo. Foto: Aesop, Flickr
Y es que la voluntad de progreso personal es esencial en el desarrollo artesanal de los individuos. En el proceso de enriquecimiento en las habilidades de los individuos es esencial la motivación en el adiestramiento que incentiva el progreso. Como dice Sennet, volver una y otra vez a una acción permite la autocrítica. Y es que además, la repetición genera una satisfacción no explícita, que lleva a que a medida que las habilidades mejoran sea posible realizar más repeticiones sin aburrimiento.
Allí donde esta necesidad, y la libertad que lleva aparejada, están coartadas por la eficiencia o la rapidez, se produce un cortocircuito que lleva a la ineficacia conjunta de las personas implicadas. Es por ello que sociedades extremadamente limitadas por reglas y normas jurídicas no progresan adecuadamente. En un extremo, las experiencias comunistas de brigadas profesionales han significado la desmoralización de los trabajadores y la ausencia de motivación de sus partícipes y con ello, la paulatina degradación de las tareas que tuvieran encomendadas.
Algo similar ocurre respecto a las herramientas de diseño asistido por ordenador. Un sistema que los arquitectos han abrazado con fervor y que parece que facilita la labor profesional. Según Sennet, es todo lo contrario ya que impide un conocimiento preciso de los objetos que se diseñan; ausencia derivada de la facilidad para sobrepasar la necesidad de volver una y otra vez sobre una misma tarea para poder aprehender su esencia profunda. Como se dice en el libro, el conocimiento de un terreno se adquiere trazándolo una y otra vez y no dejando que el ordenador lo regenere para ti.
Sennet tiene también una especial predilección por los problemas relacionados con el espacio, la ciudad y la arquitectura, derivada de su contacto con especialistas americanos y europeos como Joseph Rikwert y Saskia Sassen. Una disquisición muy interesante que se integra en el texto, relacionada con la diferencia entre experiencia intelectual y artesanal, es la que se refiere a la contraposición de dos obras concretas de arquitectura desarrolladas por dos vieneses universales, el filósofo Ludwig Wittgenstein y el arquitecto Adolf Loos.
La casa Moller de Loos ejemplificaría para Sennet el esfuerzo del arquitecto de integrar la imperfección implícita en la experiencia artesanal. En toda obra de arquitectura surgen constantemente imponderables que transforman – a veces radicalmente- la idea inicial de proyecto. Y, sin embargo, la integración inteligente de estas supuestas deficiencias puede transformar una obra de arquitectura en una experiencia artística que transmite la sabiduría de múltiples operadores.
Casa Moller, Adolf Loos. Foto: Klaas5, Flickr
En otra dirección, la casa que Wittgenstein hizo para su hermana en la Kudmanngasse vienesa representa la voluntad del filósofo para localizar y extraer las reglas esenciales de la arquitectura. En su arrogancia, pretendía entender la naturaleza del pensamiento arquitectónico, construyendo un edificio ejemplar y al primer intento. Algo en lo que de alguna manera siguió las pautas de Loos intentando establecer estructuras y condiciones espaciales universales.
Los proyectos de Adolf Loos eran documentos abiertos que planteaban una estructura integradora reconociendo la imperfección y por ello, los edificios resultantes pueden transmitir una emoción intensa mientras que la frialdad perfecta de la única obra arquitectónica de Witgenstein nació como algo muerto, tal y como reconoció el propio filósofo que, al acabar la casa familiar después de múltiples avatares, señaló que su lucha por lograr una perfección ideal produjo un objeto sin vida. Los efectos que él veía en su casa reflejan, en la época autocrítica, el efecto destructivo del perfeccionismo en filosofía y, más en general, en la vida mental.
Finalmente Sennet señala otro problema frente a la necesidad de la recuperación artesana como vía para un mejor desarrollo de las personas y el logro de trabajos adecuados. Un enemigo último de la artesanía sería el que representa la falacia de la calidad total y su control exhaustivo a base de procedimientos. Un sistema que busca teóricamente la excelencia pero, que en el fondo, esconde una incapacidad manifiesta para lograrlo consecuentemente.
El libro concluye con la reflexión sobre la entrelazada dualidad en el desarrollo artesanal que representan mitológicamente Hefesto y Pandora. Mientras Hefesto es un personaje que representa el valor social del artesano a pesar de su deformidad, Pandora es la belleza como atributo maligno. La fusión ambivalente de estas dos figuras estaría en la base de la cultura material de nuestra civilización. Mientras el artesanado nos puede dotar de bienes cotidianos y estéticos, solo el deseo artístico y la búsqueda de la gloria nos otorgan un mayor placer.
La excelsa belleza irrepetible abriría con ello la puerta a otras fuerzas destructoras e incontenibles. Es difícil contenerse para no destapar la caja de Pandora.—>
Roque de los Muchachos, la Palma. Foto: José Madrid, Flickr
Nuevas miradas sobre La Palma Esta semana participo en un debate sobre la geografía y la economía de la isla de La Palma, titulado Miradas hacia el futuro. Un encuentro que organiza la fundación Fydes de CajaCanarias y ha sido coordinado por los profesores Carlos Fernández y Francisco Rodríguez de la Facultad de Economía de la Universidad de La Laguna.
En ese evento se van a exponer algunas ideas sobre cuales son perspectivas posibles para un futuro económico y territorial de un espacio insular tan característico, frágil y limitado como el de La Palma, en el contexto global. Como algunas veces he señalado, las islas y, sobre todo, las pequeñas islas, son un lugar privilegiado para actuar como laboratorio territorial que analice las cambiantes circunstancias que modelan nuestros lugares y hacia las que se encamina el conjunto del planeta.
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En cierta medida, las islas, debido a su carácter de espacio limitado y finito, anticipan las tendencias que se van imponiendo mundialmente en el manejo de los territorios, en un contexto económico cada día más interconectado. Por ello, creo, son un lugar privilegiado para hacer prospectiva. Es decir, instrumentos para analizar esas tendencias, su repercusión territorial y, en consecuencia, diagnosticar la situación y evaluar cuales son las posibles alternativas e ideas para poder afrontarlas con unas mínimas condiciones de éxito.
En mi caso, se me ha pedido que haga una pequeña aportación de ideas sobre el territorio y la arquitectura. Espero responder a lo que se me requiere no repitiendo argumentos ya conocidos y excesivamente trillados.
Para el que no la conozca, habría que explicar que La Palma es un lugar que cuenta con valores geográficos indudables. La mayor parte de ellos están relacionados con aspectos biológicos, paisajísticos y culturales. Cuenta con un parque nacional, el de la Caldera de Taburiente, que atesora innumerables especies endémicas, botánicas y zoológicas, en un espacio preservado de una manera correcta. Su condición como espacio que se ha sustraído a un desarrollo inmobiliario incontrolado, junto a otras innegables condiciones culturales y paisajísticas, le ha valido también su declaración como Reserva de la Biosfera, de acuerdo a los criterios de la Unesco.
No obstante, actualmente, La Palma es una sociedad que decrece demográficamente, estancada económicamente dependiendo de unas estructuras agrarias de exportación subvencionada, en proceso de extinción y sumamente depauperadas. En consecuencia, sus perspectivas de futuro no son muy halagüeñas a menos que se exploren alternativas que mejoren sus fortalezas y atenúen sus debilidades.
El Consejo Económico y Social de Canarias ha abordado valientemente la cuestión en su último informe anual sobre la economía regional, dedicando un capítulo entero a esta isla y que titula, La Palma, economía, sociedad y medio ambiente. Es un trabajo documentado y valioso que ha aparecido recientemente, un ingente esfuerzo intelectual que trata de abordar estas cuestiones para ofrecer algo de luz sobre los problemas de ese territorio insular concreto en la coyuntura actual.
Muchas de las cosas que se dicen en ese trabajo, creo que son sumamente enriquecedoras para alumbrar algunas alternativas posibles para estimular el desarrollo de la isla de La Palma en el futuro. Entre ellas, la propuesta de distintas innovaciones agrícolas ligadas a las tradiciones seculares del lugar parecería -a un profano como yo- un mecanismo viable para garantizar una mejora de las rentas menguantes de los palmeros. Se propone abordar inteligentemente una estrategia de la diferenciación y la calidad, ofreciendo productos agrarios reconocibles con alguna distinción peculiar y apoyándose en la naturalidad y la ausencia de fertilizantes como sinónimo de excelencia. Criterios que parecen correctos.
En mi percepción de lo allí expuesto, la recuperación de los mercados cercanos, insulares y regionales con productos frescos y perecederos, verduras, hortalizas y frutas, presentados como orgánicos y con marca propia, contribuiría a ese objetivo de mejora de las rentas agrarias insulares.
Un tercer elemento que sería esencial debería consistir en la construcción de circuitos avanzados de comercialización, para lo que es necesario el apoyo de la administración regional. Habría que acelerar la promoción de mercados y mercadillos municipales como un mecanismo que ofrezca una distribución alternativa frente a las grandes cadenas comerciales de capital exterior que no apoyan realmente la producción regional más allá de las declaraciones huecas.
Unidades de paisaje de la isla de la Palma. En azul, antrópicas; en verde, bióticas; y en ocre, abióticas. Analisis realizado por el equipo de la Reserva de la Biosfera de La Palma
Continuando con las ideas expuestas por el informe sobre la isla del Consejo Económico y Social de Canarias, parecería necesario incrementar el atractivo hacia el exterior para aumentar el volumen de visitas y de esa manera apoyar la sostenibilidad insular. En esta línea, La Palma constituye un tesoro escondido muy apreciado por un reducido número de conocedores que valoran enormemente el disfrute de sus condiciones paisajísticas y naturales. El senderismo es una actividad privilegiada en ese sentido. No obstante, el número anual de pernoctaciones es excesivamente bajo para apoyar adecuadamente una supervivencia económica de un territorio en el que habitan 80.000 personas.
El mundo es un espacio geográfico en el que se mueven cuatro tipos de flujos esenciales: capital, información, mercancías y personas. Estos flujos son los que evidentemente determinan la economía de los lugares. Como ha expresado Richard Florida en una brillante metáfora sobre las diferencias de producto interior bruto entre las regiones, el mundo ha dejado de ser plano para convertirse en un territorio de valles extensos y unas pocas cumbres altísimas.
Respecto a lo anterior, Canarias solo cuenta con alguna intensidad en lo que se refiere al movimiento de personas, ya que la actividad turística genera un movimiento de pasajeros considerable, superior a los 25 millones anuales. Existen algunos intentos por mantener una actividad ligada al trasvase de mercancías y a la exportación decreciente de productos del sector primario. Esta región tiene pocas posibilidades, aunque se intenta, en lo que se refiere a la información y podría decirse que es transparente para los flujos de capitales.
Dentro de este contexto ¿cuales son los atractivos que una isla concreta -como puede ser La Palma- tiene para incrementar el flujo de las personas?
La posición de una isla como La Palma en el sistema de las redes de transportes de pasajeros es doblemente periférica. De ello se deduce una debilidad manifiesta lo que debe inducir a que los esfuerzos para dar a conocer sus bondades y ventajas tienen que redoblarse a través de todos los canales en que ello sea posible.
Pero como contrapartida, algunos apuntan (como Gilmore y Pine) que el atractivo de los lugares se mejora ofreciendo experiencias únicas y no reproductibles por otros competidores. En esto, la isla tiene bastantes cosas que ofrecer y es cuestión de disponerlas en las condiciones de visibilidad más eficaces.
Patio de Tazacorte, La Palma. Foto: Carlos Schwartz, Archivo Histórico del COAC
Algunas ya son conocidas y se relacionan con el acceso a unos espacios paisajísticos singulares. Otras deberían conectarse con una adecuada combinación entre la gestión inteligente de ese territorio que aun contiene elementos naturales, la preservación de la cultura tradicional agroganadera heredada y una acogida razonable de los flujos de visitantes, aprovechando las infraestructuras y arquitecturas ya existentes.
Estos son activos inmateriales que serán fundamentales para el desarrollo de la posible industria de la recepción turística en este espacio insular: Es decir, las peculiaridades ambientales y paisajísticas; la forma en que se ha concretado el proceso de antropización, la específica construcción territorial realizada históricamente en la isla; y finalmente, el sabor de una cultura muy caracterizada y anclada en las tradiciones del sur de Europa que se expresa formalmente en la arquitectura popular heredada.
Pero es que podría haber otros muchos elementos que todavía no se han explorado consecuentemente en aras a aquel objetivo de generar atractivos para el ofrecimiento de experiencias basadas en la cultura local. Un trabajo reciente de un brillante investigador palmero, Arnoldo Santos, titulado Paseando entre jardines, ofrece una nueva perspectiva relacionada con la vegetación exógena acumulada a lo largo de la corta historia del archipiélago.
El carácter de La Palma como relicto biológico presenta singularidades relacionadas con la botánica y la zoología que son un activo fundamental cuyo aprovechamiento ya se ha organizado convenientemente. Un paso más allá es el que se relaciona con la introducción de flora exótica. Un hecho que se ha producido de una manera natural a lo largo de su historia y que permanece relativamente oculto.
Pero en esto comparte características con la isla de Madeira. Y allí parecería que lo están aprovechando con mayor inteligencia. El lema con el que se publicita esa isla atlántica, la isla de las flores, bien podría transponerse a La Palma. Un ejemplo de las estrategias desarrolladas en la isla portuguesa es la presencia de un jardín botánico en Funchal que es una infraestructura que ofrece una experiencia didáctica al visitante; una oferta que permite entender las cualidades específicas de la flora propia e introducida en aquella isla.
Jardín Botánico de Funchal. Foto: José Ferreira Jr, Flickr
De acuerdo a esta argumentación, otro elemento que podría incrementar el atractivo de la isla es la puesta en valor de la jardinería tradicional. Un circuito explicativo de las formas, especies y caracteres utilizados en los jardines domésticos que subsisten, podría ser un nuevo valor que se podría aportar.
Otra cuestión que ofrecería una nueva área a explorar es la que podría suponer la arquitectura de calidad como un elemento que aporte valor añadido a los atractivos presentes. Es preciso para ello, la identificación de la autenticidad en los elementos de valor patrimonial superadora de una visión, muy extendida en la isla, romántica y retrógrada de la arquitectura popular. Me refiero a la necesidad de estimular el talento en la producción arquitectónica, permitiendo la aparición de una expresión contemporánea que no sea meramente imitativa de las formas del pasado. Un complemento que se echa también en falta en La Palma es una mayor sofisticación en el interiorismo; algo que requiere de la aportación de especialistas preparados que den un toque de modernidad a las inserciones en los edificios más allá de actuaciones superficiales y meramente cosméticas.
Hay que recurrir nuevamente al ejemplo de alguna arquitectura reciente de Madeira y Azores para ejemplificar esta tesis. Unas experiencias insulares ligadas también netamente al lugar, pero que no renuncian al Zetgeist, la expresión estética que corresponde a la contemporaneidad.
Casa das Mudas. Espacio exterior de acceso. Paulo David, arquitecto. Calheta, Madeira 2005
Es relevante el caso del proyecto del centro cultural de la Casa das Mudas en Calheta, del colega macaronésico Paulo David, que hace una interpretación brillante del paisaje magmático de la isla para insertar un programa museístico con reminiscencias cultas plenamente actuales. Un edificio que fue nominado como edificio del año 2005 en el Premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea.
Por supuesto, que hay una multitud de posibilidades relacionadas con esta cuestión del desarrollo autocentrado pero creo que no es este un espacio adecuado para extenderse con la profundidad que ello requeriría
Now I see. Instalación de Brigitte Kowanz en su exposición del MUMOK—>
Joyería Schullin 2. Hans Hollein, 1982
He estado recientemente en Viena y me ha impresionado constatar que es una de esas ciudades que, como París y Londres, contiene un legado histórico altamente significativo y rico. La capital austriaca es una condensación espacial y cultural intensísima, que se sitúa en un corto período temporal, los años finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
<---Esa fue una época dorada de esplendor intelectual del Imperio Austrohúngaro y se prolongó a lo largo de una cincuentena de años escasos, entre 1865 y 1920. Coincide también con las convulsiones históricas finales una entidad política heredera del Sacro Imperio Romano Germánico, luego Austriaco, que tendría una duración conjunta de casi más de 1.000 años.
La cultura vienesa fin de siècle debió caracterizarse por una altísima sofisticación, resultado de la interacción de una multiplicidad grande de pueblos, países e identidades. Para percibir esto solo hay que hacer un breve repaso a las innumerables personalidades, que se reunían en sus celebrados cafés, y que tanto han contribuido a la creación del mundo contemporáneo, tal y como lo percibimos en los tiempos mas recientes. Desde filósofos como Ludwig Wittgenstein y científicos como Freud; pintores como Klimt, Kokotscha y Schiele; músicos como Mahler, Schönberg y Berg; hasta escritores como Karl Kraus, Robert Musil y el poeta Georg Trakl. Y por supuesto, arquitectos.
La intensa trayectoria cultural vienesa a lo largo del siglo XX puede representarse desde la arquitectura por algunas portadas comerciales que, como reclamos construidos, se han ideo superponiendo a edificios anteriores de corte romántico. Reflejan las inquietudes de una sociedad dinámica a la búsqueda de una autenticidad característica. Obras de gentes, como Otto Wagner y sus epígonos de la Secezion y la Wiener Werkstätte, que abrieron el camino a una renovación radical de la arquitectura. Y otras, de detractores de las imposturas estéticas de su tiempo, encabezados por Adolf Loos y la intelectualidad más brillante.
El proceso de transformación moderna de la ciudad de Viena está claramente relacionado con la construcción de la gran explanada defensiva, el vacío glacis de varias centenas de metros entre la AltStadt, la parte vieja de la ciudad, y los suburbios; lo que luego, una vez consolidado, se denominaría el Ring. Fue ésa una vasta operación de construcción urbana que dotó a la ciudad austriaca con su sello más característico. El proceso comienza a mediados del siglo XIX con la celebración de un concurso entre profesionales para redefinir ese espacio libre, transformándolo en un nexo central que conectara el centro antiguo y los barrios ya consolidados que formaban la corona periférica. El proyecto ganador de Ludwig von Föster planteaba la generación de un amplío bulevar anular que fuera conectando una sucesión de cinco tramas reticulares de manzanas rectangulares y punteadas por múltiples edificios representativos entre las que se situarían amplías zonas ajardinadas y monumentos. El anillo viario se remataba con el paseo existente a la orilla del río Danubio.
La arquitectura resultante combinaba edificios palaciegos de apartamentos residenciales, destinados a la pujante burguesía vienesa, y también numerosos equipamientos culturales y administrativos. La monumentalidad que se aprecia fue el resultado de la aplicación al lenguaje arquitectónico del conjunto de un historicismo de corte romántico en el que impera la recuperación de los recursos figurativos de la arquitectura clásica. Algo que le confiere a la ciudad una fuerte unidad estilística y sobre la que resplandecen algunas referencias construidas como el nuevo Ayuntamiento, el Parlamento austriaco, la Opera Estatal y numerosos museos e iglesias monumentales. En este proceso constructivo tuvo un papel destacado, Gottfried Semper, como reputado teórico de la escena académica alemana del momento.
La gran sofisticación cultural alcanzada en ese instante crepuscular queda representada por la fuerte reacción de la intelectualidad contra el arte romántico y la arquitectura historicista. Son unos años de intensas polémicas estéticas mantenidas entre los arquitectos, que se aglutinaron en torno al movimiento de la Wiener Secezion, liderada por Otto Wagner. Allí, al igual que en otras ciudades europeas se plantea una renovación estilística radical que se inspiraría en formas naturales y la aplicación de un decorativismo de nuevo cuño. Numerosos edificios ligados a la nueva estética fueron realizados en la ciudad en esos años por los colaboradores de aquél; gente como Hoffmann, Joseph María Olbrich, Max Fabiani o Josef Plecnik.
Pabellón de la estación de metro de Karlplatz. Otto Wagner. 1901
Incluso, Wagner en su última etapa se desprendería de sus residuos historicistas para plantear obras con el sello de la estética secesionista. Los edificios gemelos que Otto Wagner hizo en la Karlplatz para el ferrocarril metropolitano de la ciudad, junto a la Postsparkasse y el pabellón de la Secesión de Joseph Olbrich, representan la ruptura radical con el lenguaje de la arquitectura anterior. Para ello se recurren a nuevas concepciones espaciales y al uso renovado de los materiales más contemporáneos. Todo se reviste con una expresión floral que adjetiva la arquitectura, en consonancia con las sensibilidades estéticas de numerosos artistas coetáneos.
Farmacia Engel. Oskar Laske, 1902
Una portada en la que aquel esfuerzo decorativo está intrínsecamente presente es el diseño que Oskar Laske hizo para el edificio de la Engel Apotheke en Bognergasse. Laske, miembro del movimiento de la Secesión Vienesa y discípulo de Wagner, se limita a redefinir la estrecha fachada del edificio estableciendo una estructura de simetría con un doble hueco central que definen el espacio de la farmacia en las plantas baja y primera, El motivo ornamental principal se establece con la aplicación de dos mosaicos idénticos que representan a sendos ángeles que reciben pociones desde lo alto.
Una segunda oleada de brillantez de la arquitectura vienesa está representada por Adolf Loos, el máximo detractor de los historicismos y también posteriormente del estilo decorativo de los Secesionistas. Es un planteamiento que anticiparía el carácter de las vanguardias europeas que vendrían después. Para Loos, la autenticidad de la arquitectura tendría que surgir desde el despojamiento radical de la arquitectura de todos aquellos elementos no esenciales. Su batalla contra el ornamento le supondría un aislamiento respecto a su entorno profesional próximo y su repudio por la distinguida sociedad vienesa con la que mantuvo infinitas polémicas.
Sastrería Knize. Adolf Loos, 1913
La reivindicación de la cultura occidental, ejemplificada por la que percibió en los Estados Unidos de finales del siglo XIX, le hizo ser un gran defensor de la moda práctica frente a los relamidos atuendos del imperio. Se consideraba a sí mismo un exponente de la elegancia sofisticada. Como consecuencia, Loos tuvo muchos clientes en el ramo de la sastrería lo que le llevaría a poder ejecutar su edificio más reconocido para la empresa de confección Goldman&Salatsch, en la Michaelerplatz.
Otro ejemplo es la reforma de un local para la Sastrería Knize que se situaría en la calle más transitada de la ciudad, Graben. Su portada refleja contundentemente las ideas del arquitecto con una simplicidad funcional que luego se convertiría en estándar en muchos lugares: varias pequeñas vitrinas acristaladas a los lados de la puerta de acceso al local. El artefacto expositivo de los productos en venta se enmarcaría en dos piezas masivas en arco, de granito negro pulido, bajo un friso del mismo material que incluye el logotipo de la firma. Se configuraría así una máscara que reniega del edificio en que se integra de corte claramente historicista.
Kärnter Bar. Adolf Loos, 1909
Algo similar realizaría para otro minúsculo local, el Kärnter American Bar, un espacio de 4,5 x 6 mts. Su admiración particular por la cultura estadounidense se reflejaría aquí claramente. La fachada se caracteriza por la vidriera de colores iluminados que toma como motivo la bandera americana. El empleo de materiales exóticos tales como la madera de caoba, ónice y el mármol griego de Kyros, contribuye a la dignificación de este pequeño recinto.
Una vuelta a las prácticas ornamentales, al uso sofisticado y al refinamiento en el diseño la encontramos de nuevo con la arquitectura de Hans Hollein, que recupera en los años 70, aquel gusto por los materiales lujosos y sofisticados.
Coincide con una eclosión del lenguaje tecnológico, en el que están inmersos algunos otros arquitectos austriacos como Haus Rucker and Co, Coop Himmelblau o Gustav Peichl. Un grupo que algunos (como Charles Jencks) han etiquetado como Supersensualistas. Este rico movimiento daría pie a algunos episodios ricos de la práctica arquitectónica contemporánea. Por ejemplo, Hans Hollein se encuadraría en el grupo postmoderno liderado por Paolo Portoguesi que presentaría la famosa Strada Novisima en la Bienal de Venecia de 1980. Allí, su aportación a la denominada Presencia del pasado, haría un guiño a la reinterpretación de la herencia cultural austriaca, proponiendo un pórtico columnario que integraría el historicismo de los palacios del Ring con la columna rascacielos del concurso para el Chicago Tribune de Loos y la tosquedad de los materiales naturales en una columna topiaria vegetal.
La presencia del pasado. Portada para la Strada Novísima de la Bienal de Venecia. Hans Hollein, 1980
Hollein realizaría en Viena un selecto grupo de tiendas. Unos locales de refinado esteticismo y primorosa disposición en espacios muy reducidos. Las pequeñas obras comerciales que Hollein desarrolla en ese momento en el casco antiguo de Viena, suponen una síntesis inteligente de las aspiraciones decorativas de la Secesión y el regusto por los materiales selectos del purismo Loosiano.
En una de ellas, la tienda de velas Retti en Kohlmarkt, realizada de 1965, utilizaría una escueta plancha continua de aluminio bruñido que enmascararía la fachada de otro edificio decimonónico. Una estrategia simbólica radical que representa una suerte de caja metálica o joyero en el que se guardan las maravillas de un interior colorista, conformado por una simple geometría de dos cubos intersectados.
Tienda de velas Retti. Hans Hollein, 1965
Otra portada de gran impacto sensual es la que prepararía para la segunda sede de la joyería Schulin de 1982, en otra calle comercial importante del casco histórico de Viena, la Kohlmarkt. Aquí la estrategia de sofisticación de Hollein alcanzaría un mayor nivel de concreción y lujo artístico que lo distancia de sus predecesores. El empleo de un pórtico escultórico, formado por dos columnas de madera de roble que soportan una pieza maciza de bronce, definiría un elemento de atracción a un espacio interior abigarrado, lleno de juegos formales y referencias a motivos decorativos provenientes de la tradición vienesa.
Este grupo de portadas, que he tenido ocasión de apreciar, reflejarían la permanente dialéctica entre tradición y vanguardia. Una disputa en la que los modernos tratan de subyugar a aquellos que les han precedido, estableciendo mecanismos de enmascaramiento y distorsión, cuando no de rechazo radical de la cultura heredada.
Es un proceso de destrucción creativa en el que la evolución hace que, en algunos casos, se pierdan valiosas piezas culturales; transformadas salvajemente en un deseo de imponer la expresión más contemporánea. Es algo que puede ser positivo cuando los que actúan tienen un mayor nivel de desarrollo cultural y aportan un mayor nivel de sofisticación intelectual. Por el contrario, es absolutamente deleznable si los que intervienen lo hacen desde el desprecio a las riquezas aportadas anteriormente.
Es lo que tiene el progreso.—>
Solución de lamas para la corrección del soleamiento en el Hospital de Dolores. Federico García Barba y Cristina González Vázquez, arquitectos. La Laguna, Tenerife. 2005
Una nueva normativa que afecta a la forma de los edificios y, especialmente, a las condiciones de la construcción y las instalaciones técnicas asociadas ha empezado a exigirse oficialmente en España desde hace ya algún tiempo. Es el denominado Código Técnico de la Edificación que, junto a todos aquellos documentos que lo desarrollan, constituye una nueva referencia de obligado cumplimiento para todos los profesionales que trabajan en el campo de la arquitectura.
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Un importante esfuerzo administrativo que se expande año a año y cuyo objetivo programático ha sido, en principio, mejorar las condiciones en que se desenvuelve la práctica de la construcción en este país y que, sin embargo, es realmente un poderoso obstáculo para desarrollar una verdadera arquitectura de calidad al contener numerosísimos errores de concepto. El Código Técnico español es una colección de normas en las que se priman algunas ideas equivocadas sobre la sostenibilidad y también muchísimos planteamientos injustificados. En su conjunto, representa una concepción burocratizada de la profesión y traerá a largo plazo una progresiva perdida de la calidad de aquello que teóricamente se quiere mejorar.
En el campo de la arquitectura y la ingeniería relacionada con las instalaciones, el Código Técnico de la Edificación se ha convertido en una verdadera pesadilla. Un instrumento administrativo más que exige un esfuerzo excesivo para la justificación de condiciones obligatorias. Contiene errores de bulto en relación a los objetivos pretendidos de mejora de la calidad constructiva y el avance en la sostenibilidad de las tecnologías aplicadas a los edificios.
Vivimos en una época que avanza hacia una destrucción masiva de recursos esenciales, donde el exterminio originado por una civilización depredadora del entorno se pretende frenar o atajar con herramientas que no hacen sino complicar aun más la difícil situación que padecemos. Parece como si estuviéramos abocados inexorablemente a cumplir aquel segundo principio de la Termodinámica que decía que en cualquier sistema aislado la cantidad de entropía tiende a incrementarse en el tiempo. Considerando la entropía en términos más genéricos como la tendencia al caos y la inutilidad, está claro que, a veces nuestras acciones aceleran radicalmente este proceso.
Casi podríamos asociar lo anterior con la continua referencia social y mediática al cumplimiento del protocolo de Kyoto y la necesaria reducción de gases de efecto invernadero. Unos lemas propagandísticos vacíos que están continuamente en boca de políticos, académicos y profesionales y a los que se dedican ingentes recursos que se quedan meramente en el marketing de las declaraciones o que suelen producir efectos contrarios a lo que se pretende. Sería conveniente exigir una mayor prudencia en la disposición de instrumentos no contrastados científicamente de una manera suficiente y que se plantean para alcanzar aquellos nobles objetivos.
Efecto benéfico de la acción de la humedad proveniente de las nubes en el clima del Norte de la isla de Tenerife. Gráfico: Francisco Ferrer, Universidad de La Laguna
Otro de esos elementos de distorsión es el movimiento que se agrupa tras la bandera de la sostenibilidad en arquitectura como factor transformador y de progreso. Un esfuerzo colectivo que está derivando en aberraciones técnicas por estar liderado por quien no tiene los conocimientos adecuados. Este es un campo en el que multitud de esfuerzos con pretensiones de veracidad han surgido para acabar creando un confusionismo enorme al no estar suficientemente avalados científicamente. La presencia aquí de intereses económicos no explicitados claramente está teniendo también consecuencias funestas. Y como ejemplo de ello pueden presentarse los innumerables materiales y soluciones que nominalmente sostenibles no coinciden claramente con esos objetivos que pretenden defender, y que son apoyados vehementemente por los intereses de la industria de la construcción y las instalaciones técnicas.
La construcción residencial es un sector que consume muchísimos recursos y lleva inserta la aportación de una gran cantidad de energía. Tanto la producción de los materiales necesarios, como su transporte y disposición en los edificios supone un consumo energético muy elevado. Algo que también se produce con la renovación y reconstrucción que se hace a veces por razones meramente especulativas y que no tienen nada que ver con la durabilidad real de los edificios. Este es un apartado que representa una parte considerable del despilfarro incremental de recursos naturales en el que estamos inmersos.
Pero otra gran parte de este derroche, que se relaciona con el consumo de energía, viene directamente relacionado con el mal diseño y el empleo de todo tipo de ideas equivocadas en la proyectación de la propia arquitectura, tanto constructivas, estéticas como, simplemente, de baja calidad técnica en las soluciones de los edificios. Últimamente, se han vuelto a defender las llamadas estrategias pasivas en la fase de proyecto de obra, orientadas a la disminución del consumo energético y garantizando siempre condiciones de confort ambiental adecuado. Es lo que algunos denominan arquitectura bioclimática, en una adjetivación confusa al menos
En las estrategias pasivas de diseño arquitectónico tiene un papel fundamental el análisis y comprensión de tres elementos que configuran el confort climático de los lugares en relación a las personas: el soleamiento, la humedad relativa y la temperatura. Factores éstos, esenciales en la configuración del clima de los territorios y que presentan diferencias muy importantes entre las distintas regiones del mundo como en el transcurso de las estaciones.
Las formas constructivas que atienden a la corrección del soleamiento y a la protección frente a las otras inclemencias atmosféricas constituyen, por así decirlo, un repertorio de recursos formales que han diferenciado históricamente las respuestas arquitectónicas entre unos lugares y otros. Constituyen un abanico de recursos casi estéticos, cuyo empleo contemporáneo simplemente imitativo ha conducido a infinidad de aberraciones constructivas y a problemas de climatización forzada casi insolubles en algunos casos. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el empleo de fachadas acristaladas en muro cortina, sin protección solar en los climas tropicales.
Solución errónea y optima para el posicionamiento de los edificios respecto al sol en invierno y verano en la zona de Miami. Esquema realizado por Victor Olgvay para Arquitectura y Clima
Determinados autores han estudiado este problema proponiendo soluciones que tienen una influencia decisiva en la forma de las edificaciones y la arquitectura. Un precedente ha sido el esfuerzo del norteamericano Victor Olgyay, cuyo libro Arquitectura y Clima de 1963 es una referencia fundamental para comprender el alcance de estas cuestiones que afectan profundamente a la arquitectura. En ese texto, Olgvay proponía el establecimiento de una zona de confort térmico teórico interior que valorará combinadamente una serie de elementos atmosféricos que influyen en la definición de un marco adecuado para los edificios. Entre ellos, la latitud del lugar y la forma en que se produce el soleamiento directo relacionado, la temperatura media diaria durante los distintos meses y estaciones del año, junto a la humedad relativa y la acción de los vientos predominantes. Todos estos factores definirían, según el autor, un perímetro de confort deseable situado entre los 21 y 25º Celsius y con una humedad entre 10 y 80 %, ajustable y mejorable con la ventilación y la acción de los vientos.
En los esquemas de Arquitectura y Clima se aportaban también ideas para combatir los problemas derivados del exceso de penetración solar con simples soluciones constructivas que aumentarían las áreas de sombra en las fachadas y cubiertas de la edificación. También planteaba la posibilidad de utilizar la acción benéfica del arbolado y la vegetación, así como el estudio de la posición conveniente de los edificios en relación con la topografía existente en los lugares. Aportaba unos criterios simples y prácticos para mejorar la calidad del ambiente interior. Finalmente, la revisión de soluciones para la disposición inteligente de huecos y aislamientos permitiría contrarrestar también los efectos de las bajas temperaturas en climas continentales y extremos. Unas indicaciones que inmediatamente algunos podrían relacionar con la sabiduría y las estrategias que tradicionalmente han utilizado los constructores anónimos de la arquitectura popular.
La ejemplificación de la zona de confort ambiental en la arquitectura. Victor Olgvay, 1963
Más recientemente las propuestas de Olgyay se han concretado de una manera que profundiza en sus planteamientos científicos, mediante los denominados climogramas de bienestar. Uno de estos diagramas que ha tenido indudable fortuna es el que se ha denominado como climograma de Givoni (bautizado así en honor a su creador el arquitecto israelí Baruch Givoni). Con esta herramienta se analiza la calidad del confort climático atendiendo a los mismos condicionantes que Olgyay, pero estableciendo unos ámbitos de mejora posible de la calidad ambiental. En el climograma de Givoni, realizado para cada localidad concreta, se puede determinar cuales son las épocas del año en que es posible optimizar la calidad ambiental interior recurriendo solamente a elementos pasivos como el sombreado y la ventilación cruzada. Todo ello, de acuerdo a cartas específicas donde concreta el despliegue de la representación mensual de temperaturas y humedades conocidas en relación a la zona de confort estimada.
Climograma de Givoni aplicado a la situación climatica específica de Alcalá de Henares. Fuente: Esther Higueras
Esta es una de las técnicas más elaboradas para la determinación de soluciones térmicas apropiadas para los edificios, que se apoya en la determinación de las condiciones climáticas particulares de un entorno geográfico. La construcción del diagrama de Givoni parte del dibujo de la interrelación con la zona de confort establecida de humedades y temperaturas medias a lo largo de los distintos meses del año y, a partir de ahí, la definición de los ámbitos en que son necesarias mejoras que se conseguirán con distintas técnicas, desde la ventilación natural hasta el uso de maquinaria específica, finalmente y en último lugar.
Por el contrario, las administraciones públicas españolas no han tenido en cuenta para nada estos criterios y experiencias en la exigencia de medidas para el control térmico y el confort interior de la edificación. La experiencia de Olgyay y Givoni ha sido ignorada a pesar de que es una técnica avalada y contrastada internacionalmente. Un recurso técnico que ha sido adoptado como patrón de referencia incluso por la American Society of Heating, Refrigerating and Air Conditioning Engineers (Asociación Americana de Ingenieros de Climatización).
La investigación sobre la forma en relación a las mejores condiciones de aprovechamiento térmico del soleamiento en una localización concreta. Sede del Ayuntamiento de Londres. Foster Ass.
En 2006, el Ministerio de Vivienda español presenta el Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE), en desarrollo del Código Técnico de la Edificación, por el que se trataba de hacer más sostenible la edificación en este país y así tratar de cumplir los compromisos contraídos en relación al Protocolo de Kyoto. Un objetivo loable para racionalizar el uso de la energía y su consumo relacionado con la construcción.Posteriormente, ha adquirido vigencia también el denominado Procedimiento de Certificación Energética de los Edificios y el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, ambos promulgados por el Ministerio de Industria. De su lectura parecería que este último organismo quisiera potenciar unas soluciones técnicas de climatización que tienen que emplear maquinaria en cualquier caso, incrementando innecesariamente el consumo energético.
El problema es que todos estos documentos de exigencia legal obligatoria parten de un error de concepto, que es la consideración exclusiva de la temperatura como elemento de medida de la calidad ambiental del interior de los edificios. Probablemente, sus redactores transcribieron acríticamente esquemas y criterios provenientes de la experiencia en las zonas septentrionales del continente europeo, donde el factor frío es muy importante. Sin embargo, en el sur mediterráneo y atlántico, el problema del soleamiento es la cuestión esencial.
En este caso, una maraña legal y de dudosa validez científica está contribuyendo a establecer mayor complejidad en la redacción de los proyectos de arquitectura. Con ello se está obligando a incluir cálculos innecesarios y equivocados como parte obligatoria de la documentación exigible. Con toda probabilidad, el Código Técnico y sus Documentos Básicos van a producir, en muchos casos, el efecto opuesto a sus objetivos programáticos: una generación de edificios de peor calidad técnica y estética.—>
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