Las visiones circulares del mundo. A la izquierda, Mapa del Mundo en la Etimología de San Isidoro A la derecha,Atlas Koreano de 1700. Berlin Staatsbibliothek
Siempre oímos hablar de mapas y planos y no somos muy conscientes de cual puede ser la diferencia entre unos y otros. Sin embargo, la distinción cualitativa es de una simpleza aplastante. La diferencia entre un plano y un mapa se produce cuando la superficie territorial que se representa en el espacio bidimensional tiene entidad suficientemente limitada como para que se pueda prescindir de la curvatura de la tierra y el dibujo se pueda encuadrar en un sistema ortogonal sencillo.
Esta explicación concisa y de una gran eficacia se la debo a un texto muy simple y didáctico titulado Aplicaciones Informáticas al proyecto urbano, de los profesores Rafael Temes y Alfonso Moya del Departamento de Urbanismo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valencia, que ofrece un relato apasionado sobre esos documentos que tanto nos ocupan a los arquitectos.
Según Temes y Moya, un elemento esencial de la construcción cartográfica es la escala, ese sistema que relaciona de alguna manera el tamaño del cuerpo con el territorio. De acuerdo a ello, mientras un mapa intenta formalizar la curvatura de la tierra a una gran escala, el plano acomoda la representación a un sistema de dibujo plenamente ortogonal y de dimensión más acotada. El punto de inflexión estaría situado en un rango entre las escalas 1:50.000 y 1:25.000, en los que esa consideración de la esfericidad del planeta cambia su relevancia a los efectos de la forma representada. De acuerdo a esta distinción, ambos se podrían adscribir respectivamente a los dominios de la geografía y del urbanismo.
Desde el Paleolítico a la era de Internet, las distintas culturas siempre han necesitado construirse una representación del mundo que les rodea, con el objetivo de entender el lugar en que se habita; aquel espacio que les da cobijo y sustento. Representar espacialmente los elementos que integran nuestro entorno cotidiano y lejano es una tarea esencialmente de geógrafos -pero también de urbanistas y arquitectos- que intentan explicar lo relevante para nuestro desempeño en el mundo, mediante diferentes técnicas de dibujo que relacionan la escala humana con el tamaño del universo haciendo así de alguna manera un relato específico de los lugares que se recorren. Mientras los pintores se han fijado generalmente en una forma descriptiva de la representación, los geógrafos y cartógrafos han intentado abstraer esa realidad introduciendo convenciones que sistematizan y clasifican las diferencias, haciendo una disección y segmentación de los distintos elementos que constituyen ese espacio mental que puede ser el territorio.
La cartografía constituye una herramienta de primera magnitud para nuestra comprensión del mundo. Es una representación dibujada que interpreta ese espacio que nos rodea y constituye un fedatario de la realidad territorial en un momento determinado de la historia. Como bien expresan Temes y Moya en su manual:
La historia de la cartografía puede leerse como un proceso continuo encaminado a lograr una más precisa y fiel representación de la realidad, y con ello una interpretación más universal.
La representación del mundo ha evolucionado enormemente desde aquellas primeras aproximaciones conocidas, desde Claudio Ptolomeo ,que describió el mundo en su Geographia siguiendo a los eruditos helénicos de la antigüedad; y luego convertida en descripciones dibujadas por las escuelas cartográficas del Renacimiento en los llamados Mapa Mundi, la primera imagen conjunta seria del mundo conocido en la cultura del occidente europeo.
La forma esférica de la tierra era algo sabido ya en el pasado remoto de los griegos. Los eruditos, matemáticos, astrónomos y geógrafos que se agruparon en torno a la biblioteca de Alejandría tenían ya una noción aproximada de la misma. Tanto Eratóstenes como su discípulo Hiparco de Nicea aportaron mediciones y técnicas importantes para entender que vivíamos sobre una gran bola. A este último se le atribuye la invención de las líneas de meridianos y paralelos como recurso para establecer una definición geométrica del espacio cartográfico.
Interpretación en proyección cónica del mundo conocido a partir de la Geographia de Ptolomeo
Sin embargo, en Europa con la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, que destruirían todo a su paso, se experimentó un retroceso extraordinario en el conocimiento compartido; una vicisitud que duró más de mil años. Las sociedades de aquellos tiempos oscuros prácticamente olvidaron las ideas y experiencias generadas en la antigüedad de Occidente y tuvieron que construirse una nueva representación del mundo que cifraban en un espacio plano alrededor del mar Mediterráneo e integrado por tres superficies terrestres: Europa, África y Asia. La representación circular del mundo conocida como la T dentro de la O definía esta visión simplificada del mundo cuyo centro estaba en la tierra santa de Palestina y su anillo exterior lo conformaba la llamada Mar Océano, un territorio desconocido y proceloso al que solo se aventuraban los más intrépidos.
Curiosamente esta descripción circular del mundo fue también utilizada por los chinos hasta fechas muy recientes. Es algo relacionado lógicamente con la extrema introspección del Reino del Centro, que duró más de tres mil años y a cuyos habitantes no les interesaba mucho lo que ocurría más allá de sus confines.
Portulano del mallorquín Pere Rosell. 1466
Desde el siglo XIV, los llamados Portulanos –cartas náuticas del mundo conocido, dibujadas directamente a mano sobre pieles- pertenecen a un momento en que algunos marinos avezados intentaron explorar aquella Mar Océana, ese vasto espacio misterioso más allá de las costas de Europa y África, en busca de nuevas aventuras y recompensas. Sobre todo serían los genoveses, catalanes y mallorquines quienes desarrollarían una técnica cartográfica basada en la medición directa entre puntos y la triangulación de los recorridos. Su interpretación del mundo la llevarían en esos magníficos mapas que se dibujaban sobre curtidos de animales y que se incluían en el aparejo de los barcos, enrolladas y protegidas de las inclemencias del tiempo. La información de los Portulanos se compartía entre los hombres del mar de los reinos y ciudades del Mediterráneo y constituyen la primera explicación de la forma del mundo más allá de las Columnas de Hércules. Allí aparecen por primera vez dibujadas las islas de la Macaronesia, Azores, Madeira y Canarias, que se solían representar con las banderas de las patrias de sus descubridores y conquistadores.
La descripción de los Mapamundi, inspirados en Ptolomeo, introduciría la proyección cónica de la forma de la tierra. Sería el reflejo del problema que ha acompañado toda la historia de la cartografía: Como lograr representar un volumen esférico sobre una superficie plana. Así, los Mapamundis ptolemáicos aceptarían la convención de proyectar la esfera terrestre sobre un cono con centro aproximado en el Norte del planeta.
Typus Orbis Terrarum, imagen del Atlas de Abraham Ortelius inspirado en las ideas de Mercator.1570
Con la invención de la imprenta aparecerían las escuelas cartográficas flamencas, cuyos primeros y más cualificados representantes serían Gerardus Mercator y su discípulo Abraham Ortels. El primero desarrollaría la proyección cilíndrica, un adelanto muy adecuado para la representación de la superficie terrestre que se basaría en proyectar la forma de la tierra sobre un cilindro tangente al Ecuador. El segundo produciría la descripción unificada del mundo conocido entonces en su famosa obra geográfica, Theatrum orbis terrarum, publicada en Amberes en 1570.
Extracto del Plano de París de Bretez y Turgot
Una práctica descriptiva interesante es la que supusieron las representaciones a vista de pájaro de las ciudades, que se han prolongado a lo largo de cuatrocientos años hasta nuestros días. En 1572, de una manera casi contemporánea al trabajo de Ortels, Braun y Hogenberg empezarían a publicar en Colonia el primero de los cinco álbumes de su atlas llamado Civitatis Orbis Terrarum. Contendría numerosas vistas aéreas y planos de ciudades de varios continentes -sobre todo de Europa- que prepararían numerosos artistas y cartógrafos como Georg Hoefnagel. Entre ellas, las de numerosas ciudades españolas como Barcelona, Santander, Granada o Toledo.
La descripción axonométrica de ciudades es una técnica que ha prolongado aquel esfuerzo señero del Atlas de Braun y Hogenberg. Por ejemplo, el preciso plano de Paris, realizado en 1739 por Louis Bretez y Michel Etienne Turgot.
Región de París-Ile de France según la Carte Geomtrique de Cassini
En el siglo XVIII se inicia en algunos países el esfuerzo por lograr una representación sistemática de todo el territorio nacional. Es el caso del trabajo de César Francois Cassini y su trabajo para la representación cartográfica del reino de Francia. La llamada Carte Geometrique de 1788 es el primer mapa topográfico nacional, construido a los efectos del control militar del territorio, constituye un documento de primer orden para interpretar el desarrollo territorial de aquel país. Francisco Coello y Pascual Madoz harían un esfuerzo similar casi un siglo después en su Atlas de las Posesiones de España y Ultramar. En el aparece una completa descripción gráfica de las islas Canarias y sus principales aglomeraciones urbanas, junto a una descripción escrita.
Mapa del Protectorado Español en el Norte de África. Realizado por el Cuerpo de Estado Mayor del Ejercito en 1906.
En España está tarea de representar sistemáticamente el territorio la han continuado los cartógrafos militares primero a través del Servicio Geográfico del Ejercito y, posteriormente, y en paralelo, el Instituto Geográfico Nacional. A comienzos del siglo XIX el Cuerpo de Estado Mayor del Ejército inicia la labor de construir la serie de hojas que constituirían el Mapa Itinerario de España y desde 1939 el Mapa Nacional cuya última hoja de la serie 1:50.000 se terminaría en 1986. Algo similar ha supuesto la creación del Instituto Geográfico Nacional en 1870 con el objetivo de realizar también una carta comprensiva de todo el territorio español, que facilitase información geográfica relevante y uniforme, con vinculaciones en la descripción catastral del suelo en el conjunto del estado. El Instituto Geográfico ha desarrollado finalmente el llamado Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25.000 que constituye la cartografía básica y oficial a emplear en el estado español.
Las representaciones contemporáneas de la superficie terrestre han experimentado un vuelco con la aparición de las tecnologías digitales. Acaso, se apoyan en las convenciones y técnicas desarrolladas a lo largo de los siglos, pero la facilidad que supone el cálculo automatizado y las técnicas de dibujo asistido por ordenador han dado al traste con el empleo de los vetustos dibujos impresos sobre soportes físicos como el papel.
Mapa de la ciudad de Puerto del Rosario en la isla de Fuerteventura, de acuerdo a una representación ortofotográfica. Instituto Geográfico Nacional. 2010
Los llamados modelos digitales del terreno constituyen una nueva evolución del arte de la cartografía que ofrecen nuevas y numerosas posibilidades para mejorar el conocimiento e interpretación de los territorios. Tal y como los define F. J. Doyle, son conjuntos de datos numéricos que describen la distribución espacial del territorio. A partir de la acumulación de las coordenadas puntuales del suelo, esos modelos pueden establecer diseños, en dos y tres dimensiones, que permiten simular la forma geográfica con la ayuda de medios informáticos. Y a partir de ahí, añadir todo tipo de datos complejos que expliquen características concretas asociadas a ese espacio preciso.
La representación cartográfica apoyada en mapas y planos es ya pues historia, y también un episodio apasionante de ese esfuerzo de la humanidad por comprender el lugar en que habitamos en el universo, ese pequeño elipsoide irregular de revolución que algunos han definido científicamente como geoide.
Un post muy interesante Federico
Por si es de interés les dejo el siguiente enlace de un foro de GIS donde varios usuarios comentan las diferencias entre los mapas y los planos
http://foro.gabrielortiz.com/index.asp?Topic_ID=15236
Federico, mis mejores deseos para estas fechas.
Un abrazo.
Federico: complementa muy bien lo que les cuento a los alumnos y que aparece en mi libro “La ciudad y el medio natural”, se lo recomendaré. La cartografía es un ciencia apasionante a la que (también) están dando la espalda los arquitectos. Cuando en la preparación de libro tuve mucho contacto con la gente del Instituto Geográfico Nacional me dijeron que era una pena, pero que ya no se presentan arquitectos a las plazas del Instituto. Sin llegar a estos niveles, cosas tan elementales como diferenciar un plano de un mapa o saber como funciona un teodolito ya no importan (!). Lo que no acabo de comprender es qué cosas se ganan a cambio. En fin, me debo estar volviendo viejo pero cada vez veo a los arquitectos más lejos del terreno, de la obra y de la realidad y más cerca de lo virtual, de la irrelidad y del marketing. Y no es que no me parezcan necesarios estos últimos términos para desarrollar plenamente su vida profesional, pero los primeros son imprescindibles. Decía Unwin ya hace un siglo que el arquitecto debía de “acercarse con respeto a terreno” ¡cuánta razón tenía y qué poco respeto le tienen algunos! Porque para poder respetar (primera etapa de amar) antes hay que conocer. Felices fiestas a todos.