A raíz de aquel trabajo, y otros posteriores que introducían una metodología para analizar y tratar la forma del paisaje urbano y territorial, Lynch adquiriría renombre universal. Sus teorías se centraban en la identificación y definición de aquellos componentes perceptivos más característicos del espacio urbano, así como su influencia psicológica en la aprehensión mental de las ciudades y, más allá, en la comprensión de los escenarios territoriales.
<---Según Lynch, la percepción de las ciudades se basa en la capacidad -que el ser humano tiene en común con de los animales- para identificar claves visuales, táctiles, olfativas, etc. que permite establecer patrones de comportamiento en la relación particular con el ambiente que nos circunda. Pautas que se van convirtiendo en experiencia a medida que se van acumulando y generando recuerdos recurrentes que nos vinculan a los lugares que habitamos. A partir del estudio realizado tomando la ciudad de Boston como ejemplo, la teoría elaborada por Lynch en La imagen de la ciudad, se apoyaba en la definición de aquellos mínimos elementos que compondrían la forma perceptiva de los espacios urbanizados y con ello, nos permitiría identificar un lugar concreto. Esos elementos para Lynch se podrían reducir a 5 cuestiones principales: las sendas, los bordes, los barrios, los nodos y los hitos. Esos pocos elementos tendrían un carácter fundamental en la comprensión mental de las ciudades.
Junto a Donald Appleyard, Lynch profundizó en estas cuestiones de la apreciación territorial en otro libro posterior The view from the road, publicado en 1964. Ahí sus teorías perceptivas se centran en el carácter dinámico de la mirada y, especialmente, la visualización del territorio en movimiento que tienen los usuarios de las carreteras y automóviles. Las ideas de este trabajo se cimentaron en la identificación de las pautas de la visión en movimiento y su relación con las carreteras y el paisaje circundante: la disposición viaria, rasantes, curvaturas por un lado y las masas arboladas, cultivos, edificaciones, líneas del horizonte, etc. por otro.
Muchos ejercicios universitarios en las asignaturas de urbanística, planificación y paisaje han tenido desde entonces el soporte teórico de los conceptos y planteamientos de Kevin Lynch. Una manera sencilla y básica para introducir a los alumnos de arquitectura en el análisis territorial y la visualización de las ciudades.
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Vista del valle de San Fernando desde las alturas de Mulholland Drive. Foto: netteap, Flickr
Esta carretera, inaugurada en 1924, se define por su alta presencia en el perfil paisajístico de ese denso territorio. A los efectos de Lynch, sería un claro borde de la ciudad. Recorre las laderas de las montañas de Santa Mónica, San Vicente y Hollywood entre la planicie de la propia urbe al sur y el valle de San Fernando, al norte. Su recorrido se inicia en la costa próxima a lugares como Topanga Canyon hasta llegar a la reserva depósito de Hollywood, atravesando, tanto paisajes con una alta componente natural como espacios de urbanización compacta. Dentro de su recorrido se encuentra el famoso cartel cinematográfico que constituye uno de los hitos urbanos y turísticos más significativos (otra vez, Lynch) de la ciudad. Su recorrido permite disfrutar de espectaculares vistas tanto de las montañas y valles próximos como del horizonte lejano del océano Pacífico.
Las urbanizaciónes residenciales que atraviesa Mullholland Drive. Imagen generada con GoogleEarth
El área afectada por el plan se subdivide en dos corredores paralelos a la vía, interior y exterior con un conjunto de reglas específicas que establecen controles para la parcelación de las superficies afectadas así como sobre los posibles usos y aprovechamientos de los terrenos. El plan se complementa con otras disposiciones como la llamada Hillside Ordinance (Ordenanza de Montaña). El conjunto de regulaciones diseñadas persigue el objetivo de evitar que aquellas nuevas construcciones que se quieran añadir no perturben la visibilidad paisajística desde la propia carretera, estableciendo un plano de visión a 1,20 mts. desde la rasante en cualquier punto de su recorrido. Las llamadas Mullholland Drive Design Guidelines (Directrices de Diseño) son un conjunto de instrucciones concretas para el ocultamiento y mejora visual.
Plano normativo del Mulholland Drive Scenic Parkway Specific Plan
- Prohibición del abancalamiento y contención del terreno (No site grading). De esta manera se atenúa la incidencia topográfica del nuevo edificio en la transformación del terreno natural al impedir la aparición de muros de contención masivos y altamente visibles.
- Perfil escalonado obligatorio (Stepped profile) Ninguna tramo de las construcciones puede sobresalir más de 25 pies (7,5 mts) del terreno natural.
- Incompatibilidad en las crestas (No silhouetting against the sky) Los edificios no deben situarse en las crestas montañosas para evitar el recorte de sus siluetas contra la línea del cielo.
- Apantallado paisajístico (Landscape screening) Cuando una parte del edificio tenga una presencia visual destacada e inevitable el proyecto debe incorporar medidas para atenuar su repercusión, con el empleo masivo de vegetación de porte, arbolado, arbustos, etc. que enmascare su volumetría.
- Coloración obligatoria exterior (Exterior color wheel) El color de los materiales a emplear en los edificios, muros y estructuras exteriores debe ser similar a una carta de colores claramente establecida en relación a la carta de referencia Pantone. Esta carta hace referencia a la coloración natural perceptible en el lugar.
Las instrucciones de diseño del Plan de Mullholland se completan con otras especificaciones de detalle sobre las condiciones y parámetros que afecta a las parcelas (tamaño y ancho mínimo de parcela), así como a la forma de los edificios y las especies a incorporar en las plantaciones.
Es destacable el gran pragmatismo con que se plantean estas cuestiones en los países anglosajones. Aquí, en el entorno en el que me desenvuelvo, para planificar y garantizar un objetivo como el que propone el Mulholland Drive Scenic Parkway Specific Plan, necesitaríamos seguramente un documento compuesto por cientos de planos, miles de folios de texto y exigencias de cálculos infinitos que justifiquen lo obvio ante un ejército de burócratas a los que se ha delegado el poder y control de la legalidad.
Representación visual de algunas normas del Plan. Del libro Great Urban Rules de Alex Lenerer
Se podrían establecer unas estrategias básicas de intervención para afrontar estos esfuerzos con un carácter genérico. A modo de ejemplo y de manera tentativa incluyo los siguientes criterios que podrían servir de guía para intervenir en la mejora paisajística de los lugares que habitamos:
Adaptación
Estudiar la topografía del lugar y buscar las formas que produzcan la menor transformación del suelo es una herramienta básica para garantizar un buen encaje de las intervenciones humanas en el territorio.
La adaptación topográfica se enlaza con aquella economía de esfuerzos para lograr los mejores resultados en el encaje de la edificación sin transformar radicalmente el paisaje. Un criterio de sentido común que tanto y tan sabiamente usaron nuestros antepasados agricultores.
Arbolado
Cuado la volumetría de un elemento construido representa una perturbación visual considerable, siempre cabe el empleo de la vegetación de porte para corregir los excesos que supone la edificación. Árboles y arbustos son instrumentos biológicos de gran capacidad para mejorar el paisaje a partir de su increíble capacidad de adaptación
Contrapunto
A veces las infraestructuras y los edificios definen los lugares con el establecimiento de elementos de contrapunto sobre el territorio.
Ahí está para explicarlo el ejemplo maravilloso del puente que Robert Maillart construyó en 1932 (Salginotobel, Suiza). Ya lo señalaba también Martín Heidegger en Construir, habitar, pensar: El nuevo puente genera el lugar; anteriormente solo existía bosque indiferenciado.
Ocultamiento
Si los edificios se colocan adecuadamente pueden desaparecer visualmente en el paisaje, eliminando casi completamente su presencia. Es el caso que se produce cuando las construcciones se entierran, como ejemplifica notablemente la casa de César Manrique en su Taro de Tahiche de Lanzarote.
Lo bien que vendría la aplicación sencilla y lógica de normas como esas en Canarias… Es un sufrimiento ver ciertas laderas urbanizadas, como la de Ifara.
¡Gracias por el artículo!
Ahora toca montaña Fumero! q bien tener políticos y, sobre todo, arquitectos que lo permiten…
Por qué no sale públicamente el testimonio de Carmelo Padrón, catedrático de Derecho Urbanístico de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, acerca del PGO de Santa Cruz en ningún medio?
Dicho sea de paso, mi profesor, del cual me fío más q de cualquier interesado en dicho plan