UNA NUEVA BIBLIOTECA EN MEDELLÍN

Recientemente ha tenido un importante reconocimiento internacional un edificio excepcional, la biblioteca Santo Domingo Savio en el Parque España de la ciudad colombiana de Medellín. Una obra del arquitecto Giancarlo Mazzanti que ha obtenido el Premio a la mejor Arquitectura de los años 2004-2006 otorgado por la VI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo.

Me gustaría usar esta referencia concreta para reflexionar sobre el proceso real en que se desenvuelve la arquitectura y denunciar la colonización del reconocimiento profesional por una concepción exclusivamente formal del hecho arquitectónico espoleado por los medios de comunicación especializados. Generalmente, no se hace referencia al papel que la identificación en las ciudades de las necesidades colectivas y la planificación urbana consiguiente tienen en la generación de arquitectura de calidad.

La ciudad de Medellín vista desde el entorno de la biblioteca de España
Los arquitectos nos hemos acostumbrado a la interpretación de la obra de arquitectura a partir del glamour de las imágenes finales de la edificios como si ello hubiera sido el resultado de la voluntad heroica de un artista iluminado. Pero la arquitectura es el resultado de un esfuerzo que implica generalmente un importante trabajo colectivo, la intervención de un numeroso grupo de personas. Probablemente, se podría interpretar como el resultado de la concepción que una sociedad concreta tiene para lograr una forma de habitar. Este zeitgeist colectivo, que los edificios representan en el mundo físico, solo comienza a ser valorado por los propios arquitectos a partir de su aparición en las revistas de arquitectura, espacios que cada vez ejercen menos una crítica racional.
Ello conlleva un error de apreciación que no tiene nada que ver con la valoración que las propias sociedades hacen de sus arquitecturas construidas; obras que se han producido casi siempre debido a procesos de gestión y conformación de las ciudades de carácter mucho más amplío que tiene que ver con la calidad política y de las instituciones sociales que han conseguido desarrollar.
Si bien se pudiera considerar que un edificio entra en la historia de la arquitectura cuando se publica o se escribe sobre él, en estos últimos años se ha producido una perversión importante en la valoración de las obras realmente significativas para el avance de la disciplina. El énfasis casi exclusivo en las imágenes y en la estética fotográfica ha obviado por lo general el esfuerzo intelectual imprescindible que permitan desentrañar el verdadero valor de la arquitectura como contribución al desarrollo cultural de un territorio concreto.
En el caso de esta Biblioteca de España, que supone también un resultado formal estéticamente muy logrado, habría que estimar el esfuerzo que la ciudad de Medellín ha venido haciendo para mejorar las condiciones globales colectivas y en del que esta arquitectura supone solo una guinda para un pastel largamente cocinado.
Un reciente trabajo de Jimena Martignoni titulado Estrategias para Medellín y aparecido en el número 64 de la revista alemana TOPOS, permite conocer el trabajo de planificación desarrollado en esa ciudad y que ha llevado a la producción de arquitecturas de relieve en una última instancia.
Según el mismo, la metrópolis colombiana ha pasado de contar con 300.000 habitantes en 1950 a superar 3 millones y medio de habitantes en la actualidad, convirtiéndose en este breve lapso temporal en la segunda región más importante del país. Su situación en el valle del Aburrá en la parte central de los Andes en el encuentro de las dos ramas del río Medellín ha configurado un entorno geográfico caracterizado por una difícil topografía que no ofrece buenas condiciones para encajar un crecimiento poblacional tan acelerado. Además la ausencia de una base económica conveniente ha originado importantes focos de pobreza que fueron el caldo del cultivo para un desarrollo de actividades ilegales en torno al tráfico de drogas y, así mismo, una gran violencia por la que la ciudad ha sido y es reconocida internacionalmente.
El aislamiento geográfico y este entorno económico y social de partida tan desfavorable han condicionado la definición de una planificación territorial pública que intenta superar las desventajas acumuladas. El valle de Aburrá está dividido administrativamente en diez municipios pero para la organización de la estrategia territorial se ha logrado una coordinación a través del Área Metropolitana compuesta por los alcaldes y liderada por la
alcaldía de Medellín y la gobernación junto al apoyo de varios consejeros.
De acuerdo a Jimena Martignoni, una de las principales herramientas son las Directrices Metropolitanas de Ordenamiento Territorial, que han logrado implementar para lograr un desarrollo armónico, la coordinación de las intervenciones públicas y una rehabilitación de los entornos marginales. Este documento inició su proceso de redacción en 2004 con la constitución de un taller de trabajo formado por expertos en diferentes materias relacionadas con el desarrollo urbano. A través de un proceso paulatino de discusión y acercamiento de posiciones han logrado consensuar un documento estratégico de planeamiento que ofrece una guía para la actuación urbanística en los distintos municipios.

Esquema de ordenación de las Directrices Metropolitanas de Ordenamiento Territorial de Medellín

Observado desde la distancia es curioso detectar una diferencia de planteamiento significativa en la acción para la mejora de los ámbitos metropolitanos frente a lo usual en España o el entorno europeo. En Europa se concibe la ordenación territorial como la definición de un rígido sistema legal de asignación de usos y aprovechamientos sobre cada pieza de suelo mientras que pareciera que en Latinoamérica, tomando como referencia este caso que se comenta, se actúa de una manera más dinámica, estableciendo la programación de acciones concretas coordinadas en un proceso participativo de las instituciones con responsabilidad pública en la gestión del territorio.
Según lo expresado por la autora, las acciones de mejora previstas en las Directrices se orientan a la actuación sobre tres segmentos esenciales de la planificación territorial del ámbito metropolitano: el entorno natural, las infraestructuras y las tramas urbanas. En este último caso, se detectó la necesidad de proveer de nuevo espacio para atender una fuerte demanda de acogida de nuevos residentes. Otro hecho significativo era la existencia de una multiplicidad excesiva de códigos de uso del suelo en los distintos municipios que finalmente fueron coordinados y reducidos únicamente a nueve tipos diferentes.
Las Directrices Metropolitanas de Ordenamiento se complementan con la definición de Proyectos Estratégicos que actúan sobre tres tipos de cuestiones dirigidas a estimular la recualificación y reestructuración del conjunto de núcleos urbanos inconexos: las mejoras del entorno natural y las riberas del río, el desarrollo de nuevos centros logísticos y la creación de nuevas centralidades. El último grupo señalado estaría orientado a la provisión de servicios y equipamientos públicos de todo tipo junto a espacio recreativo y para el esparcimiento de la población.
Una de las actuaciones más importantes con el carácter de nueva centralidad es el denominado Proyecto Urbano Integral, cuyo objetivo principal era la actuación sobre espacios degradados para conseguir su reconversión y generación. Una de los primeros Proyectos Urbanos Integrales se ha producido en el Noroeste del conglomerado urbano al crearse un gran parque urbano, el Parque de los Deseos, que ha incluido el despliegue de una serie de edificios públicos de carácter cultural con la construcción de una Casa de la Música, un Planetario y un Jardín Botánico.
La instalación de una red de teleféricos como sistema de transporte público, el llamado Metrocable, ha supuesto una solución muy imaginativa para facilitar las conexiones y el transporte personal, mejorando con ello la calidad de vida en el conjunto. La creación de este servicio ha beneficiado a la población de menores ingresos que pueden desplazarse al trabajo más fácilmente entre la parte alta de las laderas de la ciudad y las zonas centrales junto al cauce del río.
Es en el grupo de acciones de centralidad donde también encajaría la intervención para crear un nuevo edificio público,
la biblioteca de Santo Domingo Savio en el Parque España en el barrio del mismo nombre. Este proyecto se inscribe en un programa cultural y educativo compuesto por diez escuelas y cinco bibliotecas destinado a mejorar las condiciones de las áreas marginales de la ciudad. La biblioteca de España, concebida como un polo de atracción en si mismo, dota de un importante atractivo a un barrio constituido por construcciones de bajo presupuesto y escaso interés.

Planta de emplazamiento de la nueva biblioteca. Fuente: Eikongraphia

El edificio se coloca en el lugar de una manera sorprendente en lo alto de la ladera selvática del barrio de Santo Domingo, conectado con la zona central por un teleférico implementado para la mejora global de los accesos a esta parte de la ciudad. La apuesta es una referencia cultural en el paisaje de la ciudad, junto a los barrios marginalizados de ranchos pobres que se extienden por las vertientes más agrestes. Con ello se intenta conferir una dignidad a espacios en los que históricamente no se suele intervenir ni dotarlos con equipamientos públicos de calidad.
La composición del edificio se define como tres grandes rocas volcánicas que se incrustan en la parte superior de la montaña, generando una imagen de gran potencia icónica. El acceso se produce en un nivel intermedio desde una plaza atrio que actúa como gran balcón que se asoma a las vistas de la ciudad de Medellín. La definición de la forma concreta de los volúmenes se produce mediante el plegamiento y recorte de las superficies de los grandes volúmenes cúbicos que se colocan de una manera desigual con el objetivo de lograr el mejor aprovechamiento de la parcela.

Plaza de acceso al nuevo equipamiento cultural

En su interior se despliega el programa de la biblioteca en bandejas despegadas de la piel exterior, configurando así unos espacios de una gran riqueza espacial en los que la luz canalizada desde lucernarios superiores otorgan una atmósfera calida sumamente adecuada a la lectura. El uso de grafismos expresivos y colores muy vivos otorgan al conjunto de tres piezas con una gran contemporaneidad de lenguaje.

Espectacular vista del espacio interior de uno de los módulos

Desde una perspectiva internacional, el esfuerzo de planificación y coordinación desarrollado para mejorar las condiciones colectivas de vida en la ciudad de Medellín son un ejemplo de la actuación liderada desde la elite dirigente para lograr un positivo desarrollo conjunto de la población, junto a la superación de situaciones de pobreza extrema, la atenuación de la violencia asociada y una herencia de marginación
Este recóndito lugar de Colombia ejemplifica un camino a emprender por la ciudad latinoamericana hacia la superación de lacras acumuladas durante décadas de inacción política. El proyecto de la biblioteca España simboliza una arquitectura comprometida con las necesidades de las capas más desfavorecidas de la población sin renunciar a establecer una nueva imagen de esperanza. Un poderoso emblema de otro futuro posible.

2 comments to UNA NUEVA BIBLIOTECA EN MEDELLÍN

  • Dejando de lado la indiscutible necesidad de actuaciones de este tipo en entornos degradados y dando por sentado el poder de regeneración urbana que pueden aportar dichas actuaciones, y puesto que no sólo el poder de regenerar un entorno puede justificar una determinada opción proyectual, quisiera aportar mi opinión al respecto.

    Esas grandes masas de piedra parecen imponerse al entorno, oprimiéndolas y gritando a los cuatro vientos su superioridad sobre el resto de edificaciones. Las fotografías y maquetas del edificio, cuando sólo muestran el edificio, nos dan a entender un entorno grandioso, un proyecto sublime y muy interesante. Sin embargo, al verlos en relación con lo que le rodea uno no puede menos que pensar si no se habría podido conseguir lo mismo con menos alarde, con una actuación más sencilla y humilde que no se impusiese sobre el barrio como recordando a sus habitantes lo miserables que son. Ese es un problema bastante generalizado en la arquitectura actual, heredado de las tesis de “tabula rasa” de la modernidad: el edificio se hace sin respetar ni tener en consideración las preexistencias más allá de meros datos funcionales. La excusa de que esos edificios son como son para regenerar el entorno parecen más bien indicar, como luego ocurre con demasiada frecuencia, que son la punta del iceberg de un conjunto de operaciones urbanas que más que regenerar, sustituirán el barrio por otro donde los habitantes y sus moradas estén a la altura del proyecto. Nuevamente parece haberse proyectado una sociedad para el edificio en lugar de un edificio para la sociedad.

  • Puede que sea el hito que necesita la población para identificarse y orientarse… Es un edificio público y como tal es de todos y todas lo pueden usar, y por tanto sentirse orgullosos y parte de él. En una situación de pobreza algunos gestos de éste tipo pueden aportar mucho a la colectividad. Eso sí, evitando las frivolidades.

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