Planta fotovoltaica sobre la cubierta de un edificio. Playa de Corralejo en la isla de Fuerteventura. iPROTEC Ingenieros
El futuro de los sistemas energéticos insulares está en lograr la autosuficiencia aprovechando las fuentes renovables y sustituir los métodos de producción que se apoyan combustibles fósiles. Un objetivo razonable que encuentra múltiples reticencias y obstáculos desde hace muchos años en las islas Canarias.
El bajo impacto paisajístico de una granja de producción eléctrica fotovoltaica. Arico, Tenerife. Foto: Mataparda
En el mundo es necesario producir urgentemente un proceso colectivo para cambiar la relación de la humanidad con los combustibles dedicados a la obtención de energía. La continuada aportación de anhídrido carbónico (CO2) a la atmosfera nos está llevando a un callejón sin salida que, de acuerdo a la evidencia científica contrastada, va a hacer inhabitable el planeta en las próximas décadas.
En su conjunto, la atmosfera es un bien público con una capacidad limitada que pertenece no solo a los que nos han precedido y a los que hoy habitamos la faz de la Tierra, sino también a aquellas generaciones que nos sucederán. Por ello, su manejo adecuado es una responsabilidad colectiva que debe asumirse por todas las personas. Según estudios recientes, en 1990 cada uno de los seis mil millones de personas de entonces emitía residuos a la atmosfera por valor de 9 GTEP (toneladas equivalentes de petróleo), mientras que en 2013 esa aportación había aumentado a 13,5 GTEP y la población alcanzaba ya los siete mil doscientos millones. En algo más de dos décadas se ha aumentado la proporción de ese gas en un 80%. Y es más, aun hoy mil millones de esas personas no saben lo que es la electricidad, reflejando así el reparto desigual de la riqueza que supone esa energía disponible.
Lo más grave de la situación es que siguiendo a este ritmo en 22 años se habrá alcanzado la capacidad máxima que este sistema finito y cerrado que es la atmosfera es capaz de asumir. Las fuentes de aportación de CO2 son varias pero las más importantes son las que se refieren a la combustión de combustibles fósiles para el desplazamiento de vehículos y la producción eléctrica. Por ello, es una prioridad mundial efectuar una transición energética acelerada que conduzca al planeta a un escenario energético basado en energías renovables que no generan ese residuo altamente contaminante que es el CO2.
Pero es que además se ha convertido en una prioridad egoísta para los países avanzados como demuestra lo que está ocurriendo en Japón y Alemania. Tras el desastre de Fukushima en Japón y las amenazas de corte de los suministros de petróleo y gas ruso con destino a Europa, algunos territorios afectados por los problemas que supone esa forma de disposición y generación energética vigente están embarcados en un proceso de transformación radical de sus respectivos sistemas de producción eléctrica.
Según el semanario The Economist, en el pais asiático -al contrario de lo que ocurre en España hoy- el gobierno ha establecido el abono garantizado a largo plazo del kwh de producción solar a 42¥ (0,29€), uno de los precios más alto del mundo. Tratan de estimular así una transición rápida desde la producción basada en pocas plantas nucleares hacia un sistema masivamente distribuido, eólico o solar. Un esfuerzo al que han querido adherirse rápidamente más de un millón de productores y emprendedores que quieren aportar energía mediante pequeñas plantas de producción fotovoltaica. Según cálculos de Japan Energy Renewable Foundation si se pusieran en marcha todas las peticiones que ha recibido el organismo responsable, el MITI (Ministry of International Trade and Industry), las plantas de producción nuclear se podrían sustituir en su totalidad. Sin embargo, las grandes empresas eléctricas, como Kiushu Electric, han empezado a bloquear el acceso a la red de distribución eléctrica utilizando su condición de detentadores de su control.
Una situación que recuerda a las tácticas que emplean las empresas eléctricas en España, que usan el bloqueo y la extorsión para disuadir a los pequeños productores para poder realizar y ampliar sus instalaciones autosuficientes. Aquí, la última jugada ejecutada ha sido inventar un nuevo impuesto, la llamada tasa de respaldo, (ya avalado por los responsables públicos estatales del Ministerio de Industria) que haga inviable económicamente la aparición masiva de operadores individuales.
Red de transporte eléctrico en alta tensión. Imagen: Blog Energía
En Alemania, se vive también una situación parecida. Se trata de lo que allí llaman el Energiewende, el cambio productivo hacia la implantación masiva de las energías renovables. Según Wikipedia, la producción energética proveniente de fuentes hidráulicas, solares, eólicas, de biomasa, etc. ha pasado desde el 6 al 30% en 15 años en el conjunto del país. La reciente crisis en Ucrania ha acelerado más aún este proceso de transición energética al existir una dependencia alemana extrema en las importaciones de petróleo y gas masivamente provenientes de Rusia.
Si en un país como Alemania ello está siendo posible, el resto de regiones del mundo deberían iniciar cuanto antes la sustitución de los combustibles fósiles, tanto por razones de emergencia climática, como atendiendo al interés egoísta de lograr una autosuficiencia energética local.
Siendo el archipiélago canario un territorio muy propicio al uso de energías renovables basadas en la insolación y los vientos, y siendo conocida la necesidad imperiosa de producir una transformación de los sistemas actuales de producción basados en el petróleo y el gas, lo cierto es que estas islas situadas en el borde atlántico de África llevan más de 20 años sin realizar avances significativos en esta dirección.
Es preciso que las autoridades se conciencien para acelerar la transición energética que es imprescindible, que se logren superar las viejas disputas que mantienen a la región en la parálisis suicida que se vislumbra en estos momentos. No se está actuando con la suficiente celeridad ni contundencia para implantar una nueva estrategia energética para las islas Canarias. Existe aquí una planificación energética ampliamente caducada (el conocido como PECAN de 2005) que no se reforma ni se piensa sobre ella en el debate cotidiano.
Además, desde hace ya unos cuantos años, algunos ciudadanos de las islas Canarias asistimos atónitos a una guerra ideologizada sobre el entendimiento del suministro energético local del futuro entre el gobierno central y el de nuestra comunidad autónoma. Mientras, el gobierno regional -y una parte sustancial de la sociedad canaria- está embarcado en una polémica estéril que oculta tras el debate la verdadera y necesaria transformación del sistema energético del archipiélago que permanece olvidada, situada en un letargo del que no acaba de salir, el gobierno central no hace sino poner obstáculos para que se logre hacer la transformación energética precisa.
En Canarias, mientras tanto seguimos padeciendo el monopolio privado de una empresa, UNELCO ENDESA, dedicada prácticamente en exclusiva a extraer renta para sus accionistas de un sistema eléctrico caduco y enormemente frágil. Un conglomerado empresarial cuya cabecera está altamente alejada del archipiélago y de sus necesidades reales. Y que no trata de beneficiar a los consumidores locales, impidiendo reiteradamente y por cualquier medio la aparición de nuevos competidores. Todo ello, con la connivencia de nuestras propias autoridades que se muestran incapaces para actuar en positivo y lograr llevar a cabo la transición energética que se necesita cada vez con mayor urgencia.
Y lo que es peor, Canarias es una de las regiones del planeta más favorables para aprovechar las energías renovables. Un lugar con unas inmejorables condiciones para la implantación radical de producciones orientadas a energías alternativas y limpias basadas en elementos naturales. El archipiélago cuenta con una alta tasa de insolación anual y unos vientos constantes en gran parte del territorio, unos meteoros que permiten una alto aprovechamiento para la producción eléctrica fotovoltaica y eólica. Aquí estas alternativas energéticas pueden ser sumamente rentables y podrían llevar a la región a una independencia y autosuficiencia energética completa en el transcurso de unas pocos décadas.
Sin embargo, esto no es así. la acción combinada de distintos agentes empresariales y políticos han ido llevando a la población isleña hacia un callejón sin salida. Una situación que, sin embargo, es necesario resolver urgentemente.
Hace ya una década se logró aquí separar en tres partes la actividad de suministro eléctrico: el proceso de producción eléctrica, el sistema de transporte y, finalmente, los mecanismos de comercialización. Mientras, el transporte ha sido reasignado a otra empresa Red Eléctrica Española (REE), los otras dos partes siguen dominadas prácticamente por ENDESA en una suerte de continuidad oligopólica. En esta situación de facto que afecta a las islas, la entrada de nuevos operadores sigue estando muy condicionada a los designios de la empresa que tiene el control hegemónico de esa actividad económica. Así, la aparición de nuevos productores basados en la tecnología eólica ha sido boicoteada radicalmente estando empantanada en una serie de litigios judiciales que impiden su implantación. Hace unos años, se intentó también apoyar públicamente la entrada de pequeños operadores para participar en el sistema eléctrico subvencionando la producción del Kwh de origen fotovoltaico. Sin embargo, y nuevamente, de alguna manera se ha logrado poner de nuevo enormes impedimentos a los que lo han intentado. Todo ello con la colaboración de una burocracia insufrible en el manejo del suelo.
Presa de Soria en el suroeste de la isla de Gran Canarias. Una infraestructura pública que puede formar parte de ejecución de una central hidroeólica reversible
Es una responsabilidad de los que nos gobiernan impulsar el establecimiento de una estrategia alternativa de carácter colectivo que debería orientarse a lograr dos cuestiones: La mejora de las redes insulares de transporte y distribución que se encuentran en una situación deplorable y estimular la introducción de pequeños y numerosos operadores alternativos que compitan en igualdad de condiciones con ENDESA, el suministrador actual en régimen de oligopolio.
Es preciso, en primer lugar, reforzar urgentemente la estabilidad y calidad de las redes insulares de distribución eléctrica. Para ello, se deben mejorar los sistemas de control y gestión de los corredores y elementos técnicos. Para ello, el gobierno de Canarias debería solicitar y participar en los mecanismos de gobierno de la empresa responsable actualmente. Aportando apoyo financiero y, también, adquiriendo parte de la propiedad del sistema que afecta a las islas y, en consecuencia, participando de alguna manera en los órganos de gobierno de REE.
Por otra lado, estableciendo sistemas que ayuden a los pequeños productores a integrarse en un sistema productivo ampliamente distribuido. Dada la debilidad de los pequeños emprendedores en su enfrentamiento con el oligopolio existente, los Cabildos Insulares deberían afrontar la creación de oficinas de apoyo a los productores que coordine y asesore a aquellos que quieren participar en la creación de un sistema energético diferente. dada la situación , hasta sería preferible el impulso de una empresa que actúe como competidora en la comercialización eléctrica, participando en la intermediación entre productores y consumidores.
Vista aérea del Instituto Tecnológico de Energías Renovables de Tenerife
Hace poco he escuchado una idea interesante que contribuiría a acelerar esta transición. Ocurrió durante una conferencia titulada La transición energética y el cambio climático, impartida por Josep Borrell en el Parlamento de Canarias y patrocinada por la Universidad Europea de Canarias. Señalaba el conferenciante que habría que instaurar una tasa relacionada con el consumo de carbono, una especie de impuesto a su aportación en todo tipo de productos y servicios. Algo similar al Impuesto al Valor Añadido (IVA), de tal manera que en los puntos de consumo se gravara el aumento de la aportación de carbono debida a los procesos de extracción, transporte, fabricación, etc. Y que se usara ese mecanismo fiscal para apoyar la mayor autosuficiencia local productiva, alimentaria, industrial. Una propuesta brillante que las distintas autoridades regionales y nacionales deberían empezar a considerar seriamente.
En estos últimos años, por otra parte, están surgiendo cooperativas de comercialización energética en España que tratan de aprovechar los resquicios legales para apoyar la introducción del consumo energético basado en renovables. Es el caso de Zencer en Andalucía, Goiener en el Pais Vasco y Son Energia en Cataluña. Se trata de comprar energía a productores certificados como renovables y ofrecerla a socios que participen en esta asociación con contratos específicos al margen de las grandes comercializadoras y productoras que trabajan contra la transición energética necesaria. En Canarias, Som Energia está a punto de iniciar su andadura y sería deseable que existiera una amplia participación colectiva.
Son algunas ideas que se pretende aportar para avanzar en la construcción de un sistema energético diverso para este archipiélago. Para así poder impulsar realmente la transformación que necesita urgentemente el archipiélago canario sobre esta cuestión del suministro eléctrico. Hay que ser conscientes de que la energía va a ser uno de los elementos estratégicos en la competitividad de los territorios en un futuro ya muy próximo. Y que junto al comercio y el turismo va a ser uno de los sectores económicos fundamentales para el desarrollo de esta región insular habitada por solo dos millones de personas que es Canarias.
Más Información:
Som Energia. Cooperativa de Suministro de Energía Eléctrica Renovable
El Hierro, primera isla energéticamente autosuficiente del mundo. La Sexta Noticias
Electricity firms in Japan. Solar shambles. The Economist 29/11/2014
Evolución del consumo energético en Japón. Japan Energy Renewable Foundation
Plataforma por un nuevo modelo energético
Planta fotovoltaica sobre la cubierta de una nave industrial en el municipio de Antigua, Fuerteventura. CONERGY.