La isla de Tenerife ha venido padeciendo de una manera incremental un problema de congestión viaria que tiene su origen en la excesiva dependencia del vehículo privado para el traslado personal de sus habitantes. A este respecto, el tranvía inaugurado a comienzos del mes de julio, ha supuesto un antes y un después en los modos de desplazamiento en el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife.
La apuesta personal del presidente del Cabildo por este medio de transporte ha significado un cambio notable en el enfoque institucional hacia la corrección de los problemas de accesibilidad en esta isla. El esfuerzo realizado ha partido de una intuición personal, puesto que no ha habido una evaluación real de alternativas. No obstante, supone un avance significativo en la consecución de una mejor movilidad insular frente a la promoción de más carreteras por las que apuestan otros departamentos de la administración regional.
El objetivo básico que debería guiar toda política de planificación territorial y transporte serí conveniente centrarlo en la reducción de las necesidades de desplazamiento personal, incentivando la localización del trabajo, el comercio, el ocio y los servicios lo más cercano al lugar de residencia. Este es un objetivo que debería estar constantemente en la mente de los responsables de la instauración de medidas relacionadas con la movilidad.
Y ello debido a la dificultad que supone invertir en infraestructuras para el transporte que se caracterizan por un altísimo coste económico para el sector público y que, además, requieren de largos períodos para su construcción e importantes incomodidades para los futuros beneficiarios de la implantación.
La renuncia en el tiempo a otros temas prioritarios y necesarios socialmente es otra consecuencia negativa de las políticas de transporte basadas en la construcción de estos costosos servicios. Para una administración de tamaño medio como el Cabildo, gobierno insular de la isla y que promueve la actuación sobre cuestiones de carácter social y de asistencia de muy variada gama como la sanidad, el transporte, la agricultura, medio ambiente, cultura, etc., puede significar una hipoteca a largo plazo sumamente gravosa que impida dotar de otros servicios muy necesarios.
Respecto al tranvía se echa en falta un paso previo que establezca una racionalidad superior. Hubiera sido importante llevar a cabo previamente una planificación insular del sistema de transporte. Para ello, con buen criterio, se previó un documento específico de desarrollo del vigente Plan Insular, el denominado Plan Territorial Especial del Transporte Público. Su elaboración habría servido, en primer lugar, como escenario en el contraste de alternativas para abordar colectivamente esta cuestión. En segundo término, hubiera posibilitado un cauce a una participación ciudadana que la población demanda cada vez más intensamente y, finalmente, establecería una programación adaptada a la capacidad financiera pública de las inversiones necesarias a largo plazo.
Ahora que según las propuestas electorales se pretende acometer un esfuerzo aun superior para dotar a la isla de infraestructuras ferroviarias sería deseable una reflexión previa sobre la planificación necesaria para extraer una mayor rentabilidad a este tipo de actuaciones y llevar a cabo una planificación global de las actuaciones antes de su abordaje.
Otra duda relevante sobre el modelo de transporte público basado en los sistemas guiados se plantea cuando se tiene en mente el ejemplo de la ciudad de Curitiba en Brasil, llevado a cabo por el admirado alcalde Jaime Lerner. Este modelo basado en autobuses de alta capacidad y la reserva de carriles exclusivos situados sobre las vías estructurales de aquella metrópoli brasileña se caracteriza por un coste muy inferior, una mayor versatilidad y haber sido instaurado con el consenso de la población.
Pero no todo son percepciones negativas sobre el proceso culminado para la puesta en servicio del tranvía de Santa Cruz de Tenerife. Un beneficio innegable ha sido la reurbanización de ámbitos centrales de la ciudad y su sustracción a la tiranía de los vehículos privados. La eliminación de los carriles múltiples de circulación y de las bandas de aparcamiento en determinadas calles han dado lugar a espacios más tranquilos reservados para el uso peatonal lo que va a redundar en el florecimiento del comercio en las principales vías afectadas, rambla de Pulido, avenida de la Trinidad, etc.
Al respecto es de agradecer el alto nivel con que se han diseñado las propuestas de reurbanización de vías y espacios lo que ha redundado en una gran calidad espacial a pesar de que la construcción final no haya estado al mismo nivel que el esfuerzo de diseño.
La duración final de desplazamiento que ha establecido la línea inaugurada del tranvía entre las dos áreas centrales urbanas de La Laguna y Santa Cruz es excesivo. Aunque tiene su razón de ser en la voluntad de llevar este servicio al mayor número de usuarios posible. Planteamiento que tiene el inconveniente de su baja competitividad frente a otras alternativas. Treinta y cinco minutos, en el caso más favorable es un lapso temporal que va a hacer poco atractivo este medio de transporte en las circunstancias actuales.
De una primera aproximación a la utilidad de esta infraestructura se desprende que los principales beneficiarios han sido los vecinos de los barrios intermedios de Ofra y Taco, así como los usuarios de los principales servicios comunitarios metropolitanos, hospitales y universidad. En el núcleo urbano de Santa Cruz se ha demostrado como un excelente medio para el desplazamiento entre la parte alta y baja de la ciudad
No obstante, el tranvía está teniendo una escasa repercusión en la atenuación del tráfico urbano, a pesar de que los vagones van normalmente con una alta ocupación. Alguien ya ha estimado en un 8% la disminución del tráfico de vehículos en el área metropolitana
Sin embargo, más allá de las zonas centrales de la comarca cabecera de Tenerife, la repercusión del tranvía es inexistente, lógicamente. La descentralización que es necesario llevar a cabo en esta isla indicaría la necesidad de pensar también en la reestructuración de las redes de autobuses de los ámbitos del valle de La Orotava y el sur de la isla que se están configurando como aglomeraciones alternativas a la zona de La Laguna y Santa Cruz.
Ya que se ha apostado por los tranvías como sistema público de transporte urbano sería apropiada la extensión urgente de la red para mejorar sus potencialidades. La prolongación de la línea al aeropuerto de los Rodeos es una necesidad perentoria así como la creación de la línea litoral y la que se preve como conexión transversal hacia los barrios de la Cuesta y Santa María del Mar, esfuerzos que mejorarían notablemente la eficacia del sistema.
Qué políticamente correcto te muestras, Federico. Ciertamente, la implantación del tranvía ha sido una “apuesta personal” del presidente del Cabildo, sostenida con encomiable perseverancia frente a multitud de voces críticas (prácticamente todas). En su momento se plantearon muchas dudas, objeciones, alternativas … que, como es corriente que en esta Isla, quedaron sin respuesta. Al final, gracias al apoyo decidido de una Institución (y a la progresiva suma de otros, a medida que se comprobaba que la cosa iba en serio), el tranvía es una realidad. Y, de pronto, resulta que se propugna (ahora con clamorosa mayoría) como el paradigma del transporte público, anunciándose las próximas líneas que entrelazarán la Isla: a Las Teresitas, hacia el sureste metropolitano, prolongación a Los Rodeos (ésta sí es obvia), los trenes del sur y del norte, etc.
Aun es pronto para hablar de resultados y, consecuentemente, poder evaluar qué tan acertada fue la apuesta personal del presidente. En este primer mes de tranvía, lo habré tomado una veintena de veces y prácticamente en la mitad de las ocasiones ha habido algún problemilla. Pero sería injusto criticar cuando todavía están en “periodo de pruebas”. Lo que sí sería de agradecer, pero no ocurrirá, es que se estudiaran la efectividad real del nuevo sistema y se midiera en términos de costes/rentabilidad. Y, a ser posible, comparando con alternativas desechadas, como la que citas de un sistema integrado de guaguas con carriles exclusivos. Claro que hay que reconocer que el tranvía aporta un plus de imagen que las guaguas, pobrecitas, no alcanzan (conste que no me parece mal). En todo caso, alegrándonos por la existencia real del tranvía (es melancolía inútil añorar lo que se no se hizo), sigue siendo procedente reclamar que se planifique el transporte insular y que se debatan con rigor las alternativas posibles. En una planificación bien hecha creo yo que también tienen cabida las intuiciones personales.
Felicidades Federico por tu blog. Excelente reflexión sobre el sistema de movilidad.
Coincido totalmente con tu enfoque de necesidad previa de una planificación insular del sistema de transporte, contraste de alternativas como por ejemplo modelos basados en los sistemas guiados, necesidad de haber reestructurado paralelamente a la puesta en marcha las líneas de guaguas, etc..
Como elemento positivo habría que introducir en la reflexión, el efecto creo que muy importante que puede tener el tranvía en el cambio de la percepción del transporte público por parte de la población que podría transformarse en generador de demanda.
Hola Federico, es bien cierto lo que dices de la necesidad de planificar. Me admira la fe que tenemos en el mantra de la planificación, como si su simple invocación resolviese dudas tan complejas y tan multidisciplinares como las planteadas en el transporte público (urbanismo, capilaridad, multimodalidad, gratuidad vs eficiencia, etc.)
Me temo que hacerlo bien requiere pensarlo bien. En eso estamos, y no es fácil operar con tantos cirujanos dispuestos a abrir y tan pocos diagnósticos que nos digan por dónde. Gracias por tu reflexiones, en particular sobre la extensión prioritaria de la red guiada al Aeropuerto, la importancia del urbanismo y la reestructuración de la red interurbana de guaguas creando redes comarcales, más o menos.
Necesitamos más gente pensando en esta línea.
Manolo, está claro que desde el poder se prefiere la improvisación constante. Aunque esto tiene el inconveniente de que probablemente se despilfarran más recursos y no se tienen claros los objetivos a medio y largo plazo. Tú, que eres economista deberías ser consciente de esto. Todo el que quiere tener una mayor eficiencia planifica, empezando por las empresas.
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Gracias por tu respuesta, directa y vocativa, que no acusativa. Pero no estoy de acuerdo.
Creeme si te digo que “el poder” solo prefiere la obviedad de “mantenerse en el poder”, y esto no tiene nada que ver con la “improvisacion constante”.
Si los que somos “conscientes de todo esto” damos por perdida la lucha por el poder (se trata de un entorno mucho más dinámico, aleatorio y abierto de lo que muchos piensan) pasa lo que pasa.
PLanificar y establecer objetivos no puede limitarse a un proceso cerrado racional (la asistencia técnica), hay que abrirlo al debate todo lo que se pueda, porque es ahí donde se fabrican las decisiones políticas. Si los que pueden opinar con criterio no lo hacen (o no lo hacen llegar al poder), los que quedan (lobbys y mass-media) son los que definen la opinion pública. Y esto es culpa de todos.
Insisto: necesito ayuda, generemos más ocasiones para interaccionar.
Abrazos (ya tengo un gmail)