Islas artificiales urbanizadas

Palm Jumeirah. Dubai, 2006En nuestros días ha surgido una nueva forma de colonización del territorio, la construcción de islas artificiales en las plataformas costeras de poca profundidad. Estos procesos de alteración del medio natural marino suponen retos desconocidos tanto económicos como tecnológicos y administrativos y nacen con el objetivo de crear nuevos enclaves urbanizados que aprovechen las ventajas paisajísticas inherentes al mar.

Las nuevas superficies artificiales marítimas que se han ido llevando a cabo en distintos países, han eliminado desventajas geográficas insuperables en el pasado así como el descubrimiento de oportunidades de negocio en lugares insospechados. La ribera del mar, próximo a la costa, es el espacio más demandado para este tipo de iniciativas basadas en la aplicación de tecnologías de terraformación. También las zonas pantanosas y la recuperación de antiguos enclaves portuarios en desuso se han convertido en áreas apetecidas para el desarrollo de proyectos inmobiliarios y técnicos de todo tipo.

Haveforeningen Harekaer, Brondby, Kobenhavn en Dinamarca. Aplicación extrema del modelo Radburn de urbanización suburbana americana

La extensión en la implantación de los modelos suburbanos de tipo americano, herederos de los postulados de las Garden Cities inglesas postulados por Ebenezer Howard a comienzos de 1900, es un hecho que ha caracterizado la expansión de las ciudades y los territorios en la mayoría de los países desarrollados a lo largo del siglo pasado. En América del Norte, la parcela de un acre o 2.500 m2, a la cual se accede a través de calles en fondo de saco y que garantizan la posibilidad de desarrollar una casa individual en contacto teórico con los espacios naturales intocados, son los elementos básicos que compondrían este modelo urbanístico. La suburbanización inherente a este tipo de desarrollo territorial ha satisfecho apetencias de individualidad familiar y de perspectivas paisajísticas abiertas. Las nuevas islas artificiales residenciales, tal como se vienen proyectando recientemente, llevan más allá estas expectativas de los modelos urbanísticos suburbanos.
Un planteamiento curioso en la evolución de la urbanización en ciudad jardín de baja densidad y como antídoto a las innegables desventajas de la ciudad americana, es el que se ha producido en los Estados Unidos a partir de los años 90 bajo el estandarte del New Urbanism. A partir de la famosa experiencia seminal de
Seaside en Florida, obra de los urbanistas Andrés Duany y Elizabeth Plater-Zyberk, la aplicación de un neotradicionalismo formal, que pretende recuperar las esencias amables de la ciudad americana de las empalizadas blancas y los frentes ajardinados, se ha extendido como la pólvora. La utilización de técnicas de diseño consensuado con los futuros usuarios junto con la recuperación de aspectos interesantes del espacio urbano paseable ha dado lugar a una eclosión de urbanizaciones similares a lo largo y a lo ancho de ese país.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una de las propuestas de estos urbanistas, no llevada a cabo, se planteó en una zona pantanosa del sur de Florida surcada por canales y pequeñas lagunas, que permitían islas urbanizadas en su interior. La nueva ciudad de Wellington en el condado de Palm Beach se insertaba en un contexto de alta suburbanización y se planificó con una definición muy jerárquizada de las distintas partes que la compondrían. El proyecto de esa New Town definía una separación neta de los tráficos rodados y peatonales junto con el establecimiento de zonas residenciales de más alta densidad y la amenización de los espacios urbanos resultantes con comercios, servicios y servicios para el ocio.
Algunas actuaciones recientes desarrolladas en la comunidad de Madrid por determinados organismos públicos reflejan ecos de estos planteamientos organizativos y de diseño urbano. Por señalar un caso concreto, se podría citar la propuesta de la empresa pública Arpegio para el desarrollo residencial del sector de Arroyo Culebro
en Leganés.
La experiencia reciente que ha llevado más al extremo los postulados de artificialización de la costa para desarrollos residenciales es la que está teniendo lugar en el emirato de Dubai en el golfo Pérsico. En este pequeño país se lleva a cabo una redefinición amplía de la plataforma costera con la construcción de islas artificiales que permitan una alta independencia parcelaria y una exclusividad inigualable. El planteamiento de marketing urbano de esta nueva ciudad en el desierto que busca garantizar su proyección mundial consiste en un reclamo de superlativos, las mayores urbanizaciones en el mar, los edificios más altos, los precios más extremos, etc.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una primera experiencia de esta estrategia urbanística se llevó a cabo con la construcción del
hotel Burj al Arab en una pequeña superficie próxima a la costa y proyectado por el arquitecto británico Tom Wright. Se presenta como el único hotel en el mundo con una clasificación de 7 estrellas, como reza la publicidad que lo promociona, que cuenta con restaurantes bajo el agua abiertos a las vistas del fondo marino y de su fauna peculiar. En torno a 1.000 €uros la habitación por noche.
La construcción de varios archipiélagos artificiales sucesivos ha sido una consecuencia de esta visión maximalista para la recreación de una ciudad global en el desierto, inspirada lejanamente en Las Vegas. Al hotel Burj al Arab le ha seguido la famosa isla palmera Jumeirah y los archipiélagos World y Deira, estando en trance de planificación la extensión del sistema acuático al interior del desierto en una especie de Venecia de la ingeniería territorial contemporánea. El asombro producido por la audacia de las propuestas desarrolladas ha generado un atractivo mediático del que está todavía por comprobar su capacidad de viabilidad económica real.

Formalización de la propuesta de desarrollo urbano costero de la ciudad de Dubai

No obstante, no deja de sorprender esta auténtica revolución de la forma urbana en un territorio insostenible climáticamente y sin apenas recursos materiales. En su marcha llena de superlativos hacia el futuro, Dubai construye masivamente también el mayor aeropuerto regional, el centro comercial más grande de Oriente Medio, etc.

Un planteamiento similar, Durrat al Bahrain, se ha llevado a cabo en el sultanato vecino de Bahrein, en el que se quiere reeditar el supuesto éxito de las islas urbanizadas creando un nuevo archipiélago artificial con destino a un mercado turístico más modesto. Barrios marítimos interconectados por vías sobre el mar, que cuentan con su pequeño centro cívico y playas de vecindad exclusiva junto con complejos ajardinados e instalaciones hoteleras con sus correspondientes piscinas, forman parte de la propuesta de la consultora de ingeniería anglosajona W.S. Atkins, para atraer a los visitantes del norte ávidos de novedades. En este caso, es asombroso el carácter pintoresco de las propuestas con las velas que otorgarían una personalidad al lugar en una suerte de imaginería a lo Santiago Calatrava. Se echa en falta la localización de muelles para el atraque privado de yates que, lógicamente sería razonable que acompañen a los residentes en su insolidaridad ambiental.
La reocupación de antiguos muelles en desuso es otra forma de aprovechamiento de antiguas islas urbanas que han permanecido inutilizadas en el centro de algunas de las principales ciudades portuarias. La reconversión de los Docklands londinenses a mediados de los años 80 ejemplificaría este tipo de estrategia de recualificación urbanística. El conocido Canary Wharf, a pesar de sus avatares inmobiliarios, ha logrado consolidar un pequeño Manhattan de rascacielos como extensión del centro financiero europeo por excelencia, la City de Londres. Al igual que otra experiencia similar en Francia, el distrito de La Defense parisino, las formas urbanas resultantes son sumamente inhóspitas, junto a su carácter monotemático, no ayudan a su integración urbana ni a lograr constituirse como piezas vibrantes de sus ciudades respectivas.
 

Propuesta ganadora del concurso para la urbanización de los muelles de Borneo y
Sporenburg en Amsterdam. Adrian Geuze y West8
 
En Ámsterdam se ha llevado a cabo una actuación urbanística muy interesante a partir de la última estrategia nacional planificación territorial, la recuperación de zonas de su puerto abandonadas para la construcción masiva de viviendas. Una de sus realizaciones más conocidas es la que se ha llevado a cabo en los antiguos muelles de Borneo, Sporenburg y Java Eiland, próximos a la estación central de la ciudad.
En este caso se ha buscado un difícil equilibrio entre una altura razonable de la edificación junto con una alta densidad de ocupación y edificabilidad que en algunos casos se aproxima a las cien viviendas por hectárea. La propuesta urbana más exitosa ha sido la desarrollada en Borneo, a partir de un diseño del paisajista holandés Adriaán Geuze y su oficina
West 8, que se ha convertido en uno de los lugares chic de la ciudad y a la que pretenden acceder las parejas jóvenes y con recursos.
En otros lugares densamente urbanizados también se ha planteado la ocupación de la plataforma costera para desplegar usos necesarios para el desarrollo de las ciudades como en el caso del nuevo aeropuerto de Kansai, proyectado por la
oficina de Renzo Piano y situado en la bahía de Osaka, que es toda una proeza de la ingeniería y de la arquitectura. La alta densidad de la conurbación japonesa dio lugar a mediados de la década de los 90 a la puesta en servicio de esta infraestructura en medio del agua.
Una alternativa similar se está planteando en los Países Bajos para escapar también a la imposibilidad de expandir el aeropuerto de Schipol, próximo a Ámsterdam. En este caso, la saturación del espacio aéreo europeo junto a la alta densidad residencial de esta zona al sur de la ciudad, ha llevado también a las autoridades holandesas a plantearse la posibilidad de construir una nueva isla artificial aeroportuaria en medio del mar del Norte.
En España puede que en un futuro no muy lejano empiecen a plantearse iniciativas de este tipo en las que la ocupación y construcción de la plataforma costera con destino a múltiples usos sea motivo de controversias. Lo cierto es que actualmente no se dispone de un marco administrativo preciso al respecto, lo cual puede llevar a graves confusiones, cuando no a la destrucción de espacios de alto valor ecológico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 La Graciosa vista desde Lanzarote. Canarias

El entorno de la pequeña isla de la Graciosa, en el extremo septentrional de las Canarias puede ser un espacio de apetencia para este tipo de entornos artificializados próximos a la costa. Considerando la forma habitual en que se llevan a cabo los desarrollos territoriales en este archipiélago es una posibilidad que crea incertidumbre. La práctica del urbanismo en el archipiélago canario se caracteriza por una confianza excesiva en los mecanismos legales y en las que el crecimiento de la edificación o las nuevas urbanizaciones se identifican generalmente con la improvisación, la baja calidad proyectual, el sometimiento extremo a la iniciativa privada así como una falta de atención radical a la forma final de los escenarios urbanos resultantes.
Un idílico enclave habitado por unos cientos de personas con unas condiciones naturales excepcionales, que ha llevado a que una gran parte de su exigua superficie se halle protegida por su consideración legal como parque natural de carácter regional, ha ido transformándose paulatinamente en un espacio especulativo en el que se llevan a cabo construcciones de escasa calidad con el objetivo de extraer masivamente las plusvalías derivadas de un paisaje singular de arena y playas límpidas.
Hoy en día, la Graciosa es el lugar de moda de las élites privilegiadas del archipiélago y su pequeño puerto está regularmente abarrotado de veleros y de visitantes de todo tipo que buscan una autenticidad en trance de desaparición. La picaresca también ha hecho acto de presencia en sus dos núcleos poblacionales y proliferan los añadidos y nuevas construcciones que destruyen paulatinamente ese carácter original del lugar.
Es el destino de algunos sitios con carisma a los que la naturaleza ha dotado con unas circunstancias escenográficas singulares y que tienden a transformarse negativamente como resultado de una explotación económica equivocada. Y que, en el caso de Canarias, un territorio que ha contado con una alta proporción de espacios de este tipo, ha ocurrido de una manera inexorable que ha llevado a que sus innegables valores ambiéntales y paisajísticos hayan sido tremendamente mutilados a lo largo de la historia reciente en aras de una rentabilidad de cortas miras.

3 comments to Islas artificiales urbanizadas

  • Federico, te felicito por el blog que, espero, me ayude en mi labor docente. Esta entrada sobre “islas artificiales urbanizadas” es fantástica. Me he tomado la libertad de recomendar el blog en el que he empezado relacionado con la enseñanza , el urbanismo, paisaje, territorio y sostenibilidad. La dirección de mi blog
    http://www.elblogdefarina.blogspot.com/
    Ánimo, un saludo

  • hola q tal me gustaria saber con mas profundidad el tema de las islas artificiales a nivel geomorfologico, ademas de geologico, diseños,estructuras,tipos de sedimentos , o un proyecto establecido por compañias ya que estoy realizando una tesis y necesito informacion, muchas gracias. maklad863@gmail.com

  • Anonymous

    Solamente un apunte.
    El pie de la segunda fotografía que reza:
    Aplicación extrema del modelo Radburn de urbanización suburbana americana.
    Es erroneo, en realidad la imagen pertenece a una urbanización en:
    Haveforeningen Harekaer, Brondby, Kobenhavn en Dinamarca.
    Parece ser que se te dobló el mapa.
    Un saludo de Guadiato16.

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