“Siguiendo al Partido Comunista, revitalizando China”
La transformación del sudeste asiático en una región ampliamente urbanizada ha tenido a
la Republica Popular China como país de avanzada en un proceso que se acelera por momentos. Para lograr esta mutación, el régimen comunista implantado desde1949 ha ido confiando en las diversas formas de planificación como una de sus máximas expresiones y seña de identidad política. Los potentes procesos de urbanización han sido así planificados y dirigidos en una estrategia a largo plazo que ahora empieza a conocerse someramente.
Allí, en las últimas décadas, la explosión urbana de las regiones costeras ha dado lugar a una expansión económica sin precedentes, que ha sido dirigida con mano férrea por el Partido Comunista Chino hasta convertir al conjunto del país en una de las economías más pujantes del planeta. Como señalaría Deng Xiao Ping, la urbanización es el motor principal de
la modernización. Con el impulso dado por aquel líder comunista sui géneris, en un breve lapso temporal, China se ha venido transformando desde una sociedad agraria hacia una nación hipermoderna orientada hacia la producción industrial y el comercio internacional.
Las tradiciones campesinas que persisten en las nuevas metrópolis chinas. Imagen: Centro de Taipei, Taiwan. Eco Warriors. C.J. Lim + Ed Liu
Durante miles de años, el llamado Reino del Centro había sido un subcontinente campesino donde la mayoría de la población vivía muy ligada a la tierra. Según la Sociedad Geográfica de China, en 1980 solo el 17,9 % de la población residía en las ciudades. Ese porcentaje habría subido al 50% del total en 2010. En consecuencia, la forma de vida de los chinos ha experimentado por un cambio espectacular en solo 30 años. Este crecimiento brutal de la urbanización se ha concentrado principalmente en las ciudades y provincias más próximas a la costa, permaneciendo el resto del territorio en una situación ancestral de pobreza muy notable.
El crecimiento urbanístico chino no podría entenderse sin analizar las singulares estrategias de planificación del desarrollo que se han ido implantado allí sobre múltiples facetas de la vida de sus habitantes. Sin embargo, ciertos expertos señalan que algunas instituciones burocráticas colectivas muy asentadas están influyendo negativamente en el logro de una plena urbanización, al mismo tiempo que generan ineficiencias notables en el proceso.
Uno de los elementos básicos del sistema chino de organización colectiva es lo que se conoce como danwei. Este término hace alusión a la unidad de trabajo en las que se dividieron e instituyeron las empresas cooperativas, dependientes del estado a comienzos del nuevo estado comunista. Los miembros y familias asignados al danwei vivirían y trabajarían de una manera comunal, practicando una actividad similar. Según Mari Fujita -profesora de la UBC School of Architecture, de la universidad canadiense de Vancouver- ello tendría una repercusión y correlato espacial también ya que el barrio acabaría asimilado al danwei, que se concebiría como un espacio que integra el lugar de trabajo, la residencia y los servicios sociales ofertados por el estado en ese lugar. Para su planificación física se adoptarían inicialmente esquemas de organización similares a los que propondría Clarence Perry para las periferias americanas en las llamadas unidades de barrio. Sin embargo, finalmente se aplicarían los criterios espaciales pensados para los microdistritos soviéticos, definidos como superbloques de vivienda colectiva en los que todas las actividades comunes de la población se pueden realizar en un área accesible, a pie en menos de cinco minutos. El danwei se organizaría pues como un recinto a la manera de barrio integrado, dando servicio a una población entre 5 y 15.000 habitantes.
La red de transporte en la gran conurbación existente en el Delta del Río de las Perlas
Hacia 1978, el 95% de la población china pertenecía de una manera u otra a un danwei específico. Debido a ello, hasta el día de hoy, la población china debe estar inscrita en una comuna concreta, esas aglomeraciones en las que la propiedad ha sido ostentada colectivamente a partir de la implantación del régimen maoísta. Este sistema de registro personal y familiar ligado al danwei, la zona de residencia y trabajo, es conocido como hukou. Establecido en los años 50 del siglo pasado, supuso una limitación muy estricta de la movilidad de los ciudadanos, definiendo dos categorías principales, la rural y la urbana. El registro hukou ha sido una herramienta para el control de las migraciones al carecer de derechos aquel que se desplaza a otro sitio sin el permiso correspondiente. Por ejemplo, sin la cédula de identificación que otorga el hukou es muy difícil acceder a servicios esenciales, como los vales de racionamiento para la compra de comida. El empleo, la educación, el matrimonio, etc. han dependido hasta fechas muy recientes de la categoría otorgada por esa forma de control de la residencia.
Por ello, el hukou ha generado con el paso de los años una situación de segregación y apartheid de facto, que sufren aquellos millones de personas que han emigrado a las ciudades y no pueden obtener legalmente una certificación oficial como residente urbano. Por lo que señalan los expertos (véase el dossier de julio de 2011 sobre China del periódico La Vanguardia y el reportaje monográfico de la revista The Economist, publicado el 25 de junio), ello les impide acceder a viviendas convencionales, obtener servicios sanitarios públicos y lograr educación colectiva para los hijos. A pesar de ello, más de 200 millones de campesinos chinos viven de manera casi permanente en las ciudades costeras –en Pekín y Shanghai más de un tercio de la población es emigrante- en las que se ha producido un desarrollo industrial y comercial impresionante.
La presión para emigrar a las ciudades responde a razones diversas, pero en el caso chino se debe a que el sistema de partido único ha sido incapaz de eliminar las diferencias entre el campo y las ciudades y de alguna manera se ha estimulado indirectamente. Los residentes inscritos en el hukou en las regiones urbanizadas acceden a mejores servicios del estado y tienen la posibilidad de conseguir trabajos mucho mejor remunerados. Es más, las fuertes necesidades de mano de obra barata en los densos conglomerados productivos de la costa han supuesto un factor de atracción potentísimo para los habitantes de las regiones situadas más hacia el interior del continente. Es lo que ha venido ocurriendo en el llamado Delta del Río de las Perlas, que se ha organizado bajo la influencia de Hong Kong y en el que se sitúan otras ciudades gigantescas como Shenzen, Guangzhou o Dongguan, con poblaciones que superan los siete millones cada una. Al igual que en el entorno de Shanghai y Beijing.
La ciudad de Shanghai y la localización de las nuevas ciudades en curso de realización. Imagen: Shanghai New Towns
Desde hace más una decena de años se ha intentado cambiar el estatuto de propiedad de la tierra y estimular con ello la aparición de un mercado sobre el suelo. Si bien los terrenos agrícolas siguen teniendo un carácter colectivo, en algunas regiones se ha empezado a otorgar derechos de uso a los campesinos y, en fechas más recientes, se ha ido permitiendo a algunas regiones experimentar nuevos mecanismos que faciliten un uso más eficiente del exiguo suelo. Es el caso de la provincia de Chengdu, donde se ha iniciado una nueva reforma de la tierra en 2007 y se ha empezado a dotar con certificados que establecen los límites de los terrenos de los que pueden disponer la población y contratos personalizados de aprovechamiento por treinta años con cláusulas de renovación.
El problema de la planificación y la regulación asociada es que suelen llevar aparejados elementos distorsionantes que no fueron previstos inicialmente. Un ejemplo de ello es otra práctica que tiene que ver más directamente con el manejo del suelo, el llamado dipiao. Consiste en un sistema por el cual un promotor inmobiliario que quiere desarrollar urbanísticamente una parcela concreta debe aportar una certificación de que ha logrado poner en uso agrícola otra superficie similar en cualquier otro sitio. La fuerte demanda de suelo para edificación en las zonas costeras ha originado un tráfico ingente de certificaciones dipiao en las ciudades y, en consecuencia, la aparición de numerosas prácticas corruptas como las que se refieren a la falsificación de las acreditaciones o la presión abusiva que ejercen los propios funcionarios para lograr que los campesinos se trasladen a pisos en las zonas próximas, liberando así el suelo interesado.
En medio de este proceso acelerado de desarrollo de las ciudades y territorios pujantes, los urbanistas chinos han debido realizar un esfuerzo considerable para encauzar las enormes transformaciones experimentadas. Para ello, han investigado e intentado aplicar las estrategias, soluciones y modelos de desarrollo regional experimentadas con éxito en otras partes del mundo. El análisis de las prácticas urbanísticas y la historia del urbanismo del siglo XX han tenido allí un eco evidente en las formas y maneras en que se están implementando los desarrollos de las ciudades chinas en la actualidad.
El centro de la Nueva Ciudad del Támesis. Imagen: Mari Fujita
Un ejemplo de ello es el proceso de radical transformación experimentado por el territorio próximo a Shanghai que es expresión de esas fuerzas urbanizadoras presentes en las principales regiones orientales de China. El caso de la metrópolis costera ha sido explicado muy concienzudamente en el libro colectivo Shanghai New Towns que ha publicado en 2010 la editorial holandesa 010, coordinado por Harry den Hartog.
Refiriéndose al caso de Shanghai, Zheng Shiling (Director del Instituto de Arquitectura y Espacio Urbano de la Universidad de Tongji) señalaba -en la introducción al libro- que el Departamento de Planificación Urbana de la región había ido adaptando la ciudad progresivamente desde un planteamiento monocéntrico hacia otro más policéntrico y descentralizado. Es lo que recogería el Master Plan Estratégico de 1999 bajo el lema Una urbe, nueve ciudades. Una idea que luego pasaría a reorientarse en 2003 hacia el logro de una ciudad central y tres ciudades secundarias. Finalmente, se ha determinado establecer una nueva estrategia para la estructura urbana regional que se denomina Visión 1-9-6-6: una urbe central, nueve ciudades nuevas, sesenta poblaciones y 600 villas centrales.
El concepto 1-9-6-6 actúa sobre una superficie de 6.340 kms cuadrados desarrollando numerosos nuevos centros y subcentros urbanos de todo tipo de carácter. Una estrategia que estructurará una amplia región urbanizada que aprovecha la geografía de la extensa llanura aluvial de tierra en forma de lengua en la desembocadura del río Yang-Tsé. La parte central o corazón junto al estuario constituye un espacio muy densamente habitado, superando los 50.000 residentes por km2, lo que genera problemas de todo tipo y ha llevado a los responsables del urbanismo por optar por una descentralización radical que afecta tanto a la residencia como a las múltiples actividades productivas asociadas.
Planta de la nueva ciudad de Gaoqiao. Es significativa la traza circular del canal como referencia a la tradición acuática de los Paises Bajos. Kuiper Compagnons. 2001
El desarrollo experimentado en Shanghai a lo largo de dos décadas escasas ha llevado aparejado la participación de numerosos técnicos y empresas de diversos países. Las propuestas para el desarrollo de las nuevas ciudades y barrios han dado lugar a numerosísimos ejemplos de formas de organización de nuevos tejidos urbanos que ha significado la aparición de un urbanismo de carácter temático. El apoyo a tematizaciones urbanas específicas ha buscado conseguir la calidad de los modelos imitados en las nuevas ciudades que se han ido construyendo en una secuela de las ideas de diseño de la empresa Disney. Es lo que ocurre con la llamada Villa Holandesa (Gaoqiao), proyectada por Kuiper Compagnons o la Ciudad del Támesis (Songjiang), diseñada por la ingeniería británica Atkins Design. Distritos construidos como remembranzas y ecos de los lugares a los que hacen
La reproducción de las formas arquitectónicas holandesas en el barrio de Kattenbroek de Shanghai
También es destacable la llamada Pujiang New Town, que pretendía ser una copia literal de alguna metrópolis italiana. El trabajo se encomendaría al equipo dirigido por el prestigioso arquitecto neoracionalista Vittorio Gregotti. El carácter italiano se confiaría a un eje central de grandes equipamientos y edificios monumentales a la manera del EUR 42 romano mientras que la gran masa de la residencia se conformaría siguiendo los modelos tradicionales de las ciudades chinas. A pesar de los desencuentros entre los técnicos y promotores se ha producido allí un sugestivo ejemplo de urbanización contemporánea.
Otra propuesta interesante es la denominada Dongtan Ecocity, más en línea con las recientes preocupaciones por la responsabilidad ecológica, el reciclaje y la autosuficiencia alimentaria y energética. Diseñada por ARUP trata de afrontar el problema del irreversible daño ecológico que sufre toda la región de Shanghai, estableciendo nuevas maneras alternativas de afrontar el desarrollo. En Dongtan se ha establecido el objetivo habitual de la transferencia cero de carbón a lograr para esa ciudad de 500.000 habitantes.
Traza urbana de la New Town de Pujiang. El recurso a la racionalidad de la cuadrícula pretende ser una referencia a la tradición neorracionalista italiana. Gregotti Ass., 2001
Las periferias de las ciudades chinas han sido el territorio abonado para todo tipo de experimentalismos relacionados con el urbanismo. Vistos desde la distancia reflejan las enormes dificultades organizativas y la pericia para conjugar los intereses colectivos con la iniciativa privada incipiente que está apareciendo en esos lugares.
Cada una de estas experiencias merecería unas reflexiones específicas en si mismas. Constituyen ejemplos del creciente interés internacional por la producción de núcleos urbanos ex novo en los distintos países que cuentan con procesos económicos ligados a una urbanización acelerada y briosa.
Los nuevos ciudadanos de las metrópolis chinas. Imagen: Shanghai New Towns
Federico: vamos a tener que empezar a mirar hacia esos países que empiezan a dejar de ser manchas obscuras en el mapa y van adquiriendo visibilidad. Una visibilidad a veces inquietante. Gracias por acercanos a ellos.
En concreto, de China hay muchas cosas que aprender (de lo bueno y de lo malo). Un abrazo.
Gracias Federico. Nos presentas otro mundo de posibilidades tan lleno de experimentos como de nombres impronunciables. Parece que los europeos ya hemos dejado de ser el ombligo del mundo y tenemos que pasar a ser observadores de lo que se hace en otras tierras.
saludos!
Hola Fede: interesante como siempre. Y gracias por tu felicitación de ayer en mi blog por la tesis. Espero que todo siga bien por la(s) isla(s). Un abrazo, Andrés.
Se nota que hacen muy bien su investigación. Muestran una foto de TAIPEI, TAIWAN (RECONOCIDA POR EL EDIFICIO TAIPEI 101) Por estas razones es que la gente se lleva imágenes tan equivocadas de lo que pasa en el mundo, pues plagian imágenes de otras partes del mundo y después dicen que es China. Me parece que deberían por lo menos saber de dónde son las imágenes si es que van a ponerlas.
QUE CONFIABILIDAD TAN GRANDE SE PUEDE TENER DE ESTE ARTÍCULO
Nosotros, desde Europa, no tenemos consciencia sobre las diferencias políticas que puede haber entre dos naciones chinas como la Republica Popular y Taiwan. Para los occidentales forman parte del mismo imaginario oriental.
Por ello, no hacemos distinciones entre ambas. No obstante, atendiendo a la recomendación anónima hacemos la precisión del lugar concreto en que se tomó la imagen.