del ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Isla de GranCanaria. 1998. GBGV Arquitectos
Esa exposición hizo un repaso por el florido panorama experimental existente en la arquitectura española; aquel que había alcanzado en años anteriores un nivel de variedad y espectacularidad realmente sorprendente. En ella, se ofrecían importantes ejemplos que han sido el resultado de iniciativas interesantes, públicas y privadas, propiciadas por los numerosos concursos de arquitectura que se celebran en España con asiduidad.
<--- Las razones para haber alcanzado esta repercusión exterior de la arquitectura española han estado fundamentadas en la forma peculiar en que ha podido llevarse a cabo el ejercicio profesional más exigente, desde un punto de vista, cultural, artístico y experimental, sobre todo a partir de la aparición de la democracia en este país. Ello ha sido posible por la alta competencia técnica de las elites profesionales, derivada de la gran responsabilidad asignada socialmente a los arquitectos españoles, no solo en la proyectación sino también en el control y la dirección de los procesos de ejecución de las propias obras. Algo, por otra parte, insólito en el panorama internacional muy segmentado en lo que se refiere a las competencias profesionales, y que se suele caracterizar por la participación en la obra de variadas disciplinas de la ingeniería y ello sin un liderazgo realmente consecuente con el carácter claramente creativo del diseño edificado. Otra característica de la arquitectura española es la que se entronca con la notable capacidad para una renovación generacional constante de los arquitectos que producen obra. Un hecho que ha permitido evitar hasta fechas muy recientes el anquilosamiento y la acomodación de la arquitectura a las fuertes presiones económicas y burocráticas imperantes en el modelo de gestión y realización inmobiliaria del conjunto de países más desarrollados.
Plano de emplazamiento de la propuesta ganadora del concurso sobre el acceso al Puerto de Santa Cruz. Isla de la Palma, 1998. GBGV Arquitectos. 1er Premio ex aequo
La expresión de este proceso de degradación paulatina del ejercicio profesional ha quedado reflejada recientemente en el concurso para la realización del Centro Nacional de Artes Visuales a ubicar en la ciudad de Madrid y motivo de una reciente polémica pública entre arquitectos y administración. En ese caso, la práctica habitual en este país del concurso abierto a cualquier arquitecto, había quedado subvertida con la elección previa de un escogido grupo de profesionales para participar por invitación directa. Entre los invitados se encontraban 6 equipos madrileños, los de Nieto y Sobejano, Ábalos y Herreros, García de Paredes y Pedrosa, Aranguren y Gallegos, Beatríz Matos y Mariano Bayón junto a los sevillanos Cruz y Ortiz, en una muestra de la flagrante discrecionalidad que apoyaba casi exclusivamente la presencia de arquitectos de una sola región en flagrante contradicción con lo exigido legalmente y vulnerando así principios esenciales en la práctica de selección profesional como la pública concurrencia, la transparencia y la igualdad de participación.
Maqueta de la solución seleccionada para el Centro Nacional de Artes Visuales. Madrid 2008. Nieto y Sobejano, arquitectos
Finalmente, ante la frontal oposición de la representación profesional, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, el Ministerio de Cultura, órgano convocante del concurso ha desistido de lo ya actuado y se ha retrotraído a iniciar de nuevo el proceso.
Un artículo posterior del arquitecto navarro, Patxi Mangado, publicado en la prensa nacional hacia una reflexión tensa y melancólica en relación a estos problemas relacionados con un tipo específico de concursos, los dedicados a la selección con jurado de anteproyectos. En él se señala el sistema de concursos como un recurso apropiado para la adjudicación de proyectos de arquitectura por cuanto permite la participación de un amplío abanico de profesionales, incluyendo a los más jóvenes que de otra manera, no tendrían oportunidad. Pero también se refiere a la mezquindad con que los convocantes se aprovechan del entusiasmo de unos participantes que tratan de aportar lo mejor de sus recursos intelectuales para generar proyectos de calidad sin recibir prácticamente nada a cambio.
Opción ganadora del concurso de proyectos para el nuevo hospital de Icod de Los Vinos. Isla de Tenerife
GBGV Arquitectos, 2001
La convocatoria de concursos de arquitectura por la administración y los particulares se ha ido convirtiendo en un método para obtener casi gratuitamente la aportación de valor añadido de calidad, ofreciendo a cambio unas gratificaciones cada vez más exiguas. La mezquindad económica de los premios, así como la ausencia de remuneración a los que pierden o no llegan a ser seleccionados, es algo ya tradicional en las convocatorias que se realizan en España. Si se atiende a la creciente extensión de este sistema a casi todas las adjudicaciones de proyectos públicos en un aplicación extensiva de la vigente Ley de Contratos, los concursos han alcanzado un status de abuso declarado, en el plano administrativo.
Un panorama de selección profesional que se encuentra adjetivado por unos objetivos y enunciados poco claros que impiden saber que es lo que se requiere realmente, la indefensión absoluta de los participantes frente al favoritismo de los convocantes, administración y particulares, unos equipos de selección o jurados claramente incompetentes para valorar las propuestas desde una perspectiva que garantice al menos la funcionalidad y la viabilidad constructiva y económica de las propuestas presentadas a los concursos. Por no hablar de las posibles aportaciones culturales o, incluso estéticas que serían deseables.
Si se extiende esta argumentación a los procesos de selección administrativa para la realización de arquitectura pública, el paisaje es aun más desolador si cabe. La creciente presencia de un favoritismo evidente, relacionado con las amistades de los convocantes, jurados compuestos casi exclusivamente por personas que nada saben profesionalmente de lo que se juzga (abogados, economistas y políticos, por ejemplo).
Por ello, es preciso denunciar la actual deriva de los concursos de arquitectura que tienen lugar en España. Procediendo legalmente y sistemáticamente si es preciso, como ha hecho el Consejo Superior de los Arquitectos en relación al caso particular del concurso del Centro Nacional de Artes Visuales.
Sería exigible la negociación e implantación de unos criterios éticos y objetivos que permitan unas mejores prácticas en la adjudicación de trabajos por concursos profesionales, tanto en la esfera de la administración pública como en lo que respecta a las iniciativas empresariales o estrictamente privadas.
Uno de los aspectos básicos a considerar es el que se refiere a la competencia profesional. Porque en la actual situación de enredo administrativo, complejidad técnica y necesidad de racionalidad económica ya no es suficiente con esgrimir una titulación universitaria para llevar a buen puerto un proyecto de arquitectura. La actuación de equipos pluridisciplinares con una mínima experiencia debería ser un requisito previo que discrimine y establezca unos umbrales mínimos de competencia. Ello debería llevar a unos procesos de selección en dos fases: una primera en la que los aspirantes puedan presentar sus credenciales y su experiencia de trabajo en equipos complejos, se establezca su capacidad profesional cualificada así como la comprensión justificada del alcance del futuro encargo; una segunda fase posterior, debería concretarse con un número reducido de equipos, a los cuales se les debería remunerar su esfuerzo, al margen de los posibles premios y contratación posterior, puesto que ejercerán un trabajo de una alta exigencia intelectual que requiere de esfuerzos muy importantes y que, actualmente, no son reconocidos apropiadamente.
Otra cuestión que es preciso exigir es la necesaria transparencia informativa. Las convocatorias deberían garantizar un acceso a la información del concurso de la manera más amplía posible, con documentación adecuada y la definición precisa de sus objetivos y limitaciones. Así, se asiste cada vez más frecuentemente a convocatorias de concurso en las que no se ofrece ni siquiera planos del emplazamiento o programa funcional por no hablar de rango de coste, en una pléyade de situaciones totalmente inverosímiles que convierten al concurso en una verdadera carrera de obstáculos insalvables.
Los arquitectos participantes deberían tener en cualquier caso una representación adecuada en los jurados que tienen la responsabilidad de seleccionar la mejor propuesta. Bien a través de la posibilidad de elegir un miembro del jurado o bien con la exigencia de una mayoría formada por técnicos de la especialidad que cuenten con experiencia en el tipo de trabajos demandado y con representación de los estamentos profesionales locales de la arquitectura. Los fallos deberían ser justificados razonadamente, de tal manera que se pudiera entender las razones que han motivado la selección finalmente realizada, superando así las arbitrariedades y subjetividades tan definitorias de los resultados de muchos concursos que se convocan actualmente.
Perspectiva de la propuesta ganadora del concurso para el parque de Las Indias en la ciudad de Santa Cruz. 1992. Isla de Tenerife. Federico García Barba y José Lorenzo García. 1er Premio
Lo cierto es que el espacio de la arquitectura en España se ha vuelto un ecosistema excesivamente competitivo en el que existe una lucha despiadada por la obtención de encargos que progresivamente se vuelven cada vez más escasos y en los que la visibilidad profesional se ha vuelto un factor de primer orden. En este escenario, un factor que está influyendo muy negativamente en la calidad de la arquitectura es la creciente tergiversación espectacular y el marketing profesional. La proliferación de revistas de arquitectura, premios profesionales y exposiciones que promueven a determinados personajes con un ideario fantasmagórico junto a una docencia desenfocada que trata de enseñar sin una capacidad crítica sobre la trayectoria de las celebridades admiradas por el alumnado es un factor que debería combatirse más contudentemente.
Hoy es más importante tener una presencia espectacular en el mercado clientelar -aquel que convoca estos concursos de los que se reflexiona- que garantizar la verdadera capacidad profesional de los que acceden a los encargos finalmente.—>
Federico, me alegro que hayas denunciado esta cuestión porque casi nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato no sea que resulte arañado. El tema de los concursos de arquitectura es un desastre de tal magnitud con la deriva que ha tomado en los últimos tiempos (no fue así al principio) que no entiendo como los Colegios de Arquitectos y el Consejo no intervienen de una forma contundente para cortar de raíz un sistema que está dejando a todos nuestros jóvenes sin posibilidad alguna de darse a conocer y participar. No solamente por los llamados concursos restringidos, sino incluso porque los escasos que se hacen abiertos son ruinosos dada la cuantía de los premios que no cubren los costes de participación ni tan siquiera para los ganadores. En muchos casos con escasa información (en algunos ni tan siquiera una cartografía decente que tiene que conseguir el concursante pagándola de su bolsillo). Y eso por no hablar de los jurados o de esos concursos en los que, ni al ganador, ni al segundo, ni al tercero, se les encarga la realización ni del proyecto ni de la obra, sino a “otro ajeno” que se aprovecha de las ideas y el trabajo de los concursantes (en la mayor parte de los casos los derechos se ceden a la entidad patrocinadora, la parte “moral” de la propiedad intelectual no, claro, pero ¿quién reclama enemistándose con una admón que luego, en venganza, no contará nunca más con el reclamante?). Lo que en un principio era un sistema envidiado por casi todos los países y que puso a nuestra arquitectura a la cabeza del mundo se ha degradado y convertido en un objeto nefasto cuya reforma habría que acometer con rapidez. Creo que has puesto el dedo en la llaga y “alguien” se tendría que dar por aludido.
Pepe: Comparto totalmente tu opinión y es más, desde hace tiempo me he decidido a decir las cosas como las pienso. Sin ofender ni descalificar a nadie. Es necesario que se debatan las cosas con argumentos ya que es la única manera de progresar.
No obstante, ya sé que el ostracismo me espera a la vuelta de la esquina a nada que esta humilde paltaforma tenga un poco de reconocimiento público.
No puedo estar más de acuerdo: nuestro criterio desde hace tiempo es evitar los concursos absolutamente abiertos, más aún si no tienen compensación para los finalistas, y centrarnos en los de dos fases, como los que describes: primera selección por méritos, segunda por ideas. Por desgracia, las convocatorias de este último tipo salen en nuestro país con cuentagotas. Un abrazo, AM
Colega…., no solo has puesto el dedo en la llaga, o como tambien expuso Jose Fariña “El tema de los concursos de arquitectura es un desastre de tal magnitud …. que no entiendo como los COLEGIOS de Arquitectos y el CONSEJO no intervienen …”, la cual suscribo totalmente; sino que el problema aparte de los grandes concursos restringuidos, el que ya citas u otros mas cercanos como el PALACIO de CONGRSOS de Arrecife etc., esta en esos concursos “pequeños” -grupos de viviendas de VPO – que las empresas públicas de vivienda sacan; con unas especificaciones brutales, derivadas en principio del CTE, y que siguen con unos honorarios dervados del “libro de TARIFAS”; puesto que en las bases se tiene que baremar el precio que ofertas; con un baremo altisimo para dicha OFERTA ECONOMICA, o baremando la metodología -photoshop, presentación de ventas etc.-; y dejando de lado o bajisimo baremo para la solución formal, nuestra “distribución”, sin primar a la que se acerque mas a fin a que son destinadas -viviendas sociales, sin menoscabar el calificativo; pero poniendo los pies en el suelo- o valorar más en famoso coeficiente U -relación superficie útil/superficie construida-. En fín Federico que espero que esta plataforma que tu potencias, y por la cual puedes caer en el ostracismo; sirva para despertar a nuestros representantes -dirigentes del COAC en nuestro ámbito-; y por supuesto a todos los colegas que se presentan a los concursos aludidos con unas BAJAS terrorificas, solo con el fín de conseguirlos; estamos dejando a los jovenes sin posibilidades de salir.
Hola Federico,
Muy interesante tu post… No sé si conoces el número último d ela revista UHF, que bajo el título ERRA recoge, entre otras cosas, concursos “perdidos” y las reflexiones de los autores..
Un saludo dsde Sevilla!
Paula Sin|studio