MURALLAS CONTEMPORÁNEAS

Un condomínio fechado junto a la favela de Paraisopolis en la ciudad de SaoPaulo, Brasil
A medida que transcurre este joven siglo XXI que nos ha tocado vivir, asistimos al levantamiento paulatino de más y mayores murallas. Murallas que nos separan, murallas dentro de nuestras ciudades, murallas que dividen países, murallas que pretenden dejar fuera a los bárbaros…

Abrimos el periódico cotidiano y leemos una noticia sobre la construcción de una nueva barrera para enclaustrar una favela en Río de Janeiro, en lugares como
Rocinha o el Morro de Dona Marta. Ha dejado de asombrarnos algo que en épocas remotas era habitual pero que a partir de la Revolución Francesa, se convirtió en un hecho extraordinario: el esfuerzo por enclaustrar, separar, a unos seres humanos de otros. Hoy algunos batallan denodadamente por recuperar unas prácticas egoístas que considerabamos superadas; tratan de enterrar aquellos conceptos tan citados por los revolucionarios, la igualdad, la fraternidad y la libertad.

<---La propia Muralla China, una de las asombrosas construcciones del mundo en la antigüedad, es una minucia comparada con la que se construye en este momento en la frontera de Israel para dejar fuera a un supuesto enemigo peligroso, el pueblo palestino. La construcción de cercas, tapias y otros artilugios excluyentes es una estrategia irracional que no ha podido contener nunca el avance de aquellos que necesitan acceder a un futuro mejor. Esa estratagema territorial no retuvo a <---los pictos en Escocia a pesar de la ingente obra del emperador Adriano realizada en el norte de Britania. El limes fue siempre una frágil frontera mantenida con dificultad gracias al ingente esfuerzo de los mejores hombres del pueblo romano.

La Muralla China, una de las maravillas constructivas de la humanidad

En Canarias, el mar es también esa muralla infranqueable para nuestros vecinos africanos que mueren a cientos en el mar. En este caso, la miseria inherente a interminables guerras injustas y la necesidad de procurar sustento a los queremos y lo necesitan puede más que el mantenimiento de la propia vida.
En nuestros días crece un sentimiento contra la concordia entre las personas, el individualismo por encima de todo; un ideario irracional de segregación insensata que establece -por ejemplo- reales campos de concentración por doquier en la periferia de las ciudades europeas. Es una realidad que se expande y a la que no quieren atender los que viven en esos lugares. Aquí en mi isla se ha construido con una celeridad pasmosa, un eufemísticamente llamado

Centro de Internamiento de Hoya Fría, atestado de lo que algunos medios catalogan como delincuentes peligrosos. Frente a esta realidad que se esconde bajo las alfombras, Guantánamo es una débil excusa que pretende distraernos de lo que está ocurriendo masivamente a nuestro alrededor.
Centro de Internamiento Especial de Hoya Fría en Santa Cruz de Tenerife. Islas Canarias. Foto: Quilombo Samuel, Flickr

El problema es que para los elegidos en la abundancia, ciudadanos del mundo injustamente desarrollado, nos es más fácil cerrar los ojos e ignorar esta situación indigna que nos ha tocado vivir. La adormidera está servida por todos los canales que nos tientan a nuestro alrededor con su ración diaria de unos escenarios falseados y convenientemente filtrados.
El mecanismo básico para esta polarización que experimenta la población de forma acelerada es el intercambio desigual, un sistema por el cual el valor del trabajo en los países desarrollados tiende a aumentar a costa de disminuir el precio del esfuerzo de lo que realizan aquellos que viven en la periferia del mundo, un espacio de exclusión que va integrando a una parte cada vez mayor de la humanidad. Este mismo proceso se experimenta con matices diferenciados también en el corazón del sistema económico, en las ciudades supuestamente más favorecidas; allí la segregación se produce entre unas elites que reducen constantemente su número de componentes y una creciente masa de personas desfavorecidas que se ven abocadas a una precarización de la vida en situaciones de subsistencia.
Este sistema de polarización económica y social, inherente al capitalismo, ha sido estudiado y diseccionado desde hace ya más de 30 años, una época en la que algunos teóricos vaticinaron la gradual dualización de la humanidad entre unos ricos cada vez más acaudalados y escasos y una masa de pobreza que aumenta paulatinamente. Es el caso del ignorado economista neomarxista egipcio Samir Amin que explicó ya entonces la inevitable deriva mundial del sistema capitalista en libros como La acumulación a escala mundial de 1970 y El desarrollo desigual, ensayos sobre las formaciones sociales del capitalismo periférico de 1973. Recientemente, se ha publicado su autobiografía, en la que recoge su trayectoria como consejero de distintos gobiernos del África Occidental como Malí, Ghana o Senegal.

Plano de la ciudad de Río de Janeiro. Situación de las decenas de favelas en las que viven un millón y medio de personas en la pobreza extrema. El punto rojo señala la favela de Dona Marta. Ilustración del artículo Dirty work de J. Beardsley y Christian Werthmann aparecido en la revista TOPOS 64

Una de las expresiones más execrables de este paulatino proceso de dualización que está experimentando la humanidad es la proliferación de lo que en Estados Unidos se conocen como gated comunities y en Brasil como condomínio fechado, unas agrupaciones de viviendas autoorganizadas para restringir el acceso solo a los residentes y a aquellos que se relacionan con ellos y que proliferan en las ciudades del mundo.
Este tipo de urbanización, en la que se ha privatizado con radicalidad el espacio, se caracteriza por estar rodeada por vallas que impiden la libre circulación de las personas, video vigilancia exhaustiva y el control del acceso y seguridad mediante el empleo de personal propio. Una suerte de utopía regresiva en la que deciden encerrarse un tipo de personas con una concepción insolidaria de la existencia. Es el extremismo final al que se ha orientado la desigualdad ocurrida en el último siglo. Las clases más beneficiadas de la distribución injusta de la riqueza han considerado así lograr una vía a sus aspiraciones, en la pretensión de lograr excluirse de los problemas cotidianos existentes en lo que consideran las ciudades más inseguras del planeta.
Una visión que ignora las raíces primarias de la violencia, un efecto implícito en el empobrecimiento de grandes masas de la población urbana que se han visto abocadas a unos niveles de subsistencia y precariedad inconcebibles en el pasado. En Estado Unidos, han llegado a la conclusión, después de una experiencia que se extiende ya a más de dos décadas, que este tipo de soluciones conduce también a un empobrecimiento social y cultural de los que se separan. Entre las razones que se esgrimen se encuentran la ausencia de actividades comunes o el déficit de lugares para el esparcimiento y encuentro colectivo. La interacción social siempre ha constituido un factor esencial para el crecimiento de la riqueza.

Vía de acceso a la tumba de Raquel. Una tramo del muro de la vergüenza israelí en las cercanías de la ciudad cisjordana de Belén. Foto: Randy, Picasa

En un artículo del periódico británico The Guardian sobre estas cuestiones, se señalaba que en 2004 un 15% de la población de los Estados Unidos vivía en enclaves protegidos mientras que una proporción similar vivía en lugares arrasados por la pobreza como las zonas centrales y los característicos ghettos. Otro problema menor asociado a la seguridad de estos enclaves ultraprotegidos es el que supone señalar claramente donde se concentra la riqueza y su corolario de atracción para aquellos que la ambicionan de una manera delictiva.
Así mismo, este tipo de utopías negativas plantean el problema del control colectivo de aspectos íntimos que acaban convirtiendo la convivencia en una especie de represión interiorizada que impide en última instancia la libertad de las personas que aceptaron este modo de convivencia fallida. Todo ello en aras de disponer de algunas ventajas irrisorias como algún campo de golf, centro comunitario o marina privilegiada.
La cuestión que plantean estas tendencias autoexcluyentes de los más adinerados se relaciona con una clara amenaza a la democracia representativa, tal como es practicada en los países occidentales. La permisibilidad de servicios privados de seguridad así como reglas diferenciadas para aquellos que residen tras las rejas, reflejan una cultura del miedo que genera fortificaciones innecesarias y el nacimiento de poderes incontrolados. En los Estados Unidos existen ya varias de estas comunidades amuralladas que son completamente independientes del control público del estado. Una anomalía que de extenderse, nos podría llevar a una nueva Edad Media de señores y vasallos encerrados en sus castillos y torres de marfil.

Del blog Transfronterizo

Los problemas sociales y económicos del mundo contemporáneo se solucionan en falso con el levantamiento de nuevas murallas irracionales. La desigualdad entre las personas y países es un factor que atenta contra dos principios esenciales de la convivencia, la igualdad y la fraternidad en aras de una libertad mal entendida.
La libertad por sí misma, no ayuda al desarrollo común, solo produce la entronización de un individualismo insolidario, como aquel que hemos podido observar en las últimas décadas, lo que finalmente nos ha llevado a una crisis de proporciones planetarias.—>

4 comments to MURALLAS CONTEMPORÁNEAS

  • Federico, ¡madre, qué foto la de Paraisopolis (y qué nombre)! La voy a utilizar para mis clases y mis conferencias porque ilustra a la perfección el tema de la sostenibilidad y los “cluster” seguros. El único problema es que no dices de donde la has sacado y me gustaría citar al autor. El artículo fantástico, como siempre.

  • Estimado Pepe Fariña:

    Te agradezco enormemente tu interés en lo que escribo cada semana. Es como si no tuvieras a alguien con quien conversar sobre aquello que te preocupa intensamente y de repente lo hubieras encontrado a 3.000 kms.
    Simplemente, es una pena que esta conversación semanal se parezca a un diálogo pero espero, no obstante, que con el tiempo se vaya incorporando más gente con una mayor asiduidad, tanto en esta página como en la tuya, a debatir sobre estos temas que yo considero tan apasionantes.
    En cuanto a lo que me comentas, la primera vez que vi esta imagen tan increíble fue en una charla de José María Ezquiaga en relación a los cambios que están experimentando las ciudades contemporáneas y los efectos de la dualización social.
    Luego me la he encontrado repetida en muchos lugares de Internet y no he podido descubrir todavía quien es su autor.
    Puedes verlo en Imágenes de Google, donde una de las primeras referencias a la misma pertenece al Grupo de Investigación Análise e Planejamento Territorial de la Universidades Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho”. Creo que es una universidad de Sao Paulo que no conocía, pero que a lo mejor tú, por tu vinculación académica, de alguna manera tienes referencia sobre ella.

    Un saludo

  • Ante tanto muro, tanto prejuicio y tanta ignorancia, yo siempre recuerdo a Ryszand Kapuscinski, reportero polaco que pasó su vida recorriendo África. En una etrvista que le hicieron en el país decía que el sentido de la vida era cruzar fronteras..

    http://www.elpais.com/articulo/reportajes/sentido/vida/cruzar/fronteras/elpepucul/20060423elpdmgrep_2/Tes

    Sus libros y relatos perdísticos son una maravilla, su búsqueda personal para encontrarse con “el otro” que casi siempre es ese que está al otro lado del muro…

    un abrazo

    carlos

  • Hace unos días, en Aguascalientes, México, me decían que estaban surgiendo algunos “fraccionamientos” que se resolvían con una urbanización cerrada en sí misma, un sólo punto de conexión con la red viaria y una vallado perimetral. En esa ciudad (relativamente tranquila para el contexto mexicano) son todavía pocos y, además, el servicio municipal de planeamiento pone difíciles tales iniciativas con algunas normas referidas a las tramas viarias. En todo caso, lo que me llamó la atención es que me comentaron que ese tipo de urbanizaciones, por más que pretendían dotar de seguridad a sus habitantes, a veces lo que lograban era lo contrario, ya que se autoidentificaban como áreas de ricos en las que convenía ir a robar.

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