Las regiones urbanas avanzadas del mundo, o megaregiones, constituyen la meta final de todos los emigrantes que desean una vida mejor. Y ello por una razón básica, es allí donde se concentran las condiciones para llevar adelante una trayectoria vital llena de facilidades y satisfacciones. Las megaregiones constituyen hoy en día, el imán que atrae recursos económicos, mercancías, personas y todo tipo de ventajas como consecuencia del intercambio desigual que preside las relaciones internacionales. Por ello, definen una de las caras de la moneda de los problemas globales que atenazan el futuro de la humanidad.
En 1961, el geógrafo francés Jean Gottman acuño el término Megalópolis para definir una nueva forma de colonización territorial. Para ello, Gottman se basó en el estudio que realizó sobre la costa Este de los Estados Unidos; un análisis que describía una vasta región compuesta de ciudades muy pobladas, ámbitos metropolitanos densos, suburbios y extensas zonas agrícolas que conforman un amplío territorio de 800 kilómetros de largo entre Boston y la capital federal de Washington, con una población entonces de más de 30 millones de personas. Este continuo de aglomeraciones urbanas de consistencia cambiante fue lo que le llevó a buscar un vocablo que pudiera definirlo y, en consecuencia, inventó un concepto que se ha convertido en primordial para entender el proceso de concentración mundial de la población en determinadas zonas de los países más desarrollados.
En las décadas siguientes otros investigadores han refinado la concepción de las grandes regiones urbanizadas dentro del proceso de evolución e impulso de la urbanización. Brian Berry, Joel Garreau, con sus Edge Cities (Ciudades de Borde) y, más recientemente. Allen Scott han teorizado sobre este tipo de enclaves geográficos, caracterizándolos como una potente base para la prosperidad de sus residentes.
En un ensayo muy esclarecedor denominado Global City Regions, Scott junto con John Agnew, Edward Soja y Michael Storper, han precisado el alcance de estos continuos urbanizados que hoy son los espacios que lideran la economía internacional. Según ellos, las ciudades región funcionan como nodos espaciales esenciales de la economía global y actores políticos distintivos en el escenario mundial.
Desde un punto de vista geográfico, el sistema mundial estaría comandado por un archipiélago o mosaico disperso de regiones urbanizadas que centran y dan soporte a las principales redes que mueven la economía global. En estas regiones, además de una importante acumulación de capital fijo, se concentran las actividades de máximo valor añadido, tales como la industria de alta tecnología, los servicios avanzados, financieros, legales y culturales así como las actividades y productos culturales que pautan y condicionan la dirección hacia la que se encamina el planeta.
En estos momentos, podría haber en el mundo más de trescientas regiones urbanas con una población superior al millón de habitantes y, al menos, 25 aglomeraciones urbanas que superan la decena de millones, encabezadas por las ciudades de Tokio y Osaka en Japón con 35 y 11 millones de personas respectivamente y Chongking en China con 32.
Significativamente, si exceptuamos las metrópolis japonesas que puntúan una extensa región urbana junto con Los Angeles y Nueva York, los países desarrollados no cuentan con más representantes en este proceso concentracionario. Ello ejemplificaría que en las regiones del llamado Primer Mundo se ha optado por un sistema de aglomeración urbano más difuso que en los países anglosajones se ha adjetivado como sprawl y en Alemania denominan Zwichenstadt tal y como lo ha bautizado Thomas Sieverts. Dice este último, de acuerdo a la edición inglesa de su libro, titulado Ciudades sin ciudad y respecto a los territorios donde se llevan a cabo las servicios y actividades que lideran la economía mundial, que el espacio vital más desarrollado es un conjunto de lugares anónimos sin cualidad visual cuya expansión dispersa y sin límites hacia la campiña sigue el relevante despliegue de las tecnologías de comunicaciones y del tráfico lo que ha hecho que la ciudad compacta, claramente delimitada, haya sido simplemente un interludio histórico en el despliegue universal de la civilización en el territorio disponible.
Las grandes regiones urbanizadas del mundo desarrollado han ido polarizándose progresivamente según vastas áreas continentales hasta conformar un sistema mundial donde las ciudades de Nueva York, Londres y Tokio lideran y comandan el sistema de producción mundial a partir de la potente concentración de los servicios más avanzados y poderosos, las actividades financieras, y sus tareas asociadas, seguros, consultoría legal y estratégica, publicidad, etc. Este es un fenómeno certeramente descrito ya en 1991 por Saskia Sassen en su libro de Global City en el que se señala que frente a la dispersión la concentración del poder económico en unos pocos lugares es un elemento consustancial, cuanto más dispersas son las operaciones de una empresa a lo largo de diferentes países, más complejas y estratégicas se convierten sus funciones centrales, es decir, el trabajo de gestionar coordinar, servir y financiar la red de operaciones de la firma.
Inventario de ciudades globales situadas por continentes. Global and Wold Cities Group, 2003
Esta visión del mundo estructurado en tres ámbitos de desarrollo, organizados a partir de los continentes norteamericano, europeo y asiático y bajo el comando de Tokio, Londres y Nueva York, ha sido sintetizado brillantemente por Rem Koolhaas con su famoso acrónimo Y€$ que prefigura en una sola metáfora la organización actual del capital mundial presidido por el Euro en una posición cada vez más central.
Un reciente seminario organizado por la Regional Plan Association y el Lincoln Institute of Land Policy, ofrece una visión sintética del escenario hacia el cual se encaminan los Estados Unidos, a partir de una perspectiva geográfica. Se identifican 10 regiones urbanas avanzadas o megaregiones, como las define el trabajo de síntesis de conclusiones presentado. Además del área que engloba a Boston, Nueva York, Filadelfia y Washington, la primera megaciudad identificada por Gottman, se incorporarían entre otras, la zona de Florida, los Grandes Lagos, el Triángulo de Texas, el Sur y Norte de California y la denominada Cascadia, en la frontera noroeste del país, incluyendo a la ciudad de Vancouver en Canadá.
Las diez Megaregiones emergentes de los Estados Unidos. Lincoln Institute of Land Policy, 2007
Es esta última, la llamada
En Japón, como se señalaba anteriormente, se ha consolidado en el último medio siglo una amplía franja muy densamente urbanizada que parte de Tokio en el Norte hasta alcanzar Kobe en el Sur e incluye a Kyoto y Osaka así como otros pequeñas aglomeraciones urbanas intermedias hasta conformar una megaregión que se aproxima a los 50 millones de habitantes. La sofisticada cultura japonesa y su alto grado de organización ha posibilitado la formación de un espacio de una altísima complejidad y que constituiría la vanguardia de la civilización urbana del planeta. Lo curioso de la situación japonesa es la alta interrelación entre empresas privadas y administración que lidera el desarrollo del país. Esta megarregión oriental se articula a partir de los potentes servicios de transporte público existentes en los que son un exponente básico las líneas del Shinkasen, el llamado tren bala japonés de alta velocidad, que unen los centros urbanos de Tokio y Osaka. Curiosamente, las compañías japonesas de tren no se financian a partir de aportaciones públicas sino apropiándose de las plusvalías generadas por el despliegue de las propias infraestructuras ferroviarias.
Las luces nocturnas de Japón. Defense Meteorological Satellite Program, 2007 En Europa, la situación es mucho más compleja como consecuencia de la más antigua historia urbana del continente. Los trabajos previos a la formulación de la Estrategia Territorial Europea durante los años 80 y 90 del pasado siglos sirvieron para identificar el corazón de Europa en lo que un ministro francés denomino como la
La Red de Observatorios para la Planificación Espacial (ESPON), organismo encargado de coordinar la investigación europea sobre temas geográficos ha llevado a cabo importantes trabajos para identificar las tendencias de desarrollo urbano espontáneas en curso en el continente europeo como órgano asesor de la Comisión Europea. Una tarea muy relevante para calibrar el impacto de las acciones de gobierno y sus consecuencias territoriales de largo alcance.
ESPON ha preferido posteriormente conceptualizar al ámbito central y con mayor desarrollo de Europa como el Pentágono, a partir de situar en sus vértices a las ciudades de Londres, Ámsterdam, Frankfurt, Milán y Paris. Es, en este corazón de Europa, donde se concentran las mayores capacidades y oportunidades de desarrollo económico a partir de la predilección de los grandes actores, multinacionales, gobiernos, organismos supranacionales, en relación al sistema productivo global.
El corazón de Europa según el Informe Escenario Espacial de Europa en 2030. Fuente: ESPON
No obstante, la Estrategia Territorial Europea, aprobada en 1999, ha venido a implementar toda una serie de mecanismos que pretenden equilibrar la excesiva concentración territorial en unos puntos concretos mediante la aplicación de políticas redistributivas basadas en el concepto de la cohesión territorial desarrollado a partir de ella. El Pentágono concentra una alta potencialidad de desarrollo pero ha llegado a unos niveles muy altos de saturación que quedan ejemplificados en la incapacidad práctica de crecimiento en su seno de los transportes, aéreos, de mercancías, etc.
Por ello, la apuesta europea se viene orientando hacia el apoyo de nuevos subcentros con importantes expectativas fuera del corazón continental saturado. Es el caso de las metrópolis ibéricas, lideradas por Madrid, Barcelona y Lisboa que se están haciendo un hueco muy importante en el sistema mundial y, en consecuencia, han experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años.
Como contrapartida al éxito económico se produce una fuerte atracción migratoria que hace crujir al entramado social construido laboriosamente a lo largo de todo el siglo XX a partir de una concepción redistributiva del desarrollo. Los servicios, sociales, sanitarios, educativos junto con la capacidad de las infraestructuras siempre están al límite y requieren de esfuerzos continuos de nueva inversión en capital fijo social. Ello aumenta y mejora las condiciones y oportunidades de habitabilidad de las regiones urbanas avanzadas cuyo crecimiento se retroalimenta en un círculo que no habría que considerar virtuoso porque ello se hace en detrimento de otras regiones más desfavorecidas del planeta.
Lo cierto es que el proceso de urbanización y concentración en ciudades cada vez más inhabitables se sigue produciendo en los países y regiones subdesarrolladas, agravando las condiciones de sus poblaciones por una mala gestión de sus capacidades y recursos. Con ello se acelerará el proceso de desplazamiento de grandes masas de población hacia las regiones urbanas avanzadas.
La clave del mundo. De bigness and velocity. Rem Koolhaas.
Federico: la imagen de Forbes Magazine con la que abres la entrada es fantástica y un resumen perfecto de lo que viene luego. La usaré para mis clases.
Oiga caballero, ese gráfico está equivocado. En Canarias, tenemos también un magnate con más de 1000 millones de dólares. El indio Ram Bhavnani que acaba de vender su 15% de participación en Bankinter por más de 800 millones de Euros (o sea, 1200 millones de Dólares)
Muy oportuna la cita del “olvidado” Handke, me recuerda a su extraordinaria película “la mujer zurda” y a cuando colaboraba con Wim Wenders. Recomiendo un libro de entrevistas con Handke que se llamaba “Pero yo vivo solamente en los intersticios”.